Locuras apasionantes
A los pocos días, planeamos comprar en una tienda erótica una verga, me llevé a mi mejor amiga a elegirla, y en aquella tienda descubrí que había un mundo de juegos eróticos en los que yo nunca había ni pensado
Mi historia comienza cuando conozco un chico por Internet, que me gusta solo por su forma de hablar, por las cosas que decía, por las sensaciones que me hacía experimentar, sensaciones que no cualquier hombre normal hace sentir en una mujer.
Pasado el tiempo la necesidad humana de los dos comenzó a pasar de una relación de puro juego a un nivel más perceptivo, es decir empezamos a decirnos cosas más excitantes, más dulces y tiernas, y a hacer pequeñas travesuras.
Una de nuestras primeras travesuras, fue un día que yo sentada en la cocina y hablando con el de sexo, me pidió que le mostrara los pechos, yo me puse muy nerviosa, pues mi marido estaba en la cama y mis hijos dormían, yo abrí poco a poco mi escote dejando ver un poco mi pecho, y sentí como mis bragas se mojaban cuando vi en su cara una mirada de deseo y vi como su mano bajaba y acariciaba su polla, sabía que estaba muy dura, porque nada mas poner su mano en ella, cerro los ojos lentamente por unos segundos y cuando los volvió a abrir, me miraba de una forma, que me hizo sentir la mujer mas deseada del universo… a partir de ese día empezaron nuestros juegos sensuales…
Un día me mira desde su cam, y me pide que introduzca un audífono en mi vagina, de esos pequeñitos que se ponen en los oídos, yo estaba súper excitadísima y como esclava obedientemente acepte y lo metí, por dios!!!, mi marido estaba en casa y yo complaciendo al hombre que me hacía excitar desde un ordenador, no pensé en las consecuencias, mi cuerpo solo buscaba ser acariciado y ver en el rostro de mi amante esa mirada de satisfacción al ver todo mi coño mojado, dejando salir ese audífono empapado de mis jugos, y al ver esa mirada de deseo empecé a tocar mi coño hasta que sentí un orgasmo que recorría todo mi cuerpo, no podía creerlo, después de tanto tiempo sentí un placer en mi coño, que casi me vuelvo loca.
Desde entonces, buscábamos sexo todos los días y a cualquier momento, Juan se convirtió en mi amante, fue despertando en mi todo ese fuego que yo llevaba dentro y que nunca un hombre supo sacarlo, me fui enamorando de él poco a poco, cada día más, el amor y la pasión por él me hacía sentir mujer, como cuando me hizo desnudar completamente mientras todos dormían, le pedí que me follara toda desesperada, desnuda ante el y me pidió que buscara un cepillo de peinar y me clavara el mazo, era muy excitante verle correrse mientras yo metía el cepillo una y otra vez dentro de mi.
Eran casi las 4 de la madrugada, hacíamos el amor a escondidas, yo le empecé a gemir suave y le hice correr, su corrida me excito aun mas de lo que ya estaba y busque desesperada algo que meterme en la vagina, agarré el bibe de mi hijo en un arrebato de pasión y al empezar a meterlo se corrió otra vez, haciéndome excitar mas y mas, tanto que con solo tocar mi coño, me estaba corriendo y gimiendo de placer.
A los pocos días, planeamos comprar en una tienda erótica una verga, me llevé a mi mejor amiga a elegirla, y en aquella tienda descubrí que había un mundo de juegos eróticos en los que yo nunca había ni pensado. Pasábamos las noches y los días cuando yo estaba sola en casa, follando con mi nuevo juguete, pero la curiosidad de buscar nuevas formas de sorprenderle me llevaron nuevamente a la tienda erótica….. compré un trajecito de conejita que use cuando me dio su video llamada y lo primero que vio fue una conejita sobre la cama, con las orejitas rosas sobre mi pelo, los pechos al aire, un tanga de hilo con la colita sobre mi culito… nunca había visto una cara de deseo así en un hombre, follamos sin parar una y otra vez.
