Londres (2)
Buscaba un lio para esa noche y terminé en una orgía.
Antes de empezar con este nuevo relato aclaran que mi estancia en Londres no tuvo lugar estas navidades sino hace ya tres años.
Después de aquella Nochebuena bastante diferente a todas las habituales que había tenido, mi amistad con José fue en aumento. Si bien antes nos unía el mismo trabajo, nuestra situación de españoles en un país extranjero ahora también nos unía la misma orientación sexual. Si que es cierto que en la calle te encontrabas a todo tipo de individuos, muchos de ellos veías que eran claramente gays, pero también es cierto que José era con el primero que hablaba directamente y tenía una relación con él. Yo no se muy bien que es lo que al se le pasó por la cabeza, desde aquella primera vez, creo que le paso como a mí, pero tampoco puedo estar seguro. Yo nunca sentí amor por él, si una gran amistad, un gran compañerismo, una camarería, pero nunca amor, huí a Londres después de una relación con un final algo traumático, al menos para mí, y estaba en búsqueda de otras sensaciones, de la libertad, de no tener que dar explicaciones a nadie, de estar en una ciudad donde no te conoce nadie.
Desde esa primera nos hartamos de follar, él a mí, yo a él, con otros tíos. Salíamos muchas noches por el SOHO, el barrio donde se encuentran la mayoría de los lugares de ambiente (pubs, discotecas, saunas, sex-shops), allí conocí a un millar de chicos y folle con otros mil, la verdad es que no me costaba acabar con un tío diferente cada noche, y si esa noche no ligábamos siempre estábamos nosotros para aliviarnos del calentón de la noche.
Para los que no se acuerden de mi descripción os diré que no soy ni alto ni bajo, mido 1´70, delgado pero con un cuerpo formado, pelo negro, piel clara, ojos claros y unos labios gruesos y carnosos (siempre me han dicho que soy bastante guapo pero yo me conformo con decir que tengo un rostro agradable). Además no suelo tener mucho vello y me suelo depilar, un culito pequeño y respingon (que es la delicia de muchos hombres) y me gustan bastante los piercing y los tatuajes. De los primeros tengo tres, el cartílago de la oreja, el labio y el pezón junto a dos tatuajes, uno en un brazo y otro en la espalda. Aquella noche iba bastante sexy, unos pantalones vaqueros ajustados marcando paquete y una camiseta blanca sin mangas. Encima llevaba una chaqueta de vestir con muchas chapitas chulas por la solapa (aquel día estaba bastante bueno¡¡¡ jejejeje, me acuerdo perfectamente de cómo iba a pesar de haber pasado tres años porque hay noches que realmente son impresionantes y nunca se olvidan.
Habíamos llegado a una discoteca del centro del SOHO, después de haber esperado la cola y pagado la entrada entramos al local y nos dirigimos a la planta de arriba, para empezar la noche era la que tenía música más suave, además no habíamos bebido nada, sólo nos habíamos fumado unos porros. Nos dirigimos a la barra y nos pedimos un par de copas y tranquilamente apoyados en una columna nuestra mirada empezó con el ritual de búsqueda y captura, estábamos en la parte alta y desde allí podíamos observar toda la pista. Nos gustaba mirar siempre para ver quien podría ser nuestra presa de esa noche, o nuestro cazador y mirando mirando mis ojos se toparon un autentico macho, un negro altísimo y bastante cachas (he de reconocer que nunca me han gustado los tíos hipermusculados, no son mi tipo pero es que aquel tío me encanto), además siempre había soñado con la fantasía de montármelo con un hombre de color, y si era aquel mejor.
Le dije a José que bajásemos a la pista que yo ya había echado el ojo, habíamos dejado los abrigos en el ropero, estorbaban porque el calor allí dentro era asfixiante. Llegamos a la pista y empezamos a adentrarnos entre la gente, allí la poca ropa era lo habitual, y había torsos sin camisetas por todas partes, en cada paso que dabas te rozabas con cuerpos desnudos llenos de sudor, alguno te sobaba el culo por encima del pantalón, te susurraban al oído que si querías pasar una noche bestial junto a ellos. Muchos estaban buenos, pero sinceramente otra noche seguramente me hubiese ido con alguno de ellos, pero esa en especial tenía otros planes.
