Los Cinco Castigos - Final

Los castigos de Viviana siguen, faltan tres para que ella aprenda. Ningún agujero quedará sin ser usado, y probablemente no pueda sentarse al día siguiente.

Este es el desenlace de Los Cinco Castigos

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La dejé descansar por unos minutos, mientras yo buscaba lo que necesitaba para el siguiente castigo. Faltaban tres y no iba a rendirme ahora; para el próximo eran necesarios su vibrador, lubricante, dos pinzas de ropa y una cuchara de madera; cuando volví la conseguí sentada en su cama con las manos en la cara, me miró sabiendo lo que le iba a pasar, su orgullo había desaparecido, solo quedaba la aceptación y sumisión. Viviana no estaba dispuesta a perderme y haría lo que le fuera para que siguieramos juntos, así sufriera por ello.

Ven aquí, párate frente a mi servicialmente hizo lo que le dije, ordené todas las cosas en la cama, para que ella pudiese ver lo que le esperaba, comencé acariciando sus tetas, mordiendo un pezón mientras pellizcaba el otro, Vivi no decía nada, solo dejándose usar, ambos pezones se pusieron duros con mis caricias, cogí de la cama las dos pinzas y ella apretó los dientes y cerró los ojos, pinché ambos pezones a la vez, Vivana se dobló del dolor, era mucho más doloroso de lo que esperaba, la agarré por los hombros y la volví a poner derecha, lágrimas corrían por sus mejillas, a este punto ya ni me importaba.

En cuatro patas, perra, quiero ver ese culo bien abierto ” le ordené, en el pasado ya habíamos practicado sexo anal, no era su favorito y solo accedía si estaba muy borracha, y, aunque sé que esta vez hubiese aceptado sin rechistar, todavía faltaba para llegar a ello. Abrió sus nalgas, vi sus agujeros listos para mí; ¡que ganas tenía de follarmela como un animal!, le metí un dedo en el coño para saber cuál era su estado de excitación, comencé con un mete y saca lento, para que mis dedos se llenaran de fluidos, y al estar satisfecho, lo  saqué para ir introduciendolo lentamente en su culo, la escuché quejarse pero decidió meter la cara en la almohada, “ Tu siguiente castigo ” comencé a decirle “ es no correrte. Cada vez que lo hagas vas a recibir azotes ” seguí jugando con su culito hasta que noté que estaba lo suficientemente dilatado para que el vibrador entrara completo, unté todo con suficiente lubricante y se lo fui metiendo poco a poco, yo escuchaba sus gritos ahogados, pero seguí con mi faena.

Con el vibrador llenandola por el culo y mi polla a reventar, solo faltaba una cosa; prendí el vibrador y Viviana comenzó a buscar aire con fuerza. Su aparato era poderoso, fue un regalo que le di en uno de nuestros primeros aniversarios y tenía varias velocidades, comencé con la potencia media y eso hizo que se impresionara, ahora ya todo estaba listo. Me posicioné detrás de ella y le metí mi polla en una fuerte embestida, comencé a follarmela, toda el momentum que había creado lo podía sentir justo ahora, tenía que contenerme si no quería acabar en un instante de lo excitado que estaba, así que bajé la intensidad y le fui dando poco a poco, para notar como se encontraba ella, a fin de cuentas, la idea era que ella se corriera la mayor cantidad de veces, yo seguí en mi vaivén, “ No por favor, no por favor. No me lastimes por favor ” suplicó ella mientras cogía aire e intentaba concentrarse para no llegar al climax, yo le subí el nivel del vibrador y la cogí por el pelo, la seguí follando y noté como su coño se contraía en mi polla, su cuerpo se tensaba y su respiración se hacía cada vez más irregular, quiso volver a hablar, pero ya las palabras no le salían por la garganta, un fuerte orgasmo la puso a temblar, se salió de mi polla y trataba de disimularlo mientras se ponía en posición fetal, sollozos mezclados con gemidos que llenaban la casa vacía.

