Lolita y Cachito 1: Él en un trío con otro hombre
Cachito acabó acostumbrandose a hacerlo con una mujer. Pero esta vez le tenía preparado la sorpresa. Cómo conseguí que accediese.
Lolita & Cachito. Así nos llamamos mutuamente cuando estamos en plena faena sexual. Ambos somos marido y mujer dispuestos siempre a gozar al máximo del sexo. Pero eso es AHORA y como todo en el sexo exigió de un proceso y aprendizaje. Nos apetece dejar por escrito algunas de nuestras experiencias escribiéndolas mutuamente. Reviviéndolas otra vez, poniéndonos a cien y acabando en la cama que es de lo que se trata. Tal vez y dependiendo del éxito, os iremos publicando nuestras vivencias.
Ella es LOLITA, mi mujer. Una linda mujer de cabello castaño y ojos marrones. No es muy alta, 1.61 m. pero con una constitución típica española. Ancha de caderas con un culito de lo más sabroso y grande. Está bien dotada. Sus tetas están acorde con unas aureolas coronadas por unos pezones muy grandes que provocan mi locura. Aunque tiene 35 años, su cara no lo refleja y siempre parece una niñita. Pero no por eso la llamo Lolita...ya os lo explicaré mas caliente en otras de nuestras viviencias. Tan sólo os adelanto que es insaciable en lo sexual y no dice nunca NO a nada. Siempre le gusta llevar ropa interior muy sexy. Ya lo dice Lolita: sexy por "dentro", sexy "por fuera"
Él es CACHITO, mi marido. Tremendo hombre, 1.90 m. Me encanta su imaginación y siempre está dispuesto a sorprenderme en cualquier lugar. No acostumbra a llevar calzoncillos para facilitar el "aquí te pillo, aquí te mato". Tal vez sea ya un recurso muy usado decir que dispone de un buen miembro. Sólo os puedo decir que su grosor es enorme y no vacilar en asegurar que es uno de los rabos más anchos que me han perforado.
Siempre que podemos saboreamos algún trío con alguna "invitada" (así es como llamamos a la persona que compartimos). Tanto que mi marido, Cachito, acabó acostumbrado a hacerlo con una mujer. Siempre con la excusa que aunque le ponía verme con dos pollas, él no se encontraría cómodo.
Pero esta vez le tenía preparado la sorpresa.
Mi trabajo en un hospital me ha dado oportunidad de conocer gente del "mundo de la noche" y muchos han sido invitados seleccionados según nuestras preferencias. Además nos permite realizar sexo seguro sin ningún tipo de seguridad realizando cualquier fantasía que queramos.
El que propone el trío es el que elige las características físicas de nuestra "invitada". La manera de decírnoslo es lo que llamamos la "confesión": decirlo justo antes de su orgasmo en una masturbación mutua.
Mi plan para convencerle me estaba excitando por lo que empecé a tocarme el clítoris con un dedo mojado de mi propia saliva a la espera de que volviera del trabajo.
Sin darle tiempo a entrar a casa, me abalancé sobre su paquete, le liberé de sus pantalones y me la metí en mi boca. Estaba flácida, apenas había reaccionado, fue entonces cuando apreté con vigor su verga contra mi boca. Al percibir que su miembro empezaba a crecer, le agarré con la mano izquierda sus huevos con fuerza y con la derecha sobre su culo le empujaba para que me follara por la boca.
Esto le puso muy caliente por lo que noté que estaba a punto de correrse. Quería que su semen me mojara mis pechos. Asomé mis tetas por encima del sostén y dirigí su polla con la mano que lo pajeaba hacía el centro de mi pecho. Noté su semen caliente chocar contra mis tetas y resbalar por mi vientre hasta llegar a mi coñito. El semen se mezclaba con mi flujo que bajaba por mis muslos.
Lo lleve al sofá para que me llevara al clímax. No tuvo compasión y me introdujo a la vez 3 dedos y con el pulgar me castigaba el clítoris. Yo notaba su olor a semen constantemente que provenía de su corrida sobre mis tetas. Estaba muy ardiente y mientras con mis manos me restregaba su semen por mis tetas le pido que deseo un trío con una mujer mulata. Le insistí:
"una enorme mujer con unas tetas grandes para saborear."