Llegamos junto a mi objetivo, él estaba con unos amigos, la verdad que estaban todos bastante bien, le pregunte a José que si le gustaba alguno y me dijo que si, que uno de sus amigos, tipo ingles, rubito piel clara pero bastante cachas le ponía bastante. Nos pusimos a bailar, poco a poco nuestros cuerpos se rozaban con los suyos, ellos nos seguían el juego, parecía que si que les interesábamos, bueno parecía que les interesábamos a todos sus amigos, porque bailando y bailando no dejaban de sobar. He de reconocer que nuestros cuerpos delgados contrastaban con los suyos, altos y bastante fornidos, parecían jugadores de rugby. De los bailes y de los sobeteos pasamos a hablar, la verdad de nada importante, ni siquiera sabía su nombre pero me daba igual, no me importaba eso, me importaba él, su cuerpo, descubrir su polla. Me comento que si quería yo y mi amigo podríamos, cuando cerrasen la discoteca (y no tardaría mucho, ya sabéis que Inglaterra no es como España que cierran a las tantas de la madrugada) ir todos a su casa, nosotros dos y sus amigos (en total eran seis). Sinceramente no me había planteado follar con todos ellos, tenía en mente follarme a aquel negrazo que me estaba calentando cada vez más, pero para que nos vayamos a engañar, la idea no me disgusto en absoluto. No le respondí me di la vuelta y se lo comenté a José, al que se le ilumino los ojos y me dijo que sí, nos fundimos en un apasionado beso. Fueron unos segundos, tampoco quería que los otros pensaran que solo íbamos de calientapollas y no queríamos nada más. No separamos y vimos como ellos nos observaban con los ojos como platos, con una gran sonrisa y alguno se sobaba el paquete. Uno de ellos me agarro de un brazo, me atrajo hacia si y me pregunto que si éramos novios, le dije que no, que simplemente follabamos de vez en cuando, me agarro de la nuca y me morreo como un animal, su lengua no paraba quieta buscando entrelazarse con la mía, dejo mi boca y me besaba el cuello, con tanta pasión y tanta lujuria que mi polla estaba por reventar, me agarro una mano y me obligó a sobarle el paquete, la tenía durísima, y noté que era grandísima. Se desabrocho la cremallera y me metió la mano dentro, ahora tenía su polla en contacto con mi mano, sólo separados por la ropa interior. Creía en esos momentos que íbamos a follar allí mismo.
Entonces nos dijeron que nos íbamos, así que tuvimos que parar, fuimos a por los abrigos, salimos a la calle y nos dirigieron a por sus coches que les tenían en un parking en unas dos manzanas. En el trayecto hacia casa me vino un poco de luz a mi mente, pensé que nos podrían hacer algo malo, éramos dos chavales indefensos ante aquellos seis pedazo de machos, pero en aquellos momentos la sangre la tenía en otra parte de mi cuerpo (en vez de en mi cerebro) y no podía pensar con demasiada claridad. Además que yo iba en la parte de atrás junto con el tipo que me había estado dando el lote en la discoteca y este se había sacado la polla. Primero le hacia una paja mientras nos morreabamos ansiosamente hasta que empezó hacer una ligera presión para que bajase a su polla. Ahí empecé a chupársela, como lo sentí en el bar y no me había equivocado, la tenía enorme, unos 22 cm y bastante gorda, tanto que tenía que abrir la mandíbula al máximo para poder alojarla dentro de mi boca, a veces me cansaba y sacándola me limitaba a chupar sus huevos, también enormes, como dos pelotas. Así estuvimos hasta que llegamos a su casa.
