Los castigos de mamá 6.

Sé que muchos estáis con Roque que aún no se ha estrenado. ¿Por fin conseguirá lo que tanto desea? Lee y lo sabrás.

Los castigos de mamá 6.

Roque abrió los ojos y vio que ya era de día. La cama de su amigo estaba vacía, ya se había levantado. Se sentó en la cama y recordó el sueño que había tenido. Vagamente recordaba que estaba en una habitación, en la cama estaban Magdalena y Pili, vestidas y mirándolo.

Se dirigió a Magdalena, pero ésta lo despreció y desapareció. Miró a la cama y allí estaba Pili, a cuatro patas, estaba vestida pero su falda subida dejaba su culo desnudo. Ella lo llamó pues necesitaba un hombre. Sus manos acariciaban su redondo culo. Acercó su polla y la clavó en ella. En el delirio no sabía bien que penetraba, si su coño o su culo, pero le daba demasiado placer. En ese momento se despertó totalmente empalmado.

Suspiró recordando los días en que sus madres los premiaban con sexo.

Se levantó y después de asearse bajó para encontrarse con los otros. Encontró a Pili y su madre en la cocina.

  • ¡Buenos días! - Dijo Roque sin mucho ánimo.

  • ¡Hola hijo! - Su madre

le saludó. - ¿Te pasa algo?

  • No, nada...

-

¡Bueno, siéntate y desayuna! - Raquel le preparó el desayuno.

-

¿Dónde están los demás? - Preguntó a su madre sin mucho ánimo.

-

Pues Mauricio se ha ido a trabajar al igual que su hermana. Amparo aún no la he visto. Pili cinco minutos antes de que tu llegaras se fue a ducharse, a Paco no tengo ni idea por dónde andará... - Se colocó tras su hijo que casi había terminado de desayunar y acarició su cabeza. - Vete a dar un baño.

-

Ahora veré, no sé de qué tengo ganas hoy...

Roque acabó y recogió la mesa. Su madre lo observó viendo cómo había cambiado su hijo. Unos meses atrás no se hubiera dignado a levantar una mano para ayudarla, pero esa mañana había recogido los platos sin tener que decirle nada o la más mínima insinuación. Raquel recordó que a Paco ya lo había premiado dejándolo que la follara, incluso que se corriera dentro de ella. Su hijo, entre otras cosas por su "celo" con Magdalena, no había recibido ningún tipo de "recompensa" por su comportamiento que en las últimas semanas no había sido peor que la de su amigo. Él salió de la cocina y se marchó al jardín, buscó una tumbona y una buena sombra y allí se echó.

-

¡Buenos días! - Amparo apareció en la cocina y saludó a Raquel. - ¿Qué curioseas...?

-

Mi hijo, parece que está un poco "depre".

-

¡Vaya, parece qué

ya se levantó la señora! - Escucharon hablar a Pili que regresaba de la ducha. - ¿Qué ocurre?

-

Roque, parece que está un poco abandonado... - Raquel hizo una mueca con la boca como indicándole que hacía tiempo que Pili no le hacía ningún favor sexual.

-

Raquel, no intentes ocultar lo de nuestros hijos. - Contestó Pili y su amiga quedó confundida. - Verás, anoche le confesé a mi hermana lo que había entre nosotras y ellos.

-

Sí. - Añadió Amparo. - La verdad es que es una forma curiosa de educar a un hijo, pero efectiva según me contó mi hermana.

-

¿Cómo es que se lo contaste? - Preguntó extrañada.

-

Anoche Paco descubrió un secreto que tienen Mauricio y Magdalena... - Pili miró a su hermana para pedirle permiso para contar el incesto entre hermanos.

-

Mis hijos llevan varios años teniendo relaciones más allá de lo normal entre hermanos. - Añadió Amparo. - Paco los descubrió anoche y yo descubrí a Paco.

