Los caminos a la infidelidad plena y satisfactoria
Poco a poco se me van pasando los prejuicios por ser una mujer infiel y me voy perfeccionando.
Dormí perfectamente esa noche, después de la gran sesión de sexo con Carmina y su marido Ismael. Me desperté porque mi marido me trajo el desayuno a la cama y me despertó ávido por saber que paso. No sabía que se habría imaginado de lo sucedido esa noche, con la excusa de estar recién despertada le dije que me dejara terminar de despertarme. Me coloco la bandeja en la cama y por como inicio su conversación supe que no tenía ni idea.
-Que, ¿te encandilo mucho Ismael con su verborrea?
-Algo si me encandilo.
-Seguro que se pasó toda la noche mirando tus tetas.
-Toda la noche, no dejo de hacerlo ni un segundo.
-¿Le ves con ganas?
-Con muchas.
-Pero me refiero a si le ves con ganas de intentar follarte.
-Con ganas de intentarlo no. Porque me estuvieron follando toda la noche.
-Venga ya, no te creo. Si no hubiera estado Carmina, no digo que no, pero con Carmina en casa.
-Mira Luis lo único que no le deje fue darme por detrás, que también se ha emperrado.
-¿Y Carmina?
-Carmina es una puta cachonda y que no se corta ante nada, es muy liberal y lanzada.
-Me dejas sin habla, ya me hubiera gustado verte más si se puede con Carmina, solo de imaginarlo se me ha puesto la polla.
-Pues eso es lo que paso.
-¿No te ha dado remordimiento hacerlo con una mujer?
-Pues no, he dormido muy a gusto. Me ha tocado de una forma y me ha hecho cosas que me han provocado sensaciones que nunca había tenido y muy placenteras.
No tenía muchas ganas de follar, pero verle tan cachondo me abrió las ganas y acabamos follando, que por cierto cada vez se animaba a decirme más cosas “sucias” y yo cada vez me sentía más a gusto oyéndolas y diciéndole a él, cosas en el mismo tono.
Acabamos y me fui a duchar, que habíamos quedado en tomar unas cervezas con amigos antes de comer. Me duchaba y pensaba si me habría vuelto adicta o algo así, porque no me arrepentía y de pensar en todos lo que estaba viviendo, me excitaba. Estaba claro que era una de esas situaciones en la vida, que traspasas abres una puerta la traspasas y ves que te has perdido muchas cosas. Que de estar soltera causan menos “traumas” y de casada tiene que ser un buen problema o drama, salvo que tu marido te anime y le guste, que entonces es maravilloso.
Aunque conociendo a Luis, mi marido, había que aprovechar y consolidar esa nueva manera de vivir, no fuera a ser que se arrepintiera. De todo, los dos momentos que más destacaban, que más me habían sorprendido, era cuando mi marido me puso en bandeja al jovencito Javier y cuando me dejé llevar y tuve sexo, con Carmina. Algo que no me traumatizo y me hizo ver la vida de otra manera distinta.
Me vestí muy seductora y mi marido me lo ratifico cuando me vio, me agradaba que me soltara “vulgaridades” de lo bien que iba y como se iban a poner viéndome. Al encontrarnos con las otras parejas amigas, me sentí rebosante, cuando oí lo bien que me quedaba el conjunto que llevaba, que se me veía más guapa, etc., me sentía en la gloria.
Entre las parejas estaban Carmina e Ismael, el verlos me recordó todo y me moje sin remedio. Mire de distinta manera a mis amigas, las veía como posibles compañeras de cama, pero la verdad que, a excepción de una, que estaba bastante bien, el resto no llamaron la atención de mi nueva yo, aunque siendo sincera tampoco me lo hubiera llamado Carmina.
