Los Caminos de la Diosa. (1)
Disfrutad de una nueva y caliente saga familiar.
La carreta traqueteaba sobre el pedregoso lecho del rio seco, Rodica dormitaba acostada en uno de los camastros en la parte trasera, la primera sangre marcaba el destino de toda hembra de su raza desde el inicio del pacto con la diosa.
Liuda, Madre y suma sacerdotisa de la diosa guiaba el alazán negro subida al pescante .
Entristecida mascullaba esos pensamientos guiando la avanzadilla sobre suelo sagrado, eran 2 semanas de marcha los recorridos hacia el claro de Astarté, el lugar donde pronto esperaba reunir al resto de su numerosa prole adulta y donde la diosa otorgaría la bendición para el futuro matrimonio de la ultima de sus hijas .
El equilibrio en las tradiciones antiguas nunca había sido tan precario como entonces bajo el reinado de la enviudada Victoria , por ello eran en esos momentos cuando los valores antiguos debían preservarse con mayor énfasis.
Su pequeña Rodica seria iniciada en el culto a la diosa de la vida y la naturaleza, tal como toda la casta de legendarias hembras con dotes clarividentes antes que ella lo fueron .
Le esperaban 3 días con tres noches de iniciación a la vida adulta.
Transcurrida esos días, Liuda conocería junto al resto de su tribu si la diosa había premiado a Rodica otorgándole su favor, solo despues de la ceremonia podría incorporarse a la vida en el interior de la comunidad , unirse en matrimonio , engendrar cuantos hijos agrandaran la tribu . En definitiva, ser un miembro de derecho en la comunidad de los nómadas rodantes .
Tal y como le sucedió a ella tiempo atrás, acataría los designios de la diosa.
- Mama... hemos llegado? – murmuro la convaleciente Rodica-- No me has despertado? – quiso salir con celeridad del camastro.
- Descansa , mi estrella-- acuno la cara de su benjamina-- Tus hermanos dispondrán del campamento , así que... recupera las fuerzas para lo que ha de venir, entendido?-- La ceremonia sera dura..., – anuncio la madre con tono pesaroso, así lo ha mandado la diosa... -- Y has de poder aguantar los tres días... , porque ninguna de mis hijas ha sucumbido al padecerla , mi pequeña estrella... – sonrio esperanzada , Te convertirás en mi mayor orgullo! .-- la cubrio con el edredón florido .
- Yaaa..., bostezo encogiéndose entre las cálidas ropas.... aunque..., no entiendo porque no han podido contarme en que consiste la prueba...-- hablo medio adormecido.
- Pronto lo sabrás, mi niña..., pronto.-- descendió hacia el campamento.
La radiante luz del sol asomaba entre las copas de los robles enmarcando los coloridos toldos desplegados para el campamento ceremonial, sus 7 hijos varones venidos de todos los rincones de la isla inglesa colaboraban instalando las tiendas bajo las atentas indicaciones de su padre ; Kavi.
La fuerte fisonomia de Kavi se habia transmitido gloriosamente multiplicada en todos ellos. Recia cabellera de rizos castaña, semblante atractivo de rasgos marcados y ojos de un asombroso gris sobrenatural. El orgullo de este se veía patente en cada gesto de cómplice camaradería.
Era en el vientre de sus 7 hijas donde se forjaba el futuro del clan de Turmalino , el mayor asentamiento en las islas británicas, cuya semilla se entremezclaba con las milenarias raíces divinas . Asegurando así, la sabia nueva a un culto ancestral en armonía con cuanto los rodeaba.
La itinerante vida los había conducido por las sendas a nuevas tierras en el norte, a territorios desconocidos por el que ya transitaban las antiguas shuvanis . Cada uno de ellos progenitor de sus nuevas familias, siempre en progresivo crecimiento, capaz de elevar el espíritu del joven abuelo en cada ocasión en la que sus 70 nietos brincaban sobre sus rodillas. Pocas eran las veces en las que conseguía verlos reunidos tal como lo deseaba, pues es sabido que el hombre ha de pastorear su propio rebaño hasta que la Diosa dispone.
El consuelo de todo hombre de su raza le era concedido por la misericordiosa ternura de sus siete hijas , cuyas carretas poco tardarían en llegar uniéndose a la comitiva principal.