Una imagen de lo que sería pasó por mi mente y mi cuerpo se tensó. Recogí el poco semen que quedaba con dos dedos, me los llevé a la boca y un calor emanó desde dentro de mi vulva. Empecé a gritar y mi orgasmo fue una explosión mezclada de placer y de sentimiento de niña mala. Mi sorpresa estaba en marcha.
Ni que decir tiene que ya había escogido a la invitada mucho antes de solicitar esas preciosas características de mujer que a Cachito lo ponen muy excitado y que yo tampoco las menosprecio.
Quería recibir a nuestra invitada "casi" completamente desnuda. Me enfundé un traje de rejillas grandes a la medida de mi cuero. Las rejillas no eran obstáculos para mostrar todos los detalles de mi cuerpo. Tan solo lo acompañé con unos zapatos con unos enormes tacones.
Ella llegó con unas botas blancas altas hasta casi la mitad de los muslos. Desde ahí, partía una minifalda del mismo color que dejaba mitad de sus nalgas al descubierto donde se podía apreciar que usaba un tanga rojo. Para la parte de arriba, tan solo un corpiño transparente que dejaba entrever dos tetas de talla 110.
Al recibirla en la puerta y verme me dijo:
Me gusta mas este uniforme que el del hospital, colocandome su mano en mi vulva y con la intención de buscarme mi boca para besarme.
La recibí con un beso y le respondí:
- es que estabamos limpiando el piso y ahora estábamos descansado en el sofá.
Ella se sentó en medio del sofá y nos fue besando mutuamente. Colocó sus manos sobre nuestras entrepiernas. Vi como empezó a besar a Cachito a la vez que le liberaba de la tensión de los pantalones desabrochándole el botón. Dejó al descubierto esa verga dura que yo bien conocía. Mi cuerpo recibió una brutal descarga eléctrica al notar una mano subir por mis piernas y rozar mi clítoris con sus uñas. Me lancé a sus tetas al notar como me masturbaba y ver cómo esa polla blanca reaccionaba poniéndose dura ante los movimientos de esa mano negra que no tenía intenciones de parar..
La invitada se agachó para meterse en la boca esa polla que había animado y dejaba en pompas su enorme culo. Momento que aproveché para retirarle hacia un lado su tanguita y meterle la lengua. Empecé a saborear ese precioso trasero. De seguida me acople a los movimientos que nuestra invitada realizaba para tragarse ese falo, fuente de placer.
Noté que su culito estaba perfecto. Se había dilatado lo suficiente para ser penetrado. La incorporé y la senté de espaldas a Cachito. Cogí su polla y la coloqué justo a la entrada de su culo para que nuestra invitada acabara de acoplarse a la posición.
Me puse de pie en frente de ella, con sus dos manos me abrió el coño dejando el clítoris desprotegido. Estaba a su voluntad para que me lo besara mientras dejaba caer su cuerpo para ser penetrada analmente.
Cachito levantó sus manos para agarrarme por las nalgas y hacer presión para chafar mi coño sobre esa boca negra que me estaba lamiendo sin compasión.
Así estuvimos hasta que comenté que debíamos ponernos más cómodos en la cama. Al llegar a la habitación, obligué a Cachito a que se sentara en una silla para ver la sorpresa que le había reservado. Fue fácil pues es un hábito sexual que repetimos: le llamamos "la silla del espectador". Consiste en realizar un pequeño espectáculo sobre la cama mientras el otro desde la silla observa y se masturba.
Tumbé a nuestra tremenda jaca negra sobre la cama y me monté encima de ella sobre su cara dándole la espalda a Cachito. Empecé a moverme y rozar mi coño sobre su boca. Así fui bajando hasta detenerme en cada uno de sus pechos. Cualquier zona de su cuerpo era punto para hacer una pausa y esas enormes tetas eran fuente de placer.
Le ordené a la invitada que me diera unos azotes en el culo. Sabia que Cachito se pondría a punto de estallar al ver mi culito cambiar de blanco a rojo por los golpes de una mano negra. Giré la cabeza para ver su expresión y acerté. Allí estaba disfrutando del show.