-

Le confesé lo nuestro a ella para que no creyera que sus hijos eran unos pervertidos, simplemente se aman. - Pili se sentó e invitó a las otras a que se sentaran. - Verás, después de contarlo todo, acabamos los tres en la habitación de Amparo.

-

¡Entonces habéis follado los tres! - Dijo Raquel. - ¡Tú con tu propio hijo!

-

¡Tranquila Raquel! - Dijo mi madre. - Sabes que he hecho algunas "cositas" con mi hijo, pero no creo que llegue a follármelo... De momento...

-

¡Eres una pervertida! - Apostilló su hermana.

-

La verdad - continuó Pili - es que cuando Paco iba a satisfacer el deseo incontrolado de Amparo nos pilló Magdalena.

-

¡No jodas! - Raquel se llevó las manos a la cabeza. - ¿Se enfadó?

-

No, - Amparo intervino. - se quedó de piedra al vernos allí a los tres desnudos en mi cama, pero Pili la cogió rápido y la metió en la habitación cerrando la puerta. Gracias a Dios Mauricio estaba ya acostado.

-

Paco se metió en la cama y se tapó avergonzado de que lo viera su prima. - Pili continuaba contando. - Entonces entre mi hermana y yo la tranquilizamos.

-

¿

Y no vio malamente la situación en la que os pilló? - Dijo Raquel.

-

Al principio protestó un poco por estar su madre y su tía teniendo relaciones sexuales con su primo, pero en cuanto le dijimos que él le había visto con su hermano en la casetilla, ya no le pareció tan mal el que tuviéramos sexo. - Pili sonrió satisfecha por su victoria ante Magdalena. - Después se marchó ya tranquila a su habitación y nosotros tres no pudimos acabar lo que habíamos empezado.

-

¡Bueno, no pudiste acabarlo tú! - Dijo Amparo. - Paco se quedó esta noche en mi cama conmigo, Pili se fue a su habitación...

-

¡Imagino que con lo salida que estás le harías de todo a mi pobre niño! - Dijo Pili divertida.

-

La verdad es que hacía tanto tiempo que no tenía un hombre en mi cama que nada más entrar en mí, me llevó al cielo... y estuvo más de dos horas.

-

¡Qué suerte! - Dijo Raquel. - ¡A mí me echó uno en la piscina y rápido!

-

¡Vaya, así que a ti también te ha follado! - Amparo puso una cara maliciosa.

-

Al final los únicos que no hemos hecho nada de nada somos Roque y yo. - Dijo Pili. - ¡Creo que lo voy a solucionar!

-

¿Qué estás pensando? - Preguntó Raquel.

-

Ustedes ya habéis tenido vuestra ración de sexo. - Dijo Pili. - Y yo ayer tuve un calentón muy grande para nada... - Salió de la habi

tación y se dirigió al jardín.

-

¡Veremos cómo acaba tu hijo! - Dijo Amparo que conocía a su hermana.

Estaba a gusto, llevaba ya un buen rato allí tirado, a la sombra y todo estaba en calma. Pensaba en que hacía varios días que no tenía nada de sexo. Se reconocía como idiota al pensar que podría tener a la prima de Paco. Estaba muy buena, pero seguro que sería una mojigata que no querría nada con los hombres, salvo aprovecharse de ellos para que le dieran todo lo que ella quisiera.

-

¡Hola Roque! - La voz de Pili lo sacó de sus pensamientos. - ¿Estás haciendo algo ahora mismo?

-

No...

-

¿Te importaría ayudarme a subir unas cajas a mi habitación?

-

¡Claro, empezaba a aburrirme de estar aquí parado!

Los dos se levantaron y entraron en la casa. Pili recordó que su hermana le había dejado una caja con cosas de su madre en un pequeño trastero que había bajo la escalera y allí lo llevó. Entró ella y movió un poco la caja.

-

¡

Roque, entra y échame una mano! - El lugar era bastante pequeño y había muchas cosas. - Pasa por aquí.