Juan me miraba de forma distinta o eso creía, lo veía como provocador y como sabia la relación tan “particular” que tenían ellos (Juan y Sonia) con Ismael y Carmina, me entraron dudas. En el primer momento que pude le pregunte a Carmina, que me tranquilizo diciéndome, yo que sepa no y no creo que Ismael hubiera contado nada, que no te de ninguna chaladura, estate tranquila, que, si Juan te mira así, es porque estas para comerme de nuevo, es más si quieres subimos un momento a mi casa con cualquier disculpa, me hizo mucha gracia además de subirme la calentura.
Era una mujer increíble y muy directa, nada nuevo, por cierto. Que me costó decirle que no, que no era el momento. Tan cachonda estaba, que cuando llegamos a mi casa intente que mi marido me follara, pero ya se había quedado en “off” después de la mañana. Nunca me había así, me tumbe en la cama sin desvestirme y le dije que ese era su “aperitivo” que empezara y abrí mis piernas. Le puso cachondo verme así, se quitó los pantalones y se puso a comerme el chocho, tan cachondo se puso que se empalmo, hice que se diera la vuelta para hacer un 69 y por una vez nos corrimos los dos a la vez, eso me relajo un poco, pero eso, nada más que un poco.
Estuve toda la tarde “intranquila” mis pezones estaban en pie de guerra y no tenía a ninguno de mis nuevos tres machos a mi disposición, era una faena. El más cercano Ismael, tenían cena con familia. Luis que se dio cuenta de mi estado, me propuso salir a visitar algún club “especial”, le pregunte por ese especial y me contesto, pues a algún club de esos de parejas liberales y antes que digas que no, que sepas que podemos ir solo a ver, que no es obligatorio tener sexo con nadie. No me lo esperaba, como se le podía ocurrir eso, sabía lo que yo pensaba de esos sitios, Luis sabes lo que opino y además no tenemos experiencia en eso y lo mismo nos metemos en una cochambre.
Se fue por la tablet y me enseño varios lugares, que no tenían mala pinta. Le dije, de todas maneras, eso pueden ser fotos maquilladas, que ahora se pueden hacer muchos trucos en internet, y si ya me sorprendió que tuviera eso guardado, más me sorprendí cuando me enseño opiniones que tenia de esos lugares por personas que los visitaban. Algo me llamo la atención que en uno de esos comentarios le decían que tenía una mujer para estar comiéndole el culazo a todas horas.
Le pregunte y con cara de “salido” me dijo con todo el desparpajo habido, no te enfades, colgué unas fotos tuyas en un sitio y no han parado de enviarme comentarios, pero no te enfades que tu cara no sale. Contuve mi cabreo, con voz relajada le exigí que me enseñara eso que había puesto, como decía él. Se fue a favoritos y abrió una página de parejas, escribió el usuario, que hacía referencia a que era un cornudo y después de introducir la clave, se abrió.
El anuncio venía a decir, que tenía una esposa muy puta y cachonda, que él solo no podía conmigo y que buscaba pollones no pollas para mí. Si hasta ese momento estaba perpleja, más me quedé cuando vi las fotos, unas eran de la piscina, en bikini y otras que me había hecho en algunos descuidos míos después de salir del baño o al entrar. Empecé a leer los comentarios y respuestas y me empezaron a fascinar esos cometarios. Como fotos que mandaron.
Las que no me gustaban eran las fotos que simplemente aparecía una verga, me gustaban más las fotos normales o con el torso descubierto y lo increíble que había mucho jovencito al que yo les gustaba. Ahora fui yo la que hable y sentencie. Desde este momento va a quedar una cosa clara en nuestro matrimonio, ya que veo que quieres ser un cornudo y que te gusta, me voy a follar a quien quiera, me da igual quien sea si me gusta. Siempre que se pueda, quiero que estés presente. Espere alguna replica o algún, pero, por su parte y solo dijo, me parece bien y ahora que te parece si nos arreglamos y vamos a explorar esos ambientes, le conteste que sí y nos fuimos a cambiar.
