Lo que pudo ser 8
Salí de su casa y comencé a correr, las lágrimas no tardaron en aparecer por todo mi rostro hasta que tuve que detenerme porque no veía con claridad. Me tire debajo de un árbol y lloré de rabia, de tristeza, pero más que nada de decepción
Nahomi y yo comenzamos a tener una relación formal a principios de noviembre de ese año, casi un mes después de que confesamos lo que sentíamos; esto se debió a que yo le pedí un tiempo para pensar cómo resolvería las cosas, porque claramente no era un proceso fácil de llevar. Tenía que arreglar demasiados asuntos, terminar mi relación con Alexis en primer lugar, y después hablar con mis padres sobre mis sentimientos por Nahomi, de tan solo pensarlo comenzaba a sentir nauseas, no tenía idea de cómo reaccionarían.
Recuerdo que era un día lluvioso, como si el clima se empeñara en recordarme todo el dolor que estaba a punto de causarle. A pesar de que estaba completamente enamorada de Nahomi aún quería demasiado a Alexis y no quería romper su corazón, era el chico más lindo que tuve la fortuna de tener. Pero no podía seguir mintiéndole, cada que estaba con él sólo pensaba en Nahomi y era realmente incomodo besarlo cuando ya no deseaba hacerlo.
- Hola Hermosa, al fin llegas, pasa, la comida aún está caliente – dijo abriendo la puerta
- Lamento la tardanza
- No hay problema – trato de besarme pero moví suavemente la cara de modo que sus labios solo lograron tocar mi mejilla
Había cocinado pasta, que es por mucho de mis platillos favoritos, sin duda este chico sabía consentirme. En realidad lamentaba que las cosas tuvieran que suceder así, me habría encantado hacer una vida a su lado, pero como dice la gente, en el corazón no se manda y Nahomi había robado el mío sin permiso ni aviso.
- Es bueno tenerte aquí – dijo rompiendo el silencio – desde que Nahomi y tú son amigas solo nos vemos unos minutos al día y nunca salimos
- Lo siento – dije sin verlo a la cara
- Anna, ¿me vas a decir qué es lo que ocurre?
- ¿De qué hablas?
- En las últimas semanas has estado rara, distante, fría. A veces creo que ni siquiera quieres estar conmigo
- Lo lamento
- ¿Qué ocurre Anna? ¿Conociste a otro chico?
- No…no, no es eso – realmente no estaba mintiendo porque era una chica no un chico
- Entonces qué es Anna, porque estos últimos dos meses parece que tengo una relación conmigo mismo
- He estado ocupada
- ¿Ocupada con quién? – pregunto seriamente
- Alexis…
- No Anna, sólo dilo, a eso viniste hoy ¿no? – no pude decirle que no era así – no te preocupes, ya me lo esperaba – dijo suspirando
- Alex, lo siento muchísimo, yo no quería que esto pasara, en serio te amaba, lo juro
- ¿Y qué cambio Anna? ¿por qué de pronto solo te alejaste? ¿hice algo mal?
- ¡No!, no, no, no, en absoluto. Tú no has hecho más que hacerme feliz, Alex
- ¿Entonces?
- Es… me enamore de alguien más – un par de lágrimas salieron de mis ojos y cayeron sobre mi plato aún lleno de comida
- Solo dime algo, y se completamente sincera, por favor. ¿Te enamoraste de Nahomi? – me quede helada cuando lo escuche
- ¿Nahomi? – pregunte al fin viéndolo a la cara
- Sí, no lo niegues, por favor
- ¿Co…cómo lo sabes?
- ¡Porque te conozco, Anna! Porque veo que cuando estas con ella sonríes más que con nadie, porque la ves con una mirada llena de amor… como antes me veías a mí
- Alex, yo… no quería que pasara
- Lo sé – comenzó a llorar
- ¿Desde cuándo lo notaste?
- Hace un mes más o menos, pero me hacía creer que no era así, que todo lo estaba imaginando
- En verdad la amo, Alexis
- Si no le hubiera gustado a Alan nunca la habrías conocido y tú me seguirías amando a mí – dijo más para sí mismo que hablando conmigo
- No lo creo, era inevitable que nos conociéramos, sucedería en cualquier momento, con Alan o sin él
- ¿Esto significa que terminamos?