Subimos arriba nosotros que llegamos en el primer coche, el chico negro, con el que me estaba enrollando, José y yo. Entramos y pasamos al salón. Mientras los otros dos se fueron a la cocina a por algo de tomar, José y yo nos quedamos medio tirados en el sofá, nos acercamos y nos empezamos a besar, con ternura, quizás porque ambos sabíamos que era lo que nos iba a faltar en unos minutos. Separando lentamente sus labios de los míos me susurro que seguramente lo íbamos a pasar como nunca en nuestra vida. Los otros dos tíos volvieron al salón a la vez que subían los otros cuatro y entraban en la casa. Nosotros nos seguíamos besando mientras acariciábamos nuestros torsos que ya habíamos despejado de sus camisetas. Uno de ellos nos comento que le poníamos cachondo, que le excitó mucho vernos enrollarnos en la discoteca. El negro aparto la mesa hacia un lado dejando un salón más amplio y todos se acercaron a nosotros quedándose de pies mientras nosotros dos permanecíamos sentados. Unos buenos bultos marcaban sus pantalones apretados, bultos que apresurados liberamos de sus telas mientras ellos se quitaban las camisetas y camisas. Pudimos ver seis pollas, todas empalmadas y duras como piedras, de los más diversos tamaños y grosores, pero la que más llamo mi atención fue la del negro, una polla grandísima como no había visto en mi vida, gorda, que cuando la cogí con mi mano, esta no abarcaba todo su grosor, era bastante morena con un glande rosado y descapillado que pronto me metí en la boca. Lo saboreé a pesar de que tan solo la cabeza de ese mástil ocupaba por completo mi boca. Tenía un sabor, que entre mezcla de sudor, orina y ese sabor a polla que todos conocemos, lejos de degustarme me excitó aun más. Mi polla permanecía atrapada dentro mis pantalones y aunque tenía ganas de liberarla de su prisión era imposible, porque tenía la polla del negro en la boca mientras masturbaba con mis manos otros dos rabos. A pesar de que yo siempre tuve la suerte de poder realizar gargantas profundas, la verga que engullía era tan gorda que no podía tragar más de la mitad sin darme arcadas, el tío con sus grandes manazas se había apoderado de mi cabeza y me follaba la boca sin ninguna compasión, entre una mezcla de dolor en la mandíbula por el esfuerzo y de excitación por la situación que estaba viviendo y por el gran pollon que disfrutaba dentro de mí. El tío con el que me había enrollado reclamo a su amigo su parte y este dejándome de follar la boca, pude sacármela y empezar de nuevo a comerme esta otra polla que ya había tenido entre mis labios con anterioridad. En un momento pude liberarme y ver como mi amigo se encontraba en mi misma situación.
En ese momento perdí la noción del tiempo, y de casi lo que paso, muchas veces no sabía ni que polla chupaba, en verdad casi ni me importaba. El negro me cogió en brazos y me llevo a una habitación seguido por los otros dos. Me tumbo sobre la cama y me quito el pantalón, es esos momentos me empecé a sentir como la puta de esos tres chulazos, mientras el negro y el tercer tío se colocaban alrededor de mi cabeza para que siguiese comiéndoselas, al tío que parecía que le gustaba bastante me empezó a comer el culo. Primero lamía y mordisqueaba mis nalgas, hasta que ayudado por sus fuertes manos, me separo los cachetes e introdujo su lengua dentro de mi agujero, creo que por la situación tenía el ano bastante dilatado, por lo que desde el primer lametazo sentí su lengua dentro de mí, jugaba con ella como follándome hasta que empezó el juego con sus dedos. Primero uno, luego otro, así hasta cuatro y la verdad que no me dolía en absoluto. Entonces se incorporo, se colocó un condón y puso su verga en la entrada de mi culo. Mientras yo había seguido chupando las otras dos pollas, tenía mi rostro húmedo, lleno de mi propia saliva y del líquido preseminal, que la polla del tercer tío, aunque bastante normalita, sobretodo en comparación con las otras dos, destilaba como un torrente. Sin embargo cuando me introdujo la cabeza de su polla dentro de mi ano di un brinco encima de la cama. Era bastante gorda por lo que sentí un pinchazo de dolor. Parece ser que vio el dolor reflejado en mi rostro por lo que paro, yo sien embargo loco por tenerla dentro de mí a pesar de si me doliese o no le pedí que siguiese , que no se parase. Él no se hizo de rogar, y aunque con delicadeza lo hizo con paso firme hasta que sentí sus dos gordos huevos pegados a mi. Paro uno segundos, como dándome una tregua para que me acostumbrarse a tener ese rabazo en mis entrañas cuando empezó un lento mete saca que conforme con el tiempo iba aumentando de intensidad. Me follo así durante un buen rato, cuando yo ya me acostumbre y empecé a sentir un placer exquisito volví con las pollas de mis otros dos amantes. Al parecer el tío no quería correrse dentro de mí así que se salio, se quito el condón y se apretó la base para no eyacular. Mirándome a los ojos me dijo que aun no era la hora, que al final los tres me iban a duchar.
