Lo vi todo y...me excité
Escondida detrás de la cortina del dormitorio presencié como ellos follaban y me llevé algo más...
Lo vi todo y...me excité.
Estaba en el salón rebuscando dentro de un armario, con la ayuda de la linterna de pilas que mi hermano lleva en la furgoneta de trabajo (él es Guardia Civil) y al momento oí el ruido de la puerta principal al cerrarse; sigilosamente salí al pasillo a mirar quién era...
Cuando entré por una ventanita trasera para robar, aquella pequeña casita estaba vacía y a oscuras; sin embargo ahora podía ver una luz encendida que provenía de la pequeña cocina (tan chiquita era que sólo tenía una encimera con varios cajones, una cocina de gas butano, una pica para fregar, una mesa y cuatro sillas), sé que era de esa estancia pues quince minutos antes estuve allí, me moría de sed y me bebí a sorbos un vaso de agua muy fría -la botella la cogí de una mini nevera pórtatil, como esa que anunian en Teletienda-, lógico por otra parte porque ir vestida en pleno agosto con un ajustadísimo traje de neopreno negro (se lo cogí prestado a mi vecino que de vez en cuando practica submarinismo), ir con la cabeza y la cara tapadas con un gorro con orejeras revestido de forro polar, con los guantes de cuero que utiliza mi padre para hacer bricolaje e ir calzada con las zapatillas color rosa que uso en mis clases de ballet, juro por lo más sagrado del mundo mundial que es la mayor tortura que una persona puede soportar.
Pues de esta guisa iba yo vestida, cuando al pararme cerquita de la entrada de la cocina, me asomé y además de oír varios mmmm! muy sospechosos, vi a una pareja unida en una postura de lo más excitante y caliente: el hombre, un tío moreno de unos cuarenta años de edad, sobre 1'70 de altura, pelo corto oscuro y con un cuerpo fibrado a base de gimnasio tenía cogida por detrás de la cintura a una mujer, una chica bajita, con cara aniñada, de pelo largo rizado rubio, un cuerpo lleno de curvas y de piel muy blanca.
El hombre sólo llevaba puesto un pantalón de pinzas de color azul marino, pues la camisa blanca de manga corta estaba colocada sobre una silla. La mujer por su parte, estaba semidesnuda de cintura para arriba, porque aún conservaba puesto un bonito sujetador de raso color fucsia con bordados y en la parte de abajo tenía puestas unas braguitas a conjunto; la falda negra y la blusa corta de gasa color dorado yacían en el suelo. También distinguí que llevaba puestas unas medias crystal en tono negro hasta los muslos, rematadas con una cenefa bordada e iba calzada con unos zapatos de tacón de aguja del color de la blusa.
Mientras él la apretaba con fuerza y la atraía hacia su cuerpo, ella suspiraba, gemía, levantaba los brazos acariciándole el cuello y frotaba el culo contra su polla. Wow!.
Yo veía esa escena y me subía por las paredes de la excitación que me provocó; y me puse como una moto al ver como él le soltaba el sujetador y después de caer al suelo no paraba de sobarle y de amasarle las tetas; pequeñas como las mías -uso la tala 85-, pero redondas, duras y apeticibles. Dos manzanitas muy jugosas!.
Por su parte, ella no dejaba de gemir y seguía frotando el culo contra su paquete.
Menudo mareo más rico que le estaba dando!.
Yo miraba con los ojos como platos como la polla del tipo iba creciendo más y más...
Él seguía acariciándole los pezones; le pasaba la yema del dedo por la aureola para después apretar el pezón hacia abajo y éste, a continuación salía disparado hacia afuera. Después bajó acariciándole la tripita y metió su mano derecha por dentro de la braguita y ella con un susurro casi inaudible y muy sensual le pidió:
Cariño,mastúrbame!.
"Cariño", le pasó un dedo por la rajita y aunque desde mi posición no podía distinguir claramente -la mesa me impedía ver la escena nítidamente- como la tocaba, deduje que la chica no iba a tardar mucho en correrse.
