Lo que pudo ser 9
Ni siquiera me deja terminar de hablar cuando ya ha comenzado a desvestirse, lo cual me toma por sorpresa considerando lo tímida que es.
La brocha está a centímetros de la pared, estoy a punto de dar el primer brochazo cuando mi teléfono vibra. Es un mensaje de un número desconocido, lo abro y me quedo helada.
“Que rápido te olvidaste de mí. Atte. Nahomí”
Me quede congelada leyendo el mensaje una y otra vez, ¿a qué diablos se refería Nahomi con eso? ¿Acaso me había estado vigilando? Me veo tentada a responder el mensaje pero al final decido no hacerlo. Estoy furiosa, ¿quién se cree que es para venir a decirme estas cosas? Además, ¿olvidarla? Con quién, ¿Abril? Al parecer se ha vuelto algo paranoica. Al menos ese mensaje sirvió de algo, sin pensarlo dos veces comienzo a pintar la pared que falta, cada brochazo es como si me liberara un poco de ella. Estoy a punto de terminar cuando suena el timbre. Mi corazón se detiene por un segundo y luego comienza a latir con fuerza, ¿Sera Nahomi? No lo creo, ya tiene casi una hora que me envió el mensaje. Tocan el timbre de nuevo. Por alguna razón voy y me miro en el espejo antes de abrir, no me veo tan mal considerando que hoy no me arregle, además qué más da. Respiro profundo y abro la puerta.
- ¿Anna? – pregunta una voz aguda que en definitiva no es la de Nahomi
Miro hacia afuera y veo a una pequeña y empapada Emily parada en mi puerta
- ¿Em? ¿Qué haces aquí? – estoy realmente sorprendida de verla
- Lamento venir sin haber sido invitada pero no sabía a dónde ir – se escucha triste
- No, no te preocupes, entra
Emily entra al departamento y se queda parada a mitad de la sala, no puedo evitar sentir ternura al verla, parece solo una niña a pesar de que es tres años mayor que yo.
- Siéntate, Em – digo mientras cierro la puerta
- Pero, estoy mojada, voy a arruinar tu sillón
- Tienes razón, a ver, espera aquí, te traeré un poco de ropa
La dejo en la sala y entro a mi habitación, tomo una toalla, una blusa que seguro le quedara súper larga y un short, es lo mejor que tengo para darle.
- Toma, ponte esto – digo mientras le doy la ropa – si quieres puedes cambiarte en el baño, esta…
Ni siquiera me deja terminar de hablar cuando ya ha comenzado a desvestirse, lo cual me toma por sorpresa considerando lo tímida que es. Poco a poco se va quitando las prendas hasta que queda solo en ropa interior, no pienso negarlo, me gusta lo que veo. Emily tiene un cuerpo lindo, por supuesto no se compara con el de Abril pero a decir verdad siempre me han atraído más las chicas como Em, bueno, quizá en realidad me gusta porque de alguna manera se parece a Nahomi. Es delgada y no muy alta, con pechos pequeños y un lindo trasero, nunca lo había notado, creo que nunca le había prestado atención realmente; su piel es color marfil, igual que la de Nahomi. “Nahomi, Nahomi, Nahomi, deja de pensar en ella” me regaño a mí misma cerrando los ojos, vuelvo a abrirlos y veo a Emily envuelta en la toalla, hace un par de movimientos y se saca el brasier, se pone la blusa que le di y deja caer la toalla, sus pechos aún mojados se pegan en ella.
- Me queda algo grande – dice sonriendo mientras voltea a verme
- ¿Eh? Ah, sí, es lo más chico que tengo, lo siento – digo quitando la mirada de sus senos esperando que no lo haya notado
Rápidamente se pone el short que deja descubiertas sus piernas, son largas a pesar de que no es muy alta.
- ¿Dónde puedo poner esto?
- Allá esta la lavadora
Me siento en el sillón y pienso en que Emily es más hermosa de lo que había notado. Ella regresa secándose el cabello y se sienta a mi lado.
- Gracias – dice con una sonrisa
- No hay problema, puedes venir aquí cuando gustes pero, ¿me dirás qué ocurre?
