Lo que Todorelatos puede llegar a ocasionar
Lo que la lectura de un relato puede llegar a provocar...
Todo comenzó con una lectura de los más morbosa en Todorelatos. Una fantasía que muchos tenemos y queremos llevar a cabo. Un paseo por el parque que termina en un banco los dos excitadísimos...
Tras un comentario nos pusimos en contacto y sin saber muy bien como, conectamos.
Ambos queremos experimentar lo que el otro aporta.
Fue extraño pero llegó el día en que nos quisimos ver físicamente. Las fotos nos parecían una minucia.
Habían pasado meses desde que comenzamos a hablar pero la distancia nos había impedido quedar antes, pero ello, provoco que nos deseáramos más.
Quedamos en una ciudad neutral donde nuestras parejas no pudieran desmontar nuestros deseos
Yo fui por asuntos de trabajo y tu para visitar la ciudad con una amiga.
Acordamos alojarnos en el mismo hotel.
Durante el día estuvimos hablando. Intercambiando mensajes que nos iban excitando y provocando un morbo que no habíamos experimentado antes, ni al inicio de la relación con nuestras parejas.
Era medio día la primera vez que coincidimos. Debido al calor sofocante tu llevabas una falda corta estampada (sabias que me excitaba) que hacía lucir tus preciosas piernas y una camisa blanca ajustada que marcaba tus pequeños pechos.
Nuestras miradas se cruzaron y el deseo se apoderó de los dos, pero tuvimos q retenernos... yo estaba recogiendo la llave de mi habitación y tu estabas con tu amiga en recepción tomando un refresco... pero la espera duro poco...
Sin dudarlo, pediste a tu amiga la llave de tu habitación, y que te disculpase por tener que dejarla sola 10min, pues tenías que ir al aseo. Pero esa no era tu razón... A la carrera conseguiste llegar a mi altura. Giramos el pasillo, y allí mismo comenzamos a besarnos. La lujuria era dueña de nosotros. Era algo que deseamos durante mucho tiempo. Llegamos a mi habitación y abrimos la puerta... Entramos por no decir que reventamos la puerta del portazo... creo que la situación nos desbordo.
Me empotraste contra el armario de la entrada. Generalmente es el hombre quiere aprisiona a la mujer, pero tus ganas y excitación eran sobrenaturales.
Rápidamente me abriste la camisa, rompiéndome algún botón, y me besaste el pecho, mientras yo me dejaba hacer. Seguiste bajando hasta llegar a mi pene que por aquel momento ya está erecto.
Me comiste la polla que tanto habías visto y deseado. Sabias que no era la más grande pero la deseabas tanto que sabias que te daría el placer que estabas buscando.
La chupaba con deseo, con ansia, con lujuria. Querías sacar todo el jugo que pudieras pero te quedaste con las ganas.
Te levante. Me tocaba a mí divertirme.
Te quite el top dejando tus pechos al aire. Eran algo más grandes de lo que imaginaba y los pude disfrutar más si cabe, comiéndolos enteros, aunque centrándome en los pezones mientras una de mis manos se adentraba por debajo de tu falda. Sabía perfectamente que no llevabas bragas...
No hizo falta llegar a tu coño para saber que estaba empapado. Tus líquidos te caían por la pierna. Te levante la pierna y te levante en volandas. Quise llevarte a la cama para poder follarte pero me pediste que te la clavara en ese momento. No hizo falta grandes movimientos pues conseguiste bajar lo suficiente para sentir la punta cerca... y yo hice el resto. La sentiste dentro y fue rapido tu primer orgasmo.
Fallábamos como habíamos imaginado, subías y bajabas llevando tú el ritmo, yo solamente te sujetaba, hasta que te encorvaste al llegar un segundo escalofrío.
Mi excitación era sublime. Nunca había llegado a tener tal subido de adrenalina, excitación y placer. Necesitaba correrme dentro de ti.
Te tire al borde de la cama, que estaba a la altura perfecta para yo quedarme de pie y volvértela a clavar hasta el fondo...habíamos hablado mucho de esa postura. No era tu favorita pero en ese momento me daba igual. Necesitaba follarte como un loco, agarrarte del los hombros y clavártela lo mas profundo que pudiera...
Fueron pocos minutos pero tal a alta intensidad que gemías y gritabas enloquecida, provocándome a mí que todavía me calentara más y no pudiera resistir.
Me corrí. Solté todo mi semen dentro de ti sin miramientos ni pensamientos, cayendo rendido sobre tu pecho.
Nos miramos, nos reímos, y me dijiste... "encantada de conocerte".
Fue gracioso y el inicio de lo que nos acontecía por la noche...