Roque intentó pasar pero tenía que pegarse totalmente a ella que estaba con su culo casi en pompa. Su objeto de deseo estaba allí delante, no pudo contenerse. Intentó pasar y pegó su polla al redondo culo de Pili que pudo notar la inminente erección que empezaba a tener. Ella empujó con su culo contra él al intentar doblarse como queriendo alcanzar aquella caja. Roque la agarró por la cintura y frotó su polla contra su culo.

-

¡Sigue Pili, casi la tienes! - Ella podía sentir su bulto empujando contra su culo.

Cogió la caja, que tampoco pesaba tanto, y la puso en un mueble que había allí mismo. Se giró y ahora estaban cara a cara, con sus cuerpos pegados. Los pezones se marcaban en la fina tela de la camiseta de ella. Él los miró y sonrió.

-

¿Te gustan? - Le preguntó Pili.

-

¡Me gustas toda tú! - Puso sus manos en su cintura y la atrajo hacia él para que notara su endurecida polla.

-

¡Olvídate de la caja y sígueme a mi habitación! - Lo besó suavemente en la boca.

Roque caminaba tras ella y podía observar como su hermoso culo se movía con cada paso que daba. Deseaba poseer a esa mujer y tener su culo. Subía las escaleras y no pudo aguantarlo, le lanzó una cachetada en aquel sensual culo que no dejaba de moverse para provocarlo. Entraron en la habitación de Pili y su madre, cerró la puerta para que nadie los viera y agarró a aquella madura mujer. La empujó contra la pared y se lanzó sobre ella como un depredador ansioso de comer. Sus manos se aferraron a ella y fue preso del abrazo de aquella presa que deseaba ser dev

orada.

-

¡Tranquilo, mi niño! - Le dijo ella al verlo totalmente alterado y excitado. - ¡Primero te quiero dar una ducha!

Pili lo agarró de la mano como si fuera un niño chico y lo llevó al baño que había en aquella habitación. Le quitó la camiseta y tenía que luchar contra las manos del joven que intentaba tocarla por todas partes. Ella sonreía y podía ver el bulto que formaba su polla en el bañador. Se arrodilló delante de él y bajó el bañador. Delante de sus ojos apareció una polla gruesa y dura, lista para darle todo el placer que ella necesitara. Lo agarró por su miembro y lo hizo entrar en la bañera.

-

¿Y tú? - Protestó el chaval al verla vestida y fuera de la ducha.

-

¡Te dije que te bañaría, no que me bañaría contigo! - El puso cara de enfado. - ¿Quieres que me bañe contigo? - El agitó la cabeza con una gran sonrisa. - ¡Pues me tendrás que hacer gozar mucho!

Pili se desnudó por completo y los brazos de su joven amante la esperaron bajo el chorro de agua que caía. Tomaron jabón y se fueron lavando poco a poco, disfrutando cada uno del cuerpo del otro. Pili se deleitó en acariciar la hermosa polla. Roque se afanaba en sus dos generosas tetas. Diez minutos más tardes los dos estaban bien limpios y se secaban. Aún estaban un poco húmedos de la ducha cuando salieron del baño.

-

¿Qué desea mi señora que le haga?

-

¡Quiero que masajees la parte de mi cuerpo que más te guste! - Pili se tumbó en la cama abriendo un poco las piernas para ofrecerle su coño.

-

¡Tus deseos serán cumplidos! - Contestó Roque y se acercó a la cama donde Pili sentía como su coño empezaba a lanzar flujos.

Roque empezó a acariciar los muslos de aquella poderosa mujer que se ofrecía para que le hiciera lo que él quisiera. Ella abría poco a poco las piernas y su coño aparecía ante sus ojos. La agarró con fuerza y la forzó a que se girara.

-

¿Qué haces? - Dijo Pili sorprenda por la reacción.

-

¡Quiero lo que más me gusta de ti! - Las manos de él acariciaban, más bien amasaban los cachetes de aquel respingón culo.

