Los alumnos de matematicas de mi esposo y yo solos

¿por que me deja solo con estos adolescentes tan morbosos? y yo vestida asi, caigo en su juego ¿o ellos en el mio? no se lo pierda es mi relato debut; sincero, caliente, y... escribame.

Siempre he sido fanática de la lectura erótica, por tal razón de dio bastante gusto encontrarme con esta página que literalmente rinde culto a mi afición. ¿Qué mejor que tener la oportunidad de contar anónimamente nuestras propias vivencias y fantasías? Yo me tomare la libertad de escribir exclusivamente sobre vivencias personales; y sin más que decir me presento.

Soy Alma Rosa (perdón por omitir mis apellidos, quiero cierta privacidad guardada) de México, DF; tengo actualmente 35 años y estoy casada desde hace 13 con Raúl, arquitecto 16 años mayor que yo (ya luego contare como se dio mi matrimonio). Tengo dos hijos, Raúl júnior de 12 años y Jonás de casi tres.

Físicamente soy de una estatura media normal, de tez blanca clara y pelo lacio negro a los hombros (aún que en ocasiones lo tiño rubio). No me gusta estar tan delgada, así que mis piernas son estilizadas pero carnosas y mi trasero pues aún más. Mis pechos son bien redondos y abundantes dado que a la fecha aún doy pecho a Jonás.

Y debo decir que nada de lo que aquí les cuento debe sorprenderlos pues con la edad que tengo y lo mucho que disfruto mi sensualidad y el sexo en sí, a la fecha ya he recorrido bastante trecho y vivido bastantes situaciones. Hoy comenzaré contando alguna de ellas, espero sea de su agrado y perdonen mi mala redacción (escritora no soy).

Era sábado por la mañana y tocaron a la puerta de mi casa tres jóvenes alumnos de mi esposo (tenía algunas clases de matemáticas en una secundaría particular), los había citado ese día para regularizarlos en la materia. Previamente Raúl tuvo que salir por una urgencia a su despacho, por tal razón me pidió que cuando llegaran les hiciera pasar y les dijera que si lo podían esperar algo más de una hora. Como era fin de semana no había nadie de la servidumbre y Raúl júnior estaría fuera toda la mañana en la filial de fútbol con que entrena.

Me encontraba algo en fachas (pero sensual según lo note al abrir la puerta): llevaba puesta una mini falda negra bien cortita, que a pesar de calzar tacones no me dieron tiempo de ponerme medias. Arriba vestía una blusita de tirantes ajustada, de algodón sin sostén y el pelo recogido en una simple coleta. Insistían tanto a la puerta que no tuve tiempo de nada y salí a recibirlos así, incluso con cara de desvelada.

Alma Rosa: "no esta mi marido jóvenes, me pidió lo disculpasen y le esperaran mientras llega o bien que regresen mañana sin problema a la misma hora, así que ustedes deciden".

De entrada los adolescentes no apartaban la vista de mi escote que se mostraba pronunciado siendo mi escotada blusa incapaz de cubrirlo por completo, razón por la cual no fue difícil que decidieran a pasar a la estancia de la casa a esperar a mi esposo. Les hice seguirme; y si bien yo no tenía planeado nada para con ellos, al oír claramente sus murmullos al caminar detrás mió, término por encender mi libido (y vaya que no se necesita de mucho para lograrlo).

Juan: "¡Mmm mamacita! ¡Esta buenísima la esposa del maestro, miren que piernas y nalgas tan buenas!"

Pedro: "Baja la voz baboso, te va oír".

Juan: "No me oye, va muy adelante; caramba que gusto se debe dar el maestro con ella, vean nada más que "chiches".

Julio: "La verdad que si, ya hasta me la puso dura, pero cállate, si te escucha y dice algo ahora si nos reprueba el mister".

En realidad lejos de molestarme oír esas cosas me provoca; hay que decirlo así, a toda mujer nos encanta sabernos deseadas y más en casos como este en que me sabía capaz de provocar ese deseo en hombres aún tan jóvenes.

Los invite a sentarse en la sala de la estancia, los púberes adolescentes se sentaron juntos en el sillón más grande. Pase a la cocina y regrese con una cafetera y galletas; sus miradas seguía mirándome cada vez con mayor insistencia y morbo, así que decidí coquetear abiertamente. Me pare de tal forma a preparar sus tazas de café, que me agachaba justo delante de ellos; la cuestión es que me inclinaba en una forma bastante soez exponiendo ante sus caras mis torneadas y blancas piernas al máximo, incluso por lo corto de la falda estaba segura que les estaba mostrando el inicio de mi culo. Pude ver de reojo que se inclinaban bajo mi falda a husmear a mis adentros, oía sus rumores, sentía sus respiraciones agitadas, su ansiedad cada vez mayor; de pronto volteé sin previo aviso, sólo para sorprenderlos sentados al borde del sillón y con sus caras bajo mi falda, saltaron hacia atrás asustados al saberse descubiertos.