- Sí… lo siento – baje la mirada
- Sabes qué es lo peor, que ni siquiera puedo ir a golpearla por robarme a mi novia porque es una chica – río
- Alexis…
- ¿Desde cuándo te gustan las mujeres, Anna? ¿por qué nunca me dijiste? – comenzaba a alterarse
- Porque Nahomi es la primer mujer que me hace sentir esto, Alex. Cremé que no comencé a hablarle porque me gustara, solo se dieron las cosas
- No, tú no, pero seguramente ella sí. ¡Dios! Es una maldita
- ¡Alexis! No le digas así
- ¿¡Qué, ahora la defiendes!? Y dime, linda, ¿serán novias y andarán de la mano por la escuela?
- Pues…
- ¿Le dirás a tus papás y la invitaras a las comidas de los domingos con toda tu familia? ¿Cómo crees que tomen que su hija es lesbiana? – pregunto altaneramente
- No… no lo sé
- ¿Por qué no te das cuenta de que ella no te conviene, eh? Solo te traerá problemas, Anna, con tus padres, en la escuela, nunca volverán a verte igual
- Lo sé, sé que no será fácil pero estoy dispuesta a intentarlo
- ¡No seas tonta Anna! – comenzó a gritar – Vas a arruinar tu vida, esa tipa no te traerá más que problemas. Entiende que tú debes estar conmigo – tomo mi mano
- ¿Qué? – pregunte enojada
- Mira, te doy la oportunidad de fingir que nada de esto ha pasado. Tú y yo seguimos siendo novios y nunca vuelves a hablar con Nahomi
- Estás loco – dije mientras me paraba de la mesa
- ¡Yo soy el amor de tu vida, Anna!, no lo arruines por una puta como Nahomi
- Oh no, no dijiste eso en serio – lo vi con odio y comencé a caminar hacía la puerta
- ¿A dónde vas? – me tomo con fuerza del brazo
- Alexis, me estas lastimando, déjame ir
- Nunca creí que fueras tan tonta, Anna. Estas echando tu vida a la basura
- Pues es mi vida ¿no? Suéltame – jale mi brazo con fuerza pero no logre liberarme
- Pero me importas, no dejare que lo hagas – comenzó a besarme a la fuerza
- Alexis… no… Alexis, suéltame – golpee su entrepierna para que me soltara, cayó al piso
- ¡Te vas a arrepentir, Anna! Vas a regresar llorando conmigo, ya verás que la puta esa solo quiere jugar contigo. ¡Nadie te va a amar como yo!
- Eres un idiota, Alexis
Salí de su casa y comencé a correr, las lágrimas no tardaron en aparecer por todo mi rostro hasta que tuve que detenerme porque no veía con claridad. Me tire debajo de un árbol y lloré de rabia, de tristeza, pero más que nada de decepción; en tan solo diez minutos Alexis había arruinado la imagen perfecta que tenía de él. Me quede ahí hasta que la lluvia comenzó a mojarme, pensé ir a casa de Nahomi, quedaba a solo dos calles de ahí, pero no quería que me viera en ese estado, así que camine hasta mi casa bajo la lluvia y llegue empapada, en parte por mis lágrimas.
- ¡Ay por dios! Mira nada más cómo vienes – dijo mi mamá cuando me vio entrar - ¿Dónde estabas? – pregunto mientras me sentaba en el comedor y me quitaba la ropa mojada
- En casa de Alexis
- ¿Y dónde está él? ¿No te trajo a casa? Hace mucho que no lo veo por aquí
- Ni lo veras de nuevo – dije seria
- ¿Por qué? ¿Se pelearon? Ay, cariño, ya veo porque estas así – se sentó frente a mí
- No mamá, no nos peleamos. Acabo de terminar con él
- ¿Qué? ¿Pero por qué?
