Los cuernos a mi marido con mi ligue del MSN (1)

Casada desde el año 2000, mi matrimonio había entrado en una rutina. Conocí por el MSN a un amigo que generó en mi nuevas sensaciones. Decidimos conocernos en persona.

I

Empezaré diciendo que este es mi primer relato que escribo de este tipo y a estos sitios, aunque si que es cierto que me gusta mucho escribir, y en alguna ocasión he hecho mis pinitos con otro tipo de relatos y, lógicamente, para lugares distintos. Trataré de hacerlo lo mejor posible y sobre todo que os entretenga. Reconozco que me ha costado un poco decidirme, pero al final me he lanzado a esta "aventura", entre otras cosas porque la historia que os voy a contar ha revitalizado en mí muchas sensaciones. Comenzaré diciendo que me llamo Merce, que trabajo en Madrid (España) de comercial, y que tengo 33 años. De jovencita, con 18 años, comencé a desfilar en pasarelas de moda, al principio como "hobbie", y luego de una manera más profesional. Estoy casada desde el año 2001, y la verdad que no estoy muy a gusto en mi matrimonio. Soy morena de pelo largo y liso, mido 1,72, tengo los ojos marrones oscuros y soy morenita de piel, que se acentúa en el verano por mi afán de tomar el sol. Mis medidas son 89 de cintura, 62 de cadera y de pecho 91 cm., lo cual usando un sujetador de la talla 90 copa"B" realza mucho mas mi pecho, que unido a mi afán de escotes, minifaldas, prendas ajustadas, y a mi excesiva coquetería (cosa que reconozco), suelo ser bastante observada en la calle, en el trabajo y en los bares, esto hace que mi marido que es muy celoso se enfade bastante conmigo y ponga cada vez mas pegas a mi forma de vestir y actuar. Creo que mi matrimonio ha entrado en una rutina aplastante, pero la comodidad y alguna otra serie de cosas, hace que siga junto a él. A Javi, así se llama mi esposo, le he sido infiel alguna vez desde el año 2004, momento en el que tuve mi primera experiencia extramatrimonial, y es que hasta ese año y en el posterior, desde que nos casamos, su afán era la caza, el fútbol, los amigos, y sospecho que hasta alguna amiga. Yo me sentía un cero a la izquierda, máxime cuando en todos mis entornos era siempre piropeada y alabada.

Desde aquel año 2004 comencé a entretenerme mucho con el MSN -mi matrimonio ya no me motivaba aunque parecía que él había cambiado un poco- me animó a hacerlo Silvia, mi amiga del alma, un rubita muy simpática y atractiva, a la que conozco desde los años del colegio aunque ella es un par de años mayor que yo. Lo cierto es que chateando lograba olvidar muchas situaciones que vivía y que no me gustaban de mi matrimonio.

Contacté con un chico de Galicia que me hizo salir de mi rutina y volver a sentir el sexo.

Desde entonces he tenido otras experiencias, no soy una devoradora de hombres, pero me gusta ser amada por chicos que están deseando hacerme el amor, que me hacen gozar sin los problemas del matrimonio.

El pasado diciembre, a primeros de mes, aproximadamente, al conectarme al MSN tenia una invitación para aceptar, de un chico que no conocía. Acepté pues supuse que sería algún amigo mío, y que aunque yo no supiera quien era, en el momento de charlar con él sabría de quien se trataba. Así lo hice y al cabo de cuatro o cinco días coincidió que el estaba conectado. Entiendo, que este tipo de relatos deben de ser muy detallistas, lo seré en toda mi historia, puede estar el morbo ahí, eso creo yo. Más o menos transcribo el inicio de la conversación:

¡Hola!, ¿Quién eres?

Perdona, ¿Quién eres tú? –contesté-

Vamos a ver, niña. Yo he aceptado una invitación tuya.

Pues a mi me ha pasado lo mismo.

¡¡No lo veo muy claro!!

Pues te estoy contando lo que hay.