Él se vistió de sport y yo no sabía cómo vestirme para ir a un sitio de esos y Luis me aconsejo, vístete de tal manera que destaques más que cualquier otra mujer que haya en el club y ves con medias y por lo menos sin sujetador, que se marquen bien tus pezones. Mi replica a su consejo fue, estás loco tampoco puedo salir a la calle así, que me vean todos los vecinos y Luis tenía esa noche respuesta para todo, no tienen por qué ver nada los vecinos, porque con el frío que hace, te pones el chaquetón encima y ya está, quedas a salvo de miradas indiscretas.
Como tenía razón me fui a vestir y me puse una falda negra corta de cuero, una blusa roja vaporosa, que no era par esa época del año, pero era la ideal para esa noche y como me dijo mi marido in sujetador, que al quedarme ajustada se me marcaba todo. Luis al verme salir así me dijo, vas a reventar muchos pantalones, vas espectacular, serás la gran atracción fijo. Vi que se animaba demasiado y le recordé que solo íbamos a ver.
Llegamos al club elegido por mi marido, él se iba a bajar y le dije que se esperase. Me entraron los nervios y la vergüenza. El con buenas palabras, con muchos halagos y mucha más coba, trataba de convencerme y sobre todo de animarme. En ese rato que llevábamos parados, vimos entrar a varias parejas de nuestra edad más o menos, no tenían mala pinta y venían en buenos coches, esto último podía ser indicativo de que el club no sería muy malo.
Me decidí y fuimos para el club, avisando a mi marido que, si decía de irnos, nos iríamos sin tratar de convencerme. El recibimiento por parte de los responsables del local fue muy amable, eso me gusto, nos preguntaron si era nuestra primera vez, no sé si por la cara de panolis que llevábamos, pero cuando les confirmamos que era nuestra primera vez, fueron más amables aun y nos enseñaron todo el club y nos explicaron el funcionamiento del club.
Primero nos colocamos en la barra e insistieron, por si quería dejar el chaquetón, los nervios me comían. Me lo quite y tanto Luis como yo, vimos que más de uno y de una no se cortaron en mirarme descaradamente, en un principio eso me corto, pero cuando Luis volvió con sus halagos, me gusto lo que me decía.
Había bastantes parejas y de nuestra edad o mayores, más jóvenes no vi ninguna. De los hombres de las parejas, solo vi uno agradable a la vista, el resto eran triponcillos y poco se cuidaban el físico. De las mujeres casi todas estaban muy bien, contrario a sus parejas y luego había varios chicos jóvenes solos, pero estaban en otra zona y no sé cómo estarían de cintura para abajo, pero lo que se veía era de jóvenes bien cuidados. Necesite ir al aseo y fui con mucho corte, porque cuando nos enseñaron el club, pasamos por una zona, que, aunque no me fije se oía a mucha gente.
Pase rápido hasta que llegue a los aseos, cuando salí lo hice con más calma y me quede asombrada al ver a una chica de 30 años como máximo, que estaba embarazada, pero por su tripón de muchos meses y se la follaban entre 4 chavales más jóvenes que ella, era todo un totum revolutum. Uno de ellos le decía a un hombre de unos 40, vaya mujer que tienes. La clara de satisfacción de la chica me impresiono y me excito.
Note como me sobaban mi culo por encima de mi falda y mire y eran el hombre que dije que estaba bien y su pareja. Ni hice ni dije nada, pero de pronto me marché junto a mi marido. Iba tan sofocada que Luis lo interpreto mal y me decía que, si no estaba bien, nos marchábamos y le dije que no, que siguiéramos ahí. Al poco tiempo apareció la pareja que me había tocado y me miraban con provocación y yo a ellos. Luis me dijo si íbamos a bailar a lo que llamaban el cuarto oscuro y no me decidí.
