Los cuatro mosqueteros (07: Toni y Any no nos...)
Nada, que no había manera de convencerles de que Asun y yo no habíamos hecho el amor en su ausencia. Los cuatro nos prestamos a una reconstrucción de los hechos, convenien-temente filmada. Y esa noche, la cámara indiscreta recoge ¿queréis saber qué?..
Advertencia previa: esto va de intercambio de parejas. Pero me resulta muy difícil condensar una historia en cuatro hojas, porque me gusta explicar cómo se inician las cosas, y por qué sucede lo que sucede, de modo que me han salido nada más y nada menos que 10 capítulos. Puede que los aficionados al género se impacienten un poquito. Paciencia, y seguid la serie, que no quedaréis defraudados, palabra.
Pasaron así varios segundos en que no sucedió nada. Estaba decidiendo si "despertarme", cuando noté el leve crujido de pisadas en la arena, primero encima de mi cabeza, y luego detrás de mí. Me mantuve inmóvil un poco más. Entonces, la mano de Asun soltó mi erección, y luego retiró la que yo tenía entre sus piernas. Sentí que se incorporaba, y ya no tuve excusas para seguir haciéndome el dormido.
Cuando abrí los ojos, Toni enfocaba con la cámara de vídeo, que no se perdía detalle del cuerpo de su mujer y el mío. ¡Había estado filmando mientras nosotros fingíamos dormir!.
Me sentí un poco confundido a pesar del hecho de que, en lugar de montar un escándalo, le hubiera motivado el grabar la escenita. Además, ¡qué diablos!, él había empezado todo al meterle mano a Any, cuando pensaba que nosotros no podíamos verles.
Con que, aprovechándoos de nuestra ausencia, ¿eh? -la voz de Any, parada a nuestro lado con los brazos en jarras, tenía un fingido tono regañón. Como Toni, no parecía en absoluto enfadada-.
Lo siento, cariño, nos quedamos dormidos, y
(Pero yo no lo lamentaba en absoluto. Al contrario, seguía muy caliente como Toni, que seguía filmándolo todo con el pene completamente horizontal).
Finalmente, Toni detuvo la grabación:
¡Vaya con la parejita!. Os dejamos solos un momento, y os lo montáis sin dudarlo un instante
Pues no será que tú no hayas aprovechado el tiempo, no, que ya te vimos metiéndole mano a Any -replicó rápida Asun-.
La mirada de la aludida se dirigió inmediatamente a los prismáticos olvidados sobre la toalla, y su cara se puso como la grana.
- Yo, verás en realidad Toni solo me estaba enseñando a sujetar la caña, pero claro, es que es muy difícil en la estrechez de la lancha que no nos rozáramos, y además, como estábamos desnudos
Asun arrebató la cámara de las manos de su marido.
- Pues mira, ya nos habéis filmado a Alex y a mí, y me "pone" tener un recuerdo vuestro también.
Any la miró confundida:
¿Qué quieres decir?.
Pues que podríais repetir la escenita de la pesca en tierra firme, para darle un poco de interés a la cinta.
Any ahora puso sus ojos asustados en mí. Pero yo no estaba dispuesto a impedirlo. Como antes a través de los binoculares, la idea de los dos enlazados en la lancha me excitaba muchísimo. Toni decidió la cuestión, tomando a Any de la mano, y tirando de ella hacia la zodiac.
Al final, como no había manera de que el encuadre no incluyera la arena donde estaba varada ahora la embarcación, Asun y yo la empujamos un par de metros dentro del agua. Luego, la chica comenzó a filmar
La imagen recoge desde un costado la totalidad de la lancha. Toni está en la popa, con la caña del timón en la mano derecha, y Any sentada frente a él, claramente ruborizada, y con las piernas juntas.
Asun apretó el botón "Pause".
- Oye, Any, antes no ibas tan recatadita Abrete de piernas, cariño, que habíamos quedado en una repetición de vuestra excursión de pesca
La cámara muestra a Any, con una semisonrisa algo crispada, separando las piernas. Hay un zoom sobre el sexo de la chica, y la imagen retrocede de nuevo a un plano medio. Toni se pone en pie, haciendo balancear peligrosamente la embarcación. Le dice algo a Any, y esta se vuelve de costado, con una pierna a cada lado de la tabla del asiento. Toni toma la caña del fondo, y se sienta detrás de ella.
Asun detuvo de nuevo la grabación, y rodeó la lancha con el agua a la cintura.