Ya que no nos conocemos, vamos a ver si hablando llegamos a conclusiones.

Vale. Yo soy Merce

Yo, Kiko. Francisco, pero me llaman Kiko

Encantada.

Lo mismo digo, un beso –respondió él-

La conversación fue transcurriendo durante varios minutos, en ese tiempo nos contamos cosas. Me dijo que era también español, pero que vivía desde hace un par de años en Argentina, que estaba separado y que vendría a España a pasar las Navidades. Yo le conté cosas mías, más o menos las que ya he narrado en este relato, y me sugirió ponernos una foto cada uno para conocernos, al menos físicamente. Así lo hicimos. Su foto era mas bien lejana, montado en una moto y apenas podía verlo; yo coloqué una de un primer plano y luego una de cuerpo entero en bikini. Me dijo que le gustaba mucho, que le parecía muy atractiva, mientras yo le decía que no le distinguía.

¿Tienes cámara? –me preguntó-

No. Estoy en el trabajo. En casa tenía, pero la quitó Javi.

¡¡Joder con el pavo!!

¡¡Celosillo que me ha salido el niño!! -le contesté-

¿Tenía motivos para serlo?

Ha tenido más motivos en otras ocasiones.

Es que tú sin cam entenderás que no ponga la mía.

Casi enfadada le respondí:

¡¡¡¡Ni yo te la he pedido!!!. Lo único que he dicho es que no se te ve bien en esa foto

¡¡¡Vale, vale!!! ¡¡No te enfades, guapa!!

Yo cambié otras tres o cuatro fotos, y cada vez alababa más mi físico, al tiempo que reconocía estar a gusto chateando conmigo. A mi me pasaba lo mismo. No sé, parecía un poco borde, pero en el fondo me llamaba la atención, sobre todo cuando sin mediar palabra me invitó a aceptar su cámara. Lo hice, y al cabo de unos segundos apareció en mi pantalla un tío muy atractivo, que me hizo sentir un cosquilleo. Muy atractivo, en serio; 42 años muy bien llevados y unos gestos en la mirada y en la sonrisa que me generaban un algo en mi interior. Coloqué alguna foto más, y mantuvo durante toda nuestra conversación encendida la cámara. Era la hora de salir del trabajo, las ocho de la tarde en España, y de mañana en Argentina, me venía a buscar mi marido y debía de irme, aunque no me apetecía nada. Aquella tarde di una vuelta con Javi, aunque mi mente estaba en Kiko el del MSN.

Desde aquel día comenzamos a coincidir bastantes veces en el chat, e incluso alguna noche, cuando Javi se dormía yo me ponía frente al ordenador. La diferencia de horario obligaba a que sólo podía encontrarme con él por la tarde o por la noche. Cada vez me gustaba más hablar con él, creo que la sensación era mutua, y cada vez tenía mas ganas de coincidir con Kiko para contarnos cosas. Pasaron los días y la Navidad se acercaba. Una noche, aprovechando que Javi estaba dormido, me dio su número de teléfono y me dijo cuando llegaría a España. Yo lo apunté, muy deprisa en un papel, y por los nervios, supongo, corté rápido la conversación. Ya tenía su contacto y me propuse llamarlo cuando llegara. Iba a ser una cita breve, pero cita al fin y al cabo; de Madrid viajaría a su pueblo cercano a una media hora de Madrid.

