Los auto-stopistas
De como vi como dos negros se trajinan a mi mujer hasta dejarla extenuada.
OLIVE-RUEDA
Aquella mañana habíamos ido como otras tantas veces a tomar el sol a nuestra playa nudista favorita.
Mi mujer se había quemado un poco y decidimos marchar antes, como digo, ella se había quemado por el sol, así que decidió ponerse solo el pareo, sin nada debajo,
-Total, vamos del coche al garaje de casa. Comento
Como era temprano y no teníamos ninguna prisa decidí ir por la nacional en vez de por la aburrida autopista. Apenas llevábamos unos kilómetros conduciendo cuando vi a unos chicos de color haciendo auto-stop.
-¿Les recogemos?, le pregunte a mi mujer, aunque yo ya estaba parando en el arcén
Por el retrovisor pude ver a los chicos corriendo hacia el coche hasta que llegaron a nuestra altura, mi mujer había bajado la ventanilla y uno de ellos se asomo por ella para decirnos que iban a Girona y si les podíamos acercar. Claro que como mi mujer solo llevaba el pareo y este poco le tapaba entre pequeño y transparente al chaval se le salieron los ojos de las orbitas al verlo, a él los ojos y a mi, mi pollita de cornudo me dio un salto en el bañador!!!!
Les dije que si y subieron a la parte de atrás, uno de ellos hablaba bastante bien castellano, pero el otro solo parecía hacerlo en su idioma. La conversación era la habitual, de donde sois, cuánto tiempo lleváis aquí, lo difícil que están las cosas .. pero para hablar mi mujer se tenía que dar la vuelta hacia ellos, enseñándoles más de una vez mucha más pierna de lo deseable.
A veces hablaban entre ellos, no los podía entender, pero sin duda lo estaban haciendo de mi mujer, ni yo mismo se como llegaron las palabras a mi boca, pero me pude escuchar como si las dijera otra persona:
-¿Os gustaría verla desnuda?
El que hablaba español, me respondió que nunca había visto una mujer blanca desnuda, solo en las fotos y en bikini en alguna playa, le comento algo a su compañero, que no entendimos, pero por su expresión estaba claro que él también quería verla en pelotas.
Pare coche nuevamente en el arcén y les dije que la dejaran sentar entre ellos, ella bajo del coche, uno de ellos había bajado para permitirla subir atrás, mi mujer se sentó, e inmediatamente reanudamos la marcha, todavía no estaba el coche en la carretera, ya me le habían abierto el pareo, dejándola completamente desnuda ante ellos, en un primer momento solo la miraban, examinándola de arriba a abajo, hasta que uno de ellos le hizo poner una pierna por encima de la suya, el otro lo imito de inmediato y así quedo completamente abierta de piernas y a su disposición, sus manos fueron inmediatamente a su coño, que ya estaba bastante mojado, empezaron a meterle sus dedos dentro moviéndolos con fuerza, mientras otro le manoseaba las tetas también con ganas, debía hacer tiempo que no estaban con una mujer, se les notaba muy excitados y con muchas ganas, no se como se lo hicieron, pero sin dejar de tocarla en un momento se habían quitado los pantalones, cuando vi aquellas pollas no me lo podía creer, me habían hablado del tamaño de las pollas de los chicos de color, pero aquello era enorme, yo miraba como podía por el retrovisor para intentar no perderme detalle.
Mi mujer estaba pajeando ya a uno de ellos mientras el otro le metía todos los dedos que podía en el coño, que ya parecía empapado, cuando ella se giro y se metió la polla en la boca, yo veía aquella tranca desaparecer en su boca mientras el otro le continuaba metiendo los dedos en el coño y posiblemente en el culo también, mi mujer jadeaba, lo que podía con aquella polla en la boca, como una perra en celo, yo los iba mirando por el retrovisor, pero la situación era peligrosa, así que en cuanto pude me desvié por un camino de tierra. Nos bajamos del coche en una zona boscosa, y la sacaron del coche completamente desnuda y los dos chicos desnudos de cintura para abajo, entonces pude verles las pollas en todo su esplendor, era sin duda enormes, negras, del tamaño de un antebrazo, los chicos la rodearon volviéndola a acariciar, con fuerza, casi era una violación, tenían tantas ganas que habían perdido un poco el control, saque del coche una manta de viaje y la estire en el suelo, la tumbaron sobre la manta y siguieron con la juerga, vi como uno le separaba y empezaba a meterla la polla en su coño, por si fuera poco vi como la muy puta cogía ella misma aquella tranca descomunal y la apuntaba a su raja, no podía apartar la vista de aquel coño, ver como se iba dilatándose, pensaba que no lo conseguiría, pero poco a poco se la fue metiendo hasta clavarle los cojones en el culo, el empezó a sacarla hasta que casi salió por completo para inmediatamente volverla a metérsela, repetía aquella acción cada vez un poco más deprisa, ella se retorcía de placer y jadeaba mientras yo veía aquella taladradora abrir su coño, mientras el otro se pajeaba frenéticamente, hasta que se puso sobre su cara y le metió toda su tranca en la boca, chupaba con ganas mientras el otro no paraba de follarla ahora cada vez más deprisa, yo notaba tenia la polla a punto de explotar, me pajeaba como un poseso mientras no podía dejar de mirar aquellas dos trancas taladrando a mi mujer, el que se la estaba follando la tenia cogida por el culo levantándola hacia él, metiéndole la polla todavía más adentro, nunca pude imaginarme que a mi mujer le cupiera aquello en el coño.
