Los amigos de María

No es una experiencia personal, todo es fruto de la imaginación. Acabo de dejar a mi novio después de que me sea infiel y sin haberme acostado con él, vivo en casa de mi mejor amiga y salgo una noche dispuesta a perder por fin la virginidad.

Han pasado dos semanas desde que llegué a casa de María, ya he perdido la cuenta de los paquetes de pañuelos y de los cigarros que he gastado, oficialmente vuelvo a ser fumadora, fumo cuando me acuerdo de Alex y me pongo nerviosa, fumo cuando me desplomo y la ansiedad se apodera de mi, pero también fumo cuando me tomo mi café de todas las mañanas, estoy volviendo a buscar placer en el tabaco, y cada vez lo encuentro más a menudo.

Mi amiga intenta consolarme, en ocasiones lo consigue, en otras hace que me derrumbe más, esas noches en las que se encierra con Carlos en su habitación me recuerdan demasiado a aquella tormenta. Pero después de dos semanas he accedido a salir de fiesta, me he comprado unos zapatos negros con un tacón que casi me da miedo de ver, voy a estrenar ropa interior, una braga coullote caladita, negra y un sujetador a juego, de esos sin tirantes, y para acabar un vestido rojo con un escote que casi me pone caxonda a mi. Pero lo más importante de todo lo guardo en el primer cajón de mi mesita, espero no haberlo comprado en vano.

Ya son las 11, hemos quedado en un pub cercano con unos amigos de Carlos, no se si me he pasado con mi vestimenta porque nada más encontrarme con ellos puedo ver como varios de ellos comparten algunas impresiones sobre mi, intentan disimularlo, pero no pueden, sin embargo me gusta, nunca me había sentido tan deseada, sus miradas les delatan, están nerviosos.

Son cuatro, Dani y Luis vienen con sus novias, Javi y Ricardo parece que son solteros. la noche avanza rápido, hablamos, reímos y bebemos, con el primer cigarro que llevo a mis labios me asaltan recuerdos de esa noche tormentuosa, y cada calada me lo recuerda, apago el cigarro cuando aún me queda la mitad y pido otra copa. Seguimos hablando y riéndo, La verdad es que todos me caen bien, pero el que más tilín me hace es Dani, es alto, está fuerte, tiene una mirada penetrante y puede hablar casi de cualquier tema que surja, sexo incluido, lo que no se porqué me está gustando, lástima que Rebecca esté con él, yo nunca haría sufrir a alguien como me han hecho sufrir a mi.

El mono puede conmigo y tengo que llevarme otro cigarro a la boca, pero antes de encendermelo Ricardo me acerca su mechero encendido, con esa sonrisa que lleva toda la noche disparandome, por fin se la devuelvo y enciendo el pitillo, me sabe a gloria. Ricardo es mozo de alamacén, tiene los brazos bien trabajados, pero además es amable, abierto y terriblemente simpático, sin embargo cada vez que el tema de conversación se vuelve hacia el sexo se queda callado, a decir verdad, como yo, me gustaría poder meter baza de vez en cuando, pero cada vez que eso pasa la etiqueta de

virgen

planea sobre mi y noto que me pongo roja.

Al final Ricardo es mi compañero perfecto, cada vez que el sexo entra en escena él y yo hablamos de temas varios, le ofrezco un cigarro que acepta encantado y me inclino sobre la mesa con el mechero para devolver el favor que un rato atrás él me hizo, le sonrío y puedo ver como sus ojos se clavan en ella y acto seguido más abajo... no me había parado a pensar que si me inclinaba el tremendo escote que llevo quizá incluso enseñara más de lo admisible.

Seguimos la noche en un pub más movido, música más alta, pocas mesas, mucha gente bailando y siempre con Ricardo a mi lado, la música nos obliga a hablar cada vez menos, y cada vez más cerca para oírnos. Al rato me dice que necesita fumar, y le acompaño fuera. Fumamos juntos, en silencio, al final lo rompo yo, nerviosa, pero segura.