Pili forzó la postura para que su culo se pusiera en pompa. Los dientes de él se clavaron suavemente en las generosas carnes de su culo. Lo mordía, lo lamía y sus manos no dejaban de agitarlo. Casi todos los hombres que la amaron empezaron por su coño, pero aquel joven amante empezó por su culo, algo nuevo que a ella le estaba gustando.

Roque subió por el cuerpo de Pili con su boca, de su culo pasó a su espalda, subía poco a poco y ella se retorcía y gimoteaba por el placer que le daba ese nuevo masaje. Ya quedaba poco para llegar a su nuca, ella echó el pelo a un lado pidiéndole que la mordiera. En el mismo momento que los dientes de él hicieron presa en la carne de su nuca, su dura polla empujó entre sus piernas y llegó a la mismísima entrada de su coño.

-

¡

Uuuuf

, qué bueno! - Podía sentir como él empujaba en su culo y aquella polla se frotaba contra su raja. - ¡Sí, eso es, mi niño sabe como dar placer a tita Pili!

Su boca mordía la nuca y recorría sus hombros en suaves y firmes bocados que hacían que el maduro coño se mojara cada vez más. Una mano de Roque agarró el pelo de aquella mujer y la forzó a que girara la cabeza mientras le ofrecía su lengua y su polla empujaba con deseo contra su culo. Ella obedeció el deseo de su amante y sus lenguas empezaron a jugar y a acariciarse. De golpe él se levantó.

-

¿Dónde vas? - Dijo Pili desesperada al acabar aquellas caricias y embestidas que tanto placer le estaban dando.

Roque agarró su culo y la hizo levantarlo, quedando a cuatro patas apoy

ada en sus rodillas y su pecho. Él estaba de rodillas detrás de ella, con aquel redondo culo delante de su cara. Le hizo separar un poco sus piernas y su mojada raja apareció totalmente indefensa a sus ataques. Pili miraba hacia atrás deseando que la tocara con cualquier parte de su cuerpo. Una mano del joven se deslizó entre los muslos y rápidamente se mojó al acariciar aquella raja. Ella gimoteaba y se retorcía de placer. No sabía cuanto tiempo la había estado acariciando, pero deseo que aquella polla joven entrara de una vez en su coño cuando las manos abandonaron tan caliente lugar. Pero no fue así para desesperación de ella. Sintió como aquellas manos se posaron en sus nalgas y las separaron. Se asustó al no saber bien que deseaba él con aquel movimiento.

Nunca antes Pili había sentido en su ano las caricias de la lengua de un hombre. Roque lamía su oscuro agujero.

-

¡No hijo, eso es sucio! - Le dijo ella para que parara, pero su ano se movía involuntariamente abriéndose y cerrándose de placer. - ¡Hijo, dónde has aprendido estas cosas!

Roque no contestaba. Al principio pasaba la punta de su lengua por el esfínter, haciendo círculos y acariciándolo con suavidad. Aquello erizaba los pelos de Pili que sentía un gran placer al sentir la hábil lengua de su amante. De vez en cuando Roque intentaba penetrar con su lengua aquel ano. Ella ya no podía más y se retorcía de placer gimiendo levemente.

-

¡Cabrón, qué me estás haciendo en el culo!

Roque seguía inmutable. Castigaba con dulces lamidas el culo de Pili que se derretía de placer. Y de momento dejó de lamerla. Ella tenía los ojos cerrados, disfrutando el momento y la

súbita parada de aquella maravillosa lengua la dejó a medias. No pudo mirar atrás, su húmeda amante, aquella joven lengua que tenía Roque se había introducido entre los labios de su mojado coño. ¡Qué bien lamía su coño! Se acomodó para que su raja estuviera lo más expuesta posible. Roque lamía y lamía, no se cansaba de lamerla. Y otra vez le invadió una sensación nueva. Mientras su clítoris era lamido, masajeado, vili

pendiado por la lengua de él, en su ano sintió algo que presionaba. No podía creerlo, Roque intentaba meter un dedo en su estrecho culo. El apretado esfínter cedió un poco y el dedo empezó a entrar. Era una sensación nueva y maravillosa. Aquel dedo le daba tanto placer como la lengua que castigaba su clítoris. Pili estaba perdiendo la cabeza con tanto placer. Nunca imaginó que aquel joven e inexperto amante fuera capaz de proporcionarle tanto placer con su lengua y sus dedos.

