Lo voy a hacer o no
Dicen que cuando se fantasea con algo suele ser mejor que la realidad. Pienso que cuando se fantasea ya no se cumple en la realidad. Lo más curioso es que no se porque este deseo tan vivo se ha apoderado de mi porque no es real. Lamento que cierto pudor me corte la libertad...a escribir XD
Lo voy a hacer.
No por ti, sino por mi, no te equivoques.
Voy a ser egoísta, porque me lo merezco y estoy harta de tanta confusión.
Esta vez voy a entrar en tu despacho, me da igual que haya gente mirando, no me importan y si quieres pensar lo peor, hazlo, me da igual.
Actuaré como cada una de mis celulas desea.
Ya veo como abro la puerta, entraré y te miraré a los ojos.
-Hola ¿Querías algo?- preguntarás.
No te contestaré, me acercaré tan cerca que sentirás miedo o puede que no, me da igual.
-Sí- te diré entonces, me acercaré más a ti sin dejar de mirarte a los ojos para que tengas que retroceder y te pediré que me desabroches un collar que no logro quitarme y me esta produciendo alergia, te lo pediré con un tono tan dulce que no podrás negarte.
Me giraré y me apartaré la larga cabellera pelirroja para que veas mi cuello y puedas tratar de deshacer el collar. Si lo logras, que lo dudo, te daré las gracias y fingiré que me caigo, me desmayaré, no lo se, cualquier cosa con tal de caer encima tuyo.
Se que los chicos no pilláis las indirectas y aunque lo hagáis sois tan pardillos que creéis que no son para vosotros, que mejor no tomarlo en serio, pues esta vez vas a tener que sudar para buscar excusas.
Me caeré encima de ti y tendrás que cogerme, llevaré un vestido morado tan ceñido y a la vez tan fino que se resbalará por tus manos como si fuera de agua.
-Perdona, estoy algo mareada- te diré con mi mirada más inocente de santa del éxtasis español para luego sonreír de una manera totalmente perturbadora y no sepas que pensar.
-Voy a buscarte un vaso de agua...- dirás tratando de escapar.
-No, por favor, no me dejes sola- te suplicaré abrazándote- tengo escalofríos, abrazame por favor.
Se que no podrás resistirte, no con la voz quebradiza y delicada que pondré, mis manos tirarán a tu espalda y podré comprobar lo delgado que eres, tu cintura, tus omoplatos, se que eso me excitará, podré apoyar mi nariz en tu cuello, mis labios y sentir el tacto de tu piel, tu olor, acariciar tu oreja con mi nariz y tu cabello con mis manos. Puede que te enfades si acaricio tu trasero y me apartarás pero entonces me volveré indefensa como una gatita, me sentaré en el sofá de tu despacho, lloraré y te pediré perdón hasta que acaricies mi cabello, me abraces y trates de consolarme pero no te fíes, porque sentirás mi calido cuerpo cerca del tuyo y no dudaré en tratar de conquistarte.
-Me encanta sentirte cerca de mi, tu olor, tu tacto, tu mirada- te susurraré- me transmites calidez y tranquilidad y a la vez...
-¿A la vez qué?- preguntarás curioso abrazado a mi en el sofá, dejando que mis manos acaricien tus brazos, tu cuello, casi ronroneando y acariciándome por igual.
-Algo hierve dentro de mi, tengo...ganas de algo más- te diré tímida pero te sonreiré traviesa y te abrazaré para que no te escapes- No te enfades.
Seguiré jugando a ser buena, a dejar que tu des el primer paso, te besaré el cuello, las mejillas, los hombros, apenas sin rozarte, con la suavidad de una pluma. Tus dedos largos y finos dudarán que hacer, tu mente no se que pensará, espero que no piense y tu boca que no hable, pierdete, pierdete conmigo.... eso te diré con mis acciones.
Quiero que me mires, quiero que me destroces con tu mirada, quiero sentir que me deseas pero que tienes miedo a romperme, porque tengo muchas ganas de desgarrarme contigo hasta que llegue al séptimo cielo o a algún cielo, no me importa cual, no puedo ser tan exigente.
Posarás tu mano en mis pantorrillas y la subirás hasta mis muslos y suspiraré, de deseo y de placer al sentir tu caricia, veré que tu mirada ha cambiado, ahora si que estás decidido y quieres poseerme, no sonríes, estás concentrado, quizá hasta extasiado, me gusta pensar que estás cegado por algo irreal.
