Los cuatrillizos 3
Verano del 97, ls fsmilis estaba de vacaciones, nuestro juego de la pelota se hace diferente, pasando a hacer una variedad diferente
En esta tercera parte, comienzo con los primeros pasos al mundo de la sexualidad. Ya soy mujer, y me siento muy orgullosa de ello. Nuestros juegos en la piscina, pasan a tener una variedad más del juego, pues entra en hacerse también un juego más sensual.
Los cuatrillizos 3
Después de mí primera regla como mujer, y el mal humor de Yessika. Os quiero contar, como comencé en ese mundo tan fabuloso de la sexualidad.
Estábamos en el año 1997, a principios de agosto, estábamos de vacaciones, mi hermana tuvo su primera regla, y saltaba de alegría, diciendo que ya era una mujer y que todos le teníamos que hacer caso. Ella es así, muy sensible con las demostraciones de afecto, y se entrega a todo lo que desea con pasión. La felicitamos todos, como es normal en mi casa cuando hemos logrado algo bueno, ya sea en el estudio, deporte, o cualquier otra cosa que ha llevado un merito o un deseo fuerte por lograrlo, como un acontecimiento que hace que tu vida cambie.
Ya estábamos mejor entre las dos, pues ella con eso de la regla, le había sentado como cuerno quemado que yo la tuviera antes, hasta que le llego, entonces cambio completamente para ser mi hermana querida, donde nos contábamos todos los chismes, o más bien era yo a ella, pues ella era mas tímida y le costaba más relacionarse con los amigos y la gente, era lo contrario a mí, por eso siempre la tenía que ayudar en ello.
Mi madre se dio cuenta de ello, y me dio las gracias por ayudar a mi hermana.
- Eva, no te olvides de preguntarme cualquier duda que tengas de lo que sea, como tu ayudas a tu hermana, siempre yo te ayudare a ti, pues se que al poco tiempo tu hermana te preguntara sobre ello, puesto que no se como te la arreglas para siempre ir por delante de ella en todo. Dijo mi madre, dejándome muy orgullosa.
Yo estaba un poco más desarrollada que mi hermana, tenía ya unos pequeños pechos, y los chicos se fijaban más en mi. Veía sus miradas tanto a mis pechos, como a mi culito. Eso me gustaba, me sentía deseada.
Mi hermano Javier siempre estaba a mi lado, me defendía de los chicos si se querían aprovechar, sobre todo cuando hacíamos colas para entrar al colegio, en el autobús, … notaba que muchas veces se pegaban a mi por detrás, con el disimulo de los empujones me metían manos, sobre todo a mis nalgas, las cuales se habían desarrollado más. El se colocaba detrás de mí, pero haciendo como que los otros lo empujaban, no se como se las arreglaba que siempre lo tenía como una lapa pegado a mis nalgas, a la vez que las acariciaba, pero eso me gustaba de el y lo dejaba hacer.
Estábamos en la piscina jugando, como la mayoría de los días de vacaciones. Habíamos aprobado todo, con buenas notas, mis padres estaban muy contentos, decían que eramos unos hijos maravillosos.
Ellos tumbados en las hamacas, tomando el sol desnudos, lo cual era ya una cosa habitual entre nosotros. Bronceados por todo el cuerpo de ese color miel, que se nos ponía y nos gustaba, pues sabíamos que llamaba la atención entre nuestros amigos, vecinos y familiares. Estaban hablando, pero nosotros no les estábamos prestando atención.
Entonces nuestra madre dando unas palmadas y llamando nuestra atención. Nos dijo: Que de mutuo acuerdo entre ellos, habían decidido hacernos un regalo a cada uno, por los buenos resultados que habíamos tenido y por ser unos hijos ejemplares, considerando eso, lo teníamos más que merecido. Que pensáramos que era lo que nos gustaría, y en la comida se lo diríamos.
