Los cinco abuelos y mi marido.
Dicen que las segundas partes no son buenas pero esta supero con creces la primera y más con estos abuelos de actores que parecen que los años no pasan en sus cuerpos, bueno en sus rabos, para ser sincera.
Tras contarle a Paco la experiencia con los cinco abuelos, que por cierto lo puso cachondo como nunca, me conto que al día siguiente él se unía al grupo y que iría conmigo para conocerlos y aportar su grano de arena a esa aventurilla.
Nos dirigimos al centro y ya en cuarto donde tomamos las muestras, esperaban los cinco joviales sementales con sus habituales caras de picaros.
Les presente a Paco y estos cortésmente, le adularon por tener una esposa así, cosa que yo agradecí, pues me regalaron algún piropo mas sobre mi cuerpo y alguna parte de el que ya conocen.
Aunque la presencia de mi esposo hizo un poco frio el comienzo, rápidamente José tomo las riendas y dijo que tenía una sorpresa para mí, entregándome una bolsa, que tras abrirla esta contenía una bata, pero con ciertas modificaciones que rápidamente pude ver.
Todos nos reímos por el regalo e insistieron rápidamente en que me la pusiera para tomarle con ellas las muestras que necesitaba para el laboratorio.
Yo con mi picaresca les regale un pequeño estriptis ayudada por mi esposo que gustosamente se ofreció ayudándome a desnudarme mientras los cinco joviales sementales no perdían ojo de las partes de mi cuerpo que iban quedando al aire, y a la vez iban calentando con toques sugerentes,sus paquetes que ya delataban una enorme excitación.
Una vez puesta la bata les diré les explicare que esta tenia recortada dos agujeros en la parte de mis pechos, dejando esto al aire, igualmente un agujero redondo en mi trasero y otro triangular en el frente donde asomaba al completo mi afeitado conejito que ya soltaba algún pequeño jugo entre sus paredes por el momento tan sexi que estaba viviendo.
Yo los mire a todos y desafiantes les dije, ¿ van a dejar a esta enfermera así, para que se resfrié con todo esto al aire y sin cubrir?.
Esto los hizo reaccionar y en segundos ya estaban en el aire los 6 pájaros retomando vuelo, pues ya algunos apuntaban al techo con su plumón blanco recubriendo su base, mientras otros colgaban aun cabezudos y morcillones.
José fue el primero que se lanzo, y tras sobar mis pezones y mordisquearlos, a la vez frotaba su duro rabo a través del agujero de la bata con mi hambriento conejo, se bajo a este diciendo que deseaba comerlo, que se había quedado con gana el día anterior y necesitaba catar mis jugos.
Se agacho abriéndome un poco las piernas y casi de rodillas comenzó a comer mientras otro se dirigió atrás para jugar con mi otra abertura, primero con la boca y luego con los dedos, para posteriormente ir introduciendo su miembro que lucia terso y duro al frente.
Yo ya estaba entrando en mi dinámica del goce y puro placer con la lengua de José ayudada por sus dedos y los envites traseros de aquel rabo que me estaba taladrando tan gustosamente, mientras otro abuelo, sobaba mis pechos con una maestría esplendía, de vez en cuando su boca dejaba paso a sus dedos y entonces me besaba con dulzura, mientras mi mano le lanzaba viciosamente a acariciar su potente miembro que ya desafiaba a la gravedad y me apuntaba con una dureza insultante.
Paco ya desnudo como los otros tres, observaba moviendo su cola con la mano, el momento tan rico que yo estaba pasando, miro a los tres acorazados que estaban sentados con sus cañones apuntando al frente y dirigiéndose al portador del gran calibre, le dijo, amigo con eso ayer tuviste que casi partir en dos a mi mujer, menudo pollon tienes, joder yo con eso no hubieran necesitado buscar ayuda, riendo todos de tal ocurrencia por parte de mi esposo.
Se levanto el aludido y acercándose a Paco le dijo, ahora veras como goza tu mujer con ella dentro, mientras mi marido alargo la mano para testar aquel tentáculo gigante que aunque no tenia ventosas si disponía de una basta red de gruesas venas que llevaba la sangre hasta aquella enorme cabeza rosada que brillaba tersa por la saliva que le había puesto en ella.
La palpo y le dijo, ! joder como pesa esto!, a la vez le acaricio las enormes pelotas que colgaban adornadas por una espesa mata de pelo blanco y negro, mientras el abuelo le pregunto si le gustaba a el también, Paco asintió con la cabeza y diciéndole, me permites, bajo a intentar comer aquel gigante que apenas podía introducir en su boca.
En ese momento me llego un orgasmo tan profundo que tuve que cerrar los ojos del placer que recibía, aprovechando José para levantarse y de una certera estocada me clavo su largo rabo hasta mis entrañas.
Sentía aquel largo miembro como entraba por mi empapado conejito y mas aun su enorme cabezón como este se abría caminito, acariciando las excitadas paredes de mi sexo, produciéndome un placer indescriptible, mientras por atrás aceleraron el ritmo para comenzar a descargar la espesa crema, que aunque no veía, si sentía como llenaba mi estrecho agujero.
