Lola la señora de los perros
Hola de nuevo soy Gabriel y quiero relataros mi última relación amorosa, estaba vez ha sido con Lola, es una mujer de 55 años, divorciada más bien bajita 1,60, morena, pelo corto pero con un culo muy bien puesto y unas tetas muy bien proporcionadas. La tenia vista pues todos los días saca su perros
Hola de nuevo soy Gabriel y quiero relataros mi última relación amorosa, estaba vez ha sido con Lola, es una mujer de 55 años, divorciada más bien bajita 1,60, morena, pelo corto pero con un culo muy bien puesto y unas tetas muy bien proporcionadas. La tenia vista pues todos los días saca su perros a pasear a la misma hora y el mismo itinerario el cual pasa por la acera de enfrente a mis ventanas, al principio no me llamó la atención, pero cuando comenzó la pandemia y tener que estar encerrados empecé a fijarme en ella al principio con un poco de envidia, ella paseando sus perros y yo sin poder salir a tomar el aire, así las cosas un día medio aburrido desde la ventana la saludé y ella me contestó muy alegre , así comenzó una bonita amistad, todos los días nos saludamos y poco a poco nos íbamos conociendo es cuando ya me fijé más en sus atributos y deje volar mi imaginación de cómo sería en la cama. Cuando ya se pudo salir a la calle la esperé para conversar con ella, se alegró mucho y me dio un par de beso en la mejilla y yo la correspondí con un abrazo que agradeció y puede notar la dureza de sus pechos, en los paseos cotidianos pude averiguar que era soltera y que vivía sola y su única compañía eran sus perros, que eran como sus hijos. La invité a salir y al principio era muy reacia, por la mala experiencia que había tenido en su relación con los hombres, incluso estaba dudando de su sexualidad lo que me sorprendió y eso aun medió más motivo para poder conquistarla, el argumento era sencillo y complicado de llevarlo a cabo, para comprobar su sexualidad la mejor manera era saber si le gustaban los hombre o la mujeres o quizás ambos.
Los días transcurrían entre paseos y confidencias pero siempre que quería hablar sobre cómo se las arreglaba cuando tenía sus necesidades sexuales desviaba el tema y me tenía mosqueado, sabía que me ocultaba algo pero tuve la paciencia para esperar que algún día lo contara.
Después de dar el paseo correspondiente al punto de la mañana tomábamos un café un bar cercano a casa y con el tiempo hasta logré invitarla a comer. La relación era cada día más estrecha pero el tema sexual seguía siendo tabú aunque se notaba que cada día venía más arreglada, incluso comenzó a maquillarse. Eso me animó a seguir intentando seducirla pero cuando intentaba algo mas siempre ponía la excusa de sus perros que eran su refugio.
Los días iban pasando la relación se afianzada siempre con indirectas pero de ahí no pasaban cuando ocurrió un hecho que sería determinante en nuestra relación un familiar cercano al que habíamos visitado el día anterior dio positivo en coronavirus, enseguida mi avisó y fuimos hacernos la PCR, afortunadamente los dos salimos negativos pero si que teníamos que guardar el confinamiento de 10 días.
Le planteé que ya que teníamos que estar aislados y estábamos solos cada uno en su casa si podríamos pasarlo juntos, la mayor preocupación que Lola tenía era quien se iba a ocupar de sus perros, la solución fue su que hermana se encargaría de ellos.
Ahora solo quedaba decir en qué casa pasábamos el confinamiento y no puso ningún inconveniente que fuera en la mía, ya que le gustaba como cocinaba y se fiaba de mí, al rato ya estaba con su maleta y sus perros en casa, enseguida llego su hermana y desde la puerta recogió a los canes y por fin nos quedamos solos sin perros. El día transcurrió de una forma normal hasta que llegó la noche y sentados en el sofá más relajados me contó su secreto, sus perros eran quienes la satisfacían sexualmente y todas la noches antes de acostarse se abría de piernas y le comían su chocho.