En sus 46 años de feliz matrimonio jamas había dejado de amar a su adorada esposa, a su clan y a las costumbres ancestrales de una comunidad tan ampliamente representada en los esposos de sus hijas. Todos ellos llegados de todas las partes de Europa, abandonando a sus clanes momentáneamente y uniéndose al de la futura novia , verdadera figura central en la veneración a la diosa de la cosecha. Al igual que él, para engendrar el mayor numero de vástagos .
Diecisiete habían sido los hijos engendrados en Liuda, 16 de los otros aun gateaban o se apresuraban a abandonar la calida leche materna, y seguían siendo el mayor motivo de satisfacción cada vez que al reunirlos los reconocía en los brazos de sus fecundas hijas.
Ahora al hacer entrega de la ultima de ellas ,sentía el pesar de todo padre ante el fin de un tiempo que jamas ha de regresar.
Esta reflexión acudía al pesaroso espíritu de Kavi al recorrer la desgastada silueta de la casa ambulante, su pequeña Rodica superaría la prueba, al igual que el resto de sus hijas ingresaría en la edad adulta con el futuro casamiento con el joven Akos .
El rumor de múltiples ruedas resonando atrajeron su mirada al pedregoso sendero, arrastrando consigo la alegría de jóvenes voces infantiles resonando en la noche. Justo entonces , en el ultimo lugar de la comitiva una carreta destaco del resto, pintada con el verde esmeralda de las ocasiones reservadas a enlaces, su alegre ocupante silbaba vociferando su buena suerte, la diosa le otorgaría a la benjamina de un clan claramente fructífero, acaso podía desear mas en la vida? – cantaba deteniéndose en el claro.
- Bienvenido Akos..., – estrecho el brazo como jefe de clan-- Tu lugar esta dispuesto junto al serval-- Señalo conduciéndolo junto al reservado para el futuro novio.
- Padre..., que la gracia de la diosa me otorgue a tu joya-- se doblo saludando con solemne reverencia.
- Así sea...-- pronuncio Kavi.
Despacio , se despidió del exaltado novio con cierto regusto nostálgico, debía saludar al resto de la comitiva antes de que la luna asomara en el cielo.
Una a una recibió los calurosos abrazos del resto de la tribu , beso nietos somnolientos, recorriendo en soledad cada una de las casas ambulantes, saludando a sus yernos, enternecido ante la visión de sus hijos recién nacidos acunados en cada uno de loss brazos de sus agotadas hijas adultas.
En esa noche antes , era justo cuando los varones de la casta Turmalino debían retirarse al bosque , protegiendo el santuario , permanecerían expectantes a la llegada de la comitiva ceremonial.
En esas primeras horas , los varones comerían guiso de mandrágora y jugo destilado de Hércules, preparando así la iniciación como en todas las ocasiones anteriores en que participaron ávidamente dispuestos.
Kavi, se retiro del claro con el pequeño hatillo colgado a su espalda, la túnica ceremonial de cáñamo seco era la única prenda tolerada y seria incinerada en la hoguera de la infancia al finalizar las primeras horas del cuarto día. Al igual que el resto de sus hijos regaría la fértil vagina de su pequeña Rodica cuantas veces fuera posible, tal y como en las 6 anteriores ocasiones había sucedido seria el encargado de sembrarla voluntariosamente al desvirgarla sobre el lecho ceremonial.
En ese primer día, la tomaría cuantas veces fuera posible, brindándole la primera leche varonil de las muchas por llegar en las horas venideras, procurando ponerla en conocimiento del deseo carnal mas desaforado. Cuando la tomara de todas las maneras en las que una hembra ha de ser poseída, transformándola ante la diosa en el recipiente sagrado de la semilla de los Turmalino. Solo al despuntar los rayos del segundo dia, serian sus hijos quien los sustituirían diligentemente , turnándose cuando el agotamiento les privara de sus fuerzas inseminatorias y terminando con el ultimo de los días, en el que todos unidos se unirían a un ultimo donativo conjunto del que la hembra floreciera cubierta de las cálidas emanaciones familiares.
Flanqueados por todos ellos, la ceremonia acabaría en el circulo de piedra, uniendo por ultima vez sus jugos entremezclados con los de la iniciada hembra adulta, como recordatorio final de los sinsabores de todo padre, insuflando en el sembradisimo útero la esencia de la paternidad.