Para el día de los enamorados, le regale una vista de mi cuerpo desnudo bajo un vestido de maya negro que dejaba ver entre sus agujeros mis pezones duritos y mi coño. Me gustaba mucho comportarme como puta en la cama con el, era una de las fantasías mías, que el pudo cumplir.
Mi culito era virgen, yo tenia miedo al sexo anal, el me pidió empezara a meter cosas pequeñas, por lo que lo primero que metí fue el mazo del cepillo, las primeras veces pasaba algunos días dolorida, pero poco a poco fuimos practicándolo hasta que descubrí el placer de un orgasmo con toda la polla metida en el culito, ufff, sentirte llena de el, y a la vez dejar que los jugos de mi vagina salgan y mojen todo mi coño con sus caricias.
Todo esto me llevo soportar días tras días de excitación sin poder tocarle a él, era una relación puramente virtual, se echaba unos pajazos que se me hace agua la boca contarles, en fin toda esta recarga de sexo me llevo a pensar si realmente sería feliz con mi entonces marido o no.
Me encontraba sola con la triste realidad de no tocar su piel pero con la bonita sensación de imaginarle a mi lado para que fuera menos difícil el diario vivir.
El tiempo con él siempre era intenso dulce, ardiente, imaginativo pero no estaba y necesitaba sentirle y amarle.
Por la necesidad de mi cuerpo día tras día, la necesidad de tocarle, empecé a imaginarle junto a mí con sus manos en mi cuerpo, su respiración en mi piel, su calor llegándome a mí, sus besos apasionantes suavecitos y mojaditos, de esos que duras una eternidad dándolos, y, luego de un mes de recarga de amor y pasión virtual mi desesperación llego a su límite. Un día me entro el desespero de sentirle, quería estar con el como fuera, lo necesitaba, tenía mucha ansiedad por hacerle mío, yo trate de controlarme durante el día, pues las cosas ya iban mal con mi ex, me puse hacer las cosas de la casa y la comida pero me fue imposible quitarme esa necesidad de mi cuerpo, Juan me tenía tan excitada y tan necesitada de él; justo al pasar por el pasillo de mi casa vi a mi ex marido leyendo, y pensé quiero estar con Juan, ya no soporto mas esta realidad lo hare con él y pensare en Juan, mi coño estaba súper húmedo, fui directamente a él, me desnude rápidamente y toque tu verga sobre su pantalón, la cual se puso dura al instante, la saque y me senté sobre ella, uuuffff que delicioso entro tan suave y tan fácil, entro sin necesidad de hacerle fuerza de clavar, jamás me había gustado tanto esa verga como aquel día, mi gemido lo dijo todo, le puse sus manos en mi culo y mis pechos en su boca y luego comencé a cabalgar como nunca lo había hecho en toda mi vida matrimonial y fue entonces en ese momento cuando imagine las manos de Juan que recorrían mi cuello, pude sentirlas, Juan siempre me había dicho que le gustaría rozar mi cuello y besarlo, le gustaba mucho, sentí su respiración en mi oído y escuche entre mi la música que nos identificaba a los dos, luego sentí como sus manos comenzaban a bajar por mis pechos fue un placer tan intenso, mi cuerpo empezó a retorcerse de sentir sus manos dándome placer, mis pechos florecieron y se esparcieron al movimiento de mis manos que los acariciaban, mis pezones tomaron la energía de lo que sentía casi dolían, la respiración se me entrecorto y un fuego intenso recorrió todo mi ser.
Me gustaron tanto esas clavadas que gemí muy fuerte, mi ex se corrió enseguida de ver lo excitada que estaba, sentí como llenaba de leche mi vagina, fue demasiada, yo con los ojos cerrados pensando en Juan iba bajando mi ritmo acariciando su verga con mi coño...
Y esa fue la última vez que folle con mi entonces marido.