- Porque ya no lo amo, mamá
- Ay linda, dices eso porque debes estar molesta o triste por algo, pero ya verás que después pasara y estarán juntos
- ¡No mamá! Ya no lo amo, estoy enamorada de… otra persona
- ¿Ah sí? ¿de quién? – era el momento, tenía que decirlo, de cualquier manera mí día no podía empeorar más
- De Nahomi, mamá
- ¿Qué? – pregunto confundida
- Sí, mamá, amo a Nahomi; no solo como amiga, la amo como mujer, me gusta y quiero estar con ella – lo dije sin más. Mi mamá se quedó congelada cuando me escucho
- No, no, no, estas confundida, cielo. Entiendo que quieras mucho a Nahomi, es una buena chica, pero el pelearte con Alexis te hace pensar cosas que no son – dijo después de un rato
- ¡No mamá! No es así, en verdad la amo, estoy segura de eso. Termine con Alexis por eso – me soltó una cachetada
- ¡Cállate Anna!
- No puedo creer que hayas echo eso – estaba furiosa, no por la cachetada sino porque mi mamá no aceptaba que yo pudiera amar a Nahomi
- Anna, lo siento, lo siento hija – dijo llorando y se tiró en la mesa a llorar
- En serio la amo, mamá – dije mientras me hincaba a su lado y ponía mi cara en sus piernas, mis lágrimas comenzaron a empapar su falda
- ¿Estas segura de lo que dices? – pregunto acariciando mi cabeza
- Muy segura, mamá. He tratado de ocultarlo por meses, de fingir que no pasa, trate de hacerme creer a mí misma que no sentía nada, pero no puedo luchar contra algo tan real como esto. Nahomi me hace feliz, mamá
- En ese caso, supongo que con eso basta – dijo más resignada que convencida
- ¿Lo dices en serio? Gracias mamá, muchas gracias por entender - dije abrazándola
Pero no lo decía en serio, solo me había dicho que sí para que me calmara y después convencerme de que estaba confundida. Decírselo a mi padre fue más sencillo de lo que imagine, lo tomo bastante bien para mi sorpresa y la de mi mamá, que tenía la esperanza de que él la ayudara a “hacerme entrar en razón”.
- No te preocupes, cielo, poco a poco lo ira asimilando y después amara a Nahomi, ya lo veras – me dijo mi papá mientras mamá preparaba la cena
- Gracias, papá, en serio, es muy reconfortante saber que cuento con tu apoyo incondicional
- Siempre, linda, siempre tendrás todo mi apoyo. Además Nahomi es una chica muy hermosa, eh, ya hubiera querido tener yo una novia tan guapa como ella a tu edad
- Sí, ella es perfecta papá – dije muerta de vergüenza
Tal como lo dijo mi papá poco a poco, con el tiempo, mi mamá fue aceptando mi relación con Nahomi, aunque al principio me pidió que dejara de llevarla a la casa porque necesitaba asimilar ese gran cambio, yo acepte, no me encantaba la idea pero de todas formas negarme solo haría que mi mamá se pusiera más a la defensiva.
- ¿por qué no invitas a Nahomi a la comida del domingo? – dijo mi mamá mientras comíamos. Faltaban dos semanas para navidad y rogaba porque mi mamá aceptara a Nahomi antes de nochebuena.
- ¿¡lo dices en serio!? – pregunte sorprendida
- Sí, hace mucho que no la vemos por aquí
- Mamá, eso sería increíble, claro que le diré que venga
- Pero no se quedara a dormir, de acuerdo
- Sí mamá, no hay problema – dije riendo
Ni siquiera termine de comer, corrí a mi cuarto y marque el número de Nahomi.
- Ya te extrañaba – se escuchó su voz al otro lado del teléfono
- Y yo a ti, ¿Qué estás haciendo?
- No mucho, practicaba con la guitarra, mis dedos se han vuelto torpes por dejarla
- Deberías enseñarme
- Cuando quieras, solo que cobro caro, eh
- Ah sí, pues no importa, por ti pago lo que sea
- ¿cuándo empezamos entonces?
- ¿Qué te parece el domingo?
- ¿Que no los domingos son tus comidas familiares?
- Exacto
- Y sí recuerdas que tu mamá me veto de tu casa, ¿verdad?