Estaba muy caliente y decidí continuar bajando hasta su entrepierna. Miraba todo el cuerpo de la invitada. Podia ver como su piel negra brillaba debido a mi flujo. No paraba de mojarme.
Cachito vió como empezaba a gritar de placer mientras me veía cabalgar sobre su entrepierna. Mis movimientos de subida y bajada empezaron a ser tan fuertes que me tuve que agarrarme a esos dos pechos que mostraban unos pezones erectos y firmes.
¿ que te ocurre, Lolita? parece que esa zorrita te ha puesto muy cachonda...te mueves como si te estuvieran bombeando!
Entonces, me giré sin sacarme lo que iba a ser la sorpresa...hasta que llegué a ponerme de cara a Cachito. Con esa posición me encontré enfundada en un traje de rejillas, completamente abierta mostrando mi almeja abierta y humeda atravesada por una deseada verga negra.
pero si es un tío!!! Exclamó Cachito.
Y cogiendo con una mano los testículos de nuestra invitada, le dije:
mas concretamente un travestí...
En ese momento vi como la verga de Cachito perdía consistencia por lo que seguí diciéndole:
Si, un travestí y no te importaba mucho cuando le rompías el culito...anda, acercarte a mi boca!!!.
Cachito se levanto de la silla del espectador y se acercó hacia mí donde permanecía clavada por esa verga. Entonces agarré su polla tal como se acercaba y me la tragué.
Tan pronto que exclamé mi satisfacción por tener dos pollas a mi merced, noté el crecimiento del rabo de Cachito en mi boca. Se puso dura rápidamente como pocas veces ha ocurrido. Ya supe que la sorpresa le había gustado.
Así que me la has jugado! Ya verás ahora...gírate otra vez y agarra esas tetas que te están esperando.
Así lo hice y nuevamente le di la espalda a Cachito, con la precaución de que ni un centímetro de esa verga negra alojada en mi interior se desperdiciara por salirse. Cachito me agarró el culo y colocó su punta de la verga en mi agujerito.
No querías dos pollas a la vez!!!
Notaba como me introduciendo su polla y como el placer iba llegando a todos los rincones de mi cuerpo.
Cuando acabo de metérmela, empezaron a bombearme alternativamente. A cada sacudida notaba la presión de cada verga dentro de mí. Ahora en mi culo; ahora en mi coño.
El placer fue máximo porque cuando me sentía follada por dos pollas a la vez y a la espera de recibir un fuerte orgasmo, me agarré a las tetas de nuestra invitada. Esta situación provocó un mayor sofoco y noté como mi orgasmo empezaba a aparecer.
Mis gemidos se convirtieron en gritos. Apretaba con firmeza a la vez mi culito y mi coñito para sentirlas cada centimetro. Me agarré a las tetas y me desborde en un orgasmo brutal que no acaba nunca y gritando dije:
- ¡ vamos, cabrones, acabad con este placer y os dejaré que me lleneis el cuerpo de semen!.
Tal vez mi excitación fue al máximo al pensar ya en otra mujer mas....pero eso será para contar en otra ocasión. Ahora lo que importaba es que mi marido ya no tendría excusa para volver a repetir la experiencia.
Después del orgasmo caí rendida sobre la cama. Sin apenas recuperarme, nuestra invitada se colocó sobre mi cabeza y puso sus huevos negros sobre mi boca para que los succionara. Llevó una de mis manos hacia su verga para que le masturbara.
Cachito se puso cerca de mi almeja donde hábilmente con mis pies le cogi su verga y empecé a meneársela.
- Estais deseando vaciar vuestra leche sobre mi cuerpo, ¿verdad?
La invitada se arqueó y derramó su semen desde mi cuello hasta casi el ombligo. Con mis manos me lo esparcí sobre mis tetas y con mi boca acabé de limpiar las pocas gotas de liquido blanco sobre esa piel tersa negra con todo su capullo rosa brillante.
Cachito vió todo ese espectáculo y de su rabo brotó su manantial blanco que llegó hasta mi vientre. Quedo exhausto. Mientras me esparcía la leche sobre mi coño, le dije:
no está nada mal por parte de un marido, y eso tenías reparos por compartirme con otro hombre!!!
Y así fue como iniciamos tríos salvajes, donde nos sentimos realizados que de ora manera no hubiese sido posible.