El chaval se la saco de golpe y empezó a correrse sobre su coño, pero se incorporo y apartando al otro se la metió en la boca, acabándose de correr en ella, mi mujer nunca me había dejado hacerlo y ahora estaba allí, en medio de un bosque sin dejar de chupar la polla que se estaba corriendo abundantemente en su boca. Yo veía la leche de aquella polla saliendo por las comisuras de los labios de mi mujer, resbalando por sus mejillas y la muy puta no la soltaba, quería ordeñarla a base de bien.
El amigo no perdía el tiempo y se había situado entre sus piernas, frotaba sus cabezota separando los labios vaginales y frotando sus clítoris, a mi me parecía que mi mujer ya se había corrido al menos un par de veces, pero no parecía tener ninguna intención de parar. El tío frotaba cada vez más deprisa la polla y escuche que le decía algo a su amigo, en su idioma, no lo entendí, pero le dieron la vuelta y la dejaron a cuatro patas, con el culo en pompa, el que no se había corrido todavía se puso detrás, mientras su amigo la sujetaba por delante.
Entonces me dijo que le separa yo las nalgas, dejando a la vista su ano, me acerque a ella y le separe las nalgas como me pedían y el negro apunto su enorme capullo al indefenso agujero de mi mujer.
Ella habitualmente hace penetraciones anales, pero sin duda aquello era lo mas grande que nunca se hubiera metido allí.
Mi mujer empezó a gritar que no le hiciéramos eso, que no podría soportarlo, mientras intentaba zafarse de nuestras manos. De golpe sus gritos se convirtieron en murmullos y al girarme a ver qué pasaba vi como el otro negro le había vuelto a meter la polla en la boca, la leche de la corrida anterior le resbalaba por la cara, haciendo largos goterones que le colgaban de la cara.
El que quería metérsela por el culo me dijo que la sujetara fuertemente, así lo hice y el tipo empezó a empujar, vi como el ano se abría y toda la cabezota se metía dentro, mi mujer gemía, se quejaba, en un momento pensé que era demasiado, pero fue el momento en que mi pollita exploto, soltando toda mi leche sobre el lomo de mi mujer.
Y ahí estaba yo, viendo como aquella barra se metía cada vez más en el culo de mi mujer, la veía desaparecer dentro, poco a poco, centímetro a centímetro, mientras yo, obediente, continuaba separando sus nalgas. Cuando la tuvo toda dentro empezó a sacarla casi por completo para volver a metérsela otra vez, repetía la operación una y otra vez, cada vez más deprisa.
El otro chaval se había recuperado y tenía a mi mujer cogida por el pelo y le pegaba unos pollazos tremendos en la boca, empujándola contra la polla que tenia metida en el culo, era como si estuvieran jugando un partido de tenis con ella, adelante a detrás, adelante, a detrás y mi mujer, se corrió, era evidente, se estaba corriendo la muy puta con una inmensa negra en el culo y otra en la boca, yo había soltado a mi mujer y estaba como un tonto sentado, viendo la escena, sin poder creerme que la muy puta se lo estuviera pasando tan bien.
El del culo empezó a bufar y gemir, se agarraba a las caderas de mi mujer como si tuviera miedo a caerse, debía estarse corriendo dentro de su culo, como pudo me dijo que me acercara, que apoyara la cara en las nalgas de mi mujer, así lo hice, ella tenia todo el ano completamente dilatado, rojo, el negro saco el capullo de su culo y se corrió abundantemente sobre mi cara y el culo e mi mujer a la vez que el otro se estaba corriendo otra vez en su boca.
El negro limpiaba su polla entre el culo de ella y mi cara y yo no hacia nada, estaba obedeciendo como un buen cornudito, hasta que se levantaron. Yo me senté nuevamente en el suelo, viéndoles como se iban, riendo, hablando entre ellos, sin duda comentando la jugada, mientras mi mujer continuaba, como sin sentido, prácticamente desmayada, tumbada sobre la manta, resbalándole la leche de aquellos dos por el culo y la boca.