El objetivo recoge ahora la imagen de Any tomada desde el frente. Toni, completamente pegado a su espalda, hace ademán de lanzar el anzuelo. Luego pasa la caña a Any, que la sostiene con las dos manos. Los brazos de Toni, en una exacta repetición de la imagen que pudimos contemplar de lejos, pasan bajo las axilas de Any, quedando en contacto con sus pechos. Se mantienen así unos segundos. Después, Toni retira la caña de las manos de ella, y la deposita en el fondo de la lancha.
Las manos de Toni se posan descaradamente en los pechos de Any, y comienzan a acariciarlos. Any cierra los ojos, y echa la cabeza hacia atrás.
(¡Costaba trabajo creerlo!. Any se había olvidado de la cámara y de nosotros, y se estaba entregando de nuevo a las caricias de Toni).
Toni cubre de besos el cuello femenino. Una de sus manos acaricia suavemente una rodilla de Any, y luego va descendiendo poco a poco por el muslo, hasta quedar sobre la abertura de su vulva, que aparece brillante de humedad en la imagen.
La mano de Toni recorre arriba y abajo durante unos segundos el sexo de Any. Finalmente, esta parece salir del trance, y retira la mano de él.
Oye, ¡ya está bien!. ¡Apaga la cámara!.
¡De eso nada, rica!, -replicó Asun-. Alex y yo queremos ver el resto
De veras, no pasó nada más -intervino Toni-. Entonces Any me dijo que no estaba bien lo que estábamos haciendo, y que quería volver a tierra
Toni saltó al agua, y tiró de la zodiac hasta dejarla nuevamente en seco. Entonces Any arrebató la cámara de manos de Asun:
Creo que tenemos derecho a que vosotros también hagáis una reconstrucción de lo que hacíais entretanto -había un tono vengativo en la voz de Any, que se volvió a Toni-.
¿A que tú también estás de acuerdo?.
Pero, si no hicimos nada -rió Asun-. Os estuvimos mirando a través de los prismáticos. Luego, cuando volvíais hacia aquí, decidimos fingir que nos habíamos dormido este en una pose sugestiva.
¡Anda ya, guapa! -saltó rápida Any-. Apostaría esto a que habéis echado un polvo. ¡Cómo si no conociera yo a Alex!...
De veras, -insistí-. No hubo más de lo que acaba de decir Asun
Pues yo no me quedo sin grabar un "numerito" vuestro, -replicó Any, poniendo en marcha la grabación-. De modo que, improvisad.
Yo tampoco me creo nada que estuvierais mirando simplemente -terció Toni-.
Bueno, cariño, piensa lo que quieras -replicó Asun-. Ahora que si os pone vernos a Alex y a mí
Los siguientes minutos de filmación recogen una reconstrucción bastante exacta de las "actividades" que realizábamos Asun y yo mientras tenía lugar la "escenita" en el mar. Solo que en ellas la chica no se recata nada de tomar mi pene y embadurnarlo de crema y, ya puestos, hay una imagen de Asun tumbada con las piernas muy abiertas mostrando la totalidad de sus encantos, mientras mis manos extienden el cosmético en sus ingles, peligrosamente cerca de su sexo entreabierto, para finalmente acabar masajeándolo sin rubor alguno, cosas estas que no habían sucedido en la realidad.
Luego la chica se incorporó:
Qué, ¿satisfechos?.
¡Vamos! -replicó Asun-. No tratarás de convencerme de que os detuvisteis aquí
Yo, como antes Toni, sentí la necesidad de explicarles que no, que después fue cuando tomamos los prismáticos, y no había habido nada más. Pero las miradas dubitativas de los otros dos me indicaron que no habían quedado convencidos del todo
Toni consultó su reloj:
- Oye, lo estamos pasando muy bien, pero más vale que pleguemos y volvamos, porque no me gustaría que se nos hiciera de noche en la mar
Hora y media más tarde estábamos sentados los cuatro en una terraza del puerto, ante unos refrescos. Hicimos tiempo hasta la hora de la cena, y después hubo una larga sobremesa, ante unos cafés y un par de copas.
Y finalmente, volvimos a la casa alquilada. Asun y Toni entraron juntos al aseo, con la intención de darse una ducha. Quince minutos después, aún sentíamos correr el agua, pero nada más. La pareja se mantenía en un significativo silencio.
Any se levantó de repente, con una sonrisa de oreja a oreja. Yo la miraba con extrañeza, hasta que advertí que había tomado la cámara, y entonces comprendí su intención. Solo que pensé que lo obvio sería que ellos hubieran puesto el cerrojo de la puerta, y entonces no habría modo
De puntillas, nos acercamos al cuarto de baño. Muy lentamente, rogando para que el cierre estuviera bien engrasado, bajé el pestillo. Abrí la puerta apenas una rendija, lo suficiente para que el objetivo de la cámara tuviera una vista del interior.
