Los ciberamigos
Una joven de 21 años, decide pasar el tiempo navegando en internet sin imaginar que podría encontrarse con un amigo muy compleciente
Todo comenzó una noche en que estaba aburrida, tomé entonces la computadora y navegue por internet durante horas; caí en un chat e hice muchos amigos, sin embargo, él era diferente, me atraía apenas con su plática acerca de su país. Se trataba de un hombre maduro -un abuelo de 60 años- yo apenas tenía 21 y estaba fascinada. Tuvimos muchas charlas a patir de entonces, me preguntó como era: Morena, estatura media, delgada, pelo largo obscuro, un trasero respingado y, no es por nada, pero mis senos son grandes y lindos.
Después de un tiempo, entrados en confianza, decimos vernos por skype ¡Yo estaba muy nerviosa! Pero al mismo tiempo emocionada; desde tres horas antes había comenzado arreglarme, me cambiaba de ropa una y otra vez con tal de verme bonita para mi ciberamigo. Llego la hora, nos vimos. Su nombre era Antonio, era robusto, canoso y con una barba un poco larga y blanca, su dorso también estaba llenito de vello blanco, su tez clara y sus manos gruesas que, al hablar, se movian con soltura. Hubo un click, yo estaba muy interesada en todo lo relacionado con ese abuela, su voz era perfecta, y sin decirle nada, comencé a fantasear con él, con su voz en mi oído, diciéndome lo rica que estaba. Me daba pena estar charlando con él, al tiempo que estaba pensando en ello, pero Antonio también tenía deseos y se ánimo a decirlo.
Dije ¡Sí! Sin dudarlo, aunque mi micrófono no servía...asentí con la cabeza...Antonio comenzó hablarme en el tono que yo quería...
Me pidió que, lentamente, me quitara la blusa, era de botones color rosa, un poquito transparente, me susurraba que podía verse que mis pezones estaban paraditos, poco a poco desabotoné la prenda, masajeaba mis senos sobre el sostén, Antonio seguía educandome ¡Sobate mi reina! Piensa son mis manos sobre tus tetas, ricas, deliciosas. Mi temperatura iba subiéndo ¡No podía contenerme! Me quite el sostén de un solo jalón y las deje salir tersas, grandes, ardiendo en deseo. Antonio me pidió que me quitara el resto de ropa para él, lo hice poniéndo especial atención a mi tanga, primero, ante la cámara, la hice a un lado para él pudiera adivinar que estaba debajo, húmedo y deseoso, Sólo ver sus ojos mirándome de esa forma, me puso a mil, hice que me suplicara quitármela y eso me excito más. Me enseño su miembro, era grande, con sus venas bien marcaditas, su glande era apetecible, comence a humedecer mi boca y lamer la cámara como si estuviera en celo, estaba fuera de mi, metí un par de dedos a vagina y aquellos jugos se quedaron impregnados, solo se me ocurrió mostrárselos a la cámara, para delante suyo chupar los dedos y devorarme los juegos, para hacerle saber como me tenía, se masturbo para mi, y yo acariciaba mi cuerpo desnudo, desenfrenada, tal situación me hizo venirme ante sus ojos, me pidió entonces que siguiera manoseandome, lamiendo mis senos, sobando mi chochito enloquecido, él se vino, se vino frente la pantalla para mi, no me quedo más que simular que me tragaba su semen, que lamía ese maravilloso falo; quedamos exhaustos.
Desde aquél entonces nos hemos frecuentado, y al menos por intenet, me encanta sentirme su perrita, como él mismo me ha nombrado.
¡Gracias por leerme! Este es mi primer relato, espero les guste y pues comenten.