Cerré los ojos y me imaginé a Lucas -mi amante- masturbándome a mí: Él me acaricia la raja del culo y desliza los dedos por el culito hasta llegar a los labios del chocho, allí me los aprieta, los pellizca, mete la punta de un dedo en mi cuevita chorreosa y lo mueve sin parar hasta que lo mete del todo, hasta el nudillo. Luego saca el dedo muy despacito y bien mojado en mis jugos me lo pasa por el clítoris; una vez que me pajea el botoncito me vuelvo loca de placer y sacudo mi cuerpo como una auténtica posesa.
Seguí soñando con Lucas e incluso me pareció oír su voz, cuando ayer por la noche en un romántico hostal rural al que me llevó para celebrar nuestros dos meses de relación me dijo:
- Mi cielo me muero de ganas de metértela ya!.
Jolines, que gustazo me da el hecho de recordarlo!. Ufffff!.
Al segundo volví a la realidad y vi otra escena de alto voltaje: El hombre estaba ahora completamente desnudo (los pantalones y el calzoncillo de algodón color beige estaban esparramados por encima de la encimera), de pie -de perfil- y con el pene totalmente duro, muy grueso y tieso como el palo de una escoba.
La mujer estaba a sus pies, de rodillas...Le estaba haciendo una mamada soberbia: en ese momento lo tenía cogido entre sus pequeñas manos y sin dejar de mirarlo con los ojos llenos de lujuria se lo llevaba a la boca, comiéndoselo una y otra vez...
Volví a cerrar mis ojos y recordé a mi novio, cuando ayer en aquella habitación de hotel rural me pidió:
Pili, chúpamela!. Disfruta de ella y hazme disfrutar a mí.
Al oírlo, me acerqué a su cuerpo y después de besar tiernamente sus labios, bajé mi boca por su pecho, su abdomen hasta llegar a su magnífica polla (mide 18 centímetros de longitud por 6 de grosor), la cual aún no estaba al cien por cien, pero no me importó en absoluto pues dentro de un momento se convertiría en la espada " Tizona" e iba a ser toda para mí...
Mi chico me miraba con los ojos bien abiertos mientras, frotaba mi pelo castaño, largo y liso...
Su glande sonrosado y tierno esperaba impaciente mis caricias y con un susurro exclamó:
Mi niña lámeme!.
Lo miré fijamente con mis ojos color marrón-verdoso y abriendo mis labios metí la punta y con mi lengua lo lamí con suavidad.. Él estaba con la cabeza hacia atrás y soltó un alarido de placer:
- Ahhhhh!. Que rico!.
Yo seguí lamiendo e introduje la punta de la lengua en el prepucio; estaba ardiendo y varias gotitas de líquido preseminal lo mojaban. Puse los labios en O y me los empapé en ese exquisito elixir.
Continué deslizando la sin hueso por el tronco en movimientos largos y lentos notando el calor y el sabor ligeramente salado de esa jugosa carne.
Después le hice una paja y me dediqué unos minutos a chuparle los huevos, primero el derecho, luego el izquierdo...Mmmm!.
Riquísimos; llenos, a tope de leche...toda para mí, pero aún no...
Un fuerte grito me despertó de mi placenterero sueño:
Nena, voy a correrme...Quiero dártela en tu boca. Recíbemeee... yaaaaa!.
Esta frase tan desesperada salió de la boca de Adán (como lo llamé en mi imaginación pues no sabía su nombre real), una vez que Eva (lo mismo para ella) terminó de hacerle esa estupenda felación.
A pesar de que aún estaba de rodillas y por lo tanto mi ángulo de visión no era para nada perfecto, agudicé mi vista de lince y me fijé en que a la chica le caía un chorrito de semen por la comisura de los labios; la muy puta -sí, me dio envidia, qué pasa?- se relamió con vicio y el tío en un arrebato salvaje y muy pasional la cogió por el cuello y le estampó un señor beso en toda la boca con lengua incluida.
