Lolita se llamaba Sara (3)

Tercera parte: el chat.

Había pasado casi una semana y Raf se había comprado una WebCam que instaló el día siguiente de la cena, y se había conectado todos los días por la noche, después de cenar, diciéndole a su mujer que tenía que terminar un trabajo muy importante y que se acostaría tarde, pero ninguna noche vio a su sobrina conectada, por lo que empezó a creer que todo había sido una broma, o quizá sí tenía intención de hacerlo al principio pero luego se había arrepentido. Ya casi había perdido la esperanza, cuando un domingo por la noche, con su mujer y su hijo ya acostados, y a punto de apagar el ordenador, una luz se iluminó y le avisó de que su sobrina se acababa de conectar.

El corazón de Raf casi se paró durante un segundo y luego empezó a latir a toda velocidad. Tenía la pantalla para chatear con su sobrina abierta delante de él, y no sabía qué decir, no se atrevía, y ella no le decía nada, sabía que estaba esperando que él diera el primer paso. Todo dependía de él.

Sara pensó que ya había pasado suficiente tiempo, y que no debía hacer sufrir más a su pobre tío, por mucho que le divirtiera aquella situación, así que el domingo por la noche por fin se conectó y sonrió al ver a su tío conectado, a saber cuántas horas habría pasado conectado esperando chatear con ella, y sonrió más al ver lo que tardaba en saludarla, seguramente acobardado al verla por fin conectada. Pero tras un par de minutos la frase "Raf está escribiendo" apareció en pantalla y Sara sonrió pícara. El juego había comenzado.

-Hola

-Hola

-¿Qué tal estas, Sara?

-Muy bien, ¿y tu?

-Tenía muchas ganas de hablar contigo, el otro día te fuiste muy rápido y no pudimos hablar, y no sabía si estarías molesta o no conmigo.

-¿Molesta? ¿Y por qué debería estar molesta?

-Bueno, ya sabes, por lo que pasó.

-¿Ah sí? ¿Y qué pasó?

-Pues, bueno, me besaste, me emocioné y te toqué el culo.

-No es la primera vez que me tocan el culo, ¿sabes?

-Entonces, ¿no estás molesta?

-Sé que te gustó hacerlo, tío, se te notaba.

-Es que te recordaba como una cría mas bien feucha, y cuando te vi en la reunión el otro día, me llevé una impresión increíble.

-¿Crees que soy guapa, tío?

-Creo que te has convertido en una mujercita espectacular.

-Jaja, qué exagerado eres, tío.

-No no, lo digo en serio.

-¿Sí? ¿Y qué es lo que más te gusta de mí, tio?

-Bueno, tu cara, claro, eres muy guapa.

-¿Sí? ¿Y qué más?

-Pues…tu figura.

-¿Y qué parte de mi figura te gusta más, tío?

-Pues creo que has desarrollado unos pechos muy bonito, y tus piernas.

-Así que te gustan mis tetas, ¿eh, tío?

Sara sabía perfectamente hacia dónde y cómo quería llevar la conversación, y estaba disfrutando muchísimo del miedo que tenía su tío a decir algo fuera de tono que pudiera provocar el enfado o el escándalo de su sobrina.

-¿Tienes WebCam, tío? ¿Quieres que nos veamos mientras chateamos?

Raf conectó la WebCam en seguida y pudo ver a su sobrina con una camiseta y un pantalón de pijama. Su imagen en la pantalla, saber que hacía algo prohibido y muy peligroso hizo que su polla se agitara dentro del pantalón, y poco a poco fue perdiendo el miedo, al ver el tono de la conversación y cómo su sobrina resultó una chica abierta, excitante y con muchas ganas de "jugar".

-No sabes la envidia que me da tu novio, Sara.

-Bah, es un poco soso.

-¿No te da caña, princesa?

-Es que a mí me gusta otro tipo de hombres, ¿sabes?

-¿No te gustan los chicos de tu edad?

-Me gustan mucho más los hombres maduros…como tú.

Rafa tenía los labios y la boca seca y una erección que empezaba a dolerle. Delante de él, lo más parecido que había a la realidad, tenía a la adolescente más excitante que había conocido hasta ahora, sobrina suya, lo cual le añadía todo el morbo del mundo, y que pese a su aire inocente y juguetón, sabía perfectamente lo que estaba pasando y las implicaciones y consecuencias de sus actos.

-¿Has estado ya con algún maduro?

-No, sólo con chicos de mi edad. ¡Pero tengo tantas ganas de probar con alguien mayor que yo!

-Estoy seguro de que cualquier maduro se volvería loco contigo, princesa.

-Jajaja, yo creo que tú te volviste un poco loco el otro día en tu casa, ¿no crees, tío? Bueno, lo siento, pero tengo que dejarte, ha sido muy divertido. Hasta pronto.

Y se desconectó. Raf esperó un rato y cuando comprendió que no volvería se fue al baño para masturbarse, pues su mujer ya estaría dormida, y sería sospechoso que apareciera tan cachondo justo después de usar el ordenador. Mientras se masturbaba pensaba en Sara, en su cuerpo, decidido más que nunca a llegar hasta el final con ella.