Retiro su miembro tras llenarme de sus jugos y en esto aprovecho José para sacar el suyo, girándose tras de mi para introducir su largo rabo entre mis piernas pero en mi conejito otra vez, dejándose caer sobre la camilla, juntando mi espalda con su pecho, con lo que mi sexo quedo al frente empalado por aquel mástil que gracias a su longitud, podía mantener dicha postura.
Se levanto uno de los que estaban sentado meneando su rabo para que este no se durmiera, y acercándose primero con la boca, comió mi sexo mientras era ensartado con lentos movimientos por el su amigo, haciéndome llegar a otro de mis orgasmo, momento que aprovecho para hacerme una doble penetración por mi dilatado y agradecido sexo.
Casi pierdo la conciencia con aquellos dos abuelos cabalgándome con tanta clase como lo hacían, pues eran pausados y sus movimientos de cadera hacían que mi conejo explotara una y otra vez como si de burbujas se tratase. Se recrearon así unos minutos gloriosos y como no podía ser de otra forma, colapsaron de crema mi abertura, descargando al unísono su arsenal de leche que tenían en aquellos dos pares de bonitas bolas que como hermanas habían estado frotándose por la proximidad del momento.
Quede rendida, tras desenganchar aquellos dos péndulos de mi, para pasar a los brazos del que Paco había lubricado su miembro, y tras tumbarse en la camilla con aquel cañón enorme apuntando al cielo, me tomo y me ensarto sobre el atrayéndome hacia su poblado pectoral donde mis pechos tomaron refugio y calor, mientras su enorme pollon, desgarraba mi dilatada y mojada cueva, como si de una nueva gruta se tratase.
Caí en esa postura rendida a él, sin percatarme que otro por atrás se había posicionado para ensartar igualmente mi trasero, aunque el grosor del aquel no tenia que ver nada con lo que me tenía ensartada por delante… estuve creo que unos diez minutos en los que perdí la cuenta de pequeños orgasmos que sufrí, aunque Paco me acercaba su rabo para que yo lo comiera girando mi cabeza hacia un lado, apenas tenia fuerza para ello, y era mas la boca y la lengua del portador de aquel coloso la que hacia que me mantuviese consciente, pues besaba con una maestría que me recordaba a mi época de estudiante con aquellos primero y mojados besos.
Por fin tras ese glorioso momento, aquellos dos colosos comenzaron a descargar, primero en mi conejo, llenándolo con una cantidad que casi lo ahoga, para posteriormente el de atrás hacer lo mismo, pero este con unos golpes secos que casi revienta sus huevos con mis muslos.
Quede nuevamente desenganchada de aquellos dos machotes, abierta como una rosa sobre la camilla, con mi conejo y trasero supurando cremas, momento que aprovecho mi sufrido esposo que se había quedado el ultimo para darme una comida de lujo que alivio y limpio todo mi sufrido gazapo, siendo alentado por aquellos 5 sementales que habían dado cuenta de mi.
Paco me hizo correrme con su buena y experta lengua, para posteriormente subirse sobre mí y con su maestría y sabios movimientos, penetrarme con una larga monta que hizo pasar algo envidia a aquellos abuelos.
Cuando ya casi estaba a punto se acercó José, que sorprendentemente ya tenia su rabo duro otra vez y me lo ofreció para chupar, siendo ayudada por la boca de mi esposo que por su proximidad permitía que entre los dos le hiciéramos un emparedado a aquel largo rabo.
No se si fue una casualidad o coincidencia pero los dos se corrieron al mismo tiempo, mientras uno descargaba dentro de mi otro lo hacia sobre nuestras gimientes bocas, llegando a un momento de excitación sublime, pues me llego otro orgasmos pero de unas proporciones insultantes, pues mi cuerpo se convulsiono como una posesa y apenas pude contenerlo aun con el peso de mi esposo sobre mi.
Quede como un despojo sobre la camilla, pues apenas podía mover musculo alguno del cuerpo, mientras miraba a aquellos sementales que me habían hecho pasar unos momentos inolvidables,… Reían y comentaban desnudos los seis sus momentos cumbres, eso si, con tono y palabras de agradecimiento a mi labor y cuerpo, mientras sus manos seguían tocando sus caídos miembros que colgaban como péndulos tras aquel festín.
Pude recuperarme y tras ofrecerme una toallitas par limpiarte y asearme, sentí unos deseos enormes de agradecer el placer que me habían dado, bueno para ser sincera sentir ganas de comer todas aquellos rabos uno a uno o de dos en dos, si el tamaño de alguno lo permitía, y tras sorpresa para ellos, pues no se creían mi deseo, me senté como una reina en una de las sillas que allí había y haciéndoles pasar en turno les fui comiendo sus miembros.
Aunque alguno me costó ponerlo en forma, al final todos vivieron a vomitar su rica, jugosa y en algunos grumosa leche que yo deguste tan placenteramente.
Una vez todos vestido, hice la labor te tomar las muestras que era la función principal, y tras una despedía calurosa y temporal, quedamos que no pasara mucho tiempo para poder repetir aquel evento, pero seria en mi casa o en algún Hotel, si bien les prometí que llevaría ayuda femenina, para paliar un poco mi desgaste, pero esto se los contare en otra ocasión si a ustedes les gustan mis aventuras y me lo piden..