Lolita y el amanecer

Le hago lo que le debería hacer su novio

Siempre nos metemos con ella porque tiene un novio bastante especial. Algunas veces viene con nosotros a la discoteca, siempre malhumorada pues dice que ella debería estar con el novio y no con nosotros.

Él prefiere irse a dormir bien temprano para luego salir con la bici a hacer kilómetros. Le gastamos muchas bromas diciendo que quizás es un poco “rarito” pues prefiere el olor de linimento y ver el culo de sus compañeros sobre el sillín de la bicicleta antes que oler el perfume de su novia y tocarle las preciosas peritas que tiene.

A Loli le molesta bastante, pero al final su sentido del humor puede mas y se une a la broma.

Creo que algunas veces duda si su novio será un poco de la otra acera. Confiesa que es ella la que tiene que iniciar el juego y que para él siempre hay suficiente aunque se queden a medias.

No parece que el sexo le interese demasiado. Por otra parte, es un chico muy amable y atento, incluso con todos nosotros, y eso es muy interesante. La hermana de Loli le dice con frecuencia que lo deje y se venga con todos nosotros, que fácilmente encontrara el hombre de sus sueños, aquel que le haga disfrutar como mujer.

A pesar de todo, se que Loli esta coladita por él, y que por mucho que se le diga le seguirá. También se que me aprecia mucho y que no se toma a mal mis bromas. Esto me permite ser muy atrevido y penetrar en su intimidad rozando la impertinencia, sin que esto le logre enfadar.

A mi me gusta mucho provocarla y además me excita mucho decirle en la cara a una chica tan mona cosas tan personales.

  • Te veo un poco ojerosa. ¿Seguro que te has pasado toda la noche dale que dale con Javi?...

  • ¡Vaya pantalón tan ajustado llevas hoy…! se te notan hasta los pelitos…jejeje

  • Si yo fuera tu novio esta noche te iba a comer enterita… estas deliciosamente atractiva.

  • Se te transparentan los pezones… ten cuidado que hay mucho tío caliente por ahí que no repara si tienes novio  o no!

  • Si sigues bailando así me voy a poner muy cachondo… menudo movimiento de caderas… guau!!!

Estas son algunas de las cosas que le digo, a las que ella siempre responde con la amenaza de pegarme una torta o simplemente haciendo que no me ha oído. Estoy seguro que preferiría que estas cosas se las dijera su novio, pero en el fondo tampoco le desagrada demasiado que sea yo quien se las diga.

Cuando estoy con alguna otra chica, Loli se acerca con curiosidad a ver como la trato, conocer cuales son mis armas de seductor y mis dotes de amante. Con mucha discreción ella trata de averiguar mis idas y venidas con otras mujeres, y siempre hay quien le cuenta alguna cosa mas de lo razonablemente discreto.

Su indómita curiosidad le llevo a preguntar a una de mis conquistas sobre mi actitud en la cama, a lo que la inocente chica no dudo en responder con un detallado relato de la noche anterior.

Todo esto hace que Loli aun siguiendo enamorada de Javi, se sienta tremendamente atraída por mi, que le agrade oír de mi boca los piropos y comentarios atrevidos, y mientras se establece un extraño flujo entre ambos.

Yo soy sincero con ella cuando le digo que me pone a cien y que daría cualquier cosa por tenerla entre mis brazos.

El verano se inaugura con la verbena de San Juan y es costumbre esperar con la pareja a que amanezca el nuevo día. Mientras llega ese momento, la noche se inicia con una cena con todos los amigos, luego mucho baile, diversión y bebida. Cuando las fuerzas empiezan a escasear, es el momento de buscar la pareja y disfrutar del momento.

Antes de llegar a este punto, Loli decidió irse a casa pues como era habitual estaba sin pareja. Para compensar su soledad había bebido algo más de la cuenta. Su hermana no estaba dispuesta a interrumpir la velada en el punto culminante y Loli propuso pedir un taxi. En ese momento algo me impulso a ofrecerme voluntario para llevarla a casa.

Después de notificar a todos los amigos que no me encontraba muy bien, todos encontraron muy natural que fuese yo quien la llevara a casa aprovechando el viaje. Lolita andaba tambaleándose un poco y la cogi por la cintura con firmeza mientras íbamos hacia el coche.

Al sentarse, Loli suspiró hondamente, cerró los ojos y dijo en voz baja:

  • Bueno… a casa otra vez.