Le acaricié las nalgas mientras ella comenzaba a calmarse, apagué el vibrador y se lo saqué, “ Muy mal perrita, muy mal, te di una orden y me desobedeciste, ahora te sale castigo ” su miedo ahora era evidente, sabía lo que iba a pasar, “ acuéstate en la cama, boca arriba, y coge ambas piernas con tus manos, dejando tu coño bien expuesto ” Viviana intentó decir algo, pero le puse una mano en la boca y le dije “ Shh, no pasa nada, mejor que no digas nada de lo que te puedas arrepentir ” me suplicaba con los ojos, pero volviendo a recurrir en mi semblante serio, le ordené que no perdiera el tiempo. Y así lo hizo, las pinzas de ropa seguían en sus pezones rojos, los toqué y pude ver como ella arrugaba la cara de dolor, “ Tranquila, esto no es lo peor que vas a sufrir ” cuando se abrió completamente para mí la moví para dejarla al borde de la cama, me arrodillé frente a ella y chupé los jugos de su corrida, los mezclé con mi saliva y los volví a escupir, los restregué por todo sus, nalgas, ojete y coño.

Frente a mí tenía una vista increíble, la que fue una vez mi amada novia , era ahora mi objeto de satisfacción, la que en algún momento decidió gritarme en público iba a recibir mis castigos en privado, su culo y coño estaban a mi disposición, su cuerpo era mio y yo haría lo que me diera la gana con él. Cogí la cuchara de madera y ¡zas, zas! , dos fuertes azotes retumbaron contra sus nalgas, Viviana pegó un chillido pero no se movió, “ Gracias por castigarme ” comenzó a decir, “ oh no, no no no, todavía tu castigo no ha terminado ” la interrumpí, “ esto se acaba cuando yo diga que se acaba ” el terror en sus ojos volvió, ¡zas, zas! la cuchara otra vez contra su culo. Volvió a gritar y la dejé ser. Solté la cuchara y cogí el vibrador; en la posición que estaba el aparato entró sin ningún problema, lo prendí a la máxima potencia, su reacción fue violenta, la fuerza del vibrador la cogió desprevenida e hizo que su espalda se arqueara, yo mismo cogí sus dos piernas y las puse sobre mis hombros, apunté mi polla contra su concha y con la misma fuerza comencé a follarmela.

Cada embestida sonaba como si fuera la cuchara de madera contra su coño, ¡zas, zas, zas! , “ ¿Quién es mi perra? ” le gruñí, “ Yooo ” dijo ella en medio de un suspiro, entre el vibrador y mi polla estaba sintiendo placer por ambos agujeros, “ ¿Quién es mi puta? ” pregunté “ Yooo, joder ¡yo! ” respondió con más fuerza que la vez pasada, gimiendo y mirándome a los ojos con fiereza, la condenada estaba disfrutando de la follada que le estaba pegando y no le importaba que iba a ser azotada si se corría. Me acosté encima de ella y seguí dándole con toda la fuerza que podía, vi como sus pupilas se estaban dilatando, su orgasmo estaba cerca, cogí ambas tetas y le quité las pinzas, “ ¡ufff! ” fue lo que alcanzó a decir mientras se corría convulsionando, para ella la sensación de alivio de sus pezones, sumado al inminente orgasmo que estaba sintiendo, hizo que su corrida fuera brutal, sus fluidos corrían por sus muslos, yo no paré y sentí como mi propio orgamos estaba por llegar, cuando estuve listo, la cogí por el cabello con firmeza, la hice arrodillarse frente a mí y volví a meter mi polla hasta su garganta, mis huevos se contrajeron y exploté chorros de leche en su boca mientras sostenía su cabeza aprisionada contra mi, “ no te lo vayas a tragar ” le reecordé. Yo también necesité recobrar el aliento, estaba eyaculando todo lo que tenía por dentro y podía sentir el calor de su boca envolver mi pene, su lengua se movía alrededor de mi glande, intentó separarse de mí cuando le faltó aire, pero esperé unos segundos más solo para hacerla sufrir, cuando lo hice busqué el plato que había usado antes y lo puse frente a ella, Viviana muy entrenada volvió a escupir mi semen a la vez que recuperaba el aliento.

