Lo sabíamos

Era una tarde de un sábado, teníamos un casamiento.

Llego a casa a buscarme, había un casamiento familiar

Era verano, por el mes de febrero, mucho calor. Mí mujer se marchó más temprano junto con mí suegra. Yo, realmente no tenía muchas ganas de ir y menos tan, pero tan temprano. Pero en esas ocasiones, no puedes decir que no.

Tenía el coche mí mujer. Por lo que quedamos que tenían que venir a buscarme. Ella me dijo que venía su tío. No había nada de raro, excepto que yo intuía algo. Intuía que le iba la marcha con los hombres.

Me bañé y lo

esperé en calzoncillos, unos slips de color rojo. Además del color (que es mí preferido) me marcaban el buen paquete que cargo desde chico.

Comencé a preparar el ambiente (como si todo fuese casual) dejé encendido el velador de la cama del lado de mí mujer y me dediqué a fumarme un cigarrillo tras otro.

Algo me decía que la cosa iba a ir bien.

El llegó a la hora que habíamos convenido por teléfono con mí mujer, más o menos una hora y media antes de la ceremonia en la iglesia.

Llegó puntual, tenía unos 66 años pero muy bien puestos. Había sido tenista en su juventud, no tenía mucha panza.

Tocó el timbre y yo le abrí la puerta y le indiqué que pasara, la casa estaba a oscuras.

Pensé que me diría que encendiera la luz, pero no fue así.

Le dije que cerrara la puerta que iba al baño que recién terminaba de afeitarme y bañarme. Me esperó en la puerta de mí habitación.

Yo entré a la misma, nos saludamos como de costumbre y fui directamente al ropero a sacar la ropa.

Cuando retiré la camisa y el traje, ví que me estaba mirando de una forma descarada. Pero no me miraba a mí, miraba mi bulto.

Y le largué el comentario - parece que te gusta lo que estás viendo.

Y escuché lo que esperaba - me encanta.

  • quieres tocarlo - le dije

Al principio se sonrió y aceptó con la cabeza.

De ahí en adelante dejé que él tomara la iniciativa y le dije que en la habitación no, que fueramos a la sala.

Se quitó el saco, pantalones y camisa en nada de tiempo, estaba como poseido.

Yo me quedé de pie al lado del sofá y le pregunté si quería tomar algo, no me contestó.

Se abalanzó sobre mí y comenzó a besarme el pecho, yo lo abracé para que sintiera que lo que estaba haciendo yo también lo deseaba y comenzamos a abrazarnos y a acariciarnos la espalda. Sentía nuestras respiraciones muy entrecortadas. Había un alo de complicidad entre los dos.

Cuando más joven había tenido alguna que otra relación de este tipo, pero por pura casualidad, pero ésta lo estaba haciendo a posta.

Él se moría por bajar hasta mí palo que asomaba ya por encima del slip.

Comenzamos a besarnos apasionadamente (para mí era la primera vez) y recibí sus besos con mucha ternura y le correspondí de la misma forma.

Yo intuía por nuestras respiraciones que estábamos, más que calientes. Mí pija era un palo de un mástil.

Se retiró suavemente y comenzó a besarme el pecho a la vez que me empujaba muy suavemente hacia el sofá. Cuando me sentó se sacó su boxer y dejó ver lo que tenía. Aún estaba flácido, me susurró que había soñado muchas noches con este momento, pero que no lograba tener una perfecto erección por culpa de su calentura (su corazón cabalgaba a 10.000 por minuto) le dije que se tranquilizara y me dijo que le dejara hacer a él.

Me ayudó a quitarme el slips y ví en su cara una expresión de horror y de satisfacción.

  • que pija que tenés, que pija que tenés - era lo único que repetía.

Comenzó a acariciarla mientras repetía esas palabras -papito que pija que tenés- no dejaba de decirlo hasta que comenzó a lamerme todo mí palo. Le dije que si quería disfrutarla no me la chupara pues estaba a punto de acabarle en la propia cara. Me hizo un gesto de aprobación y dejó de inmediato de acariciarla y me apretó con fuerza pero sin rudeza mis testículos que estaban a punto de reventar. Comenzó a retirarlos hacia él y como pudo comenzó a besarlos y a pasarles la lengua. Siguió con las ingles de lado a lado. Yo sentía un inmenso placer que me hacía gemir y moverme como un poseido.

Le agarré la cabeza y se la ponía sobre mí pija, a lo que él accedía pero no me la chupaba solo la besaba o le pasaba la lengua.

Subió muy lentamente por mí vientre y me invitó a que me acostara en el sofá. Él estaba de rodillas sobre la alfombra recorriendo mí cuerpo.

Acerqué mí mano a su pija y la sentí flácida pero estaba gorda y comence a pajearlo. Retiró mi mano y la pasó por debajo de sus testículos invitándome a que le tocara el culo.

Comencé a rozarle con mis dedos todo el ojete cosa que le erizaba.