- Ah, es solo que… tuve un problema – dice bajando la mirada
- Eso pensé, ¿Pero qué problema? – tomo su mentón y la obligo a verme
- Tuve una pelea con mi novio
Vaya, tiene novio, esto sí que me ha tomado por sorpresa.
- Bueno, eso suele pasar muy seguido en las relaciones
- Lo sé, es sólo que él… él me lastimo – deja caer una lagrima
- ¿Cómo que te lastimo?
Me muestra su brazo en donde se puede ver claramente la marca de unos dedos que apretaron con demasiada fuerza, aún no se vuelven moretones lo que quiere decir que recién ha sucedido. La miro a los ojos y me doy cuenta de que su mejilla izquierda también esta roja e hinchada. Siento que mi sangre comienza a hervir, lo que más odio en este mundo es ver a un hombre golpear a una mujer; no importa si Emily es o no mi amiga esto me indigna.
- ¿Él te golpeo, Emily?
- Sí
- ¡Maldito! Tienes que dejarlo, Em. No puedes permitir que te golpee
- Lo sé, lo sé, hoy lo deje, por eso se enojó, trataba de convencerme de que no lo hiciera y cuando lo ignore… lo hizo – se rompió a llorar y se aventó a mis brazos
La abrazo tratando de consolarla, me siento extraña en esta situación, nunca creí que algo así sucedería: Emily llorando en mis brazos, en mi sala. Siempre creí que lo más íntimo que ella y yo podríamos llegar a hacer era comer juntas.
- Lo lamento, Anna. Lamento molestarte con esto, seguro tienes muchas cosas que hacer y yo estoy aquí quitándote el tiempo – dice sin dejar de abrazarme
- No hay problema Em. Sí estoy algo ocupada pero lo tuyo es más importante ahora
- Eres una gran amiga
¿Entonces sí somos amigas? Sinceramente yo no la considero así, pero creo que no me molestaría que lo fuera. Le apasiona la arquitectura igual que a mí y es muy amable. Se queda otros minutos abrazándome y comienzo a sentirme incomoda, empiezo a hacer movimientos suaves para indicarle que es hora de que me suelte. Lo entiende y me libera.
- Dices que estas ocupada, ¿puedo ayudarte en algo?
- Ah, no realmente, solo pintaba la habitación y ya casi termino – digo mientras me levanto del sillón y voy a la cocina
- ¿Redecorando tu cuarto?
- No en realidad, es para Abril, será su habitación ahora
- ¿Vivirá contigo?
- Así es – le doy un jugo
- Vaya, eso fue rápido
- ¿perdón?
- No, solo digo, ella llego hace una semana y ahora ya está viviendo aquí
- Eh sí, pero bueno, Abril y yo nos conocemos de toda la vida
- Qué lindo debe ser tener amigas así
- Lo es, ¿Tú tienes amigas así?
- No, no tengo amigas en realidad
- Vaya, eso no está bien ¿por qué no tienes amigas?
- Nunca fui muy sociable, las niñas no me querían y se reían de mí porque era tímida. La escuela fue dura - sentí pena por ella
- Bueno, pues yo puedo ser tu amiga, si tú quieres, claro
- Nada me encantaría más
- Amigas entonces – dije mientras le daba un rápido abrazo
Emily se ofrece a ayudarme a preparar la habitación y acepto su ayuda pues ya he perdido demasiado tiempo y sola no terminare para cuando Abril vuelva. Debo aceptar que he pasado una tarde agradable con Emily, una vez que deja la timidez a un lado es una persona bastante divertida.
