Lo que uno no espera del trabajo
Sin embargo, ese día me miraba distinto. Esa mirada que no es coquetería ni flirteo, sino más bien penetración con la mirada. Tal vez eran ideas mías.
La reunión del trabajo se había puesto pesada y aburrida. Problemas y más problemas eran presentados por cada uno de los presentes sin aparecer todavía las soluciones pertinentes a lo que parecía que se extendería un día mas de calurosas discusiones, cuando de repente puse reparo en Karla, una compañera de otro departamento que no dejaba de mirarme.
Ambas tomábamos atención de las intervenciones, sin embargo, no dejábamos de vernos. Me parecía extraño porque nunca me había relacionado con ella, mas que uno que otro encuentro siempre relacionado con trabajo y conversaciones triviales o frívolas en el comedor o en el baño.
Sin embargo, ese día me miraba distinto. Esa mirada que no es coquetería ni flirteo, sino más bien penetración con la mirada. Tal vez eran ideas mías.
En cierto momento se propuso un descanso que aprovechamos para salir un rato, algunos a fumar, otros a estirar las piernas, o ir al baño.
Estaba sola fumando un cigarrillo cuando Karla se me acerco desde atrás, susurrando un saludo. Me sorprendió su llamada aunque ya la estaba esperando. Luego de nuevos intercambios de frases triviales, y preguntas de rigor me dijo que gustaba de mi lo cual si me sorprendió ya que no esperaba que fuera tan directa. Y comenzó a acariciarme las mejillas con un solo dedo.
Al principio quise rechazarla ya que normalmente, no soy sumisa, pero su mirada y su dedo no me dejaban pensar con claridad. Me separe con suspiro verificando que nadie nos mirase en ese momento y comenzamos a caminar por el pasillo cual compañeras de trabajo. Yo le explicaba que no estaba interesada en nuevas relaciones y que le agradecía su forma cariño y tal vez su amistad pero ....
Justo pasamos por una puerta cerrada del deposito donde almacenan los materiales de oficina, cajas de papel y algunas cosas de limpieza. Se detuvo abrió la puerta y casi me empujo diciendo que teníamos que hablar. Adentro del cuartito estaba oscuro, ya que solo entraba luz por los bordes de la puerta y el bombillo estaba apagado para no llamar la atención. Tendríamos poco espacio para caminar y un pasillito como de 6 metros por 1 metro de ancho con cajas de diferentes alturas a los lados.
Ambas teníamos nuestros uniformes de trabajo, falda corta con blusa blanca y chaqueta azul marino. Yo tenia el pelo recogido pero Karla lo llevaba suelto. Una uniforme melena que le caía por los hombros en rulos castaños que harían perder a cualquiera. Se quito la chaqueta y yo la seguí ya que con el poco espacio y la nula ventilación el calor estaba sofocándome. Le pregunte que quería hablar.
Comenzó nuevamente a acariciarme la cara diciéndome lo mucho que le gustaba y que no dejaba de mirarme cada vez que podía y cosas por estilo. Tantee una de las cajas y me senté, mientras buscaba una excusa para poder rechazarla como mujer sin que se ofendiera por ello, cuando de repente me beso. Un beso profundo en la boca que me hizo botar un suspiro. Nuevamente estaba sorprendida.
Comenzó a acariciarme la cara con sus dedos mientras su lengua recorría los bordes de mis labios. Quería rechazarla, separarme, además, teníamos la reunión pendiente, pero su ternura no me tenia atrapada. Siguió lamiendo mis labios con tal delicadeza que no pude percibir como sus manos fueron bajando por mis costados hasta llegar a mi cintura para halar mi blusa y acariciar mi abdomen. Otro suspiro salió de boca.
Ya me tenia con los ojos cerrados y solo podía sentir sus manos y su lengua que ahora caminaba lentamente por mi mejilla hacia mi cuello. Mi mente solo esperaba que no llegara a la nuca ya que eso me derretía, pero mi suplica no fue escuchada y mi nuca fue besada y lamida por esa lengua que seguía su camino. Sus manos debajo de mi blusa rozaban mis costados mientras su boca seguía en mi nuca cuando mi respiración ya era entrecortada y no tenia noción de mi, solo estaba sumergida en un mundo de deseo y sensaciones.