Eso es un beso blanco y lo demás son tonterías!.
Después de estar unos par de minutos besándose, Adán la abrazó y en voz baja le dijo:
Vamos a la cama. Necesito penetrarte. Quiero que seas mía...toda mía!.
Eva se separó de él un minuto y acercándose a su bolso sacó un preservativo y mientras se lo colocaba le dijo con voz pícara:
Así estaremos más seguros, verdad cariño?.
Tienes un pollón enorme...tuve que ponerte un gorrito de tamaño extra...
El hombre le sonrío al tiempo que la besaba otra vez y cogiéndola en brazos le susurró:
Ven conmigo!.
Si me ves en aquel momento, querido lector te tronchas de risa, más que una aprendiz de ladrón parecía el "Coyote" de los dibujos animados cuando persigue al "Correcaminos".
Dónde me escondo?...Qué hago?...Me quedo o me voy?.
Estas preguntas cruzaron por mi mente en una fracción de segundo. Además -me dije a mí misma- apenas he robado nada: un candelabro de plata, una figurita de cristal de Bohemia -muy chula- en forma de búho de la suerte y un libro (hace tiempo que quería leerlo) de Ken Follett titulado "Los Pilares de la Tierra" .
Todo esto iba guardado en una mochila que llevaba colgada en mi espalda.
Además quería verlos como follaban...sería espectadora de una película X en vivo y en directo...
Así que con rapidez, pero sin hacer nada de ruido me fui corriendo hasta el único dormitorio de la casa...
Era una habitación no muy grande y no demasiado lujosa ni excesivamente amueblada: había una cama de matrimonio con el lado izquierdo pegado a la pared -pintada en color azul celeste- cubierta con una colcha con delfines estampados, una mesita de noche con tres cajones (encima de ella en un marco de fotos se veía al hombre abrazado a una señora anciana vestida completamente de negro, un cenicero de plástico duro y una radio reloj-despertador -indicaba las 22:30-), un armario de dos puertas y una silla con un cojín de ganchillo multicolor.
Tapando una ventana había un visillo blanco y una gruesa cortina de color azul eléctrico.
Mientras me escondía detrás de la cortina, llegué a la conclusión de que este tipo era soltero o divorciado, la señora de la foto era su mamá (la cuál era viuda) y la tía guarra esa o era una amiga suya o una profesional de la calle, es decir, una prostituta.
Hay que ver como soy: siempre fantaseando, inventando cosas, imaginando historias y filosofando.
Debería dedicarme a escribir, porque robar...casi que no. No tengo ningún futuro.
Estaba hablando conmigo misma de estas cosas, cuando los oí llegar; venían suspirando, gimiendo y dándose besos.
El hombre la dejó en el suelo y después de quitarle la braguita (la arrojó hacía la silla, pero de baloncesto se ve que no tenía mucha idea porque falló y la prenda interior se quedó en el suelo, a un palmo de mis pies) la tumbó al borde de la cama y puso las piernas de la chica en sus hombros.
La cogió de los muslos y empezó a metérsela primero muy despacio, para ir paulatinamente aumentando el ritmo. Ella no paraba de jadear y de decir frases como estas:
Qué bien me follas!.
Ohhhh, que delicia!.
Clávala más y rómpeme el coñito!.
Mientras tanto, yo, casi ni respiraba; me moría por tocarme, pero por miedo a hacer ruido -y también por lo incómodo del traje de neopreno-, permanecía quieta y lo único que hacía, además de mirarlos a ellos era chupar (casi inconsciententemente) una borla que decoraba la cortina.
Adán seguía taladrando a Eva. Su polla entraba y salía una, otra y otra vez de su agujero muy mojado...
Se escuchaba el ruidillo plaff!, plaff!, plaff!; el típico e inconfundible sonido de la pasión, del sexo en estado puro, del deseo incontrolado...
Toda la habitación emanaba ese olor tan especial que ningún perfumista del mundo posee: el aroma a sexo.