Tan sólo quedaban dos días para su venida y llamé a Silvia, la conté lo que ocurría, propuso ayudarme y servirme de tapadera. El día 20 de diciembre era el señalado, quedamos Silvia y yo antes de comer, ya había dicho a Javi que ese día no iba a comer a casa por motivos de trabajo, y llamamos por teléfono al número que había apuntado. Mi gozo en un pozo: por los nervios o por lo que fuera el número de teléfono no era el suyo. Ese día me había puesto muy atractiva, quería impresionar, elegante pero algo provocadora. Llevaba yo un traje de chaqueta de lino blanco, que transparentaba mi tanga, una camiseta de escote también blanco, que remarcaba mi pecho, y unos zapatos de tacón muy elegantes, muy altos y blancos. Al ser invierno me puse un abrigo de cuero negro largo, que es una pasada. Al no poder contactar por teléfono, y después de variar algunos números, Silvia me sugirió mandarle algún mail al correo electrónico por si existiera la suerte de que lo abriera. Entramos a lo largo de la tarde, hasta casi las diez, en los ciber que veíamos para entrar en mi correo por si había respuesta, y nada. Al final las dos nos fuimos a tomar un par de copas y me marche para casa, lo pasamos bien, nos entraron algunos chicos, pero a mi me apetecía haber coincidido con mi "rollete del MSN". Cuando llegué a mi casa, y me quite el abrigo y la americana me quede mirando al espejo. La verdad es que estaba francamente guapa, me encantaba mi escote y me provocaba la transparencia del triangulito del tanga a través del pantalón. Me fui a la cama pero pensaba mucho en lo que podía haber pasado de haber coincidido.

Al día siguiente lo primero que hice al llegar al trabajo fue entrar a mi correo electrónico por si había escrito. Nada. La tarde igual. El siguiente día, el 22 era sábado, aprovechando que mi marido había salido por la tarde, me puse al ordenador y entré en el MSN. ¡¡Sorpresa!! Estaba conectado. Ya estaba en España y se había conectado. Nos saludamos, me contó que había leído los correos y que me pensaba escribir esa tarde. Lamentamos el error en el teléfono y me propuso lo siguiente:

Merce, el miércoles 26 voy a Madrid, llegaré por la mañana pues tengo que hacer unas gestiones de la empresa que tenemos aquí. Me encantaría quedar contigo, yo me quedaré hasta el día siguiente si nos vamos a ver, si no me volveré el mismo día.

¡¡Claro que me apetece!! Dame tu número de teléfono otra vez, y yo te llamo. Aunque quedarme contigo hasta el día siguiente depende de que pueda o no. Ya me entiendes.

Está bien, toma nota otra vez del número. XXX-XXXXXX. ¿Lo has apuntado bien?

Si. XXX-XXXXXX

Ya nos vemos por el Chat estos días y vamos concretando.

Seguimos hablando durante esa tarde de sábado hasta que oí la puerta de casa. Era mi marido que volvía, me despedí, desconecté rápido, y fui a saludar a Javi. Besos de rigor, pero mi mente estaba en montarme una historia para tener libre el 26 y el 27.

Javi tenía que ir a llevar a su madre a un pueblo de Ávila, a casa de su tía, o sea, la hermana de su madre, y no tenía muy claro cuando ir. Su madre quería ir antes de fin de año pero a mi marido le daba pereza y prefería llevarla después del comienzo del año. Se me ocurrió llamar a Silvia.

¿Silvia?

¡¡Hola Merce!!

¡¡Muy buenas guapetona!!

Oye…¿Cómo ha quedado lo de tu ligue argentino?

Por eso te llamo –la dije-

Cuenta

Vuelve a Madrid el 26, me lo ha dicho antes por el Chat.

¡¡¡¡Ya se, no sigas!!!!, jijijijiji

La propuse que me llamara el domingo por la mañana para decirme que el 26 se había preparado una cena con Mónica y Laura, otras dos amigas, y que habían contado conmigo. Accedió y al día siguiente me llamó. Tras conversar con ella hablé con Javi.

Era Silvia – dije-

¿Y que quería? –contestó él-

Pues que el día 26 han organizado una cena de Navidad y cuentan conmigo

¿Este miércoles, este 26?

No… ¡¡en junio!!. Es de Navidad, cena de Navidad!! ¿Lo pillas?

¡¡¡¡ Siempre estás igual. ¿No has tenido bastante toda la tarde con ella el otro día?!!

