Lola

Historia de Lola

LOLA

Me llamo  Dolores aunque todo el mundo me llama Lola. Tengo 35 años bástate bien llevados. Tengo una melena pelirroja francamente bonita. Nunca he tenido pareja fija, soy soltera, tenía algún amigo para echar un polvo y los ligues ocasionales. Hasta hace cuatro años en que mi vida cambio y de qué manera. Desde entonces prácticamente todas las noches tengo sexo con otra persona, bueno con una mujer.

Ese día estaba en uno de los pub de ambiente a los que solía ir a ligar. La verdad es que no podía pasar sin sexo desde que descubrí que me gustaban las mujeres.

Como siempre me senté en una mesa del fondo, con una buena visión del local y controlar al personal que entraba y salía.

Cuando estaba más tranquila vi que una mujer se acercaba a mi mesa.

-¿Eres Lola? –me preguntó

-Pues sí, soy Lola.

-Me gustaría hablar contigo, ¿puedo sentarme? –respondió-

-Claro.

No sabía que pretendía pero enseguida pensé que quería ligar o algo así.

-Me llamo Isabel –y al sentarse me dio un par de besos en la mejilla-

-Te apetece otra copa –dije por romper el hielo-

Notaba que me estaba poniendo la tal Isabel. Pedimos las copas y comenzamos a hablar de cosas intrascendentes hasta que se fue la camarera que nos trajo las bebidas.

-Me han contado que te llevas de calle a todas las jovencitas que aterrizan por aquí.

-No se me dan mal –conteste-

-No te ofendas –repuso- eres una “asalta cunas”.

-No me ofende por que no es verdad.

-Pero si me has dicho que te las llevas de calle.

-Cierto pero yo no voy detrás,  son ellas las que me buscan y hacen todo lo posible por que les “invite”.

-No es posible –me contestó- que alguna le gusten mujeres mayores es seguro pero no a todas y eso es lo que me han contado de ti.

-Puedes creerlo –dije- Ves a esas seis o siete que están a la barra.

-Sí.

-A cualquiera de ellas que le diga que se venga conmigo, lo hace.

-No me lo creo.

Me estaba empezando a cabrear por un lado y por otro, y cosa curiosa, note como me estaba humedeciendo, no sé si por la conversación o por la tipa. Se quedo en silencio unos minutos.

-Te hago una apuesta –dijo de repente- te juego una copa a que no te llevas a ninguna de esas y por descontado que no te la follas.

Me sentí espoleada que dudase de mi la tal Isabel.

-Acepto –respondí- elije a la que quieras pero debes saber que hay una que ya ha estado conmigo y  si elijes a esa jugare con ventaja.

-Eso no estaría bien, dime quien es para descartarla.

-Vale, es la rubia de bote con pantalón negro. Piensa que tal vez, en otra ocasión, ya me ha dicho no.

Solo lo dije para picarla y ver por donde salía.

-Según mis noticias eso no ha ocurrido nunca –Dijo con media sonrisa.

-¿Cómo piensas verificar que la follo?

-No había pensado en eso –respondió ya con risa-

Tenía una bonita sonrisa y una risa franca. Me estaba gustando Isabel y mi vagina está de acuerdo en ello.

-La voy a llevar a los baños, cuando nos marchemos danos unos minutos y ven detrás nuestro, podrás oír y quién sabe si algo más.

-De acuerdo.

-¿Quien es la elegida para la gloria?

-La morena de pelo largo y pantalón vaquero.

Sin decir nada abandone la mesa y fui a por la morena.

-Hola, me llamo L….

-Lola, lo sé –dijo algo nerviosa- yo soy Almudena.

-Eso me ahorra algo de trabajo.

La chica comenzó a reírse con risa nerviosa. Le explique la situación.

-No importa, siendo tu no importa.

-Otro día tendremos una ocasión más normal para pasarlo bien –le dije sonriéndole-

-Ahora voy a ir a mi mesa, tú vete al baño y enseguida te sigo.

Cuando llegue le dije a Isabel:

-Ya esta, la he mandado al baño para disimular un poco, tengo una reputación.

-Ok.

-Te espero –le dedique mi mejor sonrisa y le guiñe un ojo-

Según entre en los aseos le cogí de la mano y entramos en una cabina, dejé la puerta entre abierta. La apoye contra la pared y comenzamos a besarnos y enseguida le subí la camiseta y saque sus pechos del sujetador La chica me subió la falda y me masajeaba las nalgas que mi tanga dejaban a la vista.

Oí ruido y al girar la cabeza vi a Isabel mirándonos. Desabroche sus vaqueros, bajándolos lo suficiente para poder acceder a su vagina. Le metí un dedo, esta mojadísima, así que le metí otro de inmediato. La folle con cierta intensidad y quizás violencia, quería terminar lo antes posible. Respondía bien a mis caricias por lo que no tardo en venirse entre gemidos y grititos. Isabel seguía mirando.

Iba a dar por terminada la actuación, cuando la joven se arrodillo, subió mi vestido y apartando la parte delantera del tanga comenzó a lamer mis labios que obviamente estaban empapados. Busco con la lengua mi clítoris y le hizo círculos, a pesar  de la situación se estaba esforzando. Luego con su dedo penetro en mi ano y de forma muy suave lo metía y sacaba. Yo gemía, aunque trataba de controlarme ya que suelo ser escalándose en eso trances. Me fije en la mujer que nos miraba y parecía que estaba hipnotizada.

Me corrí en su boca. La zorrita no se aparto ni dejo de lamer mi botón hasta que termine. Luego se incorporo y me beso metiendo la lengua todo lo que pudo.

Al separarse me susurro al oído:

-Sabes genial.

-Tenemos algo pendiente cuando quieras –le respondí-

Me recompuse la ropa y al salir agarre a Isabel y me la lleve a la mesa, No dijo palabra hasta que nos sentamos y pedimos otra copa.

-Si no lo veo no lo creo, Lola.

-¿Qué quieres que te diga? –dije riéndome-

-¿Puedo preguntarte como empezó todo?

-Claro.