Lorena y su tío 1
Son las vivencias de una chica sus inicios en la actividad sexual
Autor: Lorena
Confidencias de Lorena
Capítulo 1
El tío Salvador
La lectura de las páginas de todorelatos me ayuda a aliviar la tremenda carga erótica que hay en mí, por lo que se ha convertido en mi sitio habitual de visita cuando la calentura me invade. Esos amantes incansables, casi épicos, son la culminación de mis deseos y fantasías y sus hazañas me acompañan en las solitarias horas en que doy rienda suelta a mi morbosidad leyendo esos relatos que siempre terminan con una sesión de masturbación en solitario, que aplaca en parte mi incansable afán de sexo.
Empiezo por presentarme. Mi nombre es Lorena, una mujer de 30 años, casada y madre. Mi matrimonio dista lejos de ser normal, pues mi pareja no rinde como esposo ni como marido. Eso fue un factor determinante en mi acercamiento a las páginas eróticas, ya que a pesar de mi carácter ardiente no soy mujer de andar en aventuras extra maritales. La única manera de calmar mis ansias sexuales era refugiándome en los relatos que se publican en este portal.
Hace un tiempo me decidí ayudada y animada por uno de mis autores favoritos y escribí una experiencia de mi juventud, con un vecino, la que se publicó en este mismo sitio. Desafortunadamente, descubrí que una persona publicó el mismo relato con el mismo título, pero con otro nombre de autor. Esto inhibió mis deseos de enviar más relatos. No obstante, y a pesar de lo sucedido, mi deseo de contar aspectos de mi vida sexual pasada es tan grande que correré el riesgo de un nuevo plagio.
De todas maneras, quiero advertirles que el relato original está firmado por lornalaura mi seudónimo.
Volviendo a lo nuestro, soy de piel color canela, propia de los habitantes de la costa colombiana. Pelo negro, ojos chispeantes, siempre como sonriendo, hermosos labios carnosos, un rostro agraciado y un cuerpo que es la envidia de muchas mujeres y el deseo de muchos hombres menos de mi esposo.
Estas confidencias son relatos de experiencias vividas en mi juventud, antes de casarme, cuando mi vida sexual era intensa y apasionada. No sé si en el futuro vuelva a vivir experiencias similares, ya que mi vida matrimonial es tan monótona que cada día me cuesta más seguir siendo fiel a un hombre que tiene amante permanente y que, por ello mismo, me desatiende por períodos prolongados cuando va a su segunda casa, que queda a varios kilómetros del lugar en que vivo.
Quiero empezar mis confidencias con mi desvirgamiento, cuando entregué mi virtud a un hombre que me marcó en lo sexual y que me hizo conocer las posibilidades increíbles de gozo que puede dar un hombre a una mujer. Son esos instantes los que más recuerdo en la soledad de mi casa cuando me masturbo recordando a ese hombre, mi primer hombre. Era mi tío.
Recuerdo nuestro encuentro como algo hermoso, pleno de sentimientos. Fue cuando el tío se decidió a volver a su casa después de viajar por varios países.
Después de tantos años de escuchar hablar a mamá del tío Salvador ver, sus fotografías que se tomaba en los distintos sitios donde había estado, por fin vendrá a casa, la verdad mis hermanos y yo lo esperábamos expectantes pues no sabíamos cómo era su manera de ser: si era amable, tierno, cercano o distante. Nos hacíamos muchas preguntas. Mi madre nos había dicho que había viajado por todo el mundo, que había tenido muchas aventuras, muchos amores, pero nunca formó un hogar y ahora está solo, pues nunca se casó ni tuvo hijos. Ahora llegó a una edad en que desea descansar de tanta aventura y sentar cabeza. Y pensó en radicarse en el lugar de su infancia, cerca de su hermana, su único pariente vivo. Este es el motivo por el cual vivirá con nosotros.
Mi madre, mis hermanos y yo nos dirigimos al aeropuerto, el vuelo está un poco atrasado pues el clima no había facilitado el aterrizaje del avión. Esperamos con ansia y preocupación, por fin hacen el anuncio: el vuelo 00501, que viene de Santiago de Chile ha aterrizado. La alegría de mi madre es inmensa, se le nota en sus ojos húmedos de emoción, pues quiere mucho a su hermano, a quien no ve desde hace varios años.
Mi tío aparece por la puerta por donde salen los pasajeros. Es un hombre alto, maduro, fornido. Sus ojos son cafés, se asoman en su cabeza algunas pocas canas que le hacen ver un hombre muy interesante y atractivo, yo apenas tengo 17 años pero eso no me impide ver a mi tío como un hombre. Apenas lo vi me encantó, el trato con mi madre es muy lindo , saluda a mi hermanita Laura de cinco años y a mi hermano Jhonier de 14. El turno es para mí, me mira a los ojos y me da un beso en la mejilla después de un abrazo muy fuerte y me dice que estoy muy crecidita, que ya soy toda una mujer, muy diferente a la bebita a la cual cambiaba los pañales. Ese recuerdo hace avergonzarme un poco. Su cercanía me pone nerviosa, pues es muy atractivo, no paro de mirarlo. Subimos al auto de mama, el adelante con ella y nosotros atrás. Ya en casa, mi madre dice a mi tío que debe mirar lo de la comida y me pide que lo lleve a la habitación que ocupará mi tío, la cual queda al lado de la mía, lo que me alegra porque me permitirá compartir más con mi atractivo tío.