Era al salir del resbaloso encierro cuando Kavi junto al resto de sus hijos se retirarían fuera del circulo y dejarían a la suma sacerdotisa pronunciar las palabras de bienvenida a la tribu adulta, entre cánticos de bendición quemarían los ropajes en la hoguera de la infancia , procurando el tiempo necesario para asearla en el interior de la gruta de Astarté.
Ellos marcharían al campamento agotados, satisfechos y orgullosos de haber cumplido con las expectativas de tres intensos días copulatorios , al calor del fuego, junto a sus esposas e hijos, esperarían la aparición de la nueva hembra con la alegría característica de su pueblo.
Si tal como la suma sacerdotisa anunciaba , era fértil para la siembra, uniría su destino al joven Akos en esa primera noche. Se turnarían en bailar, beber y cantar junto al resto de su prole, celebrando ruidosamente el secuestro del novio en mitad de la noche. Momento álgido de toda boda que se precie , marcando el final de las celebraciones y la marcha hacia sus respectivas tribu.
Se marcharían en la noche, bendiciendo al matrimonio con la intimidad de los recién casados y dejando atrás los últimos vestigios de una ceremonia celebrada desde el principio de los tiempos.
Poquísimas eran las ocasiones en que el rumbo de la voluntad divina difería al acostumbrado , unicamente la Diosa era capaz de disponer algo diferente.
No..., al igual que siempre la diosa seria generosa con los Turmalinos..., siseo desnudando su maciza osamenta-- Así había resultado en las 34 ocasiones en que había participado, como hermano y padre.
Apretó la mandíbula ante la erguida erección mientras prendía el broche al cuello, adentrándose en la espesura boscosa recorrío el camino al campamento de sus hijos varones.
- Me muero de ganas...-- pronuncio Reznik con igual incomodidad-- Esto de llevar tres días sin descargar...-- Ufff... , me va a matar...-- rio con ganas ante la aparición de la ultima figura alrededor de la hoguera.
- Esta vez el jugo de Hércules era realmente potente..., – Si hubierais visto la cara de mi pobre Azulen... – se quejo Kruno . No creo que se me olvide la cara de pasmo al descubrir la polla paterna...-- Ufff..., si a mi me dan escalofrios con solo pensar lo poco que queda para que mi primogénita sea iniciada. – Como lo aguantabas padre?-- nego con la cabeza sentado junto a la hoguera.
- Sinvergüenzas...,-- aulló la voz de Jedreas -- como si nuestras pobres esposas no lo supieran, Eso por no hablar de nuestras afectuosas hermanas..., – La de añoranzas al redescubrir a Sora.
- Lo mejor de tener a tu hembra dispuesta bien cerca, es la cantidad de veces que disfrutareis rememorando iniciaciones pasadas. – Con los años conocereis esa agridulce sensación... o por el contrario te veré zambulliendote en aguas heladas, ya sea de una palangana, del abrevadero de los caballos o como ahora , en la laguna..., os apetece un buen chapuzo de medianoche?--
- Vamos..., – asintieron despojándose uno tras otro de las capas de cáñamo.
Rodica ganduleo sobre el lecho perfumado, era la primera vez que dormía en soledad, sin los brazos o piernas de sus hermanos menores ahogándola, ahora que ya estaba plenamente recuperada debería pasar la prueba. Nerviosa se mordió el labio inferior contemplando el esplendido carromato de Akos ;,su prometido. Venido desde los Cárpatos meridionales bromeaba sentado junto a Mileva ; su hermana mayor. Lo estudio a través de la ventana del carromato , un pañuelo anudado cubría una abundante cabellera roja de , a pesar de no distinguir el color de sus ojos se adivinaban cierta picarda en las respuesta de Mileva.
Seria su esposo y padre de sus hijos, compartiría su lecho al igual que lo hacían sus padres separados tras la fina cortina divisoria al otro lado de la carreta, cuando los gemidos de un fuerte macho se le pusiera encima y llenase su vientre tal como su padre lo hacia con Liuda. Despertando algo húmedo y secreto en el centro de sus piernas, cuando inmediatamente volviera a sacudir el colchón con otras dos largas refriegas mas.
Las mejillas se colorearon ante la idea dibujada en su calenturienta mente, si tal como imaginaba Akos la montaba al igual que papa lo hacia … fantaseo suspirando sonoramente. Seria rico..., pegajoso y muy , muyyy divertido.