Dicho eso, seguimos jugando a la pelota en el agua. Hacíamos dos equipos siempre, unas veces eramos las chicas contra los chicos, cuando eso ocurría era cuando más nos reíamos, y hacíamos una fiesta para quitarnos la pelota. Nuestros padres se reían de nosotros, con las travesuras y a veces sobre todo la malicia por mi parte, pues siempre era la que llevaba la voz cantante, inventando juegos o cambiando normas en los que ya conocíamos. Otras veces, los equipos que hacíamos eran Jaime y Yessika por una parte, y Javier y yo por otra. Normalmente cuando hacíamos esto, era para hacer competiciones entre los cuatro, aunque a veces las hacíamos también de la otra forma.
Ese día estábamos nosotras contra ellos, casi siempre eran ellos quienes tenían la pelota, pues eran más fuerte que nosotras, y Yessika no lograba dominar a Jaime. Llame a mí hermana a reunión, eso lo hacíamos, cuando queríamos cambiar de táctica de juego. Mí madre se rió, y le dice a mi padre, - Ya Eva esta tramando algo, se le nota enseguida cuando pone esa mirada y esa sonrisa de pilla.
Tienes razón, solo con uno verle la cara, se puede imaginar que algo bueno va a ocurrir. Le dice mi padre.
Pero todos oíamos lo que ellos decían, pues estaban hablando alto, para que nosotros escucháramos también. Eso les valió a mis hermanos, para ponerse en guardia. Ellos se reunieron también, y comenzaron a susurrarse cosas, que al final no me dijeron, pero por la mirada de Javier, entendía que no era nada bueno.
Mis padres se reían cada vez más, pensando en la que se iba a formar allí, sobre todo mi madre, que se le veía con ganas de divertirse, como hacía muchos días en las vacaciones de ellos, le gustaba ponerse a jugar con nosotros.
¡Ricardo! Porque no vamos a jugar con los niños, y nos divertimos nosotros también un rato, le dice mi madre a mi padre, pero en voz alta, para que nosotros también la escucháramos.
Siiii... venga mamaaa... ven con nosotras y deja a papa con ellos, le dije chillando como una loca, y contenta de que eso ocurriera, pues siempre que tenía a mi madre de mi parte, ganábamos seguro.
Vale de acuerdo, dice mi padre al final, resignado a que le diéramos una buena, pero en el fondo contento, pues siempre por otra parte salía ganando con mi madre, y por la noche tenía fiesta.
Pues los oíamos jugando, con risas y jadeos.
¡Biennnn...! chillamos todos.
Mi madre se levanto de la hamaca, moviendo sus caderas muy picaramente delante de mi padre, y dejándole ver sus hermosas nalgas. Según caminaba hacía la piscina se le veía sus pechos moverse hacía un lado y otro, siguiendo el movimiento de sus nalgas.
Mirándonos a nosotros, tomo aire con fuerza elevando su pecho más de la cuenta, como diciendo aquí va la leona jefa, y haciendo un movimiento con la cabeza, dando unos giros a un lado y otro, lo cual hacía que su gran melena rubia-pelirroja, se moviera al aire, haciendo giros, pero lo que mas destacaba era el brillo que le daba al sol, eran como una llama de fuego.
Nosotros las mirábamos embobados, con las cosas que hacía, y mi padre se había quedado quieto, mirando como movía su culo, pelo y caderas.
Era una mujer preciosa, que en todo sitio llamaba la atención, me sentía muy orgullosa de ser su hija. Además era muy conocida como diseñadora tanto de interior, como exterior, que los llevaba a la práctica en los proyectos de mi padre, ganando ambos grandes cantidades de dinero.
Llegada al borde de la piscina levanto los brazos sobre su cabeza en linea recta y salto al agua, arqueando su cuerpo en un precioso arco desde las manos a los pies, con una elegancia asombrosa, su abdomen estaba liso, solo dejaba ver un marcado suave de sus músculos, por el ejercicio que hacía. Con ese pequeño impulso de la tirada, la zambullida fue perfecta, con las piernas rectas, y entrando en el agua con un buen angulo.
Todos nos tirábamos igual que ella, pues fue nuestra profesora de saltos y natación, que en su juventud practico un poco, pero los estudios la obligaron a tener que dejarlo, y solamente lo hacía los fines de semana, mientras no tuviera exámenes.