La mire y sentí como la sangre empezaba a hervir en mis venas. Era inconcebible que un bomboncito así estuviese tan deprimido por falta de unos merecidísimos apretoncitos. Solo pensarlo hizo que me pusiera a cien, y tuve que disimuladamente colocármela mejor debajo del pantalón para que no me hiciera daño.

  • Solo falta media hora para que amanezca, le dije mintiendo un poco.

  • Se un sitio desde el que se ve salir el sol por el mar… es realmente bonito. ¿quieres que lo veamos juntos?, le propuse.

  • Vale, dijo ella sin demostrar ni pizca de entusiasmo por lo que me enfrié bastante.

Conduje durante unos minutos en completo silencio. Ella iba medio dormida y empecé a dudar que hubiese sido una buena idea el llevar a una chica comprometida a ver el amanecer del día mas corto del año.

La lleve a un sitio solitario, en medio de un bosquecillo, donde había un claro desde el que se veía el mar en el horizonte. Apague las luces del coche y me acomode para la espera. En ese momento todo cambió. Lolita se acomodó a mi lado y me abrazó con cariño igual que si yo fuese su pareja.

Me pareció extremadamente gratificante y le puse el brazo por encima, sin saber donde poner la mano. Finalmente la deje caer encima de su cadera. Loli se apretó mas fuerte aun clavando su teta en mi costado.

  • Uhmmm… que bien se está así, dijo entre dientes

  • Javi, te quiero mucho.  ¿me quieres tú a mi?, dijo confundiéndome con su novio.

  • Si…si… mucho, no lo sabes muy bien, le conteste después de dudar si seguir o no con la confusión.

Le puse la mano sobre el brazo y le acaricie suavemente. Luego por encima del costado y llegue hasta su cadera.

  • Uhmmm… sigue, sigue cariño, hazme feliz!, dice Loli desperezándose un poco.

Tímidamente le pongo la mano sobre su seno y lo acaricio de forma casi imperceptible. Esta deliciosamente blando y recogido por un sujetador muy fino.Por encima de la ropa distingo su pezón ligeramente erizado y duro.

Un escalofrío me recorre la medula. Me parece increíble lo que está sucediendo. Para eliminar cualquier duda, Lolita deja caer como descuidadamente su mano, hasta posarse encima de mi paquete, que responde inmediatamente hinchándose a tope.

A oscuras completamente, nuestras bocas no tienen ninguna dificultad para encontrarse y fundirse en un beso apasionado. Luego vienen otros besos y otras caricias propias de una pareja enamorada y llena de pasión.

Por encima de la ropa acaricio sus senos mientras mi boca come la suya. Con la mano busco debajo de la falda entre sus muslos tibios hasta llegar a sus braguitas. Por un instante, me detengo en mis caricias para echar el asiento hacia atrás y abatir el respaldo.

Lolita queda semi tumbada esperándome impaciente. Me inclino sobre ella y le doy un beso muy dulce en los labios. Luego mis dedos dibujan una línea sobre su cuerpo partiendo de su barbilla, bajando por la garganta, yendo hasta el hombro para luego volver hasta la mitad del pecho.

Primero uno y después el otro, recorro sus pechos describiendo círculos concéntricos que terminan en los pezones. Adornado con nuevos besos, mi mano baja hasta su vientre que sube y baja descontrolado.

  • Querida mía, es el mejor amanecer que he tenido nunca, le digo al oído mientras mi mano se cuela debajo de la falda y se pone encima de su monte de Venus.

  • Si, si… yo también te quiero y te deseo… soy toda para ti… hazme feliz… tómame toda

  • Ahhhh, ahhh, dice mientras aprieto con mi dedo medio a lo largo de su rajita.

Mi cerebro se niega a creer todo lo que está pasando. Es tan placentero que parece mentira. Lo es cierto que una chica bella y simpática esta tumbada en el asiento de mi coche dispuesta a recibir las mejores caricias de su novio.

Los gemidos y la tibieza que se escapa de la braguita me muestran  el camino a recorrer. Sin vacilar me pongo de rodillas apoyado en el fondo del coche entre sus piernas. Hago que la falda se recoja sobre su cintura dejando sus bonitas piernas a la vista.

Inclinándome hacia delante puedo besar y lamer sus muslos, con la mano acariciar su pubis. Con ambas manos tomo las braguitas por los lados y tiro hacia abajo. Loli me tiene que ayudar levantando un poco las caderas. Finalmente las saco completamente enrolladas sobre si mismas.