-

¡Necesito que me folles! - Fue lo único que pudo decir Pili entre tanto placer que le producía aquellos gemidos. - ¡Clávamela ya! - Roque dejó sus trabajos y se colocó de rodillas detrás de ella.

-

¿Quieres que te folle? - Le gritó él dándole una fuerte y sonora cachetada en su redondo culo. - ¿Quieres que te la clave hasta el fondo? - Le repetía sin dejar de abofetearla hasta poner sus cachetes rojos. - ¡Pídemelo, puta, pídemelo o no lo haré! - Colocó su glande en la entrada de su vagina pero no la penetró.

-

¡Clávala cabrón! - Pedía ella y empujaba su culo para que le entrara entera, pero él se retiraba un poco y no podía. - ¡Hijo de puta, me tienes caliente y la necesito!

-

¡Y dónde la clavo, aquí! - Puso el glande en el ano y empujó un poco.

-

¡No cabrón, ahí no, en mi coño! - Ella botó al sentir que su esfínter era forzado. - ¡Métela entera en mi coño! - Gritó desesperada.

Roque cogió su polla con una mano y la dirigió a la entrada de su vagina. Empujó y se deslizó sin resistencia hasta que sus huevos chocaron en el vientre de Pili. Un gran gemido inundó la habitación y su cuerpo se convulsionó al sentirse completamente penetrada por su amante. La sacó hasta que vio parte de su glande, veía como los labios lo envolvían dilatados por la penetración. Agarró un puñado de pelos de la cabeza de Pili y tiró forzándola a doblar su cuello hacia atrás mientras la polla volvía a entrarle violentamente hasta lo más hondo de su vagina. Ella ya no hablaba, sólo gemía e insultaba al que le daba tanto placer. La folló como todo un jinete, agarrado a las crines de la yegua que estaba montando. ¿Cómo la hacía gozar tanto aquel imberbe muchacho que aún era virgen? Pili se lo preguntaba pero gozaba de aquella forma de follarla que le estaba dando. Mientras una mano agarraba el pelo para dirigir el ritmo de las penetraciones, la otra le sacudía en su culo enrojecido totalmente por las violentas sacudidas de la mano y las caderas de su amante.

Y de repente dejó de golpearla con la mano y soltó su pelo. Mientras su polla entraba y salía con suavidad de su vagina, sus manos acariciaban suavemente sus nalgas, separándolas y juntándolas. Y las mantuvo separadas y Pili pudo sentir en su ano algo caliente que le caía. Miró atrás y pudo comprobar que Roque escupía saliva en su redondo ano. Y volvió a tener una nueva sensación. Mientras la polla entraba en ella sin parar, sintió que un dedo acariciaba su otra

entrada. Aquella suave caricia le daba placer junto con la penetraciones en su coño.

-

¡

Uuuf

, qué bueno! - Ronroneaba de placer mientras la follaba suavemente. - ¡Dónde has aprendido a dar tanto placer!

-

¡Siempre he soñado con hacerte esto mientras me masturbaba pensando en ti! - Le contestó él.

-

¡Uf, qué estás haciendo que me gusta tanto!

-

¡Te estoy penetrando el culo con mi dedo mientras mi polla entra en tu vagina!

Pili volvía a retorcerse de placer mientras Roque llenaba sus dos boquetes. Lo hacía con suavidad, tanto la polla como el dedo entraban despacio, sintiendo cada milímetro que entraba dentro de ella. Pili había tenido un orgasmo antes, mientras él la sujetaba por el pelo, pero su cuerpo parecía que iba a tener otro en no mucho tiempo. Su culo en pompa se agitaba gozando de las maravillas que le hacía. Su esfínter fue forzado un poco más. Roque empezó a meter dos dedos a la vez mientras seguía echando saliva. Poco a poco se fue acostumbrando a la presión de aquellos dedos en su recto mientras su vagina se llenaba de polla.