- Eso fue cansado – dice Emily
- Ni que lo digas, pero hubiera sido mucho peor sino me hubieras ayudado. Muchas gracias, Em – me dejo caer en el sillón, estoy agotada
- No es nada, además tú me ayudaste primero a mí – se sienta a mi lado
- Tienes que prometer que nunca volverás con ese tipo – digo mientras tomo con delicadeza su mejilla hinchada
- Te lo prometo – pone su mano sobre la mía
Emily me mira fijamente con sus ojos azules, son realmente hermosos, puedo sentir como me habla a través de ellos, me cuentan todo lo que ella no se atreve a decir. Quizá estoy enloqueciendo pero creo notar una chispa de deseo en esos cristales azules, espero ser yo quien provoque eso. Lentamente y sin proponérmelo comienzo a acercarme a Emily, ella no se mueve solo tiene una enorme sonrisa que me dice que quiere que siga adelante. Algo dentro de mí grita que no lo haga, pero es demasiado, ya bastante me he contenido con Abril, necesito sacar todo esto que siento, y Emily puede ser la persona perfecta para hacerlo. Ella parece desesperarse de que tarde tanto en actuar así que dejo de resistirme y uno mis labios a los suyos. Lentamente comienzo a moverlos, ella se queda quieta por unos segundos lo que me hace temer que esto no está bien, aun así no me alejo. Unas manos cerrándose alrededor de mi cintura me toman por sorpresa y entonces Emily reacciona, comienza a mover sus labios en sincronía con los míos, cada vez más rápido, y yo no puedo evitar acercar su cuerpo al mío. No sé si es por todo el deseo contenido o si en verdad Emily me atrae pero este beso comienza a excitarme demasiado.
Las manos de ella comienzan a moverse por mi espalda y yo dejo a mi lengua entrar en su boca, enseguida la suya comienza a moverse y lucha contra la mía. Muerdo con fuerza su labio inferior y ella se aleja de mí para soltar un gemido, entonces vuelvo a ver sus ojos que están más oscuros de lo normal. Esto me sobrepasa, no soy capaz de controlarme y la tiro con fuerza sobre el sillón, ella hace una mueca de dolor y deseo cuando cae, me pongo encima de ella y meto mi mano izquierda debajo de su blusa, comienzo a jugar con su seno mientras con mi otra mano aprieto su pierna desnuda, ella comienza a gemir y esto me enloquece. Me sorprendo a mí misma por la forma en que actuó, no hay nada de romántico en mí, solo una inmensa necesidad de sentir placer. Estoy a punto de alzar su blusa para besar sus pechos cuando escucho como se abre la puerta. Tiene que ser Abril. Enseguida me quito de encima de Emily quien me mira confundida.
- Adivina a quien vi hoy mientras venía para acá – grita Abril aún sin entrar por completo
Emily se da cuenta de lo que pasa y se acomoda la blusa, Abril voltea y nos ve a las dos sentadas en el sillón, puedo sentir como mi cara arde al igual que mi entrepierna.
- Ah, no sabía que tenías visita – dice Abril cerrando la puerta
- Eh, sí, Emily vino a ayudarme con unas cosas
- Sí, claro – no se escucha convencida
- Sí, bueno, de hecho creo que ya es hora de irme – dice Emily levantándose del sillón – nos vemos mañana – me da un beso que alcanza a rozar mis labios – adiós Abril
- Adiós
Emily sale y Abril y yo nos quedamos solas en la sala, ella me ve y yo intento evadirla.
- Así que ¿cómo te fue? – digo tratando de romper la tención
- Pues parece que no mejor que a ti
- No sé de qué hablas
- No te hagas la tonta conmigo, Anna, que nunca te ha funcionado. ¿Por qué ella tenía puesta tu ropa?
- Ah, bueno, es que, ya sabes, yo estaba haciendo unas cosas cuando ella llego y estaba toda mojada y había llorado, entonces le dije que pasara y le di ropa para que se cambiara y… luego, ella, me contó que había terminado con su novio y que él la golpeo y, bueno
- ¿Y tú te encargaste de consolarla, no? – se escuchaba molesta
- ¿Qué? Pues, sí, bueno, o sea, la escuche y así – enserio estoy nerviosa
- ¿Sólo eso, Anna?
- Pues sí
- ¿Por qué estás tan nerviosa?
- ¿Qué? ¿Nerviosa? No estoy nerviosa – me paro del sillón y voy a la cocina
- Me dijiste que no tenías nada con ella – dice siguiéndome
- ¡Es verdad! – en parte es cierto porque en ese entonces no había sucedido nada
- Sí claro, y yo me lo creo ¿no? – me jala obligándola a verla, se ve furiosa, sus ojos parecen tener llamas
- ¿Por qué crees lo contrario?