Alma Rosa: "¿Chicos qué miran? ¡Ay que vergüenza! ¿Se me ve todo verdad? Discúlpenme, es que no me dieron tiempo de cambiarme y salí en esta facha tan vulgar, ahora vuelvo."

Juan: "¡No! ¡Por favor señora no se moleste, se ve bien así de verdad! Quédese como esta ¿sí?"

Vaya que les había gustado, como para atreverse a pedirme que no me quitara esas prendas. Yo seguí navegando con bandera de péndeja.

Alma Rosa: "¡Ay, pero es que se me ve todo! ¿No importa? Ya me vieron hasta la tanga".

Julio: "No, le juro que no vimos nada."

Alma Rosa: "¿Así? A ver si es cierto… Si me dicen de que color es mi ropa interior se las muestro por completo."

Pedro: "¡Rosa!"

Alma Rosa: "¡J aja ¡ ¿No que no sabían? ¡Son tremendos nenes!"

Julio: "¡Eres un imbécil Pedro!"

Alma Rosa: "Ya esta bien, no peleen por mi causa, tranquilos y tomen su café ¿Quieren que los acompañe?"

Me invitaron a quedarme con ellos, me senté en el sillón individual junto al de ellos. La conversación se puso de lo más amena y el espectáculo aún mejor; continuamente cruzaba las piernas o las abría "descuidadamente" para que pudieran observar lo más profundo posible. Los chicos ya se veían de lo más excitados y mi coqueteo era cada vez más abierto y descarado, incluso me gustaba observar sus miembros notablemente erectos bajo sus pantalones sin pudor de que me descubrieran haciéndolo, ellos lo sabían pero no decían nada.

Una cosa que sorprende mucho a la gente (no entiendo por que siendo tan lógico), es que de pecho a mis hijos hasta los tres años (aún y que ya ingieran otros alimentos es muy sano pegarlos al pecho por largo tiempo); siendo así, llego a mi Jonás pidiendo su ración del día y yo no tuve problema en sacar mi ubre derecha y poner a mamar a mi hijo delante de ellos.

Mis senos en estas condiciones están hinchados más de lo normal y lucen por demás sensuales y morbosos; los adolescentes no podían apartar la vista de la boca de mi niño pegado a mi pezón. En un momento dado cambie a Jonás de teta dejando en la maniobra el pecho recién chupado desnudo y con un hilito de leche corriendo abajo ante sus ojos; los mire a los ojos con una sonrisa de complicidad como invitándoles a no perder detalle alguno.

Por fin termino mi nene conmigo y lo lleve a su habitación a dormir la siesta; al regresar a la estancia me recibieron con una pregunta.

Juan: "Perdón ¿No es muy grande ya su hijo para que le de pecho?"

Alma Rosa: "¿Te parece? Pues te diré, mi marido es mucho más grande y sigue pegado a mis "niñas" j aja j aja ."

Juan: "Bueno, pero eso es diferente."

Alma Rosa: "Esta bien, tienes razón eso ya es sexual… ¡Pero vieras que las mama con más ansiedad que su hijo j aja j aja!"

Pedro: "¿Y como no? ¡Cualquiera lo haría!"

Ya me habían tomado bastante confianza, se percibía en sus palabras y actitudes. Yo, siendo tan fácil de convencer, a estas alturas tenía la tanga mojadísima de mis jugos y creció en mi un deseo enorme, casi insoportable de ver sus pequeños miembros erectos desde hacía casi una hora. No vi problema en ello, era cuestión de proponérmelo; aparte no creo que les molestara pero para nada. Me debía apresurar, Raúl no tardaba en llegar.

Alma Rosa: "¿Quieren tocarlas?"

Julio: "¿¡Qué!? ¿Sus tetas? ¡Por supuesto!"

Alma Rosa: "Muy bien, acérquense y háganlo… sobra decir que esto queda entre nosotros ¿esta bien?"

Baje mis tirantes y brotaron majestuosos mis enormes senos de amplios y saltones pezones. Julio y pedro se sentaron uno a cada lado mío mientras que Julio estaba parando frente a mi. Cerré los ojos por un momento, al principio solo sentía sus manos acariciarme toscamente y poco después sus lenguas lamer y mamar mis ubres hasta conseguir ordeñarme leche caliente; como eran tres se arrebataban un lugar.

Todo esto me tenía loca de placer; entonces comencé a sentir sus manos ansiosas acariciar mis muslos. Julio que estaba parado, se hincó y hurgo piernas adentro hasta lograr meter sus dedos entre mi tanga y acariciar mi vulva rasurada y húmeda, lo cual me hizo gemir de placer. Torpemente Julio buscaba la entrada de mi cocho y luego de varios intentos que la encontró penetraba dos dedos con avidez. Fue suficiente para mí: moje su mano con los abundantes líquidos que solté por el intenso orgasmo que llego a mi cuerpo entero.