Hoy en día, al tener piscina propia, podíamos buscar un hueco durante el día o la noche, para hacer ejercicios en ella, al ser climatizada no teníamos problemas. Teníamos también un pequeño gimnasio, en una habitación al lado de la piscina. Hacíamos un rato gimnasia de aparatos, cuerdas, … y luego nos íbamos a la piscina a nadar un rato y refrescarnos, del ejercicio.
Pero otras muchas veces como ahora, hacíamos ejercicio jugando a la pelota, a la vez que nos divertíamos.
Mi padre se dirigió a la piscina con la mirada puesta en mi madre, se ve que lo supo atraer, pues iba sonriendo. Se tiro también de cabeza, pero siguió sumergido en dirección a mi madre, la cual no se había percatado de las intenciones de este. Al poco llego a su altura, tirando de ella hacía el fondo para hundirla y hacerle un ahogamiento, o jogadura como se dice también.
Al cogerla de imprevisto, trago un poco de agua, y salió a la superficie tosiendo. Mi padre le dio unos golpecitos en la espalda, para que respirara mejor y al tocer echara el poco de agua que había tragado.
Todos la mirábamos asombrados, pues no se avecinaba nada bueno con aquello, yo sabía que ahora mi madre, le iba a ajustar las cuentas a mi padre. Eso me divertía, puesto que yo era igual que ella, seguro que estaba meditando que hacerle. Me sonreí, esto se ponía interesante.
Mi madre se dirigió hacía donde estábamos nosotras, riéndose, nadaba muy bien como un delfín en el agua, a gran velocidad. Llegada a nuestra altura levanto las manos y nos dimos una palmada cada una, en señal de compañeras, luchadoras y equipo.
Ya estoy aquí mis niñas, nos dice mi madre sonriendo, vamos a darle a estos un buen escarmiento, que no van a poder moverse en una semana.
Nos echamos a reír las tres.
Cada una ya sabe cual es su contrincante, así que tenéis que poneros al lado de el, como si fuerais su propia sombra. Si tiene la pelota y no podéis robársela, tirón central y agarrada de los testículos, hasta que suerte. Seguro que sueltan rápido. Al que no la tenga, poneros al lado de el de forma que no pueda recibir la pelota, y así la otra se la quita a quien la tiene. Si somos nostras la que la tenemos, tratar de separarse de ellos, de la mejor forma posible, dando patadas en el agua delante de ellos, para que no vean ni os puedan atrapar, pues eso seguro que es lo que quieren hacer, al ser más fuerte que nosotras, irán por ahí. Aclarado todo, o tenéis alguna duda del combate, dijo riendo. Yo con vuestro padre por lo de antes, le pegare unos tirones más fuerte de lo normal, así aprenderá a no ser bruto sin avisar, que casi me ahoga.
De acuerdo le dijimos las dos, abriéndonos en arco y buscando a nuestro adversario. Mi madre en el centro, Yessika a la izquierda y yo a la derecha.
Ellos se habían reunidos también, estaban dialogando que táctica a seguir. Parecía que Javier y mi padre no estaban de acuerdo, pues discutían algo. Después nos enteramos, que Javier decía de lanzar la pelota por alto, pues ellos eran más alto, y mi padre decía de ahogarlas y quitarles la pelota, pasándola rápidamente de uno a otro mientras nadaban, así hasta llegar a ganar.
Se sorteo para ver quien empezaba, tirando mi padre una hoja al aire, que estaba cerca del bordillo, nosotras cogimos la parte más oscura. La tiro al aire, y el viento se la llevo hacía las hamacas, pero se podía ver desde allí que salió la mas oscura.
Nos tocaba empezar a nosotras, mi padre le paso la pelota a mi madre, que la agarro rápidamente, diciéndonos - Abrirse mis leonas. Rugiendo y con los dedos haciendo como garras de leona. Nos separamos cada una, unos cinco metros de la otra, pero formando un triángulo equilátero.
Mi madre con el brazo derecho levantado, tenía la pelota apoyada en su palma, a los pocos segundos grito: ¡Ya!
Era la señal del comienzo del juego.