Percibo con claridad el aroma de su chochito y se me hace la boca agua. Me inclino sobre ella buscando su pubis. La estrechez del sitio me impide llegar a él. Pongo las manos por detrás de las caderas de Lolita y la arrastro hacia delante.

Ella tiene que poner el pie derecho encima del salpicadero y el otro sobre el volante. Su conchita queda bien expuesta y a excelente distancia para mi boca. Con la parsimonia de un sádico, me entretengo en lamer y relamer su coñito. La punta de la lengua hace diabluras con el pliegue de piel que cubre su clítoris. El sabor de su flujo me embriaga y me obliga a introducir la lengua profundamente para experimentar su sabor mas puro.

A pesar de la incómoda postura, Lolita no cesa de gemir y de vibrar sobre el asiento. Yo, aferrado a sus muslos, la sujeto y la sostengo, mientras mi boca sigue degustando su jugosa almejita.

Solo me detengo para tomar aire. Para ella la caricia es continua pues en esos momentos le introduzco un dedo arrancándole unos quejidos de placer que me hacen poner el vello de punta.

Siento como sus labios se dilatan y como el calor se concentra hasta que los músculos se destensan repentinamente, se produce una avenida de flujo y sus gemidos se convierten en ahogados gritillos, que finalmente no puede contener.

La dejo reposar unos instantes, pero sin posibilidad de retraerse a postura más intima. Cuando su respiración se hace más pausada, introduzco con mucho cuidado mi dedo índice, que se cuela con total facilidad.

  • ¡Uhmmm… que rico!... me encanta, dice Loli mientras se retuerce en el asiento poco antes de sentir como le introduzco un segundo dedo.

  • Uffff, uffffffff respira aspirando profundamente al sentir como mis dedos hacen diabluras en su chochito.

Ambos estamos perfectamente preparados para dar otro paso más. Me desabrocho el pantalón y me lo bajo. Busco en el portapapeles del salpicadero una cajita de preservativos. Mientras me pongo uno, Lolita se incorpora un poco, se quita la blusa y el sostén, volviéndose a recostar en el asiento esperándome.

Me incorporo un poco y me tiendo sobre ella. Busco su boca y nos fundimos en un beso mientras siento el enorme calor de su coñito en contacto con mi pubis. Extiendo los brazos y me separo de su cuerpo.

Me cojo la polla con la mano y la dirijo para introducirla con suavidad. Aprieto y esta se cuela hasta dentro. Sigo apoyado sobre una mano, con la otra  acaricio los pechos pequeños pero coronados por un pezón puntiagudo y duro, mientras que las caderas se mueven con un lento vaivén que me permite reconocer cada centímetro de su vagina.

Los movimientos son tan estudiados que parece que nunca vamos a llegar a perder el control. Lolita se estremece de forma continua y ha optado por abrazarme con sus piernas, mientras que yo voy resoplando tratando de mantenernos en esa zona resbaladiza cercana al clímax, pero que todavía permite un cierto control.

Pienso que un polvo así no se nos puede escapar de las manos y que debe ser el mejor. En muy pocos minutos pasamos de la más completa oscuridad a tener la claridad suficiente para vernos. Pero esto ya no nos impide seguir.

Me encanta verle la cara de satisfacción y las muecas que hace cada ver que aprieto con un poco más de fuerza.

Cada vez que puede, Lolita me sonríe y se humedece los labios como si quisiera decir algo. Luego simplemente se encoge de hombros, me atrae con sus piernas  y me tira un besito por el aire, a lo que respondo con nuevos y deliciosos empujones.

Súbitamente siento que he rebasado la línea. Ya no hay retorno. Me voy a correr...

  • Ya, ya… me viene… uy! qué gusto… me viene… le digo bombeando con fuerza sin poder contenerme.

  • Si, sigue mi amor, así… fuerte asiiiiiiii, me responde ella entrando en una dinámica de aceleración incontenible.

Yo no paro de bombear mientras que siento varias bocanadas de semen salir de mis testículos y recorrer el camino dentro de mi polla. Los dos soplamos como animales salvajes y nos movemos con pasión. Después se hace la calma y quedo recostado sobre su pecho, en silencio e inmóvil.

La saco con cuidado sujetando bien el preservativo para que no se salga, y le doy un beso muy tierno. Ella me lo devuelve y luego me susurra al oído:

-       Todavía no hemos visto el amanecer que me has prometido… pero estoy segura que este día será inolvidable.

Deverano.