Yo por mi parte había logrado bajar el cierre del pantalón a Julio y Pedro, y meter mi mano para acariciar dentro sus penes. La situación estaba totalmente fuera de control y el nervio de que llegara Raúl sólo lograba acrecentar aquel placer prohibido. Ya me tenían casi desnuda y prácticamente estaban fuera de sí; debía pensar en como tranquilizarlos y acabar con aquella bacanal a tiempo.

Alma Rosa: "¡Ay pero que chicos tan calientes! Pero ya… Hay que terminar esto ¿No quieren que su maestro los vea así con su esposa? ¿O si?"

Les pedí se pusieran de pie y bajaran sus pantalones, yo permanecía sentada al borde del sillón y acto seguido les dije que se apuraran a "venirse" encima mío (¡esto me encanta, que terminen ante mis ojos, sentir el semen caliente mojarme!). Siendo tan jóvenes y ansiosos no durarían ya demasiado. Les ayudaba jalando una y otra verga, dos a la vez con mis manos; por instantes chupe aquellas tres jóvenes vergas haciéndoles gemir de aquel placer hasta ahora desconocido para ellos.

El primero que eyaculo su delgadita y larga verga fue Julio; al sentir que se "venia" se jalo y jalo el solo tan rápido como pudo hasta que por fin arrojo varios chorros calientes que de mis crecidos pechos fueron escurriendo hacía mi vientre. Una vez dejo de soltar semen prácticamente jalo mi cabeza a su miembro; accedí y la chupada tan intensa que le apliqué lo hizo poner los ojos en blanco y optar por apartarse de mi.

Juan fue el siguiente, él era quien tenía la verga más desarrollada de los tres, bastante grande y cabezona para su edad; resulto un atrevido ¡Me pidió que abriera la boca! Yo como una puta lo hice y se masturbo hasta eyacular en mi cara abundantes y largos embates de leche caliente de los cuales al menos cuatro atino dentro de mi boca; sensualmente deje escurrir sus mecos fuera de mi boca, babeadísima de leche ¡Me dejo sorprendida la cantidad de líquido seminal que mojo mi cara, ni mi esposo se viene tan abundantemente!

En eso escuchamos claramente ruidos en la entrada, mi marido había llegado y tan sólo estacionara su coche dentro, en instantes estaría con nosotros y Pedro aún no se venía. Supuse tener par de minutos para limpiar la escena. Así que les pedí a los otros dos se vistieran y entretuviesen a su maestro; yo me lleve ¡del pito! a Pedro al baño.

Alma Rosa: ¡Te vas a llevar la mejor parte Pedro, ahora veras!

Entonces, me senté en el retrete y estando el adolescente parado comencé lamiendo su glande con suavidad mientras lo veía a los ojos (esto, para provocarlo aún más), luego de plano de desboque mamando profunda y rápidamente su verga.

Pero Pedro si bien la tenía durísima, no podía terminar, el oír las voces de mi esposo y sus compañeros a sólo dos habitaciones de distancia lo tenían aterrorizado de miedo a ser descubierto. Sus amigos habían dicho a Raúl que él estaba en el baño y yo en mi habitación

No quería llegar a tanto, pero no veía otra manera de ayudar a pedrito; me paré del retrete y lo senté a él, me saque la tanga y me monté encima suyo. Tome su púber miembro con la mano y lo penetre en mí depilada "cuca". Dado mi lubricación, la de él y lo pequeño de su pito, entro fácil y de un golpe a fondo.

Alma Rosa: "¡Mmmmm…. Anda Pedro, disfrútalo y "vente" ya por favor… Tócame, aprieta mi culo… Ay papito."

Y ahí estoy dándome de sentones en aquel adolescente que bien podía ser mi hijo raulito. Mi excitación y nerviosismo eran tales que tuve un segundo orgasmo, con el cual mi vulva se puso más caliente (si esto era posible) y mojé de sus jugos a Pedro. El chico había subido la faldita y no dejaba de apretar mi abultado y blancuzco culo; por encima le restregaba las tetas en la cara para evitar en algo que sus gemidos nos delataran. Por fin, en unos dos minutos que parecieron eternos, empecé a sentir en mis entrañas su eyaculación caliente, que por lo reprimida resulto muy abundante.

Carajo, me sentí un poco extraña por que la cara de Pedro se lleno de lagrimas y no dejaba de darme las gracias. Me pare y mientras le decía que se tranquilizara le ayude a vestirse. Mis piernas escurrían esperma, toda yo era una porquería; sigilosamente Pedrito se fue a la estancia y yo a bañarme en la ducha de la recamara.

Nunca estuve tan cerca de que me sorprendieran. Ese día ya no me despedí de los alumnos de Raúl; y este, por lo que note creo que no se dio cuenta de nada.

Pues ahí esta mi primer relato, espero que no les parezca del todo malo y me hagan saber su opinión y sugerencias para mejorar, prometo contestar a quien me escriba algo aquí ¿va? Gracias.