-Te deseo, más de lo que puedas imaginar pero como se que no puedo tener más, dame este sueño- te susurro al oído.
-He fantaseado miles de veces con esto...- susurras y tus manos se deslizan acariciándome, tratando de quitarme el vestido, pero me aparto de golpe y te digo que primero te quites tu la ropa.
Nos quedamos en ropa interior y me subo encima de ti, me encanta acariciar tu pecho, tu cintura, buf me pone muchísimo tus crestas iliacas, esos huesecillos, sí, sigues sentado, te beso en los labios, labios con labios, mordisqueando, muy suave, disfrutando de todas las vibraciones que siento, y siento muchas cosas, como el bulto que sobresale de tu boxer azul marino, y me metes la lengua de forma ansiosa, sexual, explícita tumbándome sobre el sofá boca arriba y poniéndote tu encima de mi, tus dedos expertos van directamente entre mis piernas, sorteando mi tanga para llegar a mi interior en nada, estoy demasiado mojada para poder evitarlo y gimo, gimo como si el orgasmo hubiera llegado porque sentirte dentro, sentir ese logro es mejor que cualquier orgasmo y sonrío pícara.
-Me gusta que seas malo pero soy yo la que tengo el control.
-Ya no, ahora mando yo y quiero hacerte correr mil veces hasta que no puedas más, llevo demasiado tiempo soñando con tu cara de orgasmo, tratando de no imaginarte en la cama, de no desnudarte en cada mirada...
-Callate y hazlo, que me derrito con esas chorradas- te digo riendo.
Y sin decir nada más me masturbas con tus largos dedos pálidos, penetrándome muy deprisa, con un ritmo que va cambiando, no he tenido tiempo ni de pestañear y sentir tu cuerpo tan cerca, tus dedos ágiles, tus labios besando y tu mirada que me atraviesa de vez en cuando me hace estallar, me corro dos veces seguidas y creo que voy a morir, quiero cambiar, ponerme encima de ti pero con un movimiento que no espero me coges de las muñecas con una mano y me dejas así, rompes el tanga o lo quitas.
-Ahora déjame a mi...-protesto.
-No- no me dejas terminar de hablar y te pones encima de mi, con la punta de tu pene, húmedo y rosado justo en mi sexo, acariciándose, el corazón me va a cien, te veo desnudo, tu pecho, tu cuerpo, tus labios enrojecidos de los mordiscos, creo que me voy a desmayar, tengo tantas ganas de ti y estoy asustada porque no tengo el control- te voy a hacer el amor muy despacio, tanto que vas a sentir cada milímetro que entre y salga, cada célula de mi piel acariciando la tuya y no quiero que dejes de mirarme, quiero sentirte, todo tu placer y que sientas el mio- nuestras respiraciones se sincronizan, me siento ardiendo, hinchada de una manera que nunca he estado, me penetras y siento que algo dentro de mi se abre y expande, que un deseo mezcla de amor y dolor brutal se desgarra contagiando todo el cuerpo, me quiebro, arqueándome, rompiéndome, físicamente siento unos escalofríos brutales pero tu cuerpo y el sofá me mantienen en el sitio, mis espasmos te hacen excitarte más, se que estoy gritando de placer pero me oigo muy lejos, siento nuestros cuerpos mojados por el sudor y deseo lamerlos, para sentir la experiencia al completo, tu intentas mantenerte sereno pero veo en tu mirada dulce y penetrante que no puedes, te excita demasiado y tu ritmo va aumentando y percibo que tu cuerpo ha tomado el control y no puedes hacer nada.
-Lo siento- te disculpas susurrando- me estoy volviendo loco de placer, no puedo controlarlo, te quiero, todo tu ser me llama.
-Llename de ti, estoy a punto, no aguanto más- te suplico en medio del orgasmo y la sensación es tan fuerte que las lágrimas me recorren el rostro- me corro.
Y siento tu esperma dentro de mi salpicándome, inundandome mientras mi orgasmo se duplica, triplica y nuestros labios enrojecidos y sensibles por los mordiscos se besan deleitándose de sentirse mutuamente.
Tu cuerpo, tu alma, tu ser.
Todo desaparece.
Y yo también.
Porque nunca he existido.