- No te veto de la casa, Nahomi
- Oh claro, solo no me deja poner un pie ahí adentro, pero tienes razón, no me veto
- Tonta – reí - Me dijo que te invitara a la comida
- ¿en serio? – se escuchaba sorprendida
- Muy en serio
- ¿Tu mamá anda en drogas o algo así? – pregunto divertida
- No, no que yo sepa al menos – dije riendo - ¿entonces vendrás?
- Vaya, esto me toma por sorpresa
- Lo sé, a mí también. Pero sabes lo que eso significa ¿no?, que te haya invitado a la comida
- Sí, al fin comienza a aceptar realmente lo nuestro
- Así es Nahomi, seguro pronto te querrá tanto como antes
- Para ser sincera, me da algo de miedo, no solo estará tu mamá también tu familia
- Ellos saben de lo nuestro
- Sí, pero no me conocen, ni nos han visto juntas, no sabes cómo pueden reaccionar
- Bueno, sino no quieres no vengas – dije triste
- No es eso, Anna, es solo que muero de miedo de tan solo pensarlo
- Tranquila, yo estaré ahí contigo, tomando tu mano
- ¿No la soltaras?
- Nunca la soltaré, Nahomi. Nunca te soltare
El domingo llegó y con él toda mi familia, pero toda en realidad; usualmente solo solían ir unos cuantos a las comidas familiares pero esta vez mi mamá los había reunido a todos sin excepción, tíos, abuelos, primos, incluso había amigos de mis padres, apenas cabíamos en el jardín trasero de la casa que es bastante grande para ser sincera. Había varias mesas e incluso un brincolin que mi mamá había rentado, esto no era una comida común de domingo, parecía más bien una fiesta, pero una fiesta por qué. Comenzaba a ponerme realmente nerviosa, no sabía qué planeaba mi mamá y sabía que Nahomi enloquecería al ver a tantas personas. Me sorprendí mucho cuando vi entrar a Abril y Alan, no tenía idea de que ellos también iban.
- ¿Qué hacen aquí? – pregunte
- Tú mamá nos pidió que viniéramos – respondió Abril
- Pero si quieres nos vamos – dijo Alan serio
- No, quédense, por favor
Alan se había tomado a mal el hecho de que yo y Nahomi saliéramos, realmente se había enamorado de ella; pero después comprendió poco a poco que yo no lo había planeado así. No éramos tan buenos amigos como antes pero al menos no me odiaba y poco a poco comenzábamos a llevarnos bien de nuevo. Hablaba con ellos cuando la vi entrar al jardín. Se veía hermosa, más hermosa que nunca. Llevaba un vestido blanco que marcaba su delgada figura y unas zapatillas con las que lograba alcanzar mi estatura, su pelo rojo iba trenzado y tenía una cara de terror por toda la gente del jardín. Cuando me vio se dirigió rápido hacía mí.
- ¿Por qué hay tanta gente? – pregunto nerviosa
- Tranquila, solo es la familia
- Tienes mucha familia – estaba temblando
- Oye, oye, tranquila – dije mientras le daba un beso en la mejilla – te ves hermosa
- Me siento tonta, todos vienen de lo más casual
- Todos ellos no son hermosos como tú
- Oh, gracias, Anna – dijo Abril molesta a mis espaldas
- ay, tú también eres hermosa, Abril – dije tratando de arreglarlo
- Como sea, iré por comida – se fue enojada
- Voy contigo – dijo Alan siguiéndola
- Ella me odia
- No te odia, Naomi
Estábamos comiendo cuando mi mamá se levantó y golpeo una copa, todos volteamos a verla.
- Buenas tardes y provecho a todos, espero que estén disfrutando la comida y este día en general que es tan especial. Todos se deben estar preguntando el por qué los cite hoy aquí con tanta urgencia y sin permitir un no por respuesta; en primero lugar, faltan menos de dos semanas para navidad y sé que todos tenemos nuestros propios planes para esas fechas por lo que resulta imposible estar todos juntos como hoy, así que, adelantándome un poco les deseo una feliz navidad.
Todos comenzaron a desearse una feliz navidad.
