Lo que puede desencadenar una llamada

Todo empieza con una inocente llamada, despues empieza a subir la temperatura.

Era una calurosa tarde del mes de Agosto. Como de costumbre, salí a pasear un par de horas; después de dicha caminata, llego a casa y me doy una ducha fría sin vacilar. Salgo de la ducha, me seco y me pongo el camisón para estar cómoda y fresca. Estaba a media tarde en casa, sola y aburrida. Después de pensar un rato en qué hacer... cojo el teléfono y marco.

(Ring... Ring...)

¿Sí?

Hola, soy yo.

¡Hombre! ¿Qué tal? Cuanto tiempo ¿qué tal te va la vida?

Con éste chico, hacía mucho tiempo que no hablaba, habíamos mantenido una relación muy intensa en el pasado y cuando se acabó, se acabó; pero en los últimos días, no sé por qué, me había acordado de él en varias ocasiones.

Bien, quería quedar contigo para tomar un café y hablar.

Vale, me parece bien, ahora ando un poco liado, así que ya te llamaré. Te dejo, que he quedado en una hora y me voy a dar una duchar.

Venga, pues espero tu llamada. Cuídate.

Al acabar la conversación, recordé que... me puse una cazadora, cogí el bolso, las llaves del coche y me presenté en su casa. Ya delante de la puerta, saco la llave del bolsillo y la introduzco en la cerradura. Sin hacer mucho ruido, entro, poso el bolso y voy directamente al baño. Estaba todo lleno de vapor.

Corro la cortina y muy despacio, me meto en la bañera con él. Se estaba enjabonando; le cojo la esponja y continúo lavándole por la parte de atrás. La esponja iba donde tenía que ir, pero mi mano iba, hacia donde quería. La tiré al suelo y desde la parte de atrás le abracé para acariciar su pecho. Agarró fuertemente mis manos y las subió al pecho; con nuestras manos todavía juntas, las movió despacio hacia sus muslos, se giró y mientras me comía la boca para saludarme, acercó mis manos a sus genitales. Estaban... justo como los recordaba, duros y erectos. Me puse de rodillas, para comerle la polla, pero él se me adelantó y la metió entre la tetas, cosa que le pone mucho. Después de ponerla a punto, me levanté. Una de mis manos, con ayuda de la suya, comenzó a hacerle una paja; su mano buscó mi sexo para estimularlo. Después de un rato y cada cual con su tarea, se dio la vuelta, me agarró la cabeza, me metió la lengua hasta Dios sabe donde, un morreo profundo, lleno de deseo; me agarró por las muñecas, me dio la vuelta y me puso frente a la pared. Me separó las piernas y con sus suaves y finas manos, palpó mi sexo, introdujo un dedo en mi ya húmedo chochito y... ¡ZAS! y de un solo empujón me la metió entera ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! comenzó a follarme, mientras yo intentaba no gemir ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! pero eso era imposible, con aquel pedazo de carne dentro... me follaba con gran intensidad y brusquedad. A medida que él me embestía, yo bajaba el tronco para quedarme doblada y a la entera disposición de aquella polla que me estaba haciendo temblar enterita. Una de sus manos, acariciaba mis pechos para endurecer mis pezones, mientras muy despacio, saca su polla de mi sexo y se incorpora. Salimos de la ducha y frente a frente, me vuelve a besar suavemente, para disfrutar del momento. Me lleva a su habitación y allí me tira sobre la cama; me coloco bien y él me agarra las muñecas, me pone las manos por encima de la cabeza y con voz baja y mirada lasciva, dice "vamos a recordar viejos tiempos, cariño". Se tumba encima de mí, su polla juega con mi sexo: "¿te gusta?"; y despacio mete su polla en él, no pude evitar soltar un gemido; me mira y empieza a embestirme con fuerza ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! ah... cada vez lo hacía con más ganas, "sí, sí, así es como lo recordaba, sigue, sigue..." dije cuando no me quedaba sin aliento. Después de esta brutal embestida, se levanta y me da la vuelta, "lo mejor para el final". Se pone en el lateral de la cama y me pone a cuatro patas, me acaricia los muslos... y con un seco ¡ZAK! toda su polla entró en mi chochito, notaba su polla en mi garganta, sentía como estaba desgarrando mis adentros, pero que placentero era, tanto para mí como para él ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! empezó su rítmico movimiento ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! ah... que placer ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! ambos lo echábamos de menos con lo que él se animó ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! Después del tremendo bombazo, continuó con el baile, pero más lento, hasta que acabamos y salió de mí. Una vez recuperados, aunque a medio vestir:

Espero que no recibas así a todas las visitas.- Dije.

Él se rió y mordiéndose el labio inferior, cosa que me pone a 1000, dice:

No todas tienen llave y ni tus intenciones.

Mientras me visto, arreglamos la cama, nos despedimos y ya en la puerta, le digo:

Bueno, ya quedaremos para tomar un café.

A lo que él asintió con una pícara sonrisa.