No me dio tiempo a asimilar lo que me dijo cuando el tercero había tomado posición, y con otro condón en su verga me ensarto de una sola embestida. No me dolió, tenía el culo completamente abierto y sentía como esta polla rozaba las paredes de mi intestino. Estuvo menos tiempo que el anterior y cuando noté su polla palpitar la saco y repitió la misma operación que su compañero.
Entonces le tocaba al negro y cierto fue que al volver a ver su grandísima polla me dio miedo. Este pidió a sus compañeros que me agarrasen y estos me sujetaron bien los brazos y me abrieron bien las piernas. El negro se puso un condón que le quedaba bastante pequeño, en verdad solo ocupaba la mitad de su polla y parecía que le iba a reventar. Colocó mis piernas en sus hombros y puso su gigante cabezón en la entrada de mi dilatadísimo esfínter. Apretó con fuerza, y a pesar de lo abierto que estaba por las dos anteriores cogidas sentí como me partía en dos y cuando comenzó a meterla en un momento no aguante más y solté un grito de dolor que uno de los dos tíos ahogo con su mano. El negro seguía empujando y su polla entrando en un momento esbozo un sonrisa diciéndome "muy bien putito ya te has tragado la mitad". La mitad, esas palabras soñaron varias veces en mi mente, creía que me iba a desmayar del dolor y sólo me había metido la mitad. Él no desistió en su intento y prosiguió intrudiciendola dentro de mí. El culo me ardía cuando sentí sus huevos chocar contra mí. "muy bien ya esta toda dentro". Espero unos minutos que me parecieron eternos, cuando el dolor se me pasaba y empecé a sentir un enorme placer al sentirme totalmente empalado, comencé a culear, salí un poco y me la metí de nuevo. Soltó una carcajada y empezó a follarme como un animal, me estaba destrozando vivo pero yo ya me estaba masturbando. Cuando creí que me iba a correr paro, y sacándola me hicieron ponerme de rodillas mientras los tres se ponían de pies, con sus mástiles apuntando hacia mí. El negro fue el primero en correrse y un potente trallazo de lefa cruzo mi cara manchado hasta mi pelo. Tuve que cerrar los ojos pero sentí como su corrida era algo impresionante. También sentía como los otros dos me empezaron a llenar de lefa con sus también caudalosas corridas. Me encontraba totalmente mojado, en verdad habían cumplido sus palabras de que me iban a duchar. Tenía mi cara, mi cuello, mi pecho y mi pelo lleno de su semen cuando yo me corrí salpicando mi vientre.
Cuando todos terminamos de corrernos, el tío al que más le gustaba con un pañuelo me limpio los ojos porque no les podía abrir. Y cogiéndome de la mano me llevo al cuarto del baño y me colocó enfrente del espejo. Estaba completamente cubierto por sus corridas, parecía que era una actriz porno. Susurrándome al oído me dijo que así también estaba guapísimo. Entonces me metió en la ducha y el entro conmigo, abrió el agua y me limpio todo el semen de mi cuerpo. Yo estaba completamente agotado, me temblaban las piernas después de las tres folladas, casi no tenía fuerzas. Me explicó que esa casa la compartían él y otro de los chicos con los que estaba mi amigo y que si quería me podía quedar allí a dormir con él. Acepte porque realmente estaba destrozado. Volvimos a la habitación y los otros dos ya no estaban, se estaban vistiendo en el salón y dijeron que se iban. Nos metimos en la cama, y antes de dormirnos me beso tiernamente y me abrazó con sus poderosos brazos. Dormí esa noche como un bebe pero con un fuerte picor en el culo.
Cuando me desperté él no estaba en la cama. Me levanté me vestí y me dirigí a la cocina que era donde se escuchaban las voces. Allí estaba mi amante, José y el tío que me había dicho que le molaba en la discoteca. Desayune y nos disponemos a irnos porque mi amigo tenía turno de tarde en el restaurante. Yo libraba menos mal. Antes de salir mi amante me volvió a morrear, y separándose me dijo que le gustaba mucho, que si nos volveríamos a ver. "seguro que nos volvemos a encontrar" le respondí solamente yo. Y con otro beso salimos de la casa.
- A sido bestial - me dijo José
Yo le mire y me reí.
Espero que les haya gustado y espero sus comentarios. Mi vida en Londres continua