- Pero hay una razón más importante aún del por qué los cite hoy, están aquí porque ustedes son nuestra familia; de mi esposo Jorge, de mi hija Anna y mía. Ya sea porque compartimos la misma sangre o porque son amigos muy cercanos, pero todos son especiales para nosotros y por eso deben saber esto. Hace poco más de un mes mi vida cambio – me comencé a poner nerviosa, sabía hacía dónde se dirigía mi mamá – mi hermosa hija Anna a quien todos conocen se acercó a mí y me dijo que estaba enamorada – Nahomi apretó mi mano con fuerza cuando también descubrió el plan de mi mamá – que hermoso momento es para una madre ver a su hija realmente enamorada por primera vez. Pero Anna, mi niña, no estaba enamorada de un chico, no, ella se había enamorado de una mujer.
Se escucharon sonidos de asombro y de pronto todos voltearon a mirarme, yo moría de la vergüenza, mi cara estaba rojísima y Nahomi apretaba cada vez con más fuerza mi mano.
- Algunos de ustedes ya lo sabían, pero la mayoría no y sé que se han sorprendido tanto como yo. No lo negare, ha sido difícil para mí, siempre dices que apoyas a los homosexuales pero las cosas cambian cuando descubres que tu hijo o hija lo es. No sabía cómo reaccionar, así que cometí un par de errores, regañe a mi hija, le prohibí traer a su novia, quería que volviera a ser mi niña de siempre, pero lo que no notaba – se le quebró la voz – es que lo seguía siendo. Seguía siendo la misma niña hermosa que yo misma críe y eduque para amar a todos sin hacer diferencias, sigue siendo la hermosa jovencita que ama a sus padres y se esfuerza en la escuela; solo una cosa ha cambiado, una mínima, una que no debería importarnos, porque los gustos no definen a las personas.
Para este punto el rostro de mi madre, el de mi padre y el mío estaban llenos de lágrimas.
- Hoy quiero pedirle perdón a mi hija por no haber sabido cómo reaccionar, pero quiero decirte, Anna, que siempre te he amado y siempre lo hare. Y los demás aquí presentes, los reuní a todos para que lo sepan, no quiero que mi hija tenga que vivir ocultando su amor ante ustedes; y si alguno no está dispuesto a aceptarlo, puede irse ahora mismo, porque no necesitamos a nadie así aquí. Nahomi, bienvenida a la familia.
Mi mamá se sentó y todos comenzaron a aplaudir, Nahomi también lloraba, se paró y fue a abrazar a mi mamá.
- Le prometo que siempre la cuidare, señora – le dijo Nahomi a mi mamá mientras la abrazaba
- Eso espero, linda – dijo abrazándola con fuerza
Después del discurso de mi mamá Nahomi se relajó demasiado, muchos se acercaban para felicitarnos y decirnos que contáramos con su apoyo. Ese ha sido uno de los momentos más hermosos de mi vida, tanto amor y apoyo me hacía sentir indestructible. La tarde se pasó muy rápido y cuando lo notamos todos se habían ido, suponía que Abril estaba enojada porque se fue sin despedirse, ya después hablaría con ella. Nahomi y yo estábamos tiradas arriba del brincolin tomadas de la mano, era una noche despejada por lo que se podían ver algunas estrellas.
- En verdad me sorprendió tu mamá hoy
- Ni que lo digas, nunca me imaginé que haría algo así
- Ella te ama, haría cualquier cosa por ti
- Y ahora también te quiere a ti – dije acariciando su rostro
- Esto demasiado perfecto, tú, tus papás, no sé si merezco todo este cariño – dijo triste
- Por supuesto que lo mereces, Nahomi
Me acerque a ella y bese sus labios lentamente, como si el tiempo no pasara.