Me senté en la cama, cogí la cuchara y esperé a que ella supiera lo que tenía que hacer. Se puso en posición, “ Dame duro Señor ” me dijo la muy puta, en un tono desafiante, pues si esa iba a ser su actitud, la mía tenía que estar a la altura. ¡Zas, zas, zas, zas! Cuatro azotes, dos en cada nalga, Viviana se mordió el labio para no gritar, el culo ya lo tenía rojo, ¡Zas! un cucharazo en todo el coño palpitante, esta vez aulló con fuerza, “ ¡Te callas o lo repito! ” le sin inmutarme, “‘ ¡Tu eres mi puta, mi perra, mi zorra, haré lo que me dé la gana contigo, tu no ordenas, tu no pides!¡Zas, zas, zas, zas! Otra tanda que la puso en su sitio.

La cogí por el cabello otra vez, se intentó quejar pero le di una bofetada, la tiré contra el suelo y puse el plato lleno de semen frente a ella, “ Ahora, tu cuarto castigo es comerte todo eso, como la perra que eres ” Mi ira había vuelto, su insolencia no iba a ser aceptada. Viviana se arrodilló frente al plato y comenzó a darle lametazos, me acerqué a ella y la cogí por el cuello, la empujé contra el plato y hundí su cara contra el semen, le restregué el rostro por todos mis fluidos, hice cada vez más presión sobre su cara, mi verga se había puesto dura otra vez, me coloqué detrás de ella y sin pensarlo dos veces le metí la polla por el culo. “ Que no se te olvide, que eres mía, que me perteneces ” le dije mientras abusaba de su culo sin piedad, gimoteaba y seguía lamiendo a pesar de que mis empujones, intentó usar sus manos para apoyarse contra el suelo para no sentir todo mi peso en su cara, pero se lo impedí, cogí la cuchara y le seguí dando azotes uno tras otros.

Viviana comenzó a llorar otra vez, le estaba dando muy duro, sentía mucho dolor, tanto por la cuchara de madera contra su culo, como por mis arremetidas, cuando vi que el plato estaba vacío, me salí de su culo, la cogí por el brazo y la llevé al baño; la metí dentro de la ducha y se me quedó viendo sin entender lo que iba a pasar, tuve que respirar un poco para calmarme antes de que un buen chorro de orina saliera y comenzara a bañarla, ella sencillamente bajó la mirada y no dijo nada, siguió llorando mientras se abrazaba a sí misma y mi meada la cubría entera. Para el momento en que terminé ya todo mi enfado había pasado, desde mi posición le dije que ese había sido el quinto y último castigo, ella sabía quién mandaba de ahora en adelante. Y eso era suficiente para mi.

Epílogo...

Alzó su rostro y me miró mientras yo entraba en la ducha con ella, yo abrí el agua y dejé que corriera, le pedí que se levantara y vi como sus piernas temblaban. El agua caliente nos relajó a ambos, usé champú en su cabello y aclaré con agua, Vivi no decía nada, me miraba de vez en cuando, yo la tocaba con suavidad con movimientos lentos y delicados, pasando la esponja por su cuerpo sin ningún apuro, cuando llegué al culo enrojecido dio un pequeño salto, la calmé con cariño, diciéndole que ya todo había pasado. Le quité el jabón y busqué una toalla, sequé su cuerpo con ternura, sus ojos rojos me veían con cautela, la llevé hasta la cama e hice que se acostara. Fui hasta el cajón de las medicinas y allí conseguí lo que buscaba, una pomada de arnica, me devolví y allí  estaba ella quedándose dormida, le pedí que se volteara y le puse la crema por todo su cuerpo, masajeando a medida que iba aplicando. Para el momento en que terminé, me metí en la cama con ella, nos arropé y ella se abrazó contra mí, me miró a los ojos y me dijo “ Lo siento, Fran. Perdoname por lo que te hice, no se volverá a repetir ” la abracé con fuerza mientras le decía, “ Lo sé Vivi, lo sé .”

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Espero que haya sido de vuestro agrado, por favor dejar comentarios o sugerencias que quiero saber que les pareció mi primer relato.

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¡Saludos!