Los cuatro mosqueteros (03: Any&Alex Producciones)

Any y yo también tenemos videocámara. Y nos tentó filmar nuestra propia película.

Advertencia previa: esto va de intercambio de parejas. Pero me resulta muy difícil condensar una historia en cuatro hojas, porque me gusta explicar cómo se inician las cosas, y por qué sucede lo que sucede, de modo que me han salido nada más y nada menos que 10 capítulos. Puede que los aficionados al género se impacienten un poquito al principio. Paciencia, y seguid la serie, que no quedaréis defraudados, palabra.

Al otro día, mientras Any se duchaba (lástima de que tuviéramos el tiempo justo) se me ocurrió que, después de la escenita del día anterior, los otros no tardarían nada en querer reunirse de nuevo con nosotros.

No fallamos ni esto. Cuando llegué a casa el miércoles, Any me dijo que había llamado Toni, para preguntarnos si no teníamos inconveniente en que vinieran a nuestra casa el próximo sábado -nos tocaba a nosotros el papel de anfitriones la siguiente vez-. Any le dijo que encantada, y así quedó la cosa.

Después de cenar, nos sentamos un rato en el sofá, con unos cafés con hielo.

Any llevaba un pantalón corto pequeñísimo, casi unas braguitas con algo más de tela, que solo se atrevía a utilizar en casa porque le estaba escandalosamente ceñido; por detrás, quedaban al aire dos regulares porciones de sus nalgas, y por delante, la entrepierna de la prenda se introducía del modo más sugerente en su sexo, que quedaba claramente definido, con el abultamiento de sus labios mayores perfectamente marcado. Por arriba, se había puesto una camisa de manga corta, totalmente desabrochada, que se había anudado a la cintura. Cada vez que se movía, uno u otro de sus pechos se escapaban de la prenda, lo que me estaba poniendo malito. Y la muy… lo sabía. Me estaba provocando claramente.

Pero tenía ganas de hablar "antes":

  • ¿Tú qué crees que puede pasar el sábado?.

  • No sé -respondí en tono irónico-. Pero yo que tú me pondría unas braguitas sugerentes, por si tienes que enseñarlas.

Me dio un cachete juguetón.

  • Mejor me pongo el vestido sin nada debajo. Seguro que Toni apreciará mis encantos mejor que tú, que llevas más de una hora en casa y aún no me has dado una alegría...

De modo que tuve que dedicarme a los encantos de Any, que era algo que estaba deseando desde que le había echado el ojo encima. Diez segundos después, blusita y pantalón corto estaban en el suelo, junto con la totalidad de mi ropa. Any se arrodilló en uno de los brazos del sofá, y se inclinó, tragando una buena porción de mi pene.

Me hubiera encantado poder desdoblarme, y contemplar la escena desde detrás de mi chica. En aquella postura, estaba seguro de que la visión de su coñito entre los muslos, sería un espectáculo inolvidable. Aunque

  • Se me ocurre algo. Tenemos una videocámara, y nunca nos hemos filmado mientras follamos. ¿Qué te parece la idea?.

Ella sacó mi pene de su boca.

  • Siempre que no te equivoques nunca de cinta como otros… La verdad es que me "pone" la idea de ser la protagonista de una cinta porno.

Dicho y hecho. En tres minutos volví al salón con el aparato provisto de una cinta virgen. Con la cámara en funcionamiento, me acerqué a Any que se había sentado, pero con las piernas juntas, ocultando su sexo a mis miradas y al objetivo.

  • Tengo una idea, cariño. Ponte unas braguitas.

Any volvió enseguida. Continuaba con los pechos desnudos, pero ahora una prenda blanca le cubría por debajo. Se sentó de nuevo, sin saber muy bien qué hacer. Yo sí lo sabía:

  • Mete la mano por la cinturilla de las bragas y mastúrbate. Sabes que eso me excita enormemente.

