Los calzoncillos de mi compañero de piso

Conviviendo con un hetero..

Cuando empecé a compartir piso con Aitor acababa de mudarme a Madrid por motivos laborales. Aitor fue como mi tutor en una ciudad en la que no conocía a nadie y cuando empecé a buscar casa me ofreció una habitación libre que tenía en su apartamento. Acepté al instante. Aitor era un tío muy divertido pero también era serio, inteligente y sobre todo me la ponía dura desde el primer día que lo vi.  Yo acababa de cumplir los 27, Aitor 26. Moreno, fibrado de gimnasio pero sin exagerar, pelo corto y moreno, no tardé en verle la polla por primera vez. El primer día ya coincidimos en el baño. Sólo había uno y mientras yo me duchaba Aitor entró, se sacó la polla y empezó a mear. Una polla larga rodeada de abundante pelo rizado oscuro. No se como controlé mi erección, pero cuando salí de la bañera, Aitor seguía ahí, ahora cepillándose los dientes y sonriéndome.

Al volver a mi habitación empecé a sobarme la polla. Fue la primera paja que me hice pensando en mi compañero de piso. No fue la última.

Aitor por supuesto era heterosexual y no tardó en traer la primera chica a casa. No tenía pareja estable por lo que las chicas que entraban en casa eran ligues de una noche que se follaba un sábado y a las que no volvía a ver. Un detalle importante: Aitor no tenía ni idea de que a mí me iban las pollas y más en concreto, la de él. Esto me permitía verle desnudo sin ningún problema. Era completamente normal entrar en el baño mientras se duchaba o mientras uno estaba cagando. En verano nos solíamos pasear en calzoncillos por casa, marcando rabo.

No tardé en colarme en su habitación aprovechando sus salidas al gimnasio para rebuscar entre su ropa usada. Nada más olerla me ponía la polla como una piedra. La primera vez me empecé a pajear ahí mismo, esnifando unos gayumbos tipo slip que olían a culo y a rabo y a lefa. Terminé en pelotas, en la habitación de mi compañero de piso pajeandome a saco y corriéndome en los calzoncillos de Aitor. Mis pajas fueron a más y empecé a hacerlo en su cama, desnudo, oliendo sus sábanas, follándome su almohada (me daba morbazo pasar mi polla y dejar mi olor en el sitio donde iba a poner la cabeza al dormir), poniéndome sus gayumbos y corriéndome con ellos puestos. Con el tiempo también comencé a meterme en su ordenador. Me daba morbo ver su historial de internet y ver los videos porno con los que se pajeaba. Supongo que quería descubrir algún video gay o bisexual que me hiciera dar el paso e ir a lago más con él. Nunca encontré nada que no fueran videos heteros. Lo que si encontré fue una colección de fotos o autofotos en las que posaba delante del espejo marcando culo, agarrándose la polla y marcado erección. Hasta entonces le había visto la polla cientos de veces, pero nunca se la había visto dura. Ese día me corrí sobre la pantalla de su portátil. Por supuesto me hice con las fotos y todavía hoy me sigo pajeando con ellas.

Después de varios meses empecé a engancharme de él. Quería ir mas allá pero Aitor nunca me dio pie para ello, incluso cuando le daba algún masaje (empezando por los pies, subiendo por las piernas, los muslos, hasta el culo) o cuando le ayudé a depilarse la polla. Aitor no se había depilado en su vida y le ayude a rasurarse. Fue la primera vez que le pude tocar la polla, muy flácida (asustada supongo por la proximidad de la máquina de cortar) y a Aitor le parecía de lo mas normal hacer esas cosas entre colegas.

Después del día de la depilación decidí que tenía que tener esa polla en mi boca, en mi culo, y empecé a pensar como podía conseguirlo. Lo de emborracharnos y hablar de tías para ponerlo cachondo no había servido de nada porque a la hora de la verdad él se iba a su habitación a pajearse y yo me quedaba en la mía escuchando, con la polla a tope. Un fin de semana en el que Aitor se había llevado a una tía a casa, me desperté cuando ésta salía de casa, ya por la mañana y aproveché para levantarme para ir a mear.  Al entrar en el baño encontré a Aitor tirando en la papelera un caja de condones.

-         Joder tío ¿te has gastado una caja en una noche o qué?

-         Buah macho me ha sacado toda la leche esta tía.. jajaja – y salió rascándose una nalga camino a su habitación.