Qué gozada!. Menuda follada estaban echando esos dos.
Después de un buen rato de estar follando, el hombre se paró y se la sacó toda.
Yo pensé que ya se había cansado y que ahora - como hacen la mayoría de tíos- se quedaría frito y que ella -como hacen algunas tías- se iría al baño a ducharse, pero no...siguió dándole placer a ella y, aún sin saberlo, me brindó a mí otro gran espectáculo.
Le pasó el pene por la rajita, por el pubis, por el clítoris; le dio golpecitos con el glande en el hinchadito botón (esa parte de la anatomía femenina, pese a que no la vi in generis, supuse que estaba así) y sin decirle ni mú, la abrió más de piernas y se lanzó a comerle el coño.
La chica se puso histérica y empezó a chillar y aullar como una gata en celo:
Ahhhhhhhhhh!.
No pares, por favor.
Le lamió las ingles, los muslos, le pasó la lengua entera por la rajita hasta que se la fue introduciendo toda y en ese instante, intuí que la tipa estaba a punto de correrse de nuevo...
Entonces ella, en un acto que me sorprendió -porque hasta ese momento- había sido bastante pasiva y apenas dijo nada, le dio un suave empujón al hombre y se puso encima de la cama a 4 patas, en la conocida postura del perrito.
A continuación, se giró y lo miró a él; le gritó:
Quiero que me folles el culo...y que te corras dentro de mi chichi.
Venga ya, obedece!.
El hombre no esperó a que ella se lo dijera otra vez; le separó un poco las piernas y le pasó la lengua por el ano. Lo lamió bien en saliva, le separó con sus manos los carrillos y colocando la punta en el ojete, empujó un poco y le metió la cabezota...
Eva soltó un fuerte grito, pero a medida que se la iba hincando sus gemidos de gusto fueron creciendo y aunque no podía ver su cara -estaban de lado y la luz de la bombilla era escasa, por eso el cuarto casi estaba a oscuras- supe que lo estaba disfrutando.
Adán dio un empujón más fuerte y se la metió toda entera en su culo; después la cogió por las caderas y empezó a salir y entrar primero despacio y luego cada vez más deprisa...hasta hacerlo a toda velocidad, para volver a follarle el culo despacito...
Yo miraba la escena y al tiempo tenía ganas de hacer sexo anal, pero también tenía mucho miedo...el pene de Lucas es muy grande y gordo -el de ese tipo era un poco más grueso- y yo aún soy virgen por mi agujerito trasero.
Al cabo de un interminable minuto, Adán dijo con voz desesperada:
Me voy a correr...lo quieres en tu coñito rico?.
Ella no dijo nada, sólo jadeaba y suspiraba...
Él volvió a preguntárselo y al no obtener respuesta, le gritó:
Puta, quiero que me lo pidas!. Habla!.
Entonces y con un susurro primeramente, se oyó un breve y conciso sí, pero a continuación esa mínima afirmación se convirtió es un largo y alto SÍ y una petición:
Siiiiiiiiií, y quítate el condón y dame toda tu leche!.
El, muy obediente como un niñito el día de los Reyes Magos esbozó una sonrisa de oreja a oreja (distinguí su blanca dentadura), le sacó el pene del culo, se oyó un crash!, luego lo tiró al suelo...y acto seguido dijo con voz dulce:
Lily, date la vuelta. Quiero ver tu preciosa carita. Por favor!.
Ella se volteó y se colocó boca arriba en la postura más conocida: el misionero; se incorporó un poco, se abrió de piernas y en ese momento él, colocándose entre las mismas empezó a penetarla despacito, para ir haciéndolo más duro y fuerte hasta llegarle a lo más profundo.
Al segundo se oyó un fuerte grito, gritaron los dos a la vez...y supe que los dos juntos llegaron al clímax.
Él se dejó caer encima de ella y después de besarla le dijo:
Gracias por darme tanto placer!.