- Pensando en el porvenir?-- hablo la voz de su madre tendiéndole una cascara de calabaza llena-- Bebe despacio, es el jugo de la Orquídea de Hércules...,-- la observo torciendo el gesto ante el amargo contenido-- Todo.. , eso es..-- sonrió satisfecha .
- Puuuaaajjj... porque se llama así? – se limpio con el dorso de la mano-- Orquídea de Hércules..., que nombre mas extraño..--
- Se debe al destilado de los bulbos de una orquídea muy concreta, la que crece junto a la gruta sagrada-- Peino la negra cabellera de su hija—Su jugo se sirve durante toda la ceremonia de iniciación de toda joven casadera-- Se dice que quien beba de ella, sera capaz de cumplir con las mismas expectativas de las que las hijas de Tespios se beneficiaron. Y que conocerás en breve....
- ¿Que beneficios? – quiso saber Radico volviendo sus hipnóticos ojos grises hacia su madre-- No me negaras esa información madre..., ahora que estoy tan cerca...-- se enfurruño viéndola sonreír lacónicamente .
- Lo sabrás..., no lo dudes.., pues se trata de la única bebida concedida en el trance de los tres largos días-- rebusco en el arcón familiar.-- Mañana al despuntar el día..., despojaras a tu cuerpo de frívolos ropajes, unicamente cubierta con la capa de la diosa-- Tendió sobre el lecho una capa de sedosa tela blanca-- Mostraras la pureza de tu alma a la diosa.
Rodica recibió el cálido abrazo de su madre, emocionada ante la entrega de la preciosa capa , acaricio la suave superficie sosteniéndola frente al reflejo de la ventana. Las ultimas risas apagadas llegaban de la hoguera comunal con suficiente claridad para reparar en el vacío dejado por la ausencia de sus hermanos.
Hacia rato que la profunda voz de su padre no resonaba en la algarabía de las canciones populares, un extraño cosquilleo la recorrió allí donde sus muslos se juntaban, entornando los ojos hacia la cortina , resoplo inquieta, el aire parecía pesar con extraños presagios, sin entender como, las sombras volvían a recortar la recia figura paterna aporreando sus caderas contra la jadeante Liuda, trayendo con ello el recordatorio de la fortuita visión de la descomunal verga paterna en estado de reposo.
Un agradable cosquilleo la obligo a sentarse en la silla de madera tallada , aun siendo un breve y corto vistazo al acercarse junto al abrevadero, la magnifica longitud de ese colosal tronco orinando la había llevado a soltar las riendas y quedarse escondida observando . Sin entenderlo , el potente chorro de orina le seco la boca, desde donde estaba distinguía la redondeada punta tallada , un calor horrible coloreo sus mejillas. Ese esplendido vergajo acababa en una gruesa punta en forma de flecha, rosada y bien perfilada.
Rodica suspiro acelerando los movimientos sobre el redondeado canto, algo realmente bueno la animaba a balancearse con ese calor prendido , jadeando al fantasear con la inmensa gordura de aquel tronco carnoso bajo el cual una mata rizada de pelo negrisimo colgaban dos rotundas bolsas redondas.
El chillido la sorprendió soltando una rociada acuosa a la que siguió otra y que empapo el solido asiento con los jugos de su virginal vagina.
El vergonzoso abandono había calado sobre la madera, sin que cierto cosquilleo insatisfecho fuera aplacado. Angustiada ante la tortura de querer algo que no lograba apagar , se tendió sobre el lecho.
Con las mejillas muy rojas, los calzones muy húmedos y un extraña sensación de algo inacabado pasaría esa ultima noche en la carreta.
Insomne, permaneció despierta durante toda la noche, dando vueltas en el camastro hasta perder el dominio de sus acalorados instintos. Con la madrugada alejándose en la lejanía, se despojo de la pegajosa ropa nocturna, abandonándola en una pila al suelo de la carreta , dejo tras ella esa piel antigua .
Inspiro confundida anudando su cabellera en una recia trenza . Era perversa despues de todo... ? respiro desnuda bajo la vaporosa capa blanca.
Su propio reflejo en el cristal de la ventana parecía el de otra, mejillas arreboladas, labios claramente hinchados, ojos algo vidriosos y ese incesante hormigueo entremezclándose al ser guiada por su madre al destino de toda hembra.
Introducirse en la edad adulta....