Sus manos no me dejaban pensar aunque dentro de mi una pequeña vocecita me decía que fuera fuerte y que no lo hiciera pero cuando sus manos llegaron a mis senos solo pude escuchar mis gemidos y mi respiración. Suavemente tomo mis senos y los apretó con delicadeza por encima del sostén. Mis manos sobre las de ellas seguían juntas el camino de mi piel guiándolas para que encontrara el ganchillo que liberaban mis senos del sostén. Cuando lo encontró, lo soltó y sus manos apretaron mis senos y mi cuerpo vibro mientras sentía su pecho pegado a mi espalda.
No sé en que momento ocurrió pero cuando me giro para estar frente a frente, mi blusa estaba totalmente desabotonada y mis senos al aire le suplicaban mas caricias. Su lengua fue a para a mi pezón derecho dándole círculos mientras lo mordisqueaba poniéndolos tan duro que sentía que explotarían. Mis dedos jugaban con su cabello ensortijado y su boca hacia mas y más presión sobre mis senos cuando sentí sus manos bajo mi falda, tocándome los muslos. Poco a poco fue subiendo hasta llegar al biquini que retiro con una facilidad que no podía comprender. Sus dedos comenzaron lentamente acariciando los labios de mi vagina, sintiendo la humedad y bañándose en ella.
Su boca, ahora sobre mi abdomen, no cesaba de besar y lamer mientras sus dedos ya habían logrado abrir mi vagina y ahora se deleitaban tocando y apretando mi clítoris. La blusa la tenia pegada a la espalda por el sudor y el calor así me la quite poniéndola a un lado y cuando ella se separo para quitarse la suya aproveche para soltar el botón de la falda y dejarla deslizar por mis piernas que ese día estaban sin medias. Luego me saque el biquini empapado ya mientras miraba como Karla se desnudaba también. Su cuerpo mostraba la delicadeza de una niña, y aunque sus senos no eran tan grandes como los míos, eran firmes y no podía dejar de besarlos. Cuando me acerque para besarle los senos, me tomo nuevamente por la cara, y nos besamos con una pasión descontrolada.
Nuestras lenguas se trababan en la boca de su compañera mientras nuestras manos recorrían los cuerpos de sus amantes embriagados por el calor y el sudor que nos mantenía mojadas. Su cabello ahora pegado a su cara y a su espalda le daba ese toque de sensualidad que faltaba.
De pronto me empujo con suavidad hacia una de las cajas y me sentó en ella poniendo mis pies a la altura de mi cintura, como no me había quitado los zapatos pude clavar el tacón en el borde de las cajas para mantener la posición y así con las piernas abiertas hacia ella, comenzó a chupar entre mis piernas. Primero lamió para secar un poco mi entrada mientras suspiraba junto conmigo luego metió su dentro y creo que era su nariz la que presionaba mi clítoris. Me estaba haciendo temblar. Que delicia, como chupaba de rico, sentía como su lengua recorría mis labios y volvía o hundirse dentro de mi y luego se dedico a chupar mi clítoris otra vez mientras uno de sus dedos comenzó a penetrarme, al que lo siguió otro dedo y así hasta tener casi 4 dedos dentro de mi.
Ya había tenido dos orgasmo en esa posición así que le pedí que yo la quería chupar también, pero me dijo que no, que hoy seria mi día y luego ella seria para mí.
Entonces baje mis piernas debilitadas por la posición, el calor, y la excitación para levantarme y tomándome ella por la cintura me volteo para ponerme boca abajo sobre la caja y me busco donde apoyar mis pies dejándome mis piernas abiertas otra vez.