-

¡Qué bien lo haces! - Dijo Pili al sentirse plenamente llena.

Entonces la polla se salió de su húmeda vagina. - ¡Métela otra vez! - Le pidió.

La mano de Roque agarró su endurecida polla y la apuntó a ella. Empujó para penetrarla de nuevo.

-

¡Ah, ah, cabrón, la polla no, la polla no! - Imploraba Pili cuando el glande ya había atravesado su esfínter y se adentraba dentro de ella. - ¡Hijo de puta, me estás haciendo daño!

-

¡Tranquila, tranquila, relá

jate y verás cómo te va gustando! - Él le acariciaba el culo sin empujar su polla mientras una mano de ella lo intentaba empujar para que no entrara. - ¡Vamos, un poquito más!

-

¡

Aaaah

, hijo de puta me estás partiendo el culo! - Sentía como él le escupía saliva.

Roque i

gnoró

las súplicas de su amante. Se movía levemente sin meterle más polla para que se fuera acostumbrando al grosor de su polla. Cada vez que empujaba con más fuerza para que le entrara más, ella daba un pequeño bote acompañado con un pequeño grito de dolor. No tenía compasión, él quería meter toda su polla en el culo de Pili y lo iba a hacer. Llevó una mano a su coño y buscó su clítoris para masturbarla mientras penetraba su culo.

-

¡Cabrón! - Fue lo único que le dijo ella cuando empezó a sentir placer por las caricias que le daba en el clítoris.

Pili empezaba a sentir la mezcla de placer y dolor. Por un lado la mano castigaba su clítoris y le producía un gran placer, por otro la polla dilataba su ano más de lo que podía y a veces le dolía. Empezó a empujar con su culo y la polla le entraba más, el dolor desaparecía y daba paso a un extraño placer. Roque empezó a embestirla con más fuerza. Agarró los cachetes y los separó, podía ver como su polla se perdía por completo en el culo, su ano se lo tragaba entero. La sacó por completo y contempló aquel esfínter totalmente dilatado. Lo había conseguido, le había roto por fin el culo a su deseada Pili.

-

¡No te pares ahora, fóllame duro para que me corra de una vez!

Clavó con furia su polla en aquel culo y lo follo bestialmente, empujándola con fuerza y clavando la polla todo lo que podía. Ella aguantaba las embestidas y gozaba con sintiendo como aquella polla entraba en sus entrañas. Gemía, se retorcía de placer, de un placer que nunca antes había sentido. Era la primera vez que follaban su culo, aquel chico virgen había tomado la única parte de su cuerpo donde no había entrado una polla. Algunos juguetes y algunos dedos de su marido, pero nunca la habían follado tan salvajemente... El orgasmo estaba llegado.

Mientras Pili gritaba y gemía, Roque la seguía follando con fuerza y sin piedad. Ella se agitaba y se convulsionaba de placer. Él sentía como aquel ano apretaba su endurecida polla como si quisiera quedársela dentro. La cara de Pili mostraba el placer que estaba sintiendo, Él la miraba a la cara y sentía que se iba a correr, quería correrse sobre aquella hermosa boca que gemía de placer. No pudo, un latigazo de placer hizo que se derramara dentro del culo de ella. La clavó por completo y empezó a brotar semen mientras el gruñía y gritaba de placer. Pili se retorcía al sentir los chorros calientes de semen que la inundaban por completo. No pudo aguantar y cayó rendida encima de la cama con él clavado en su dilatado culo. Durante unos instantes estuvieron abrazados tal como habían caído, disfrutando del placer que aún les daba sus cuerpos. Permanecieron abrazados mientras descansaban.

CONTINUARÁ.