¿Y tu?, cuando te vas con los amigos de cenas y comidas, cuando te ibas un fin de semana entero a cazar y me llamabas una vez en todo el fin de semana. Ahora en breve te vas a llevar a tu madre a Ávila, y otros dos días por ahí !!!! ¿eso no se cuenta? Y a ti te molesta que salga en todas la Navidades….¡¡dos días!! ¡¡Es muy fuerte!!

¡¡Haz lo que quieras guapa!!

No entiendo porque te enfadas. Puedes hacer una cosa, -contesté- el día que salgo yo a cenar como se supone que llegaré tarde, aprovechas te vas tu a llevar a tu madre, y en vez de estar dos noches separados estamos sólo una.

¡¡Ya veré, ya veré..!! no me agobies ahora. Ya hablare con mi madre. –replicó enfadado-

Lo digo por ser normales a la hora de hacer las cosas, lleva a tu madre ese día si quieres, pero yo desde luego voy a ir a la cena.

Las horas posteriores fueron de romper un poco el hielo, por parte de los dos, en casa. Propuse dar una vuelta y aceptó. Poco a poco se iba tranquilizando, y al final accedió a llevar a su madre ese día. La llamó por teléfono, la explicó los nuevos planes para ir y colgó contento, pues su madre se deshizo en elogios hacía él, por haber accedido a llevarla antes de año nuevo. El fin de semana transcurrió fenomenal entre Javi y yo. Aunque empezaba a sentir que yo no obraba bien, no me arrepentía, pues es cierto, que en épocas anteriores de mi matrimonio, quien sufría era yo.

Llegó el día 26. Antes en un par de oportunidades, para no arriesgar, había hablado con Kiko en el chat. Ya estaba organizado. En cuanto se fuera Javi le llamaría, y me diría en que hotel estaba alojado, y cuando y como quedaríamos. Aquella mañana me ofrecí a acompañar a Javi a buscar a su madre, le alegró la idea y fuimos los dos. La recogió, la saludó, Javi y yo nos despedimos, quedamos en que me llamaría al llegar, y se marcharon. Espere media hora y llamé a Kiko, estaba entrando en Madrid, se alegró de mi llamada. En seguida me explicó que por la mañana no podríamos vernos, que tenía lío, y que después de comer se iría al hotel a arreglarse y ducharse. Convinimos quedar en torno a las siete de la tarde para tomar una copa, en el pub de su hotel, y luego salir a cenar algo, para luego tomarnos unas copas.

La verdad que estaba deseando que llegara el momento de encontrarme con este "tío" que salido del Chat me estaba generando un desenfreno interior que no era normal, llamé a Silvia, la conté como estaba el tema, me animó a seguir, y antes de cortar me deseo que una vez preparado todo y una vez que lo tenía decidido, que gozara al máximo. La dije que si lo quería conocer que la pasaba a buscar pues habíamos quedado a las siete en su hotel. Ella dijo que si y quede en recogerla a las seis y media.

Era la hora de comer y no tenía hambre, me fui al "Corte Inglés", me compre unas medias de color negro, para mi son las mas elegantes y las que mejor quedan, yo siempre uso medias de elástico en el muslo, las clásicas de liguero, aunque no le suela usar, los pantys me oprimen un montón la barriga, y un conjunto de tanga y sujetador blanco, de un encaje muy fino, que era una preciosidad –por lo que costó ya debía de serlo-, sobre todo el tanga que por delante transparentaba un poco. Era precioso en serio. Una vez comprado, me subí a la cafetería para comer un sándwich, y me marche para casa. Eran cerca de las cuatro de la tarde y había quedado en pasar a recoger a Silvia a las seis y media. Estando en casa llamó Javi para decirme que había llegado, que todo había ido bien, y que ya tenía plan para la cena de ese día y la comida del día siguiente, por lo que me explicó que llegaría a Madrid por la tarde del día siguiente, y que volvería a llamar por la noche para tener noticias mías, circunstancia que me venía muy bien para tener todo controlado.

(Continuará)