Mi padre salió disparado hacía ella, como un ciclón, nadando rápidamente, mi madre iba nadando hacía atrás con el brazo en alto, preparándose para lanzar la pelota.
Yessika se situó en la parte menos profunda, pues tenía menos fuerza que yo en el brazo, y si podía apoyar los pies, tiraba más fuerte y se podía defender mejor. Mientras yo nadaba hacía la derecha, tratando de librarme de mi hermano Javier, que se puso rápido a mi lado, pellizcándome el culo, o agarrándome las nalgas, como hacía muchas veces, para fastidiarme y tratar de que yo no alcanzara la pelota si mi madre me la tiraba.
Mi hermano Jaime fue en dirección a Yessika, para que no pudiera recibirla tampoco, para ello trataba de echarle la zancadilla, a la vez que corría detrás de ella, tratando de dominarla o meterla bajo el agua, pues sabía que si la agarraba ya no se escaparía.
Yo una de las veces le pateé a mi hermano en los brazos, cogiendo ventaja sobre el, pues eso si nadaba más rápido, era más ágil, y del grupo era la que mejor nadaba después de mi madre, aunque a veces en las competiciones ya le había ganado algunas veces. El me ganaba en fuerza, dureza, potencia y resistencia.
Mi madre le lanzo la pelota a Yessika, a un metro por delante de ella, para que Jaime no pudiera atraparla, esta corrió hacía ella agarrándola, miro hacía nosotras y vio que la mejor en posición era yo, me la lanzo rápidamente, a la vez que Jaime ya llegaba a ella.
La pelota pico a unos dos metros de mí, y siguió una linea recta hacía el borde, parándose en el. Yo iba nadando ya rápida hacía ella, seguida por Javier, que trataba de alcanzarme, toque la pelota con la palma de mi mano, lanzándola dos metros más lejos, mientras seguía nadando lo más rápido que podía, para sacarle más ventaja a Javier, el cual se iba quedando atrás, pero se le veía que nadaba con coraje, quería alcanzarme. Llegue a la pelota de nuevo, mire hacía Yessika y la vi luchando con Jaime, ella no podía ser, mire hacía mi madre, trataba de separarse de mi padre, le tiraba patadas con las piernas delante de el, mientras nadaba hacía atrás, levantando la mano en señal de que se la lanzara. Pille la pelota con mi mano derecha y la arroje hacía mi madre, pero en ese momento por el tiempo perdido, Javier logro agarrarme un pie y tiro de mí, por lo cual el tiro me salio mal, quedándose corto y mas cerca de mi padre.
Mi madre al ver lo que había ocurrido, se dio la vuelta en dirección hacía ella, mi padre como estaba de espalda no se había dado cuenta, pero Javier le chillo – Papa detrás de ti. Se dio la vuelta y fue hacía ella, la tenía a un metro escaso, la agarro y busco para pasarla, agarrándola se la tiro a Javier, a un metro por detrás de el, así yo no podía alcanzarla. Mi madre llego a mi padre, y por detrás lo hundió en el agua, el cual al no esperarlo, le paso como a mi madre, trago agua y empezó a tocer, ella se reía, no querías ahogarme.
Javier atrapo la pelota, y trataba de huir de mí, pero le agarre la pierna derecha y no lo dejaba nadar bien, tiraba de el, el trataba de darme patadas con la otra pierna, pero me sumergí por debajo de el, y ni corta ni perezosa, estire la mano izquierda y le trinque el pene tirando de el. Pego un grito de dolor, soltando la pelota para tratar de librarse de mí, pero se la tenía bien agarrada, y me hacía gracia como se movía. Comenzamos a luchar los dos, trataba de soltarse, con una mano, mientras con las otra me agarraba un pecho, tratando de hacerme daño también, para que lo soltara, me dio un buen apreton que me hizo soltarlo, yo trataba ya de llegar a la pelota nadando rápido hacía ella, subi y tomé aire a la vez que estiraba la mano para tratar de agarrarla. El se quejaba del apretón que le había dado, y no miraba la pelota, por lo cual fue mi salvación. Di dos brazadas, atrapándola en medio de mis brazos y me fui rápida hacia el otro lado, llevandola entre mis brazos como los jugadores de waterpolo, tratando de poner metros entre los dos.