Any comenzó a frotarse la vulva por debajo de la braguita. Apenas se distinguía otra cosa que el bulto de su mano deslizándose arriba y abajo, aunque de vez en cuando, una parte de su sexo quedaba medio al descubierto. Tomé cómo 2 minutos de la escena, tanto desde lejos como de cerca, en diferentes posiciones. Finalmente, se desnudó de nuevo. Y lo hizo del modo que sabía que me gustaba: doblada por la cintura, con las piernas juntas en alto, dejando ver su rajita entre la parte posterior de sus muslos. Y la cámara no se perdió ni un segundo del espectáculo.

Detuve la grabación. Iba a ponerla en un trípode, porque no podía filmar y follar al mismo tiempo, pero Any me lo impidió:

  • Ahora tú, cariño.

Me arrebató la cámara. Me encogí de hombros, me senté despatarrado sobre el sillón, y comencé a mover la mano arriba y abajo por el tronco de mi pene. Tuve que detenerme poco después, porque de haber continuado, me habría corrido sin remedio. Any pulsó el botón de "pausa":

  • ¿Por qué no sigues?. Me habría encantado tener la imagen de tu pene disparando semen

  • Porque es posible que eso acabe la juerga. Aunque, tengo una idea

Tomé la cámara de sus manos, y me tendí sobre el sillón. Any se arrodilló entre mis piernas sin comprender bien mis intenciones. Pero, claro, tener mi pene cerca de su cara era algo que nunca podía resistir, y un momento después, su boca en forma de "O" subía y bajaba por mi glande. Y yo estaba filmando su expresión golosa, las miradas maliciosas que me dirigía de cuando en cuando, y apartaba de vez en cuando el cabello cuando le cubría el rostro. Mismamente como en las películas XXX.

Otra vez me sentí a punto de eyacular, paré de filmar, y le quité suavemente el "caramelo" que estaba lamiendo con la punta de la lengua desde hacía unos segundos. Any puso la voz melosa:

  • Mmmm, ¡anda!. Aunque luego tengamos que esperar un rato… Termina mientras yo lo registro

Bueno, si me lo pedía así

No duré ni quince segundos. Afortunadamente, en ese momento tenía la cámara algo alejada, porque el primer chorro de semen saltó muy alto, cayendo después sobre sus muslos juntos. El segundo y tercero fueron a parar a sus rodillas, y los restantes me embadurnaron la mano y el vello púbico.

Fuimos al baño a limpiarnos un poco, que no era cosa de manchar el sofá. Y entonces, tuve otra idea "brillante".

  • Cariño, ¿por qué no haces la escenita de la ducha, esa que sale en casi todas las películas?.

Hoy no me podía negar nada. Graduó la temperatura, y se introdujo bajo los finos chorros de agua que resbalaban por todo su cuerpo.

Plano medio. La cámara se detiene un momento en los pechos de Any, que tiene una pastilla de jabón en la mano, y la está pasando alternativamente por cada uno de ellos.

Luego desciende muy despacio, filmando la totalidad de su cuerpo desnudo. La imagen queda fija en su pubis

La toma es ahora desde abajo. Any tiene entreabiertas las piernas, y se distingue apenas la abertura de su sexo en la oscuridad de su entrepierna. La mano de Any entra en escena, y comienza a acariciar su vulva. Adelanta el pubis, para que ahora la cámara tenga una visión más completa de uno de sus dedos introduciéndose en la vagina.

Cambio de plano. Any está tumbada en la bañera, con las piernas en alto sobre los bordes, muy abiertas. La imagen muestra con todo detalle sus labios mayores estrujados por los dedos, que de vez en cuando penetran en su interior.

Unos segundos después, el culito de Any empieza a elevarse para luego descender, al ritmo de las caricias de su mano. Y se corre, jadeando y gimiendo ruidosamente.

Lo que la cámara no recogió es que me introduje a mi vez en la bañera, y estuvimos mucho rato comiéndonos a besos bajo el agua, y acariciándonos mutuamente.

