Loco por mi hermana Ivonne 3

Cada vez trato de avanzar más...

Loco por mi hermana Ivonne 3

El domingo por la mañana mis padres se fueron de vacaciones y nos dejaron en casa solos, pues yo tenía que estudiar para recuperar en septiembre las materias que me quedaron pendientes. Ivonne también se quedó pues tenía que trabajar y no me quería dejar solo. Antes de arrancar con el auto, mi padre nos dijo su acostumbrada frase:

"Se portan bien".

Esa misma mañana cuando yo estaba rasurándome en el baño, pues ya empezaba a tener barba de hombre, entró mi hermana y dijo que tenía prisa y que se iba a bañar. Despreocupándose de que yo estuviera allí, se colocó de espaldas, se quitó una blusa que llevaba, se soltó el brassiere dejándolo caer al suelo y luego la falda y su tanguita. Quedó desnuda de espaldas a mí, mostrándome todo su cuerpo. Otra vez mi pija se levantó como un resorte. Con toda naturalidad abrió las llaves de la regadera y agachándose un poco probó la temperatura del agua. En esa posición podía ver como su concha sobresalía entre sus muslos y me mostraba de nuevo su rajita. Se metió en la regadera, mientras yo terminaba de rasurarme, con una erección durísima, la tenía paradísima.

Esa tarde y noche, Ivonne mi deliciosa hermana me provocaba con sus vestiditos. Después de cenar uno frente al otro, ella empezó a comer un plátano; yo no podía más, sus labios bordeaban la punta de la fruta. Luego con mucha sensualidad lo chupaba con su lengua, para luego darle pequeños mordisquitos mientras me miraba fijamente a los ojos. Me estaba matando, todas sus insinuaciones y sus provocaciones eran demasiado para mí y en un arranque animal pensé en cogérmela allí mismo. No sabía si ella era consciente de ello, tuve que contenerme.

Los dos días siguientes fueron mortales para mí. Mi padre nos había encargado que pintáramos las paredes del garaje, pues estaban ya algo manchadas. El caso es que entre los dos nos dispusimos a pintar. Preparé los botes y las brochas y cuando llegó Ivonne al garaje, yo me quedé con la boca abierta de nuevo al verla.

Hacía mucho calor Ivonne se puso una camiseta vieja muy ajustada y cortita que descubría su cintura y su ombligo. La camiseta se pegaba tanto a sus curvas que se veía claramente que no llevaba brassiere, dibujando sus tetas bajo la tela y resaltando sus pezones como dos botones. Llevaba también shorts de lycra azules, muy cortos y ajustadísimos que llegaban a enseñar el comienzo de sus nalgas. Se marcaba perfectamente dibujada su tanguita bajo el short. Yo me dediqué a lo más pesado, dándole al rodillo y ella utilizaba un pincel haciendo las esquinas y los rincones donde yo no llegaba. Yo tenía el bote muy cerca de mí y ella iba y venía a por pintura meneándose delante mío y poniéndome como un toro. Seguro más de una vez pudo notar mi erección bajo el pantalón. Mi hermana no parecía tener bastante con pasearse delante mío y comenzó a rozarme una y otra vez con su cuerpo. Primero me pasó las tetas por la espalda con el pretexto de tomar un trapo o pintar algún recoveco. Cada vez que notaba sus tetas en mi espalda mi pija daba un respingo, sentía como la sangre lo hacía palpitar. Luego por un lado rozaba sus caderas con las mías; tanto que en algún momento su mano acariciaba mi trasero como si fuera accidentalmente. Ya no podía más, y fue mucho más duro cuando yo estaba pintando una pared y la muy zorra se colocó delante mío pues tenía el bote de pintura en mis pies. Se agachó mostrándome el culo y echándose hacia atrás se sobó bien el trasero contra mi verga. Yo cerré los ojos para sentirla más intensamente. Qué placer poder tener el culo de mi hermana pegado a mi. Notando mi erección, ella se dio la vuelta y con carita dulce y tierna dice:

"¿Qué tienes ahí tan duro hermanito?"

A continuación, se rio con ganas. Le encantaba hacerme sufrir. Se marchó caminando sensualmente y dejándome ahí, con el pito palpitando y un dolor muy pronunciado en mis cargados testículos.

Esa noche casi no pude dormir y quise que toda mi tortura tuviese algún premio, aunque como he dicho el solo hecho de observarla ya era demasiado.

A la mañana siguiente, amaneció muy caluroso el día. Ivonne de nuevo me sorprendió entrando a mi cuarto vestida tan solo con un camisón de seda brillante casi transparente de color gris, muy corto, de tirantes delgados y sus altísimas zapatillas. Yo todavía estaba tumbado en la cama, desnudo bajo las sábanas, pues el calor era sofocante.

"Buenos días Javi"

"Hola"

Su espléndida figura se ensalzaba con ese diminuto babydoll que formaba olas con sus movimientos. Pensar que debajo estaba desnudita, me electrizaba. Con su habitual sonrisa me dijo:

"Bueno, levántate ya, que quiero lavar las sábanas"

"Sí, ahora voy"

"No venga, date prisa y levántate ya que quiero poner una lavadora pronto"

"Vale, pero sal un momento, es que estoy sin ropa"

"Vaya, ¿te va a dar vergüenza que te vea tu hermana desnudo?"

"Bueno yo..."

Yo notaba que mi hermana se había levantado más excitada de lo normal, quizá por el calor o por el hecho de que estuviéramos solos en casa o ve tú a saber, pero quería verme en bolas, estaba claro.

"Venga Javi"

"Pero es que..."

