Lo que quedó pendiente por decir...

Mi mano está escribiendo sin tormento ni amargura rememorando en palabras sentimientos callados

…Mi mano está escribiendo sin tormento ni amargura pues el paso del tiempo cura las heridas o cuando menos las aplaca y da una perspectiva nueva a lo vivido.

Por eso ahora, en un alarde de valor_ ahora que ya no dueles tanto- quiero rememorar aquel amor que nos tuvimos.

Este sentimiento fue cociéndose a fuego lento…con pequeños hervores de confidencias y risas; con las dosis adecuadas de complicidad y picardía, aunque también es cierto que una vez cocinado, pretendimos engullirlo aprisa para saciar este apetito que nos teníamos sin tomarnos tiempo para saborearlo.

Me basta cerrar los ojos para revivir de nuevo el sabor de tu boca  jugosa y cálida dispuesta siempre a saciar mi sed de besos, esos labios tuyos bebiendo de mis pechos, tus grandes manos copándome entera dibujando un mapamundi en mi piel donde mis sentidos viajaban a tu mundo, a mi mundo, a un universo donde sólo existíamos nosotros ¡aún suspiro evocando tus caricias! o  rememorar aquel primer beso de locura dado entre miedo y deseo, pero irrefrenable y ansiado, aquellos “te quiero” en mitad de una frase, dejando con ello mi mente turbada y mis mejillas arreboladas.

Sonrío al recordar el sonrojo en mis cara  ante las ansias de ti y el pudor de saberme descubierta, el palpitar del corazón en nuestro primer encuentro, cuando mis labios tocaban por vez primera los tuyos y me supe perdida.

Cuánto añoro esos momentos vividos, qué no daría por disfrutarlos de nuevo!

No consigo olvidar esa manera canalla de  mirarme, esa sonrisa en tu semblante  o esa manera de sentirme mujer entre tus brazos.

¡Cuánto te quise, grandullón! Quizás no llegues nunca a saberlo… Cada encuentro, cada gesto, cada palabra dicha, está impregnada  en el alma y nada puede borrar lo que allí está grabado.

¡Cuantas noches en vela añorando el calor de tu cuerpo, tu amable compañía ,tu ansiada presencia!.

Cuantas tardes esperando una palabra, un gesto un “te amo”.

Cuánto deseando una caricia, un susurro, una mirada…

Cuantos “te quiero” se quedaron en mi alma, cuantas caricias estériles en mis manos, cuantas sonrisas reprimidas!...! cuanto de ti quedó empapado en mí!.

Ya no me dueles como al principio, es cierto, pero aún me dueles, sólo que al recordarte una sonrisa se dibuja en mi rostro en vez de un río de lágrimas.

Ya no siento las espinas en el alma, sólo alguna punzada cada vez más leve en el corazón; ya no te nombro en cada esquina ni te escucho en cada melodía; ya dejé de verte en todas partes.

Ya mi alma está tranquila ante esta tormenta de emociones encontradas.

Ya mi cabeza se mantiene invariable, libre de ti.

Ya late mi corazón nuevamente sin tu ayuda.

Ya se cierne sobre mí nuevamente la alegría. Ya no padezco tu ausencia.

Ya el destierro es más liviano, la borrasca menos densa.

Ya puedo mirarte de nuevo sin sentir esa congoja que aturdía mis entrañas.

Ya puedo llamarte amigo sin odiar esa palabra.

Mi mano está escribiendo sin tormento ni amargura rememorando  en palabras  sentimientos callados…

Aún con todo…TE QUIERO.