Lorena y su mundo

Sola y sin vida sexual, Lorena se ha propuesto darse la oportunidad de conocer gente nueva y dejar atrás todo aquello que vivió y queriendo descubrirse de nuevo.

Esto es nuevo pero me había prometido que desde que pasara retomaría mi vida con más ganas y dejando atrás esa absurda y triste manía mía de no arriesgar. Este tiempo de soledad ha dado mucho de sí para aclarar cómo encausar mi vida de ahora en adelante.

Me llamo Lorena y aunque ya estoy entradita en años me conservo mejor de lo que muchas quisieran. No es que sea mi único objetivo en la vida, pero me cuido lo suficiente como para saber muy bien que aún estoy en el mercado, un mercado que me ha abierto puertas con chavales de 21 años hasta hombres que rozan ya los 60. Un mercado que siempre he rechazado y al que la vida me estaba empujando a entrar.

No voy a decir que soy un bombón porque es mentiría, no tengo ni la estatura ni las medidas reglamentarias para poder decir que estoy buena, pero en conjunto se puede apreciar que soy bastante follable y que no solo levanto pasiones del sexo opuesto.

Soy bastante menuda aunque con curvas marcadas. Mis piernas son fornidas y tengo un gran culo cuarentón que metido en unos vaqueros roban más miradas de las que puedas imaginar. Mis pechos son pequeños pero están coronados por unos pequeños pezones muy sensibles que generalmente están marcados. Aunque no soy una fashion victim, me gusta estar bien, soy bastante coqueta sobre todo con mi ropa interior, mis accesorios y mis juguetes sexuales. Soy de esas que piensan que en esos detalles es donde realmente se conoce a una mujer porque una cosa es que te vaya la marcha y que te guste el sexo muy duro y otra bien distinta es que no tengas estilo para ello.

Hoy todo será distinto porque al fin acepté esa copa que aquel chico me había ofrecido mil veces y que yo mil una había rechazado.

Quedamos a media tarde en una terraza de moda y llevo todo el día preguntándome si es buena idea ir. Nos conocimos a través de Instagram y tras una insistencia por su parte arrolladora. Mirando sus fotos aún me pregunto que carajo le ha podido llamar la atención de mi para marearme de aquella manera hasta conseguir no solo que lo aceptara como “amigo” en la red social sino que ademas le dijera que si para vernos.

Él es bastante más joven que yo, la primera vez que vi su foto me senté y casi recogí mi boca del suelo. Iba con un bañador bóxer cortísimo y sin poder evitarlo me fijé en cada uno de sus músculos pudiendo casi nombrarlos de lo perfectamente marcados que los tiene. Dios!! Es que realmente es un Adonis. Lleva una media barba que disimula muy bien los treintas y pocos que tiene y que lo hacen más asequible para mi. Su pelo está perfectamente cortado, con un despeinado totalmente peinado y que deja un mechón negro taparle parcialmente un ojo. Su pecho está perfectamente dibujado por un vello que lo hace aún más apetecible y que termina donde la mente empieza a pecar... y que pecados!!! A juzgar por lo que se aprecia en la imagen, serían pecados que te destrozan... en el mejor de los sentidos.

Hace calor y la verdad me apetece lucir mi bronceado de azotea de este año así que opto por un vestido para el encuentro. Un vestido que solo me permite llevar braguitas, así que sin pensarlo cojo unas que estoy loca por estrenar. Son de tul transparente con pequeños lunares negros pero forman tan súper bien que al vérmelas puestas me siento tremendamente sexi. Para que mi piel brille un poco más extiendo una fina capa de aceite de talco.

Me pongo mi vestido y compruebo que es justo lo que me apetece ponerme... ni muy arreglado, ni muy informal, ni muy llamativo, ni muy soso. Es un vestido precioso blanco con millones de frorecillas amarillas esparcidas en la tela y que tiene ese aire romántico combinado a la perfección con la parte femenina y felina por ese escote de vértigo en la espalda.

En el bolso lo justo, el rímel, el brillo de labios, una mascarilla de repuesto, desinfectante, toallitas intimas, movil y mi succionador “small pink” por si me hiciera falta. Me calzo las sandalias de tacón verdes, me pongo unos pequeños pendientes, termino de ajustarme la coleta y listo. Allá vamos.

Aparco y me tiemblan las piernas, me remiro en el espejo para comprobar que todo está en orden y respiro fuerte. Bajo de mi coche y me dirijo al sitio convenciéndome a mi misma de que todo irá bien, que merezco oportunidades así.

Lo veo, parece distraído y relajado, plancho mi vestido con las manos y con todo lo firme que puedo dar pasos me acerco a él.

-Gabriel?? _ se quita las gafas de sol y se pone de pie al tiempo que contesta

-Lorena Joder!!! Eres...eres mejor que las fotos

-Calla anda!!!

Y en ese momento supe que sería fácil hablar con él.