La verdad ya estaba cansada y debíamos volver al trabajo pero cuando comencé a sentir su lengua entre mis nalgas buscando mi culito, se me olvido todo. Comenzó a chuparme mi culito mientras sus dedos jugaban nuevamente en mi vagina. Mis piernas estaban abiertas y estiradas para levantar mis nalgas mientras mis brazos sostenían todo mi peso sobre las cajas y su brazo izquierdo hacia presión en mi espalda para que no pudiera levantarme y así siguió chupando y mordiendo mis nalgas mientras su mano derecha ya entraba hasta los nudillos dentro de mi vagina, y me hacia temblar. Tuve otro orgasmo mientras su mano entraba y salía con rapidez mas halla de sus nudillos. Y luego otra vez cuando un grito salió de mi boca, me dejo descansar, ya que caí sobre las cajas casi exhausta por el calor y el sofocamiento.
Tenia los labios resecos, y la lengua seca y mi cuerpo ardiendo. Mientras descansaba que fueron solo dos o tres minutos ella acariciaba mi espalda con su cabello o con su mano izquierda mientras la derecha no dejaba de redondear mi ano. Tenia la mano empapada de mis jugos y cuando comenzó a meter uno de sus dedos por mi ano, parecían un cuchillo cortando mantequilla. Yo trate de pedirle que ya no mas que estaba exhausta pero no parecía poder comprenderme.
No sé si serian tres o cuatro dedos en mi ano pero lo cierto es que ella sabia como hacerlo y logro encenderme de nuevo, mi cuerpo respondía con mas y más gemidos mientras mi cabeza daba vueltas enloquecida por la espectacular excitación a la que era sometida. Todo mi cuerpo estaba encendido, si me tocaba la espalda me excitaba, si me tocaba los senos me excitaba, si me tocaba donde fuese me excitaba y así fue penetrando cada vez mas mi ano.
Sentía como me bombeaba con su mano y como me estaba partiendo de verdad y dado a que mis piernas empezaron a flaquear tuve que arrodillarme sobre una de las cajas así que retiro su mano de mi espalda para continuar con la derecha penetrando mi ano, y la izquierda comenzó a entrar por mi vagina. La doble penetración me puso eufórica y solo mi boca entre gemidos y mordidas de labios para no gritar mas duro pedía mas...
Hacia tiempo que había soltado mi cabello que ya estaba pegado por toda mi cara y mi espalda. Gotas y gotas salpicaban de nuestros cuerpos por el sudor y así arrodillada era penetrada por sus dos manos dentro de mi vagina y mi ano. Ella las movía hacia afuera con suavidad y hacia dentro con fuerza y a veces se detenía solo para morder mis nalgas y seguir golpeando mi ano. Cuando tuve mi ultimo orgasmo mi espalda se arqueo hacia atrás, mis manos lograron sacar la suya de mi colita y caí semiconsciente sobre las cajas jadeando de tanto placer.
Trate de mirarla pero mi cabello, todo pegado a mi cara me tapaba y no tenia fuerzas para moverlos. Sentí nuevamente sus brazos en mi espalda y me aparto los cabellos de la cara. Entonces le pregunte casi en un susurro porque había hecho eso. Luego de mirarme con ternura me dijo cuanto le gustaba y se acostó a mi lado. No sé cuanto tiempo estuvimos así, pero fue muy rico, y luego cuando nos levantamos fue todo un problema. Nuestro sudor había mojado todas las cajas donde habíamos estado, y no podíamos salir así completamente desarregladas y mojadas a los pasillos de las oficinas. Buscando, encontramos unas servilletas para secarnos. Abrimos un poco la puerta para que entrara aire fresco y la verdad que la primera bocanada casi me hace salir desnuda al pasillo por la sensación de alivio. Dejamos la puerta entre abierta y rápidamente nos vestimos detrás de las cajas.
Salir no fue problema porque no era un pasillo concurrido, y solo tuvimos que tomar una caja de facturas para ocultar nuestra razón de estar ahí. No pude regresar a la reunión, por lo exhausta que estaba así que me despide de ella con un fuerte beso sin que nos vieran y le prometí que la recompensaría por la tarde que me había dado.