Me quedé ahí plantado, con la polla casi a reventar y no lo pensé: me tiré a por la papelera, cogí la caja de condones y dentro estaba mi botín: tres condones bien llenos de lefa, uno de ellos todavía caliente. Con ellos en mi mano, el rabo duro como nunca empecé a pajearme de forma salvaje, gimiendo como un loco. No me importaba que me escuchara Aitor o que entrara en ese momento en el baño y pillara haciéndome la paja del siglo con sus condones llenos de leche. Me puse uno de ellos en la polla, sintiendo como la lefa resbalaba por todo mi tronco y con los otros empecé a chuparlos. El olor a polla y a semen me volvía loco y uno de ellos, el que todavía tenía la leche caliente me lo llevé a la boca y empecé a tragar. Eso fue demasiado y empecé a correrme como un loco en el condón que llevaba puesto en la polla y que poco antes había estado en el rabo de Aitor.

Repetí lo de lo condones más de una vez pero con el tiempo quería más. Todo empezó con unos relatos de Todorelatos de sexo no consentido. Supongo            que todos eran relatos de fantasía, pero uno de ellos me dio la idea. Busqué en internet un sedante para hombres sin (excesivo) peligro para la salud y lo encontré en una web extranjera.

El paquete me llegó un miércoles y decidí probarlo esa misma noche. Entre semana ni Aitor ni yo salíamos y era muy raro que alguien llamara. Si lo sedaba entre semana corría un riesgo mínimo de que alguien quisiera contactar con el y llegara a preocuparse si no lo conseguía.

Ese día hice yo la cena y en la crema de calabacín vertí la dosis que se indicaba en las instrucciones. Pensar que podía tener el cuerpo de Aitor para mi solo, comerla la polla, follarlo si quería, me hacía tener la polla tiesa todo el tiempo. Después de la primera cucharada Aitor tomó una segunda y una tercera hasta terminar el plato. No mucho después dijo que tenía mazo de sueño y se fue a la cama.

Entré en su habitación unos quince minutos más tarde con una excusa idiota. Tanteé su respiración: dormía profundamente. Le cogí un brazo y lo solté: nada. Estaba completamente dormido (o drogado). Mi polla se puso todavía mas dura. Empecé a desnudarlo, quitándole el pantalón del pijama y la camiseta, viendo el bulto de su calzoncillo en el que me había corrido tantas veces.

En el último momento, consciente de que esta oportunidad no volvería a pasar decidí grabarlo todo con una cámara para futuras pajas. Al final el quité los gayumbos y ahí estaba, por fin, su polla. Acerqué la mano y se la cogí, apretándola subiendo arriba y abajo, iniciando una paja que se la puso un poco morcillona pero no dura. Me desnudé del todo y me puse encima de el, juntando mi polla contra su abdomen, llenándoselo de precum. Estaba super excitado. Tener a un hetero como Aitor a mi entera disposición, después de tanto tiempo, me tenía a mil. Empecé a moverme encima de el hasta que acerqué mi boca a la suya y comencé a besarlo, metiendo mi lengua, sintiendo la suya dormida. Con la polla como la tenía, me incorporé y acercándosela a su boca le puse todo el capullo entre sus labios, empujé y se la metí a la primera….

Que gustazo, follarle la boca de esa manera, sabiendo que era la primera polla que se comía, sabiendo que era hetero y que nunca habría hecho una cosa así. A los pocos minutos estaba a punto de correrme, pero todavía quería mas. Le di la vuelta y pude ver a mi antojo su culo. Ese que tantas veces había visto e incluso dado algún cachete de broma. Me acerqué a su agüero virgen y pasé mi lengua por el. Aitor se estremeció un poco dándome un susto mortal, pero no pasó de ahí. Le escupí un par de veces y acerqué mi capullo a su agüero. Tampoco tenía lubricante y estaba demasiado cachondo para dilatarle más así que apreté mi polla contra su culo y le metí todo el capullo. Tener la polla dentro de Aitor hizo que casi me corriera al instante y seguí follándolo. A la tercera embestida le había clavado toda mi polla, chocando mis huevos contra su culo. Seguí con el mete saca a todo trapo hasta que diez minutos después de estar follandolo me corrí como un loco dentro de su culo, preñándolo entero.

Cuando terminé lo volví a poner boca arriba, descubriendo que la polla de Aitor estaba toda duro. Supongo que mientras lo follaba le estaba estimulando la próstata a saco y se le había puesto como un mástil. Me quede mirándolo, con el culo abierto, saliendo un hilillo de lefa entra los muslos y la polla toda dura y me volví a empalmar. Esta vez me corri en su boca preñándolo por segunda vez y ya exhausto lo limpié un poco y me fue a mi habitación con una sensación de culpabilidad y excitación.

Supongo que al día siguiente le dolería el culo, pero no me importaba. Aitor nunca pensaría que lo había drogado y le había roto el culo. No, yo era hetero.