- ¿Te quedas a dormir, Nahomi? – escuche a mi papá preguntar. Nos separamos rápidamente, a pesar de que ya lo habían aceptado aún tenía esa costumbre de que no podían vernos
- Ah, no sé… - dijo Nahomi mientras me veía
- Mi mamá dijo que no podía quedarse, pa – dije triste
- Sí, y no quiero molestarla ahora que recién comienza a aceptarme – dijo Nahomi riendo nerviosa
- No se preocupen, fue ella la que me mando a decirles
- ¿En serio? – pregunte sorprendida
- Sí
- Vaya, ¿qué le diste a mi mamá que la tiene tan feliz, eh? – pregunte a mi papá
- El amor, hija, todo se trata del amor. No se duerman tarde – dijo riendo mientras se alejaba
- Bueno, entonces creo que usted es mía hasta mañana – dije mientras me subía encima de Nahomi
- No, soy tuya para siempre
Me jalo hacía ella y comenzó a besarme intensamente, sus manos se metieron por debajo de mi blusa y acariciaron mi espalda. A pesar de que ambas nos deseábamos nunca habíamos estado juntas por completo, siempre pasaba algo que nos detenía, a veces ese algo era yo. Pero ese día era perfecto, me sentía más segura que nunca y mis padres ya se habían ido a acostar, su cuarto no tenía una ventana que mirara hacía el jardín, además la oscuridad de la noche nos protegía. Rápidamente levante su vestido y acaricie con deseo sus piernas; baje mi boca y comencé a besar y a morder suavemente sus pantorrillas, sus tobillos, sus rodillas, hasta que llegue a sus muslos, metí mi cara entre los dos y lamí lentamente la parte interna de ellos, muy cerca de su zona intima, esto la hizo gemir. Me atrajo hacía su boca de nuevo y con fuerza me saco la blusa que llevaba ese día, se enderezo de manera que ambas quedamos sentadas y comenzó a besar mi cuello, quito mi brasier y con sus manos comenzó a masajear mis senos, lo hacía lentamente y con delicadeza, como si pudiera romperme en cualquier momento; al fin llevo su boca a mi pecho derecho y comenzó a lamer mi pezón, sentí como mi entrepierna comenzaba a arder de deseo.
Me dio la vuelta y esta vez ella quedo encima de mí, con las palmas de sus manos fue recorriendo mis senos y mi vientre sin llegar a tocarlos, aun así podía sentir su calor. Llego a mi pantalón y lo desabrocho, me lo saco por completo y comenzó a acariciar mis piernas, volvió a subir a mi boca y me miro llena de deseo, ella sola se quitó el vestido y estaba a punto de quitarse el sostén pero no la deje, me enderece y muy lentamente se lo fui sacando mientras daba pequeños besos en sus pechos, ella se retorcía de ansiedad hasta que por fin los libere y comencé a jugar con ellos, encajaban a la perfección en mis manos, cualquiera podría decir que eran pequeños pero para mí eran perfectos. Volvió a acostarme y comenzó a besar mi vientre mientras su manos apretaban mi cintura, lentamente fue bajando hasta que llego a mis pantaletas, usando solo los dientes comenzó a bajarlas, en el momento en que su respiración rozo mis labios no pude evitar gemir. Cuando al fin me saco las pantaletas por completo su boca comenzó a besar la parte interna de mis muslos, yo ya estaba demasiado mojada para ese entonces. Lentamente poso su lengua en mi clítoris y comenzó a lamerlo y chuparlo suavemente, esto me volvió loca y comencé a arquear la espalda de placer, su lengua bajo hasta entrar suavemente en mí; estaba a punto de estallar así que comencé a acariciar mis senos. Gemía lo más bajo que podía pero a veces se me escapaba un jadeo, volvió a besar mi clítoris y sin ningún aviso me metió dos dedos que me hicieron gritar con fuerza, comenzó a moverlos dentro de mí mientras su otra mano se metía en mi boca para controlar mis gritos.
Estaba a punto de llegar al clímax cuando subió y comenzó a besarme, sus dedos seguían moviéndose dentro de mí, entonces me miró fijamente y con su pulgar apretó delicadamente mi clítoris, lo que me hizo llegar al orgasmo, lance un grito agudo que ella ahogo besándome. Cuando el placer termino mi abdomen aún estaba tenso y mis piernas temblaban. Nahomi se acostó a mi lado y me abrazo juntando sus pechos a mi piel desnuda.
- ¿No que tus dedos se habían vuelto torpes? – dije apenas recuperando el aire
- Tonta- rio
- Eso fue increíble
- Ahora sí, eres completamente mía