Eso de no saber con exactitud que pasaba allí dentro, aunque podía imaginar algo, me hacía dudar. Veía entrar parejas y salían sobre todo las mujeres “congestionadas” y arreglándose la ropa. Hice que mi marido me acompañase a la zona donde estaban los chicos solos. Con las copas en la mano fuimos para allí. Había tres puertas que no sabía a donde iban ni lo que había. Luis tampoco lo sabía y nos vieron cara de “primerizos” porque un chaval alto y fuerte, que llevaba como única vestimenta una toalla blanca a la cintura se acercó y se puso a explicarle a Luis lo que había en esa zona, yo me hacia la distraída, pero lo escuchaba perfectamente.
Seguro que Luis sabía que yo los escuchaba y el chico le decía, esa puerta da a l zona del cuarto oscuro, donde se meten las parejas, hay una separación, donde los que estamos de esta parte solo podemos tocar y otras cosas, pero no podemos pasar por culpa de las separaciones, salvo que una pareja nos “invite”, detrás de la otra puerta, está el pasillo francés y el agujero “glorioso”, pero eso es mejor que lo descubráis vosotros solos y seguro, que aquí nos “pelearemos” todos si entráis, porque tu mujer tiene pinta de ser un volcán, que esta buenísima y no te enfades que es verdad, lo hemos dicho todos aquí, quien la pillara. Sabía que Luis de oírlo estaría cachondo a mas no poder y le respondió, no me molesta, sé que tengo una mujer que está muy bien, pero es nuestra primera vez y estamos de observadores.
El chico que se veía que se desenvolvía muy bien en ese ambiente, me hizo reírme cuando se acercó un poco más a mí para decirme, discúlpeme, me llamo Máximo, mis amigos me llaman Maxi. No quiero resultar atrevido, pero me ha dicho su marido, que vienen solo de observadores, pues que sepa que eso tenía que estar prohibido para usted, porque ha sido verla y quedarnos embobados mirando a una mujer tan bonita y sensual. Que llevo pendiente todo el tiempo por si entraban al cuarto oscuro. Como dije me hizo sonreír por su atrevimiento y provoco en mí, ganas de coquetear con él y ponerle un poco cachondo.
Mira Maxi, no me trates de usted, soy Ana. Si no nos hemos metido en el cuarto oscuro es por no saber cómo es eso y como va. Luis miraba con cara de cachondo. Si quiere yo le hago de guía para que nadie la moleste, mientras se lo explico desde este lado. Acepte su invitación y entramos con Luis. Estaba todo a oscuras, había como unos barrotes y se oían muchos gemidos y un olor penetrante a sexo. Mientras Maxi, mi supuesto “protector” nos explicaba todo, el muy descarado me metía mano por detrás, sin Luis enterarse.
Era una situación muy caliente y especialmente morbosa, me acariciaba con mucha sensualidad, sin prisas por llegar a mi chocho, era como si saboreara a su “presa” se entretenía con mis muslos y con mi culo. Si no fuera por el tema de contagios, ya que no conocía de nada al muchacho, me lo hubiera follado al instante. Pero le deje que siguiera y ya si me tocaba el chocho y cuando note como sus dedos me penetraban, me agarre a Luis, que gusto me estaba dando.
Dije de salirnos e iba ardiendo. Maxi me guiño un ojo y me dijo que él estaría por ahí. El bulto que levantaba la toalla era importante. Luis quería ahora meterse en el jacuzzi y me negué en redondo, a saber, cuándo había sido la última vez que cambiaron el agua. Una vez más con mis dotes de persuasión hice que Luis me “invitara” a pasar por eso que decían el pasillo francés y que no tenía ni idea que era. Hice que insistiera un poco y me deje llevar.
No me lo esperaba, era una pared de madera con muchos agujeros y de los cuales salían varias vergas, de todos los tamaños, pero grandecitas las pequeñas y luego había algunas bien grandes, el funcionamiento no hacía falta que me lo explicaran. Hizo acto de aparición la pareja de antes y ella no se cortaba en tocar esas vergas y sin dejar de mirarme.
