Locuras en Ciudad Esmeralda.
¿Hasta donde te puede llevar la calentura?
Esto sucedió el sábado pasado, la dama en cuestión es casada por lo tanto voy a cambiar nombres, pueblos y ciudades, no quiero causarle problemas.
Nos conocimos en el face , idas y vueltas de mensajes cada vez más excitantes, cada vez más calientes, el deseo nos comía, pero había un inconveniente… vivimos a más de 100 km de distancia…
¿Porque será que me engancho siempre con estos amores imposibles?
Casada, con una familia formada, muy lejos….todas contras.
Mientras los celulares hervían de tanta pasión, compartíamos deseo, fotos, ganas, susurros, videos y todo lo que la tecnología nos dejaba al alcance para acrecentar nuestra locura.
Pero las ganas de vernos se disolvían en un mar de impedimentos… aunque ese sábado pasó lo que creíamos imposible.
Yo volvía de hacer masajes eran pasadas las 20 hs, un poco cansado y pensando en quedarme en casa, cenar algo y dormir temprano ya que al otro día debía madrugar.
Recibí un mensaje de Vanesa:
-Estoy en Ciudad Esmeralda, vine a ver un recital y mi marido no me quiso acompañar, me trajo una amiga pero no se quedó y ahora no sé cómo volver a casa…
Ella vive en Capitán Ordoñez, típica ciudad de campo de la provincia de Buenos Aires y no estaba tan lejos de Ciudad Esmeralda, solo que a esa hora ya no había colectivos que la llevaran de vuelta.
Mientras chateábamos mi cabeza hacia cuentas de kilómetros y horas…imposible llegar al recital, Ciudad Esmeralda estaba a 80 km de mi casa y como debía pasar por Buenos Aires, tardaría como dos horas, pero por ahí podría llegar para el final, encontrarnos, conocernos personalmente y quien sabe….por ahí cumplir alguna de nuestras fantasías…
Mientras ella se excusaba y me pedía disculpas por haberme contado eso y haberme puesto en la incómoda situación de no saber qué hacer, mi cabeza no la escuchaba….tenía una lucha interna entre el boludo que había decidido quedarse un sábado a la noche solo, acostándose temprano y el que se sentía vivo y le decía: - Cambiate y andá a buscarla boludo!!! Viví la vida, que vas a esperar!!!!
Recuerdo que entre las cosas que ella me iba diciendo le contesté: -Voy!
-No, pero está bien, es muy tarde, no hace falta, yo me arreglo….contestaba ella
-Voy! –le volví a escribir- Vos esperame si tardo un poco, pero voy
Me cambié y salí, eran 21.30 hs, puse música en mi camioneta y salí muy tranquilo…la noche estaba espectacular y a esa hora la ruta estaba para mí solo…un viaje sereno que disfruté a full.
Dos horas exactas tardé hasta estacionar a la vuelta del club Esparta, en Ciudad Esmeralda, donde tocaba la banda.
Bajé de la camioneta prendí un cigarrillo y me dirigí a la puerta del club, el show era de una de las bandas “rolingas” más famosas y todavía faltaba un poco, las puertas del club estaban abiertas y se podía ver desde afuera…
Un grupo de chicos que seguro no había podido pagar la entrada bailaban afuera y lo disfrutaban, todo estaba tranquilo y yo esperé ahí, frente a la puerta, para ver si la encontraba cuando salía.
Terminó el show, comenzó a salir la masa de gente y pensé que difícilmente lograría verla, igual, tenía el celu para llamarla si la perdía.
Pero de repente ahí estaba, entre medio de la gente, era como si resaltara para que la pudiera ver, aunque de aspecto y vestimenta no se destacaba del resto, había algo que la iluminó para que yo la vea.
La alcancé y la llamé, se extrañó de que estuviera ahí en la puerta esperándola, nos dimos un abrazo y salimos caminando para la camioneta.
Era la primera vez que nos veíamos, pero teníamos esa extraña sensación que da el estar conectados por internet, de conocerse sin verse, de ser íntimos sin habernos tocado jamás.
