Los amigos de mi Dueño.
Sacó el pepino y lo hizo a un lado y empezó a montarme Él, con su deliciosa verga. Inmediatamente mi necesidad se hizo 10 veces más fuerte. Sentir esa verga deliciosa llenando mi concha me hizo pensar que había cambiado de idea.
Mi nombre es Sandra. Bueno, así me pusieron mis padres, porque mi Amo JE ha decidido que mi nuevo nombre será simplemente "puta". Comencé a ser su propiedad hace relativamente poco, pero ha sido suficiente para que me sienta completamente suya y bajo su poder.
Una de las fantasías que compartimos es el exhibicionismo. A mí me encanta que otros vean cómo me usa y me humilla, y a Él le encanta verme en esas situaciones frente a otros, y mostrar su poder frente a mí. Hasta ahora lo habíamos resuelto con internet. Creamos un perfil en un sitio de webcams y de vez en cuando transmitimos sesiones o parte de ellas. Sin embargo, hubo un día en que las cosas fueron más allá.
- "Hoy vamos a hacer realidad tu fantasía, puta. Un par de amigos vendrán a ver el partido y tú nos vas a atender."
Yo me quedé callada sin entender bien sus palabras. Estábamos terminando de preparar algo de comer. Yo estaba desnuda, con mi collar, tobilleras y muñequeras, con un delantal puesto para evitar quemarme si saltaba algo de la estufa.
"No entiendo, Amo". - le dije.
"¿Qué no entiendes, puta? Hoy van a venir Héctor y Jorge. Nos vas a servir la comida y las bebidas, pero desnuda. Quiero que vean lo que realmente eres para mí. Ven, ya esto está listo. Quítate el delantal que quiero dejarte lista a ti también."
Me llevó al cuarto. Puso la cadena en mi collar, me escribió en las tetas y las nalgas 'puta de JE', y me puso un plug anal de cola de perra. También puso una pinza en cada pezón, conectadas por una cadena corta que además enganchó a la argolla de mi collar, jalando permanentemente mis tetas hacia arriba.. Yo empecé a rogar, a decirle que no lo hiciera, que esto había sido sólo un juego, que no era capaz. Pero su respuesta fue ponerme una mordaza de bocado. Así, me llevó a la sala.
El timbre sonó poco después, lo suficiente para que yo ya me hubiera babeado. Escurría saliva desde mi boca hasta mis pechos. Mi Amo se limitó a halar la cadena y yo tuve que caminar a su lado. No sé por qué no lo detuve. ni por qué evité decir mi palabra de seguridad aún después de saber lo que tenía planeado para mí. Creo que mi deseo por obedecerlo se iba haciendo cada vez más fuerte. Me llevó hasta la puerta así. Desnuda, de la cadena, marcada como su puta y babeando. Abrió la puerta y yo sólo bajé la mirada. Saludó a sus amigos y luego me presentó de nuevo:
- "A ella la conocían como Sandra. Pero de ahora en adelante les pido que la llamen 'puta'. Es su nuevo nombre".
Luego me mira y me indica el suelo. Es la señal para que me ponga a 4 patas, lo que obedezco. Y así, delante de sus amigos, emprendió el regreso a la sala. Sus amigos bromeaban y le decían que pensaban que no era en serio cuando les contó que yo me comportaba así con Él, pero que ahora veían que era cierto. Se sentaron en el sofá, Mi Amo me quitó la mordaza, me metió unas bolas chinas en la concha, que se sentían apretadas junto con el dildo del culo, puso una cadena corta entre las argollas de mis tobilleras y me ordenó traer la comida y servirles.
Había una parte de mí a la que le encantaba la situación, pero trataba de no reconocerlo frente a mí misma. Me decía mentalmente que lo hacía por mi Amo, que era mi entrega. La verdad es que también lo disfrutaba, ser exhibida, humillada, como la propiedad que soy. Tuve que ir una y otra vez a la cocina, a servir los platos de comida de cada uno, a traer bebidas, hielo, servilletas. Cada vez que llegaba a la sala, mi Amo se "acordaba" de algo más que faltaba. Al final. cuando serví lo de los demás, llegué con mi plato y me quedé de pie al lado de mi Amo, sin saber qué hacer. Él simplemente tomó mi plato y lo puso en la mesa y me indicó que me hiciera en el suelo a su lado, quitando la cadena de mis tobillos y la mordaza.
Como no me dio mi plato, me quedé allí sentada quieta a su lado mientras ellos comían. Luego vi que al fin agarró mi plato y ya me disponía a recibirlo cuando partió un pedazo de carne y lo tiró al suelo.
- "Come, puta. Y sin las manos".
Yo me lo quedé mirando, aturdida. ¿De verdad quería que yo comiera del suelo frente a sus amigos?. Entonces me dio una cachetada y me dijo:
- ¿Necesitas que te convenza, perra?".