Y cuando estábamos en eso se abalanzó nuevamente sobre mí pija y comenzó a tragarla, quería meterla en su garganta pero se ahogaba, la miraba, la pajeaba y lo volvía a intentar así estuvo lo que a mí me pareció muy corto tiempo, pero él estaba rojo de los ahogos y de la calentura. Eso duró hasta que sentí como algo duro se iba abriendo en la cabeza de mí pija y además estaba más caliente que su boca. Lo había logrado, se metió toda la pija y yo acabé en su interior sin contemplación alguna.

Fue maravilloso, la explosión de mí verga dentró de su garganta hizo que amagara otra arcada pero de ahí no pasó, lo controló como nadie.

Cuando terminé le pregunté porque no me había dejado que lo pajeara y me dijo que no, que quería que lo pajeara pero con mí pija en su culo.

Se concentró en lamerme los huevos una y otra vez.

Yo le dije que me dejara ir a tomar un poco de soda, ya que tenía la garganta seca por los jadeos y la extenuación. Fuimos juntos a la cocina y nos sentamos y nos bebimos los vasos que yo había servido.

Le dije que se nos haría tarde y me dijo que cualquiera se quedaba por un pinchazo. Nos estuvimos riendo de la broma un buen rato y nos dejamos caer nuevamente en el sofá.

Cuando vió que yo comenzaba a reponerme, se separó de mí no sin antes chuparla nuevamente, lo que hizo el milagro. Me preguntó si tenía crema o vaselina. Le dije que crema.

Traela y untame bien el culo. Se puso apoyado con su cabeza en el respaldo y cuando volví y lo ví en esa posición, se me puso la pija igual o más que antes. Yo no lo podía creer. Por cierto en esa época yo tenía 39 años (ya no era un crío) y me dijo que no me pusiera en la pija, poneme en el culo.

Después de untarle bien el culo, me hizo sentar y él se agachó y la volvió a chupar, cuando vió que eso no se bajaba ni un ápice.

Me dijo - esto lo he hecho varias veces en mí vida, vos lo sabías, no? pero esto es demasiado grueso y largo, quiero que me lo hagas pero muy, pero muy despacio. Asentí con la cabeza y se colocó en la misma postura que tenía anteriormente.

Le dije que se hiciera para adelante un poco, él accedió pero no sabía lo que pasaba.

Le arrimé la pija a la puerta del ojete luego de jugar con mis dedos nuevamente en su culo respingón.

Le dije que me gustaba mucho su culo y que lo deseaba mucho. Le dije que él hiciera para atrás y se la fuera metiendo como más le gustaba.

Estábamos en el sofá y la ventana estaba abierta pero con las cortinas cerradas y la luz de la calle se filtraba iluminando nuestros cuerpos. Habíamos traido una toalla que acomodamos debajo de él y comenzó con la tarea.

Primero fueron intentos y gemidos por parte de él. Mí calentura fue en ascenso y para no sobreexitarme, comencé a mirar la casa de los vecinos y a decir para mí la marca de los coches que estaban pasando o los que estaban estacionados.

Fue de a poco y de a poco se la fue metiendo, pegando respingos y suspirando lenta pero profundamente y comenzó a meterse en su culo toda la pija. De pronto paró y me dijo que ya estaba listo para que lo cogiera.

Quero que me cojas como siempre quiciste cojerte a una mujer o a un hombre. Si te vienen ganas de pegarme en el culo, hacelo pero hacelo para que no grite, me encantaría que lo hicieras, a mí me gusta mucho cuando tengo un macho descontrolado.

Joder, pensé para mís adentros. Pero comencé en forma lenta a meter y a sacar, pero cuando yo empujaba el reculaba, lo que buscaba me di cuenta en el acto, quería que se la metiera y se la sacara a lo bestia.

Comencé a moverme más bruscamente y ya no me buscaba lo que trataba era que no lo castigara muy fuerte, pero jadeaba y decía que rico, así, así, por favor no pares, sigue, sigue, que rico, que rico, mí amor, que rico, así, así, vamos así vamos

Comencé con unos golpecitos en sus nalgas y eso le incitó más y ya no respondía ni yo de mí ni él de él mismo. Lo cabalgué, no se cuanto tiempo, hasta que sus gritos se confundiron con los míos y acabé dentro suyo.

Nos quedamos enganchados, yo sintiendo sus contracciones anales y repondiendo con las de mí pija en su culo. Nos miramos y me dijo, ahora sí quiero que me pajees. Me hizo que se la untara con crema y que le hiciera con mis dedos como un anillo y luego de varios intentos hasta que aprendí lo que él quería. Apoyó su cabeza contra el sofá y tomó mis muslos desde mí culo y me atraía sobre él.

Yo continué con el anillito en su verga hasta que explotó en leche que cayó sobre la toalla.

Me dijo - ha sido una tarde noche maravillosa, besando mi pecho y mí boca. Yo le correspondí de la misma manera.

Fuimos los dos a la ducha, nos cambiamos y salimos más que rápido para llegar a tiempo a la ceremonia que ya había comenzado.

Cuando nos despedimos a la madrugada, él se iba a su casa, le dije ¿mañana? me dijo - vos estás loco, mañana no me levanto ni para mear.

No fue la última vez que nos vimos, de ahí comenzamos una serie hasta que ...

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