Luego, Any se arrodilló, y comenzó a lamerme delicadamente el glande, y luego se introdujo toda la porción de mi pene que pudo en la boca, deslizándola adelante y atrás durante mucho tiempo, hasta que su estado de semiflaccidez se tornó en una nueva erección.

Nos medio secamos rápidamente, y volvimos al sofá. Uno de los cojines del respaldo, elevó lo suficiente su culito como para permitirme introducir mi pene con comodidad.

La cámara recoge ahora desde arriba mi pene entrando y saliendo de la vagina de Any. De vez en cuando, sube para recrearse en los ojos cerrados de Any, en su ceño fruncido, concentrada en las sensaciones de su sexo, en sus labios llenos, en sus manos que estrujan sus propios pechos, o en los dedos de la mía pellizcando sus pezones, increíblemente erectos. La cámara tiembla un poco, a pesar del estabilizador de imagen, pero no importa.

Hay un cambio de escena. La cámara ahora está en manos de Any, sentada con las piernas abiertas extendidas en el sofá. La imagen muestra mi nuca enterrada entre sus muslos, lamiendo su sexo a conciencia. De vez en cuando, se ve mi lengua asomar en el principio de su abertura, cuyo vértice se distingue perfectamente al final de su vientre.

Nuevo cambio. Visión de la boca de Any subiendo y bajando nuevamente por el tronco de mi verga, tomada desde arriba. La imagen se mantiene así unos segundos.

Vuelta a la posición anterior. Nuevamente, mi polla penetrando a Any, que empieza a contonear las caderas .La imagen recorre ahora rápidamente el respaldo del sofá, nuestros cuerpos, y se queda fija, mostrando mi trasero subiendo y bajando sobre el cuerpo de Any. Y el sonido registra perfectamente mis gruñidos, que acompañan a una nueva eyaculación dentro de su apretada funda de carne, y los chillidos de Any en los estertores de su orgasmo.

Estábamos los dos tendidos sobre el sofá, frente a frente. La cámara había quedado olvidada (luego tuvimos que borrar una gran porción de cinta del final). Any ronroneaba como una gata satisfecha:

  • Mmmmm, Alex. Desde un tiempo a esta parte, estás como desconocido. Tienes ganas a todas horas

  • No me dirás que tú no andas también siempre caliente

Any se quedó pensativa unos instantes. Luego me miró fijamente con una media sonrisa:

  • Ya me fijé el otro día en la cara que se te puso el poco tiempo que Asun nos dejó ver el "chocolatito con fresa" entre sus piernas

  • ¿Y tú?. ¿Acaso cerraste los ojos cuando Toni apareció con su pene como un mástil?.

  • Oye, se me ocurre que a lo mejor Toni quiere el sábado que le hagamos la misma demostración que a Asun -insinuó Any en tono de broma-.

  • Puede que Toni prefiera actuar contigo antes que mirar, en cuyo caso yo me encargaría de Asun… Así, cada uno de ellos podría realizar prácticas, además de aprender la teoría

Se movió ligeramente, cambiando de postura. Y se apretó contra mí sin decir nada.

Y yo me di cuenta en ese instante de que ambos habíamos aceptado la idea, poco antes absolutamente impensable, de que en el seno de "los cuatro mosqueteros" se produjera un intercambio de parejas. Pero era algo que no dejaría de ser solo una fantasía de Any y mía, porque eso era cosa de los cuatro, y seguramente a ellos no se les habría pasado siquiera por la imaginación. (¿O sí?).

A.V. Octubre de 2003.

¿Te ha gustado?. ¿Qué opinas sobre el intercambio de parejas?. ¿Lo has practicado alguna vez?. ¿Y sobre el sexo en grupo?. ¿Fantaseas sobre ello, solo/a o con tu pareja?. Me gustaría recibir vuestros comentarios al respecto. ¡Ah!, y no dejes de leer la continuación.

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