No necesitó decir nada más. Bajé mi cabeza hasta el pedazo de carne y lo agarré con los dientes y me lo comí. Hice lo mismo con el resto de comida que seguía tirando al suelo cada cierto tiempo, mientras el partido transcurría. También acercaba a mi boca un vaso con algo de bebida y me daba un poco. En general hablaron poco y estaban concentrados en el juego, como si fuera completamente normal que yo estuviera ahí en esas condiciones. Sólo comentaban de vez en cuando que le tenían envidia, y que realmente yo hacía lo que Él deseaba.
Al finalizar el partido tiró de la cadena y me hizo acostarme boca arriba, quitando las pinzas de mis pezones, lo que me hizo dar un grito con cada una. Le comentó a sus amigos que ahora verían por qué mi nuevo nombre. Agarró una barra extensora y enganchó a los extremos mis tobilleras y mis muñequeras, para que quedaran mis piernas bien levantadas, con mi concha y culo expuestos. Sacó las bolas de mi concha, mostrando lo mojadas que estaban, lo caliente que yo estaba con toda la situación, y se puso de pie, dejándome expuesta frente a sus amigos. Regresó menos de un minutos después, y de repente sentí que metía en mi concha algo helado, que casi me quemaba. Di un grito pero mi Amo me ignoró. Todo lo que no fuera mi palabra de seguridad no significaba nada. Empezó a meterlo y sacarlo, sobando mi clit, metiéndolo de nuevo hasta el fondo. A veces paraba unos segundos y me nalgueaba, y volvía a follarme con el pepino que había guardado en el congelador un rato.
Yo estaba a punto de explotar. Todo en mí estaba caliente, mi concha, mis nalgas, pero sobre todo mi cerebro. El orgasmo venía rápidamente, así que pedí permiso. Lo que escuché no me lo esperaba:
Ah, la puta se quiere venir. Bueno, hay una condición: Sólo puedes venirte si mis amigos te follan. ¿Aceptas?
¡No! ¡No, Amo, no quiero eso! ¡Por favor!
Bueno, ya veremos, entonces.
Sacó el pepino y lo hizo a un lado y empezó a montarme Él, con su deliciosa verga. Inmediatamente mi necesidad se hizo 10 veces más fuerte. Sentir esa verga deliciosa llenando mi concha me hizo pensar que había cambiado de idea. Empezó a bombear, a moverse como sabía que me enloquecería. Volví a pedir permiso. Sentía que explotaría en cualquier momento. Me repitió la condición y yo no pude más, le dije que aceptaba. En ese momento, sin darme aún permiso, salió de mí y me dijo:
- No, aceptar ya no es suficiente. Ahora me lo tendrás que pedir o te quedas así como estás, sin venirte.
Ya no pude resistirme, necesitaba tenerlo adentro de nuevo y poder venirme, no lo soportaba más. Hice lo que Él quería, empecé a suplicar.
- Por favor, Amo, haga que sus amigos follen a su puta, quiero que sus amigos me claven como la perra que soy, por favor...
Eso fue suficiente, volvió a montarme y al fin me dio permiso de venirme, y me sacó 3 orgasmos más aparte del primero antes de venirse él. Fue delicioso. Cuando sacó su verga desenganchó mis tobillos y muñecas de la barra extensora y me hizo limpiársela hasta los huevos. Lo lamí agradecida. Sólo Él podía hacerme sentir como yo necesitaba. Me recordó mi compromiso:
- Ahora te voy a dar gusto. Vamos a hacer lo que tú misma pediste, puta. Para que veas lo complaciente que soy.
Tiró de la cadena y me llevó a la parte de atrás del sofá. Me quitó la cadena y me hizo inclinarme hacia adelante. Puse las manos en los cojines del sofá, pero luego el argolló mis muñecas en la nuca, para que no tuviera ningún soporte. Puso de nuevo la barra extensora en mis tobillos, haciendo que los separara. Supongo que en ese momento le dio la indicación a sus amigos, que no necesitaron más invitación. Sin miramientos, uno me clavó por la concha y el otro me agarró del pelo follándome la boca.
- A esa escena le falta algo. Héctor, ordéñale esas tetas, tortúrale los pezones. Y Jorge, para de vez en cuando la mamada y dale unas cachetadas, vamos a poner a sufrir a esta perra.
Ambos hicieron lo que mi Amo decía. Empecé a sentir de inmediato unas manos sobre mis tetas, apretándolas sin compasión, pellizcando mis pezones con fuerza, jalándolos. Mis gemidos de dolor quedaban enmudecidos por la verga en mi boca, que a veces me sacaba su amigo para darme unas cachetadas. Empezaron a decirme que me lo merecía por puta, por zorra, que así debían tratarme. Y yo estaba enloquecida, feliz, sabiendo que mi Amo disfrutaba teniéndome ahí, siendo una puta sin restricciones para sus amigos. Luego de unos minutos el que estaba en mi boca sacó su verga y se quitó el condón, me agarró del pelo y me echó la leche en la cara. Su amigo hizo lo mismo. Entonces mi Amo soltó mis muñecas y me dijo:
- "Ve rápido por una blusa y un pantalón, quiero que el aire fresco te seque la leche de la cara, es buena para tu cutis."
Esas palabras me hicieron pensar que la tarde no había terminado para mí.
Nota: Gracias por leerlo. Acepto sugerencias a mi correo: [email protected]
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