Me acerco a él, le pongo la mano en el pecho y le miro a los ojos:

  • Yo me voy a ir ya a casa, ¿quieres acompañarme?

Titubea unos instantes, como sorprendido, pero responde al fin,

  • Claro, me esperas un minuto y voy a avisar al resto.

  • Yo aviso a María, no te preocupes, no me dejes por favor.

No lo hace, mando un mensaje a María

"Me voy a casa con ricardo, desame suerte jiji".

El camino a casa es todo lo contrario al resto de la noche, pese a ser más de 10 minutos los pasamos casi en silencio, yo estoy tan nerviosa que no se qué decir, sólo salen de mi boca frases como:

"estos zapatos ya me están matando"

o "

que buen tiempo hace esta noche

"

.

Cierro la puerta de casa y dejo el bolso sobre el recibidor, miro a Ricardo un segundo, me mira, y corro hacia él, tengo el corazón acelerado, le empujo contra la puerta y le beso desesperadamente, noto como sus labios responden con fuerza, como sus manos cogen mi culo, y sobretodo noto la punta de su lengua rozar contra la mía, a lo que no puedo sino meterle la mía hasta donde puedo, acaricio todo su torso.

  • Vamos a mi habitación- digo como puedo, lo cojo de la mano y lo conduzco a ella, se sienta en la cama esperando que vaya a él, pero algo me para, casi se me había olvidado, soy virgen, le disgustará mucho esto, estoy segura de no haber dado esa impresión precisamente durante toda la noche..., pero valor, y al toro.

  • Tengo algo que decirte... verás... - veo como su cara cambia repentinamente temiendo lo peor, decido que lo mejor es soltarlo cuanto antes mejor,  sigo con un débil- yo.. verás... soy virgen - noto que me pongo roja, mi mirada baja al suelo, el silencio inunda la habitación, son varios segundos, pero es una eternidad, al final Ricardo contesta:

  • No te preocupes, tendré cuidado- se levanta me levanta la barbilla y me sonríe, lo que consigue que la excitación vuelva a mi, le devuelvo la sonrisa, me llevo las manos a la falda de mi vestido, y me lo quito, lo dejo caer al suelo, doy una vuelta sobre mi y con la sonrisa más picarona que puedo poner le digo;

  • ¿Compensa esto que tengas que desvirgarme?

Ricardo vuelve a sentarse, me sonríe, se quita la camiseta, y me abalanzo contra él, una rodilla a cada lado y lo vuelvo a besar, noto por fin sus manos contra mi culo desnudo, este tanga es genial, casi no tapa nada, puedo notar como me coge el culo, entonces sube sus manos por la espalda, es genial notar sus caricias, sus manos son extremadamente suaves, y su espalda también, me deleito con ella, con sus hombros, con su pecho, uff, sin camiseta está mucho mejor de lo que parece con ella, no tiene la deseada tableta de chocolate pero ufff, casi, me estoy poniendo cada vez más caxonda, estoy empezando a notar su polla, esta creciendo por momentos, sus manos se paran de repente, y noto como el sujetador se afloja, pero no cae, nuestros cuerpos están demasiado juntos.

Me levanto dejando ver mis tetas, me quito los zapatos, y me acerco a Ricardo que sigue sentado en un lateral de la cama, le desabrocho el cinturón, le bajo la cremallera, le empujo contra el colchón y le quito los vaqueros, sus boxers ajustados no duran ahí ni un segundo más, me tiro contra él, le beso y me besa, me coge las tetas, me acaricia los pezones con sus manos, ohhh, qué manos, ohh, que manera de tocar, que placer, solo puedo pensar en cómo será cuando me penetre, poco a poco llegamos a la almohada, lo tengo encima de mi, mi mano tiene agarrada polla, está muy dura, los boxers no pueden ocultar eso, después de unos intensos minutos su lengua se aleja de la mia, mi cuello nota un cosquilleo al tacto de la punta de esta, y se hacia donde va.