Había gente mirando y era lo que me corto en tocar alguna y me quede con muchas ganas, a pesar de que mi marido me animo. Mi excitación empezaba a ser incontrolable. Por lo que quise irme y mas cuando vi a dos mujeres mamando con perdición alguna de las vergas. Le dije a Luis de irnos, pero el me dijo que acabáramos de ver esa parte de el local. Llegamos a una habitación de un tamaño reducido, para un máximo de 3 personas y en la cual había una de las paredes con un único agujero. Nos quedamos mirando y se veía a alguien mirándonos por el agujero y saco una mano por el agujero, como una invitación y me di cuenta de que era la mano del chico que estuvo con nosotros, me di cuenta por un tatuaje que llevaba.
Entramos y como había una puerta, la cerré para no sentirme observada y luego el dije a Luis que me follara, se lo dije muy bajito. Sabia que nuestro “invitado” estaría mirando y eso me excitaba. Para que no se enredara y perdiera el tiempo, me quite mis bragas y las deje sobre un asiento que había. Luis se agacho me subió la falda y se muso a lamerme por detrás, veía perfectamente el ojo del mirón y me ponía mucho mas esa situación.
Quería que me follara sin perdida de tiempo, pero seguro que estaba haciéndolo así, porque estaría tan excitado como yo y se correría pronto. Desapareció el ojo y saco la mano, tocándome el brazo, era electrizante como me acariciaba. Hoy Luis se estaba esmerando mas que nunca con su lengua y sus dedos, me tenía fuera de sí. Cuando me puse “peor” fue cuando vi una enorme verga aparecer por el agujero, además estaba operada y no tenía ningún pellejo, se veía enorme.
Me entraban ganas de comérmela, pero mi indecisión era muy grande, el tío la movía como si le dieran convulsiones, como invitándome. Luis se levanto ara follarme y vio la verga, le puso mas cachondo y me decía que por lo menos la tocara, pero no quería, bueno no es que no me apeteciera me daba reparo.
Luis me la metió de golpe y empezó a empujar con desesperación y tanto me empujaba que mi cara estaba a milímetros de esa verga. Paro de follarme y me dijo que la diera un beso, se lo di de buena gana, pero solo un beso. Siguio follándome y me hizo darle otro, así en varias ocasiones, hasta que no me aguante y me la metí en la boca, oír a través de esa pared un grito del chaval, me puso fuera de si y por lo que se ve a mi marido también, porque se corrió y me dejo en el momento mejor. Quedarme así a medias, me trastorno y me creo un conflicto conmigo misma, sobre todo teniendo una verga de tal calibre a mi disposición. El chaval me decía que no fuese tonta, que le invitase, que me daría mucho placer y encima Luis diciéndome si iba a por él.
Corte por lo sano, sabia que era tonta por no llamarlo, pero no estaba preparada para eso, aunque hubiera hecho ya muchas cosas, pero no podía y le dije muy seria de irnos. En el coche iba sin bragas, enfadada con Luis por dejarme a medias, enfadada conmigo por no permitir a ese chaval follarme. En casa Luis se acostó primero y me dijo que me esperaba en la cama. Me quedé sola tomando una copa en el salón y me estuve masturbando durante bastante rato.
Ya era domingo y salimos a tomar unas tapas, que luego tendríamos que ir a por los niños a casa de los abuelos. Nos encontramos con amigos como era de esperar. No me apetecía mucho, no estaba para nada amistosa, después de una noche tan nefasta y para colmo, me quede dormida en el sillón. Fuimos de un sitio a otro tapeando, hasta que llegamos a un mesón, en donde tenían las mejores tapas y por eso estaba siempre abarrotado.
Allí nos encontramos a Ismael y Carmina, con familiares, nos saludamos y cada cual siguio con la gente que estaba. Intercambiamos miradas Carmina, Ismael y yo, que ganas me daban de estar con ellos otra vez.
Me abrí paso como pude entre tanta gente y fui al aseo que estaba en la planta superior. No es que tuviera que hacer nada, era solo por exhibirme delante de Carmina e Ismael y que vieran que bien me quedaban los pantalones vaqueros leggins, que me quedaban justos y estilizaban mi silueta y sobre todo ese culo, que tantos querían “profanar” y pase con un movimiento cadencioso y sabiendo que tendría 1000 ojos pegados a él.