¡No nos habíamos equivocado!. Ambos estaban abrazados, completamente desnudos bajo los finos chorros de agua tibia. Asun tenía un pie puesto sobre el borde de la bañera, y tenía las manos sobre las nalgas de Toni, que se contraían y relajaban en los movimientos del coito. Este tenía la cabeza baja, y succionaba una de las tiesas tetitas de su mujer, mientras que la otra era atendida por una de sus manos.
Asun estaba de frente a nosotros, pero tenía los ojos cerrados, con un gesto de indudable placer en su rostro.
Segundos después, la chica se mordió la mano, tratando de ahogar los gemidos que emitía en un tono muy bajo. El ritmo de las embestidas de Toni se aceleró, mientras las manos de la chica se aferraban convulsivamente a la espalda de su marido. Después, hubo varias contracciones profundas, y finalmente ambos se relajaron, mientras se besaban ardientemente, culminado su acto de amor.
Any y yo nos retiramos apresuradamente, antes de que alguno de ellos se diera cuenta de que tenían espectadores. Cerré la puerta silenciosamente, y nos sentamos muy formalitos en un sofá, esperando la salida de la otra pareja.
Unos minutos después tuvimos una visión fugaz de la espalda y el culito de Asun, completamente desnuda, que se dirigía a su habitación. Toni entró en el salón tan desnudo como su mujer, tapándose incongruentemente el miembro con una mano. No pude por menos de sonreír: ¡Cómo si Any y yo no le hubiéramos visto nunca en pelotas!.
- El baño es vuestro, chicos -exclamó desde la puerta-.
Luego se dio la vuelta, y siguió los pasos de Asun.
Instantes después, Any y yo estábamos desnudos en el cuarto de aseo. Yo estaba inclinado sobre la bañera, tratando de regular la temperatura del agua. Sentí la mano de ella introduciéndose entre mis piernas desde atrás, para tomar suavemente mis testículos entre los dedos.
Dime la verdad -pidió con voz melosa-. ¿En serio no te has follado a Asun esta tarde?.
¡Parece que tienes ganas de que te regale los oídos!. No, no ha habido nada. Pero ahora mismo, lo que me apetece un montón es echarte un polvo a ti. La escena de la ducha de Toni y Asun me ha puesto "a mil"
Me volví. Any estaba recostada en la repisa donde estaba empotrado el lavabo. Me puse ante ella, y la aferré por las caderas, empujándola ligeramente hasta que quedó sentada en el mismo borde. Luego, con las manos en sus corvas la obligué a levantar las piernas, con lo que sus talones quedaron apoyados en el tablero, y sus muslos muy abiertos. Mi pene entró en su interior sin dificultad alguna, ayudada la penetración por su evidente humedad.
Entonces, como una revelación, me vino de repente la idea. Me incliné en su oído:
- ¿Te imaginas si Toni y Asun tienen nuestra misma idea, y nos filman ahora?.
La mirada de Asun se dirigió rápida a la puerta, que estaba completamente cerrada. Sonrió tranquilizada.
Me daría mucho "corte"
Pues, verás, a mí me excita muchísimo la idea de tener "voyeurs" mientras follamos, y si nos graban, pues mejor, más morbo cuando algún día veamos la cinta.
Por sí o por no, -continué- tratar de no mirar hacia la puerta. Cierra los ojos, y colabora un poco, que estoy a punto.
Unos instantes después, Any estaba completamente absorta en las sensaciones de mi pene entrando y saliendo de su interior. Estaba cubriendo de besos la totalidad de mi rostro abrazada a mi cuello, al tiempo que yo tenía sus dos hermosos pechos en mis manos, y rodeaba sus pezones entre el índice y pulgar, en un indoloro pellizco, que sabía por experiencia que la ponía fuera de sí.
Sentí la urgencia de mi deseo, y bombeé más rápido. Any gemía ligeramente con la boca entreabierta. Sus piernas pasaron a rodear mi cintura y se apretó fuertemente contra mí, oscilando la pelvis adelante y atrás. Mi ritmo se hizo más lento, pero las penetraciones eran más profundas. Y entonces eyaculé dentro de ella, mientras de su boca surgían gemidos roncos apenas reprimidos. Mantuve mis movimientos aún unos segundos, hasta que sus brazos aflojaron su presión sobre mi cuerpo, cuando cesaron las contracciones de su orgasmo.
Y entonces miré de reojo al espejo, que reflejaba la ranura de la puerta entreabierta, y permitía contemplar la porción del rostro de Asun que no tapaba la videocámara. Aunque apenas podía distinguirse por la ranura, estaba en cuclillas, completamente desnuda. Sobre ella, el único ojo visible de Toni no se perdía detalle de la escena.
A.V. Octubre de 2003.
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