Mis pezones ya estaban duros hace un segundo, pero sentir como su húmeda lengua los lame los ha puesto aún más, no para, y a mi cada vez me está gustando más, noto como mi coño está mojado, no, está chorreando, el tanga ya debe estar tan mojado que se debe transparentar todo, ufff, su lengua está haciendo estragos, no puedo parar de gemir, me aprieta un pecho con la mano mientras le lame el pezón con la punta de la lengua, dibuja círculos sobre él, lo muerde, lo chupa, lo succiona, y luego para, se queda mirando las tetasy noto que su polla pide salir, repite el proceso sobre el otro pezón, pero no deja de tocar ninguno de ellos, con su boca, con su lengua, con sus manos o sus dientes, pero el placer me inunda y tengo que chillar para no estallar.

  • Ufff, follame ya, no puedo aguantar más - me sonríe al verme tan excitada.

  • Paciencia- me dice, paciencia es lo último que tengo pienso yo, así que me lo quito de encima como puedo y le bajo los boxers y los lanzo lejos, para que no pueda recuperarlos nunca, me tumbo encima de él, me aparto el tanga y pongo su polla en mi coño, dudo un poco, de lo que parece que se da cuenta.

  • Tranquila, baja poco a poco, yo te ayudaré- le hago caso, pero empieza a doler, duele bastante pero estoy muy excitada, quiero saber lo que es sentir esa polla dentro de mi, quiero llenar mi vida con algo y ese algo, porqué no va a ser así, quiero que sea el sexo, con eso en mi mente, sigo bajando, y de repente un dolor muy intenso me inunda, pero él empieza a empujarme hacia arriba, yo aguanto el dolor, y sin darme cuenta estoy siguiendo sus movimientos, me está empezando a gustar, aunque la sensación de dolor no acaba de desaparecer.

Al cabo de varios minutos de placer y dolor entremezclados noto como se corre dentro de mi, me excita eso, aunque yo no he llegado, sigo moviendome sobre él, pero ya no es lo mismo, su polla está flaqueando, lo que me desalienta, salgo de él y me tumbo a su lado.

  • Qué tal, te ha dolido mucho?

  • Un poco pero también me ha gustado, aunque creo que no he llegado a correrme.

  • Pues eso habrá que arreglarlo no?- Sonríe, me gusta, me excito, lo veo encima de mi, coloca sus rodillas a la altura de mi estómago. Le agarro la polla, la empiezo a masturbar, me gusta notarla crecer poco a poco entre mi mano, es una sensación nueva, me pone cachonda, se acerca un poco más a mi, me coje las tetas y las aplasta contra su miembro, y al instante la noto crecer, noto como empuja mis tetas a los lados, las cojo yo y no dejo que la polla escape, Ricardo empieza a moverse como si me estuviera penetrando, no se porqué pero esto me está excitando demasiado, será el imaginar que no me folla mis tetas, que me folla mi coño, o será porque cada vez que me da una embestida veo su polla tan cerca de mi que podría lamerla si alargara mi lengua, no deja de embestirme, la noto más y más grande, más y más dura.

La polla se escapa de mis pechos, y poco después noto su punta rozar mi coño, rozar mi clítoris, uff, eso roce me ha puesto aún más cachonda, no entiendo como cada cosa que hace me puede poner más y más excitada, es imposible estar más cachonda de lo que estoy ahora.

Pues no, me equivoco, hace unos segundos no podía estar más cachonda, pues bien, ahora lo estoy, notar esa polla dura dentro de mi, sin el más mínimo rastro de dolor, uff, esto es el puto CIELO. Ricardo no deja de empujarme, su polla no deja de entrar y salir, yo no paro de gemir.

Mi nuevo mundo empieza.