Subí las escaleras toda orgullosa y con ganas de girarme para saber quien miraba mi culo. Oí detrás unos pasos potentes y miré, era Ismael que venia como un toro. Me llevo en volandas al aseo de mujeres y entramos en uno de los reservados del aseo. Iba a “protestar” y me beso metiéndome su lengua hasta la garganta, que bruto que estaba. Estaba demasiado “necesitada” como para hacerme la dura y a sabiendas de que no teníamos tiempo, fui desabrochando su cinturón y sus pantalones y que delicia encontrarme con ese vergón todo duro por mí.
Me senté en el inodoro y me puse a chupársela y con qué ganas lo hacía. Entro gente y me dio igual, no me corte, la quería toda para mí. El sin hacer ruido, me hizo levantarme, me dio la vuelta y bajo bruscamente mis leggins. Costo un poco que entrara, pero una vez que empezó, la metió toda seguida, no estaba del todo mojada y eso hizo que la sintiera más. Que barbaridad y que gusto. Empujaba de tal manera que me tenia casi contra la pared.
Cogió una postura muy extraña, porque se agacho para tocarme el clítoris y a la vez me metía como mínimo un dedo en mi culo y no pude protestar porque podría oírnos la gente que s estaban lavando las manos y hablando. Me empecé a poner muy nerviosa, porque estaba a punto de correrme y no quería hacerlo porque se me oiría, rezaba para que se fueran de una maldita vez.
Al momento que oí que se iban, me corrí sin hacerlo como quería, pero si más libre. Él no se había corrido y seguía con más fuerza y más rapidez, mientras me decía que la próxima vez me follaría ese culo de zorra que tenía. Me puso otra vez a tono y estaba que me corría nuevamente y él me decía que tenia ganas de hacerme un “bocadillo” y según me lo decía sentía como se ponía al borde de correrse, corriéndose sin miramientos, era un bruto, soltaba de todo por su boca cunado se corría, lo que me ponía muy cachonda y me llevo a correrme a mi también.
Estuvo muy bien, pero me sabia a poco. Me vino a la cabeza las miradas de Juan y le pregunte si le había dicho algo, fue muy sincero y me dijo que sí. Que se lo había dicho, porque como ya sabía tenían mucha complicidad y que quería hacerme el dichoso “bocadillo” con él. Se que me haría parecer tonta, pero le pregunte por eso del bocadillo y cunado me iba a responder entro gente. Por lo que me lo dijo suavemente al oído, es lo que te haremos Juan y yo, follarte los dos a la vez por tu coñito y por tu culito. Que notes dos buenos pollones dentro de ti, hasta que te vuelvas loca de placer. Pero solo cuando tu estés preparada y quieras, pero sobre todo no te preocupes por Juan, que es muy discreto.
No sonaba nada mal, lo único el miedo que me daba el hacerlo por detrás, pero lo imaginaba y me calentaba. Antes de irnos, como mi marido y yo, nuestros domingos había una parte que era una rutina, Ismael me hizo una propuesta, haz que sea tu marido quien vaya por los niños y me paso por tu casa y rematamos el día. Era una tentación, pero no me atrevía, sabía de antemano que, si se lo decía a Luis, se mosquearía. Al final le dije que no.
Luis me dijo que había tardado mucho y le dije que tenia la tripa muy revuelta. Ante mi sorpresa la respuesta de Luis fue que habían sido las tapas de callos, que normalmente me sentaban mal si estaban fuertes. Por lo que insistió en que luego me quedara en casa que el iría por los niños. Dije que luego lo hablaríamos. A pesar de las tentaciones que me venían, no quise quedarme sola en casa, porque entonces seguro que le llamaría y Luis podía ser cornudo y un buenazo, pero de tonto no tenia nada.