Me intactó su secreto y eso explicaba muchas cosas pero he de reconocer que estuve ágil
- Pues a partir de ahora yo seré tu perro y algo más
Y la besé, al principio Lola un poco sorprendida no supo reaccionar pero enseguida su lengua siguió a la mía y mis manos bajaron directamente a su vagina que poco a poco se fue humedeciendo. Comencé notar como sus pezones de iban endureciendo asi que los ataqué por encima de la ropa mientras mi polla iba creciendo por momentos, un pequeño gemido salió de sus garganta mientras lamía su cuello y mis dedos recorrían sus labios vaginales, le baje sus bragas mojadas y ataqué frenético esa vulva acostumbrada a recibir lengüetazos de manera asidua, no me dejé ningún rincón sin repasar hasta que di con un botoncito bien durito, era un clítoris precioso y sabroso al que dediqué toda mi atención mientras mis manos estrujaban sus tetas, los gemidos se hicieron más fuertes , sus manos hundían mi cabeza en su concha casi sin dejarme respirar.
- Sigue, sigue más fuerte
Seguí acelerando en mi comida de chocho combinando mis dedos y mi lengua y los gemidos se hacían cada vez más intensos y todo su cuerpo empezó a sacudirse como si hubiera recibido una descarga eléctrica.
- Me corro, no pares, no pares
Me hundió con sus manos mi cabeza en su vagina, y pude saborear todos sus jugos que eran muy abundantes.
Le di a probar sus jugos al volver a su boca todo el saborcillo de sus jugos se fundieron en unos besos bien intensos.
La deje descansar un rato para que tomara aire después de semejante sofoco y comencé a desnudarla y ella a mí, su cuerpo me resultaba espectacular unas tetas bien duras para su edad y como antes describía unos pezones color café erguidos y solicitando ser atendidos. Nos abrazamos mi polla comenzaba a ponerse en forma de nuevo y Lola la notó, asi se acomodó para que estuviera en contacto con su chorreante cuca.
- Ahora me toca a mí saborear tus jugos y ser tu perrita
Su boca bajó a encontrarse con mi pija en plena erección, primero su lengua lamiendo el tronco y a continuación se tragó todo el capullo y sus manos acariciando los huevos, eran tal la intensidad que tuve sujetarla pues casi me hacía daño.
- Tranquila mujer tenemos toda la noche y diez días por delante
- Perdona pero ha pasado mucho tiempo que no sentía estas sensaciones y quiero aprovechar cada minuto.
Para relajar la situación le propuse hacer un 69 que acepto con alegría jugando con su clítoris y con su culito cuyo orificio me provocaba nuevas sensaciones, estaba a punto de correrme cuando de nuevo comenzó a sacudir su cuerpo preludio de un nuevo orgasmo que no tardó a venir, con esas sacudidas aceleró sus mamadas y toda mi leche fue a su cara y a su boca la cual se la tragó y dejó mi pija reluciente y se echó a llorar, al principio de asusté un poco pero fue ella la que me tranquilizó.
- No te asustes corazón lloro de felicidad, nadie me había tratado con tanta sensibilidad ni había gozado tanto.
Abrazados nos fuimos a la cama para descansar de tanta intensidad y seguimos conversando, me contó sus malas experiencias con algunos hombres y su desconfianza y la solución de sus perros, su manos en mi pene y las mías en sus tetas y nuestras bocas fundidas hasta que me pide
- Quiero que me penetras pero despacio que hace mucho que nadie entra por ahí.
Le como su chocho y ella mi polla para lubricarnos y le hago que se ponga encima, para que sea ella la que se la vaya clavando, poco a poco el miembro va entrando y comienza a cabalgar primer despacito hasta que entrada toda se para mientras me como sus pezones hasta que su vagina se va acomodando a mi miembro para empezar moverse cada vez más rápido, con mis dedos voy sobando su clítoris y cada vez más gemidos, retorciendo sus pezones
- Dame tu leche, la quiero dentro de mí que yo estoy a punto de explotar
Los jugos y la lechita se mezclaron en unos instantes, gritaba. Lloraba gemía
- Estas sensaciones no las había tenido nunca, ya se lo que son los orgasmos lo que me he perdido hasta ahora.
Seguimos abrazados besándonos no queríamos dormir sino sentir, y teníamos diez días por delante para descubrimos más, por cierto le hice olvidar a sus perros.