Locura en el mar

Alocado relato de una exhibicionista cogiendo en la playa

Era una linda tarde de verano, el sol acariciaba la piel, el calor era abrasador pero reconfortante; había decidido ir a la playa con una de las citas que había conocido a comienzos del mes, alto, buena forma, cabello castaño, ojos verdes, nada llamativo, pero que bien que me cogía, pocas veces la había pasado tan bien como con él.

Yo estaba tirada en la arena, dejando que el sol iluminara todo mi cuerpo, sentía un cosquilleo en mis pezones, y sabia que me estaba excitando, verlo como me miraba, sabiendo que estábamos rodeados de gente, me encanta la exhibición, me moría de ganas de coger con el ahí, bajo la sombrilla, y que todos nos vieran, pero el no era tan afín a mis practicas, era mas reservado; en un segundo y con mucha intensión fue a tomar un libro que se encontraba a mi lado y con su antebrazo rozó mi pezón que ya estaba firme, pero el pareció no notarlo, por eso después de un rato me levante, y me fui a dar un remojón al mar, porque me estaba volviendo loca de las ganas de coger con el que tenia; eran demasiadas, y de pronto mientras me iba hundiendo siento que me agarran de las caderas, miro sobre mi hombro y era él con su gran sonrisa, y un tanto picara, mirándome, y me comencé a dejar llevar, lentamente nos fuimos metiendo al mar; ya cuando el agua nos llegaba por el cuello me besó, y lo supe, supe que me iba a consentir a su manera, me toco la espalda, me cincho del bikini y me lo sacó, se lo dejo atado a la muñeca y me toco con suavidad los pezones, y se sintió tan bien que genero un cosquilleo ahí abajo, yo ya estaba preparada para todo, sentía como me había mojado toda, por eso mi reacción directa fue llevar mi mano hacia su pecho, y mirándolo a los ojos fui bajando por su abdomen y le agarre el miembro, estaba tan duro y caliente, y todo por mi, me sentía tan sexy, tan deseada.

Procedí a besarlo, con fuerza, y cuando estábamos separando los labios, se lo mordí suavemente, el quiso volver a besarme, pero me resistí.

Le lleve su mano a mi cola, y empezó de a poco a sacarme el bikini, se sumergió, yo pegue un pequeño brinco y quede desnuda por completo, y justo cuando brinque quede con mis pechos fuera del agua, pero no me importó porque ya estaba perdida en tanto deseo, rozó sus dedos por mi clítoris, y fue una sensación tan placentera que se me olvido el mundo entero a mi alrededor.

Y volvió a la superficie, victorioso mostrándome mi bikini, entre risas y besos, nos fuimos pegando, el no tuvo pereza en bajar su short,  rápidamente salte hacia el, tratando de que me penetrara lo mas rápido posible, no aguantaba mas tanta espera, necesitaba que estuviera dentro mío en ese momento, estaba sin poder pensar en nada mas que en eso, no me importaba el resto de la gente ni que estuviéramos en una playa publica, el momento era maravilloso; sentía como su miembro entraba lentamente la primera vez y me iba abriendo a su paso, cada penetración se hacia mas seguida, pero yo necesitaba mas, quería que fuera mas adentro y con mas fuerza; así que me acerque a su oído y le pedí por favor que me cogiera mas duro, que lo quería mas adentro mío, que era solo suya; con su mano derecha me agarró el pelo, lo recogió y me tenia agarrada, a su total disposición; le rogué que me cogiera mas duro.

Después de unos minutos yo acabé y luego el acabó, fue deliciosa la experiencia. Pero cuando empezamos a volver al mundo real, nos dimos cuenta que el no tenia mi corpiño, que antes de la cogida fenomenal que me dio se lo había atado a su muñeca, solo estaba mi bikini; lo primero que atine fue a observar a la orilla, y vi un montón de adultos, y niños jugando, no había forma de que saliera así del agua; así que lo espere tranquilamente a que saliera del agua, y luego volviera con su remera, mientras estaba dentro del agua no hubo problema, pero cuando comencé a salir, la cosa fue de mal en peor, porque mis pechos quedaban expuestos detrás de la remera blanca que se traslucía, y veía que todos los hombres me miraban con deseo, y algunas mujeres con desprecio, algunas hasta le tapaban los ojos a sus hijos, también me chiflaron unos cuantos adolescentes que estaban cerca de donde yo me encontraba, pero a ese punto a mi ya no me importaba nada, me sitia tan feliz y completa que ya todo me daba igual, de pronto sentí como su semen iba bajando entre mis piernas así que acelere el paso y me senté, sonrojada pero satisfecha del regalo que me habían hecho esta tarde de verano.