Mi madre rápida se fue hacía el otro lado, dejando a mi padre detrás, y acercándose a mi, le lance la pelota a dos metros por delante de ella, así le sacaba más ventaja a mi padre, llegando antes y atrapándola.
Mí madre la agarro, y enseguida me lanzó la pelota, un poco más adelantada de mi posición, para que pudiera sacarle más ventaja a Javier. Salí como un tiro, en dirección a ella, seguida por Javier, que hacía esfuerzos para atraparme los pies y detenerme. Yo le daba rápido y fuerte a las piernas para que no lo hiciera, sacándole mas ventaja, hasta que logre llegar a la pelota, la coloque entre mis brazos y sigo nadando, avanzando rápida con ella.
Levante la cabeza para mirar quien estuviera libre, y lanzarle la pelota. Yessika estaba hundida, Jaime había logrado ponerle la zancadilla, y la metió debajo del agua. Mi madre peleaba con mi padre para tratar de soltarse, pues la había sorprendido por detrás al detenerse para lanzar, le había cogido las manos para que no hiciera de las suyas, como muy bien el sabía.
Bueno no me quedaba mas remedio que seguir nadando, hasta encontrar el momento preciso. Al llevar la pelota y perder segundos en buscar la que estuviera libre, Javier me alcanzo, cogiéndome por las piernas y atrayéndome hacía el. Traté de darle patadas, pero me tenía bien sujeta, coloque la pelota detrás de mi, en mi espalda con la mano izquierda, mientras con la derecha doblando la cintura, le agarre los pelos de la cabeza, era a donde podía llegar, en aquel momento de apuros. Javier pego otro tirón fuerte de mis piernas, atrayéndome hacía el completamente, me sujeto la mano derecha para que no le tirara más del pelo, y con la izquierda me hundió en el agua. Tragué bastante aire antes, pues esperaba eso de el, le solté el pelo y gire el cuerpo en dirección directa a el, aunque esa mano no la podía usar en principio, pues me la tenía agarrada, pero la izquierda si salio directa en dirección a su pene, pero el lo esperaba también y me atrapo antes de llegar, doble el cuerpo otra vez, para poner las piernas por delante y hacer palanca en sus hombros o en su pecho, para tirar hacia atrás y soltarme. Hacer eso y librarme fue todo una, por la fuerza que hice con las piernas al apoyarlas en sus hombros, aprovechando de paso y tirando de el hacía el fondo, a la vez que el se encogía para tratar de que no lo lanzara más abajo, pero no lo pudo evitar del todo. Logre salir atrapando la pelota de nuevo, poniéndomela en medio de mis pechos. Javier pudo salir al final, mientras yo me iba nadando hacía el centro, comenzando a seguirme un poco asfixiado, del ejercicio que ya hacíamos. Lo deje que se acercara, pues ni mi madre ni mi hermana estaban libres. Me agarro al final abrazándose a mí, yo solté la pelota, y estuvimos dando vueltas los dos, hundiéndonos bajo el agua, agarrados uno a otro, yo le agarraba el pene, el me acariciaba uno de mis pechos, primero me cogió el derecho y luego el izquierdo, ya de una forma descarada, seguíamos metiéndonos manos, mientras nos mirábamos con lujuria cada momento a los ojos, lo tenía sujeto por el cuello y su pene, el a mi, por un pecho y las nalgas. Al final subimos a coger aire, acalorados y asfixiados del juego que nos traíamos entre manos, busque la pelota y todavía estaba cerca de nosotros, pues los demás estaba en su lucha, por tratar de dominar al otro, pero la que se llevaba la peor parte, era Yessika como siempre. Jaime desde atrás, la tenía sujeta con los brazos, uno en la cintura y otro en su pecho, tratando de inmovilizarla, se podría decir que lo había conseguido, pues ella no se movía.