La noche siguiente volvieron a coincidir, esa vez su sobrina llevaba una camiseta de tirantes con un escote enloquecedor, Raf llevaba también una camiseta que le marcaba los músculos del pecho y los hombros, se había peinado con esmero e incluso se había echado colonia, antes de darse cuenta de lo estúpido que era eso. La conversación fue picante casi desde el principio.

-¿Y con tu novio haces muchas cosas, preciosa?

-Sí, pero ¿te creerás que hay cosas que no he probado nunca?

-¿Sí?, cuéntame qué cosas te gustaría probar.

-Me da un poco de vergüenza contártelo, tío.

-Vamos, no seas tímida, cuéntamelo, todo esto será nuestro gran secreto.

-Vale, pues hay dos cosas que nunca me han hecho y que me apetece muchísimo.

-Dímelas, princesa.

-Bueno, pues nunca me han lamido los pies ni me han follado por detrás.

La erección de Raf era increíble y tenía que hacer grandes esfuerzos para no tocarse delante de la cámara.

-mmmmmm ¿Sabes que esas son dos de mis debilidades? Sara, me estás provocando una erección de caballo.

-mmmmmmm, ¿de verdad?, ¿a ver?

Y su tío enfocó la cámara hacia su entrepierna para que su sobrina viera el bulto voluminoso bajo el pantalón del chándal. Las expresiones y risas pícaras y traviesas de su sobrina aún excitaron más si cabe a Raf.

-Pues mis pezones también están duros, ¿sabes, tío?

-Lo noto desde aquí. ¿Me enseñarías un pezoncito, princesa?

Sara fingió escandalizarse, pero estaba deseando provocar y calentar más y más a su tío. Tras hacerse de rogar un rato, accedió y lentamente se bajó la tela de la camiseta hasta que medio pecho y todo un pezón rosado, redondito y duro quedó al descubierto. Inmediatamente se volvió a tapar. Rafa se dio cuenta de que se había quedado con la boca abierta y Sara se echó a reír.

-Jajajajaja, ¿es que nunca habías visto un pezón, tío?

-Tan excitante como el tuyo, te aseguro que nunca.

La conversación terminó ahí. Raf sabía que su sobrina sólo le daba y le ofrecía lo que a ella le apetecía dar. Durante varios días siguieron chateando, Raf cada vez más desesperado, aguantando obedientemente los caprichos de su sobrina. Se había convertido en un ser sin personalidad, dominado totalmente por una adolescente, pero desde que vio su pezón, ya no regía por sí mismo. Dos semanas después de la primera vez aún seguían chateando, el msn y la WebCam se habían convertido en el centro de la vida de Raf, en una auténtica obsesión.

-Y cuando sales por la noche con tu novio o tus amigas, ¿dónde sueles ir, preciosa?

-A discotecas, a beber, a ligar

-¿A ligar?, ¿y tu novio?

-Uy, ¡me has pillado!, jajajaja. Pero no se lo dirás a él, ¿verdad?

Era el momento de jugarse el todo por el todo, Raf ya no podía perder nada.

-A lo mejor un día de estos te busco y ligo contigo.

-¿Y qué harías conmigo si me ligaras, tío?

-Comprobarías que tienes razón y estar con un maduro es mucho más excitante que con un chico de tu edad, y además te haría todas esas cosas que nunca te han hecho.

-mmmmmm, me parece que eres todo un ligón, tío.

Sara cambió de conversación y Raf se quedó con la idea de que había ido demasiado lejos y se maldijo por su torpeza. Su sobrina, de todas maneras, no parecía ofendida, pero desde luego no quería saber nada de ligar con su tío. Se dio cuenta de lo estúpido que había sido, cómo un juego picante y no del todo inocente se le había ido de las manos, y había creído que se podía follar a su adorable sobrina como si fuera una de las jovencitas con las que solía ligar en sus escapadas nocturnas. Sólo había sido la víctima del juego perverso de su sobrina, pero no la culpaba a ella, ella sólo se había aprovechado de su ingenuidad, había hecho valer su poder como Lolita y él había caído como un tonto, como un adolescente. Se lo tenía bien merecido. En el fondo hasta tenía gracia la forma en que había perdido la cabeza por ella. La conversación decaía por momentos, pero Raf no quería que Sara intuyera lo defraudado y tonto que se sentía, aunque seguro que ella ya lo sabía y se estaría partiendo de risa al ver lo idiotas que podían ser los hombres, sólo confiaba en que no hiciera mucha sangre de lo que había pasado y todo quedara en una gran broma. Raf estaba decidido a terminar ya con aquella humillación, disculparse y despedirse, cuando su sobrina se adelantó con algo que lo cambiaba todo.

-Es tarde, tío, y tengo sueño, pero si te interesa, este sábado por la noche iré con mis amigas Vértigo. Quién sabe….quizá nos veamos allí. Chao.- Y se desconectó.

Raf conocía Vértigo, era una discoteca bastante buena y muy grande, no sólo para adolescentes, sino para gente más adulta, él mismo había ido allí un par de veces, solo y con amigos, y era un buen sitio para ligar. Las palabras de su sobrina resonaban en su cerebro y casi se mareó. Esta vez no podía haber dudas, no podía meter la pata, pero estaba seguro, le había provocado, le había retado a que fuera allí el sábado, y él no podía dejar pasar esa oportunidad. Ese sábado iría a Vértigo y la vería cara a cara, hablaría con ella sin cámaras de por medio, y quién sabe, quizá

(continuará)