Nos sentamos dentro de la camioneta, ella estaba cansada de estar tanto tiempo de pie en el recital, nos pusimos a hablar, estábamos felices de vernos, me pidió que le masajee un poco los hombros y la espalda y como pude la fui aflojando. De pronto ella se me abalanzó y me comió la boca con mucha pasión, nuestras manos comenzaron a recorrernos, ávidas del contacto que tanto añorábamos…
Pronto su mano encontró mi verga que ya estaba dura mientras las mías recorrían su culo acariciándolo, reconociéndolo…
Estuvimos un rato intercalando charla, besos y caricias, el mayor problema era que no teníamos tiempo para ir a un telo, pronto debíamos partir hacia Capitán Ordoñez y yo no quería que un momento de calentura le jodiera la vida.
Después de un rato partimos, tranquilos hacia su pueblo, eran cerca de la una y las calles de Ciudad Esmeralda estaban vacías, solo algún auto y nada más.
Como la camioneta tiene caja automática, quedaba una mano libre para acariciarla y mi mano fue a sus tetas, sus hermosas, grandes y dulces tetas. Su remera escotada dio lugar a que mi mano encuentre fácilmente sus duros pezones, ella gemía desparramada en el asiento y enseguida mi mano llegó a su entrepierna, muy caliente….
Le pedí que se desabrochara el Jean y pude colar mis dedos por adentro para encontrarme con una muy caliente y muy mojada concha que recibió mis dedos con placer, cuanta locura!!!! Yo iba manejando muy lentamente y e cada semáforo hundía mis dedos en su deliciosa conchita, ella se acercaba a mí y gemía, sacaba mi mano y lamia mis dedos y lograba que yo delire de locura.
Después lo supremo, desabrochó mi jean y liberó mi pija y tirándoseme encima comenzó a chupármela mientras manejaba…yo iba muy despacio, tenía miedo de perder el control del vehículo, pero no había nadie, así la seguimos.
Salimos de la zona urbana de Ciudad Esmeralda y entramos en la ruta, todo muy tranquilo, íbamos intercalando sus sublimes chupadas con mis metidas de mano…cuando el semáforo estaba rojo nos matábamos entre los dos y después volvíamos a comenzar intercalando mimos.
La ruta nos fue llevando lentamente a Capitán Ordoñez y la calentura nos fue llevando a no querer dejar las cosas así.
-Hay una callecita tranquila y oscura después de esa curva – me dijo- tenemos un rato más para estar tranquilos.
Llegué a un desvío, una callecita asfaltada de una sola mano entraba hacia el campo, la noche era oscura, sin luna y muy estrellada.
Hice unos metros y paré la camioneta, pasamos al asiento de atrás. Nos volvimos a besar y ella liberó sus tetas para que pueda chupar sus dulces pezones, en ese instante me hice adicto a ellas y no pare de chuparlas mientras estuvimos ahí.
Ella bajo de nuevo mi pantalón y chupo mi pija con mucha pasión, mis huevos, mi tronco…se tragaba la cabeza, disfrutaba teniéndola en su boca, yo desparramado en el asiento me dediqué a gozar.
Después le pedí que se saque el pantalón, me coloqué un forro y ella se subió encima para enterrarse mi pija de un golpe en su muy mojada concha y así comenzamos a coger. Yo chupaba sus tetas y ella gemía en mi oído, me cabalgaba y yo ayudaba en sus movimientos agarrándole la cola y moviéndonos acompasadamente.
Después de un buen rato de coger así pude poner una mano adelante y llegué a su clítoris… seguimos cogiendo mientras se lo masajeaba y la hice acabar muy fuertemente.
Todavía retumba en mi cabeza sus gemidos y gritos de placer en mi oído y entonces le dije, ahora me toca a mí y agarrándola nuevamente de su culo comencé a cogerla fuerte y rápido… en ese frenesí volvió a acabar hasta acabar yo para terminar abrazados en ese asiento calmándonos y volviendo a la realidad.
Era una noche estrellada espectacular, daba para quedarnos contemplando las estrellas y disfrutando en ese mágico lugar, pero la realidad es que ella es casada y debía ya volver a su casa.
La dejé en una remisería para que no nos vean llegar, es un pueblo chico y mi camioneta llama la atención, era riesgoso llegar así.
Un beso rápido y bajó, di una vuelta manzana para salir hacia la ruta nuevamente, pasé por la remisería y la vi subiendo al auto, nos miramos a los ojos pero ninguno hizo una seña.
Ya pasó una semana y no voy a olvidar fácilmente esa noche y creo que ella tampoco.
Seguro vendrán otros encuentros, los dos tenemos ganas de estar en una cama y con más tiempo, pero esas serán otras historias.