Salvador sube detrás de mí. Le muestro mi habitación y luego la suya. Me quedo en su cuarto y me empieza a contar una de sus aventuras, aparece mi hermano y los dos nos metemos en su cama. Llega mama y nos regaña pues debemos dejar descansar al tío. El me pide que le muestre el baño y lo llevo, en tanto mi madre baja a la cocina a continuar los preparativos para la cena. Me quedo arriba, espiando a mi tío que dejó la puerta del baño entre abierta y lo observo mientras se da una ducha. Quedo embobada viendo ese cuerpo lleno de vitalidad. Mi cuca se moja cuando logro ver su verga. Me retiro en silencio, sin que él se dé cuenta.
A la hora de la comida nos cuenta todos los por menores del viaje y algunas aventuras que nos divierten. Cuando llega la hora de dormir nos retiramos a las habitaciones. Ya en la oscuridad de mi cuarto me toco la cuquita recordando esa hermosa verga de mi tío y empiezo a masturbarme. Me meto un dedito y me froto el clítoris. ¡ahhh!, pienso en su verga, la quiero dentro de mi. Después de un fuerte orgasmo me duermo tranquila.
Al día siguiente, entro a la ducha me baño pero percibo una presencia que me observa disimuladamente. Me doy cuenta de que es mi tío que me espía. Consciente de su presencia, hago movimientos sensuales, me agacho, abro las piernas, paso un dedo. Ummmm, esto me comienza a calentar, se escuchan ruidos y él se retira pues Laura mi hermanita sale del cuarto de mamá.
En el desayuno lo miro coqueta. Visto prendas sugestivas para captar su atención, que me mire. Efectivamente, no quita los ojos de mi cuerpo.
Los días transcurren en total normalidad, la convivencia con el nuevo miembro de la familia es más que excelente, yo estoy feliz con su presencia pues me cuida y me lleva a la universidad. Ayuda a mi madre en su negocio, es más se hizo socio de ella en su afán de ayudar a la familia, ya que mi madre es el soporte del hogar después que mi padre nos dejó.
Una tarde llegue de la universidad y él estaba solo en casa, lo que para mí fue una alegría. Tomé un baño con la puerta del baño medio abierta, para que disfrutara de mi cuerpo. Cuando salí me vestí con un jeans ajustado y una blusita que no dejaba nada a la imaginación. Comí algo preparado por él y le pedí que me ayudara con una tarea, a lo que él se prestó gustoso. Mientras estábamos en el estudio nuestros cuerpos se rozaban por la cercanía que teníamos al estar los dos en el escritorio. Era evidente que ambos nos habíamos dado cuenta de lo sensual del momento y ninguno hacía nada por evitarlo. Es más, parecía que los dos queríamos prolongar ese momento de cercanía frente a la maqueta que estábamos construyendo. En un momento me levanté del escritorio y el también, por lo que su verga se posó en mi culo., causándome una rica sensación al sentirla tras mío. Estaba al borde de la locura con los toqueteos entre él y yo, que eran cada vez más evidentes. Pero hacíamos como si no pasara nada. En un momento sentí su mano en mi culo, me volví hacia él, pensando que finalmente había llegado el momento de poner nuestras intenciones al descubierto, pero en eso llego mi hermano y no pasó nada más. A partir de ese momento, todo entre Salvador y yo era evidente, aunque nuestros gestos no lo evidenciaran: nos deseábamos y queríamos hacer el amor.
Esa noche, mientras yo fingía dormir, lo siento entrar en mi cuarto y después de un cierto de tiempo de vacilación, levanta la sábana que me cubre y me toca las tetas, la cuca, todo. Sus caricias lograron que me mojara por completo, pues era tan rico sentirme manoseada de esas manera que el deseo se apoderó de todo mi ser. Y cuando se retiró, tan silenciosamente como había entrado, metí dos dedos en mi cuca y al cabo de un par de metidas tuve un orgasmo como pocas veces antes había tenido.
A partir de esa noche busqué la manera de quedar a solas con él, para entregarle mi cuerpo y sentir dentro mío esa verga que tanto deseaba. Y esa oportunidad finalmente se dio una semana después cuando una mañana ambos quedamos solos en casa.
Estábamos él y yo en cama. El se había levantado para despedir a mi madre y a mis hermanitos y yo continuaba en cama, libre de la universidad.
Al cabo de un rato, la puerta de mi cuarto se abrió lentamente y apareció mi tío en el umbral. Saqué una pierna y la dejé fuera para que pudiera solazarse con la belleza de mi piel color canela y estos muslos tan duros que tengo.
Entró, se acercó a la cama y nuevamente me destapó, dejando mi cuerpo denudo frente a sus ojos, que parecían querer devorarlo. Su mano recorrió mi pierna hasta el muslo y finalmente acariciar mi cuquita, que ya empezaba a humedecer por el gusto que me producía su mano.
Su boca besó uno de mis pezones, que pareció saltar del gozo.
Abro mis ojos y le miro fijamente.
"Te esperaba"
El comprendió y empezó a desnudarse.