Nunca olvidaré esta noche...Eres la mejor!.
Después el hombre se quedó en silencio e intuí que tanto trabajo físico le pasó factura y que tal vez por eso se quedó dormido...
Lily por su parte (supuse que este era su nombre "artístico"), salío de debajo de él, saltó de encima de la cama, le dio un besito en la mejilla y con un susurro prepotente y lleno de chulería le dijo riéndose:
De nada, imbécil, pero la noche te va a salir cara: vete preparando 350 euros!.
Se acercó al armario, cogió una toalla y se fue al baño... Yo esperé un ratito por si ella decidía volver a la habitación; el tipo ahora roncaba como un camión y al no poder aguantarme más, salí de mi escondite. Me dolía todo el cuerpo y casi no podía mover las piernas...estaba entumecida, algo normal teniendo en cuenta que estuve casi dos horas de pie. Sé que fue ese tiempo pues al pasar de puntillas por el lado de la mesa de noche me fijé que el reloj marcaba las 00:15.
Me quedé un largo minuto mirando al hombre: estaba tumbado boca abajo, con la cabeza de lado -derecho - y las manos metidas por debajo de la almohada; leí en una revista de psicología que adoptar estas posturas al dormir significan gran potencia sexual, ternura, sensualidad y también mucho amor que ofrecer.
Me dio un poco de pena haber oído lo que esa guarra le dijo; ímbecil ella, él había sido galante, dulce, rómantico y cariñoso...
Mientras salía a pasillo, escuché caer agua de la ducha, me acerqué con cuidado a la puerta y al pegar la oreja la oí canturrear una canción...la muy zorra sería genial como fulana, pero como cantante era malísima.
Me dieron ganas de pegarle un puñetazo, pero ahora tenía que irme y éste era el momento indicado...
Así que enfilé hacía la ventana por donde entré antes, pero al pasar por delante de la cocina vi el sujetador color fucsia tirado en el suelo y en ese instante una idea pasó por mi cabeza...
Entré a la pequeña cocina y cogí el sujetador; me fijé en que era de mi talla, la 85 copa A y pensé: "Que bien, ya tengo la pareja para el tanga que me compré el otro día, ala, a la saca!".
Cogí la mochila de mi espalda y lo guardé.
Al darme la vuelta vi también la ropa de Lily tirada en el suelo, la miré y después de coger el bonito broche en forma de mariposa con cristales Swarovski incrustados que adornaba la blusa, dedicí que esas prendas no me interesaban así que abrí un cajón de la encimera, saqué unas tijeras grandes y un momentito convertí esos "trapitos" tan chic en dos trapos viejos y rotos.
Después de hacer esta buena acción -vale que fuera algo infantil, pero así me vengé de esa capulla y estoy segura que se cabreó mucho al ver su ropita hecha unos zorros- y cuando estaba a punto de irme, reparé en una silla: en su respaldo estaba colgada la camisa del hombre, la cogí, la olfateé (la fragancia era Máximo Dutti , la misma que usa Lucas) y la registré; allí había una cartera de piel marrón, la abrí y además del D. N. I -lo miré y averigué que él se llamaba Amancio y tenía 43 años recién cumplidos-, la tarjeta Sanitaria y una foto de sus padres con él vestido de uniforme militar, contenía dinero contante y sonante...1 billete de doscientos , 2 de cien y 4 de cincuenta. En total 600 euros.
Saqué todo el dinero y dejé los 350 para que el bueno de Amancio pagara a esa idiota y el resto -250- me los quedé para mí...
Menuda cena de lujo con la que iba a celebrar mi cumpleaños!.
Mientras me escurría por el estrecho hueco de la ventana y caía a un patio pequeño oscuro, escuché un fuerte grito y entre lloros y lamentos una voz femenina que decía:
OHH, MI HERMOSA ROPA TODA DESTROZADA!.
La compré ayer en "Woman´s Secret"...
Me reí a carcajadas al oírla; vaya tía más pija.
Que se joda!.
FIN.