- Porque te conozco, Anna – dice mirándome fijamente
- Pues… no creo que me conozcas tan bien, entonces – su mirada comienza a asustarme así que me muevo para evitarla
No sé porque simplemente no lo acepto, quiero decir, soy libre, no le hago daño a nadie y ella es mi mejor amiga, si alguien debería saberlo es ella.
- ¿Desde cuándo usas labial rojo, Anna? – dice a mis espaldas
Me quedo helada, el labial que Emily usaba hoy es rojo, maldita sea. Comienzo a limpiarme los labios.
- No, déjalo, te queda bien – susurra en mi oído
Lo dice en un tono que me hace sentir como una zorra, esto me hace explotar.
- Bueno, y si así fuera ¿Qué, eh? Es mi vida, no le hago daño a nadie. ¿Por qué todos creen que pueden venir y hacerme sentir mal por lo que hago?
Estoy muy enojada, más que por el cuestionamiento, por el mensaje que Nahomi me envió en la tarde, pero como ella no está aquí para reclamarle saco toda mi frustración con Abril.
- No puedo creerlo – dice Abril decepcionada
- ¿Qué? Soy libre, puedo besarme con quien quiera sin darle explicaciones a nadie – debería ya de callarme pero no puedo, una vez que exploto no paro hasta sacarlo todo
- ¿Entonces sí la besaste?
- Sí – sería estúpido negarlo a estas alturas
- ¿Sólo la besaste?
- ¿Cómo? – me hago la tonta
- Olvídalo, ya me respondiste
- No entiendo por qué te molesta, deberías estar feliz por mí, estoy tratando de superar a Nahomi
- Vaya forma de querer superar las cosas
- No tienes derecho a reclamarme nada, Abril, eres mi amiga, deberías apoyarme. Si quisiera a alguien preguntándome por cada cosa que hago tendría una novia
Abril se me queda viendo con una cara entre furia, decepción y tristeza
- Eres una tonta, Anna. Siempre lo has sido - toma su bolsa y sale del departamento.
Perfecto, lo que faltaba para que este día terminara de arruinarse, que Abril se enojara conmigo. No entiendo qué la molesta tanto, ella se fue todo el día mientras yo me quede aquí tratando de darle una sorpresa, ¿y para qué? Para que llegara, me hiciera sentir mal y luego se largara. Y Emily, ¿por qué salió corriendo cuando llego Abril? Será bastante incomoda verla mañana, porque la verdad es que me he quedado con ganas de terminar lo que comenzamos hoy y no sé si ella también lo desea o solo se dejó llevar por el momento. Y Nahomi, su mensaje, ¿eso quiere decir que aún le intereso? Mi cabeza está más confundida de lo normal.
Voy a la que ahora es la habitación de Abril y siento como pierdo el aire al entrar, ya no hay nada de Nahomi aquí. Veo la pared donde estaba la pintura y comienzo a llorar en silencio, la extraño demasiado, a ella, su cuerpo, sus sonrisas. Extraño sus labios con sabor a café y tabaco, su voz susurrándome que me ama y sus manos deslizándose por toda mi piel, como si hiciera música con mi cuerpo. Y entonces lo tengo más claro que nunca, puede que Abril me deje sin aliento cada vez que veo su cuerpo, o que Emily libere mi parte salvaje, pero no puedo amar a nadie que no sea Nahomi. Vivimos demasiadas cosas juntas, fue demasiado el tiempo en el que ella fue el epicentro de mi vida. Fue mi primera vez en tantas experiencias que ahora no puedo pensar en hacer algo sin relacionarlo con ella. No puedo más, tengo que verla, tocarla, saber que sigue siendo real; al menos tengo que escuchar su voz. Tengo la necesidad de tomar un café con ella, de fumarnos juntas un cigarro, de que me lea un poema, tirarnos en el pasto y tener una guerra de besos; todas esas cosas tan simples que siempre fueron las mejores.
“¿Por qué tenías que arruinarlo todo, Nahomi? ¿Por qué destruiste lo más hermoso en nuestras vidas? Yo sé que realmente me amabas, no había ningún rastro de duda en ti cuando me lo decías, entonces ¿Qué fue lo que cambio? ¿Por qué echar a la basura más de 3 años de relación solo por un momento de debilidad?” Me acuesto en su cama en posición fetal mientras sigo llorando, me quedo dormida pensando en ella, imaginando que en cualquier momento entrara por la puerta y me despertara diciendo que estos últimos meses no han sido más que una pesadilla.