Más tarde me entere, según me dijo Yessika, que Jaime la estaba sobando, y le tenía puesto el pene entre las nalgas, por eso ella no se podía mover, tenía miedo que se la colara dentro, además de asombrada por lo que le estaba haciendo Jaime, pues nunca se había puesto así con ella, tan descarado.
Mi madre trataba de morder a mi padre en una mano, para que la soltara, pero el la tenía bien sujeta, y movía los brazos hacía un sitio u otro, para que mi madre no llegara con su boca. Los dos reían, jugando uno a retenerla y la otra, a soltarse.
Javier se había agarrado de nuevo a mí, me sujetaba con una mano los pechos descaradamente, mientras con la otra me agarraba las nalgas. El reía también diciéndome: - De esta no te sueltas, así que seras mi esclava. Yo reí, me hacía gracia eso de mi hermano, mientras yo le había agarrado el pene de nuevo y se le notaba más grande y excitado, no se quien era el esclavo, si el o yo.
Mis padres se estaban besando muy intensamente, se ve que mi madre lo había calentado con sus movimientos. Tenían sus cuerpos bien apretados uno del otro, acariciándose mutuamente, tanto por la espalda como por delante.
Nos quedamos mirándolos Javier y yo, y le susurre a él al oído. ¿Probamos lo que hacen nuestros padres?
Por mi sí, me gustaría sentir como ellos, me contesta Javier.
Nuestros labios se tocaron despacio, pero no podíamos de dejarnos de mover, pues estábamos en la parte más profunda. Unimos nuestras bocas, y juntamos nuestros cuerpos, acariciándonos la espalda cada uno. Íbamos bajando hacía el fondo, despacio, los dos juntos. Sentía su pene más duro, que se apoyaba a veces en mi pubis y otras en mi barriga, según bajábamos hasta tocar el fondo con los dedos de los pies. Nos miramos, con los ojos nos indicamos los dos de subir. Nos soltamos, cogiendo aire al llegar arriba, rápidamente agarre la pelota y salí disparada nadando hacía las escaleras. Javier se quedo un poco cortado, pues no esperaba eso, saliendo detrás de mi a los pocos segundos, pero la distancia ya era grande para que me pudiera sujetar. Subí la escalera corriendo, con la pelota en la mano. Mire a Yessika y la veía igual, y mi madre se estaba dando un morreo, de padre y muy señor mio. Sujete la pelota fuerte, lanzándola hacía la cabeza de mi madre. Pumm dio en el blanco, mi madre chillo, ¡ehhh que haces! Soltándose de mi padre, el cual no se lo esperaba tampoco, quedándose parado mirando a mi madre. Ella rápido atrapo la pelota, lanzandomela otra vez, la cual la sujete yo, chillando:
Hemos ganadoooo... la hemos pasado más de cinco veces. Yessika seguía callada, parecía que le había comido la lengua el gato. Mirándome con los ojos muy abiertos, como pasmada.
Yo reí pensando que se había sorprendido, por haber ganado tan rápido, pero después me entere, que no era eso, se sentía asustada al sentir, todo lo que le hacía Jaime.
Javier llego a mí y me dice: Tramposa, eso no vale.
Todo vale aquí, son las reglas del juego.
¿Que reglas? solo se había dicho que ganaba, el que la pasaba cinco veces, sin que el otro grupo la tocase. Pero tu ahora no la tenías, estaba en el agua.
La tenía yo, pues fui la última que la toco, y la puse detrás de mí como táctica de juego, para que no la atraparas y luego yo agarrarla, y así fue. Así que hemos ganado, justamente.
Estoy de acuerdo, dice mi madre, ustedes la cogieron dos veces nada más, y nosotras más de cinco.
Tienen razón Javier, hemos perdido, aunque ellas no han jugado limpio. Se aprovecharon de la situación.
¡Jaime! Suéltame ya, que se acabo la partida.
Mis padres, Javier y yo reímos, mientras Jaime nos miraba como atontado. Soltando a Yessika.
Javier – Sigo diciendo que eres una tramposa, me has engatusado.
Esta fue la primera vez de aquel verano del 97, que el juego de la pelota, paso a formar otra variedad, cada vez más placentera.