"¿Qué pasa?, ¿que la tienes parada o qué?"

De nuevo se tiro a reír otra vez por mi situación, ya que era cierto lo que decía, pues tenía una erección brutal. Luego me dijo:

"Somos hermanos, no creo que nos vayamos a asustar por vernos desnudos... Total ya nos hemos visto otras veces"

"Sí, pero ..."

"¿Cual es el problema?, ¿te quedas más tranquilo si me desnudo yo también?"

Esa frase hizo que todo mi cuerpo se estremeciera y los pelos se me pusieron de punta, igual que mi pene. Pregunté incrédulo:

"¿Cómo?"

"Sí tonto, ¿que si quieres verme desnuda a mí?"

"Sí, claro que me gustaría"

"Si es una tontería hombre, es la cosa más natural del mundo, al fin y al cabo, somos hermanos. ¿Pues no te he bañado yo miles de veces cuando eras más pequeño?"

"Si, pero ya no soy un niño..."

De nuevo sus risas.

"Te excitaría mucho verme desnudita ¿verdad?, ¿Quieres verme desnuda Javi? ¿Eso quieres cariño?"

Como lo sabía la muy zorra. Yo no podía más, estaba totalmente excitado y la tenía súper parada.

"Sí me gustaría verte desnuda..."

"Pues solo porque eres mi consentido... prepárate!”

Se puso en pie, se quitó un tirante del camisón, luego el otro y la vaporosa tela del babydoll cayó rápidamente a sus pies. ¡Qué maravilla! ¡Qué preciosidad! Me quedé con la boca abierta observándola, me quedé embobado; atontado, perplejo. Qué cuerpo tenía: su preciosa cara, sus redondas tetas con sus rosados pezones apuntando desafiantes, su cintura plana y estrechita, sus caderas, sus piernas, su hermosa concha depilada. Mi hermana tenía cuerpo de diosa, o al menos a mí me lo parecía. Ella insistió:

"Bueno, ¿qué?, ¿qué tal?"

Creo que yo me quedé inmovilizado porque mi cuerpo no respondía.

"Estas buenísima Ivonne, ¡lo sabes!"

"Gracias hermanito, pero ahora te toca a ti"

Intenté salir de la cama con naturalidad, pero en el fondo estaba nervioso. Cuando lo hice, evidentemente mi pito estaba como una piedra. Me senté en la cama y ella sonrió observando mi miembro.

"Con 18 años recién cumplidos, vaya aparato que tienes, tan lindo"

"¿Lo crees? ¿En serio?"

"Sí, esta muy bien, es más grande que algunos de los que he visto"

“¿Has visto muchos?"

Ella se rio.

"Eso no se pregunta, pero bueno no demasiados, sí he visto algunos, desde luego el tuyo es de los más lindos cariño"

"Con ese cuerpo que tienes hermanita, habrás destrozado a más de uno"

Volvió a reírse, con esa linda sonrisa que la hacía aún más hermosa y más deseable. No quitaba la vista de mi pija parada. Luego se sentó a mi lado y me dijo:

"¿Te excita verme así?, ¿te calienta mucho?

"Sí, mucho, ¿no se nota?"

"Ja,ja, ja... Luego te masturbarás otra vez ¿no? "

"Claro Ivonne, me tienes loco"

"Lo cierto es que me gusta que te pongas cachondo por mi... Se me ocurre una idea, como papá y mamá no están y como hace tanto calor podemos ir casi desnudos por la casa, así no te perderás detalle y te lo pasarás en grande viéndome con poca ropa y yo a ti, porque también me gusta verte desnudo ¿qué te parece?"

Era increíble, mi hermana, ese sueño que tenía en la cabeza desde hacía tiempo, se quería exhibir semidesnuda todo el día, solo para mi. ¡Increíble! Contesté entusiasmado:

"Me parece genial".

Así lo hicimos, aunque al principio yo estaba nervioso, luego fue mucho más divertido, pues de vez en cuando tenía cerca a mi hermana sin ropa y eso provocaba una y otra erección en mi polla. A ella eso le gustaba y le excitaba, a mí ni se diga. Lo que no me gustaba mucho era el constante dolor en mis huevos por la constante erección y no sacar la leche.

Mientras desayunábamos, ella se levantaba constantemente y se paseaba delante mío con su espléndido cuerpo semidesnudo provocándome. Agachándose cuando metía la ropa en la lavadora, acercándose a mí. Ella disfrutaba también observándome y mirando mis piernas y continuas erecciones. Alguna vez pasaba muy cerca de mí y nuestros cuerpos se rozaban, cada roce era como un chispazo. Era algo extraño y divertido a la vez, pues nunca lo habíamos hecho tan abiertamente, pero a los dos nos gustaba.

Después de comer, nos sentamos a tomar unos helados en el sofá mientras veíamos la televisión. Ella sacaba y metía su helado de la boca, succionándolo con la lengua mientras sus ojos me miraban lascivos. Me provocaba con esos gestos, con esas miradas y además tenerla semidesnuda a unos centímetros de mí, era lo mejor que me podía pasar en la vida. Mi verga volvía a ponerse a tope. Ella se quedó mirando mi miembro erecto:

"Vaya erección tienes Javi ¿todavía no te has masturbado hoy?, ¿no has sacado la lechita querido?"

"No aún no"

"Pues no deberías quedarte con esa calentura, te va a hacer daño"

Continuará...

Gracias a todos por sus mensajes. Escribanme a mi correo, aparece junto a mi nombre de usuario al principio del relato.

Besitos

Dra Tentacion