Pasamos varias horas bebiendo, conociéndonos y riendo y yo cada vez me encuentro más a gusto, no solo por el alcohol sino por la familiaridad con la que hablábamos y por el sol que me da de frente que con la mezcla de todo lo anterior me está poniendo tontita. Mi respiración se agita cada vez que se acerca para explicarme algo íntimo y de repente siento una necesidad brutal de pasar un minuto sola así que con la excusa de ir al baño y de pedir una nueva ronda de Martini me escapo al servicio. Mojo un poco mi nuca con agua fresca y maldigo la distancia social que debo tener con aquel desconocido. Tengo unos pocos minutos para regresar a la mesa así que sin pensarlo bajo mis braguitas hasta las rodillas y pongo una de mis piernas sobre el lavabo. Me acaricio y puedo darme cuenta que no me llevará mucho tiempo. Mis labios están hinchados y sensibles y la humedad es evidente. Me acaricio con la yema del dedo corazón dibujando cada pliegue, delimitando perfectamente mi entrada y haciendo círculos alrededor de ella. Me gusta. Saco mi small pinck y busco desesperada mi clítoris que ya está palpitante y empiezo a quererlo con el aparato mientras con la mano libre me acaricio el resto del coño llegando hasta la entrada anal y me la estimulo por fuera. Estoy casi temblando así que meto dos de mis dedos (índice y corazón) en la ya bañada vagina y el anular sin pensarlo entra directamente y sin esfuerzo en el culo. Mi mente viaja a mi último amante y me excito recordando su polla taladrándome. Tardo menos de un minuto en correrme. Me subo las bragas, lavo los manos y salgo hacia la mesa ... putas fases.

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Me encanta Gabriel. Hemos conectado súper bien y cada vez se nos hacen más cortas las horas que empleamos hablándonos. Nuestras conversaciones han ido dando un giro de manera natural y sin pretenderlo han subido de temperatura. Tanto que mi vida sexual en solitario ha dado un gran vuelco y ahora no solo son más frecuentes sino mucho más satisfactorias. Me gusta masturbarme cuando hablo con él, aunque no lo sabe. Su voz me excita tanto que me preparo como si fuese él quien me follara. Ya dije que en los detalles estaba la diferencia ... así que aquí estoy, sentada frente a mi tocador en mi butaca, casi desnuda y con el teléfono móvil con manos libres mientras me doy un placer infinito intentando que en mis risas no se escape un gemido que me delate.

Me gusta lo que veo, llevo el pelo ondulado y suelto, rímel y labios carmín. Me he puesto un collar de Perlas tan largo que aún dándole dos vueltas al cuello me llega por debajo de la cintura... ufff la de perrerias que me encantaría hacer con el maldito collar. En mi marcada cintura luzco un liguero negro que coge unas medias al muslo dejando mi culo totalmente marcado. Y unos stiletto de diez centímetros. Como detalle extra llevo un gran diamante lucido entre nalga y nalga y que me traslada a meses atrás cuando mi vida sexual era extremadamente placentera.

Gabriel me cuenta su rutina de entrenamiento mientras me acaricio los pechos y el coño disfrutando de la suavidad de mis dedos. Me habla de sudor y duchas frías y yo me remonto a un polvo en un baño turco... excitante. Cojo mi consolador preferido y dejo que hable mientras no soy capaz de decir más que un ajá. Juego con la punta del juguete y me imagino que me folla en aquel baño, con la braga del bikini rodada y el top casi al cuello. Como mete su polla enorme en mi y me empuja con toda su fuerza para sentir sus huevos pegarse a mi culo y empezar a embestirme con una mano en mi cadera y la otra agarrando fuerte mi pecho. Puedo sentir la piel sudorosa por el vapor de agua. Mis pezones pellizcados con rudeza y aquella bestia empalando mi coño. Puedo oler la mezcla de fluidos acentuada por el calor e incluso oír los jadeos casi ahogados por miedo a ser descubiertos por otros usuarios del complejo.

Había comprado este juguete porque en dimensiones me recordaba a aquel falo que tan loca me había vuelto y al que me había acostumbrado.

Gabriel de repente empieza a contarme como se desviste para entrar en la ducha y yo no puedo más que imaginarme metida en esa ducha con él y con el dueño de mi fantasía anterior. Mi voz cambia de repente, suena casi como un ronroneo y aún sin llegar al orgasmo, mi ritmo cambia para acoplarse a la nueva realidad... a otro cuerpo, a Gabriel. Con un descaro bastante disimulado e insinuante le confieso que me encantaría poder extenderle el jabón y sin pensarlo mi lengua saborea mi boca en busca de algún contacto. Al otro lado del aparato solo se escucha un suspiro profundo y es cuando lo visualizo agarrándose el rabo y meciéndolo de delate a atrás.

-Te estás tocando? (Pregunto)

-Me cago en la puta... Si.

-Mmmmmmm. Que piensas?

-PIENSO en tu boca, en tu lengua _y ahí me perdí, saco mi vibrador de entre mis piernas y empiezo a recrear la mamada que me describe con todo lujo de detalles_ en cómo vas cogiéndole el sabor, separas los labios y te la metes en la boca, joder!! Esos labios tuyos humedeciéndola, en como tú lengua recorre cada vena y cada nervio. En como va creciendo dentro de ti, tus dientes rozándola. Mi glande rojo palpitando. Te agarro del pelo y ya no te doy opción, quiero follarte la boca sin miramientos, hasta cortarte la respiración e invadir todo el espacio con mi erección. Quiero que mi punta reviente tu campanilla a pollazos y que justo ahí me deje ir bañándote todo el espacio con mi lefa.

Me duele la boca de chupar con tantas ganas así que solo soy capaz de responder un vale que suena dejado pero que encierra un entusiasmo y un deseo apreciable. Levanto una de mis piernas giró mi diamantes un par de veces para estimular el culo y sin medida me empiezo a follar al tiempo que oigo como al otro lado también ha aumentado el ritmo. Casi puedo ver como tiembla mientras mi nombre se le escapa en gemidos... yo me incorporo y me apoyo en el tocador poniéndome con el culo muy en pompa y mientras con una mano no doy fin con el consolador, con la otra meto y saco el diamante mientras empiezo a correrme pensando en el falo de Gabriel taladrándome el coño y recordando al implacable Enzo reventándome el culo.

Continuará...