- Anna, despierta
Siento como alguien mueve mi cuerpo, no logro abrir los ojos, están hinchados de tanto llorar
- ¿Nahomí? – digo aún medio dormida
- Lo que me faltaba – escucho susurrar - ¡no! No soy Nahomi – dice abriendo las cortinas, el sol entra con todo su esplendor lo que quiere decir que ya ha amanecido.
Al fin logro abrir los ojos, es Abril. Comienzo a estirar mi cuerpo que esta entumido.
- ¿Por qué dormiste aquí? – se sienta en la orilla de la cama
- ¿Dónde dormiste tú? – me siento en la cama y trueno mi espalda, estoy adolorida y me arden los ojos
- Dormí en casa de una amiga. ¿Estuviste llorando? – dice mirándome
- ¿Qué? No, no, es la luz
- Como digas, creo que deberías bañarte, ya es tarde y tienes que ir al trabajo
Había olvidado por completo que es lunes, no tengo ganas de ir, me siento como si un carro me hubiera arrollado.
- Creo que hoy no iré – me vuelvo a tirar en la cama y tapo mi cara con una almohada
- Como quieras – se levanta de la cama y sale del cuarto
- ¿Sigues molesta? – pregunto, pero ella ya se ha ido y no logra escucharme, o quizá solo me ignora.
Sin realmente desearlo me paro de la cama y voy al baño, “no me veo tan mal” pienso, realmente me he visto en peores condiciones, me lavo la cara. Abril está en la cocina preparando el desayuno.
- ¿Sigues molesta? – digo mientras saco la leche del refrigerador y me sirvo un vaso
- ¿Yo? Nunca he estado molesta – no me ve a la cara, se da la vuelta y comienza a picar verdura
- ¿Ah no? Entonces lo de ayer qué fue
- La que se puso como loca fuiste tú
- No… - estaba a punto de llevarle la contraria pero pensé que no valía la pena – Lo siento
- Está bien – ni siquiera voltea a verme
- Abril, ¿en serio no estas enojada conmigo?
- No Anna, no. Siéntate, ya está listo el desayuno
Me siento con mi vaso de leche y Abril me pasa un plato de huevos a la mexicana, odio los huevos a la mexicana, definitivamente está enojada conmigo. No me quejo para no empeorar la situación, conociéndola solo está esperando la mínima provocación para explotar, pero no pienso darle el gusto. Comienzo a comer mis huevos y ella se sienta frente a mí, sigue sin mirarme.
- Entonces ¿Con qué amiga dormiste? – pregunto
- No la conoces
- Ah – definitivamente no quiere hablar
Terminamos de desayunar y Abril comienza a limpiar la mesa.
- ¡Abril ya! – digo mientras la jalo y la obligo a verme
- ¿Qué quieres Anna? – dice mirándome fijamente
- Que dejes de estar enojada
- Ya te dije que no estoy enojada
- Abril, vamos, no soy tan tonta como crees
- Está bien, sí, sí estoy enojada – dice soltándose de mi agarre con fuerza
- ¿Pero por qué?
- ¡Porque sí eres una tonta, Anna! Sigues llorando por Nahomi aunque ella te engaño y luego vas y te metes con la primer tipa que te encuentras
- No me metí con nadie y además Emily no es cualquier tipa
- Sabes qué, tienes razón, no tengo motivo alguno para molestarme – me da un beso en la mejilla y se mete al baño – Por cierto – dice asomando la cabeza – la habitación te quedo increíble, gracias – cierra la puerta y escucho como comienza a car agua de la regadera.
Sé que realmente sigue molesta pero no quiero insistir más con eso. Voy a mi cuarto y me cambio rápidamente, tomo mi bolsa y salgo del departamento, necesito un poco de aire fresco. El día está bastante soleado, lo que me molesta, comienzo a cruzar el estacionamiento mientras enciendo un cigarro cuando escucho una voz bastante conocida.
- Creí que ibas a dejarlo
No puedo evitar sonreír cuando veo de quién se trata.