Lo que pudo ser 6

Teníamos una inmensa necesidad la una de la otra, y no era para menos, habíamos estado resistiendonos durante dos largos meses a lo que sentíamos.

Aceptar mis sentimientos por Nahomi resulto más sencillo de lo que creí, principalmente porque entre nosotras sabíamos lo que sentíamos, aún sin decirlo. Pero hacerlo frente a los demás resultaría más complicado, en especial de mi parte. Nadie cercano a mí, exceptuando a Abril que recién se había enterado, sabía de mi atracción por las mujeres y esto se debía a que yo también acababa de descubrirlo. Antes de Nahomi ninguna chica me había producido esas locas ganas de querer besarla, ella fue la primera. Es como si ella hubiera accionado esa parte de mí que permanecía apagada. No es que me avergonzara de sentir lo que sentía, es solo que todo era nuevo para mí y me causaba algo de miedo no saber cómo manejarlo.

-          Nahomi… - dije temerosa mientras volteaba a verla

-          ¿Qué pasa? – respondió sin dejar de ver la televisión.

Era jueves, nuestro día de encierro. Todos los jueves de los últimos dos meses ella iba a mi casa y pasábamos toda la tarde en mi cuarto, acostadas en mi cama viendo películas y comiendo dulces; recién habíamos comenzado a ver Breaking Bad y Nahomi estaba enamorada de la serie.

-          Nahomi hazme caso – dije molesta

-          Te estoy haciendo caso – no dejaba de ver la tele

-          Ash! Olvídalo – dije molesta mientras cruzaba mis brazos

-          Ya, ya, ya - dijo mientras ponía pausa a la tele - ¿Qué pasa? – al fin volteo a verme

-          Necesito decirte algo

-          Sí, ya lo note – dijo algo ansiosa - ¿Qué tienes que decirme?

-          Nahomi… yo… bueno, ya sabes, tú…

-          ¿Sí?

-          Es solo que, necesito que sepas que yo… bueno, que tú…

-          Ajha… - me miraba confundida

-          Es que… ¡demonios! Es más complicado de lo que pensé

-          Solo dilo, Ann – dijo mientras tomaba mi mano

-          Es que… no sé

Nahomi se acomodó en la cama de manera que quedara frente a mí y me miró fijamente. Por supuesto me ruborice, como cada vez que me miraba de esa manera.

-          Yo también – dijo

-          ¿Qué? – pregunte confundida. Ella suspiro

-          Yo también siento lo mismo que tú – me quede pasmada

-          ¿De…de, de qué hablas? – pregunte haciéndome la tonta

-          De esto

Coloco su mano izquierda en mi muslo descubierto gracias al short que llevaba puesto, estaba helada y su contacto con mi piel me hizo soltar un suspiro; su mano derecha que antes sostenía la mía subió hasta posarse detrás de mí cuello, lentamente Nahomi se fue acercando a mí hasta el punto en que sentía su respiración en mis labios. Yo estaba muy quieta, mi piel estaba completamente erizada y mi respiración tan agitada como si hubiera corrido un maratón, sentía una punzada de placer en la parte baja de mi espalda y mi corazón latía con la furia de un potro de carreras.

-          Deseas esto tanto como yo, ¿cierto? – susurro sensualmente en mi oreja y después mordió delicadamente mi lóbulo.

Esto me hizo jadear y mi cuerpo reacciono. Mis manos velozmente se abrazaron de su cuello mientras me sentaba encima de sus piernas, ella se sorprendió por mi reacción pero le encanto, sus ojos brillaron cuando la apreté contra mi cuerpo y nuestros pechos chocaron, era una mirada que nunca había visto en ella, estaba llena de pasión y deseo, sus manos se cerraron alrededor de mi cintura y su cara se hundió en mi cuello.

– Me encanta como hueles, podría pasar aquí toda mi vida, solo embriagándome con tu olor – dijo mientras comenzaba a besar mi cuello.

Mi espalda comenzó a arquearse debido al placer que sus pequeños mordiscos me producían. No pude resistir más, mis labios ardían pidiéndome unirlos a los de Nahomi, empuje levemente su cuerpo hacía adelante para que dejara de besarme el cuello; esto la confundío, pude ver en su cara el miedo de que no me hubiera gustado lo que hacía, vi pasar por sus ojos el temor de que quizá había ido demasiado lejos y que yo estaba incomoda. Para demostrarle lo equivocada que estaba tome su hermosa cara con mis manos, lentamente la acerque a mí y por fin lo hice. Después de meses de soñar e imaginar ese momento una y otra vez, al fin estaba ocurriendo. Sus labios eran lo más suave que alguna vez había probado, sabían a una combinación entre cerezas, café y tabaco, no sé cómo pero era delicioso. El beso comenzó suavemente, mi corazón estaba a punto de desfallecer ante tanta emoción, mis manos apretaban con fuerza su cara contra la mía y las suyas se movían lentamente por mi espalda. No deseaba hacerlo pero tuve que alejarme de ella para poder respirar. La miré, estaba radiante, no necesitaba decir nada, su sonrisa y sus ojos me lo decían todo.

-          No puedo creer que al fin haya pasado – decía mientras hundía su cara en mi cuello. La abrace con fuerza, no quería que este momento terminara nunca, esto era la definición de perfección.

-          Fue mucho mejor de lo que imagine – Alzo la cara y me miro coquetamente

-          ¿Ya lo habías imaginado? – pregunto mientras mordía su labio inferior. Me sonroje

-          Cientos de veces – confesé con vergüenza bajando la cara

-          Yo también – dijo sonriendo y tomando mi mentón, me acerco a ella y comenzó a besarme de nuevo, pero esta vez con más pasión.

Sentía en su beso la urgencia que tenía por tenerme cerca de ella, comenzó a dar pequeñas mordidas en mis labios que me hacían dar suaves gemidos de placer, su lengua se adentró dentro de mi boca y comenzó a juguetear con la mía, parecía una danza sincronizada. Sus manos se atrevieron a conocer algo más que mi espalda y lentamente las bajo hasta mis muslos, los cuales comenzó a acariciar con suavidad, su beso cada vez se hacía más intenso y me dejaba sin respiración. Baje mi boca hasta su cuello e hice lo mismo que ella había hecho momentos antes, comencé a besarlo dulcemente y a dar pequeñas mordidas, cuando llegue a la curva entre su cuello y su hombro mordí con más fuerza, esto la hizo gemir y apretó con fuerza mis piernas; en un movimiento veloz tiro mi cuerpo para acostarme en la cama y quedar encima de mí. Tomo mis manos y las paso arriba de mi cabeza donde las mantuvo quietas de las muñecas mientras me besaba intensamente, comenzó a acariciarme con la mano que tenía libre hasta que llego a mis pechos, dejo de besarme y busco mi mirada como pidiendo mi autorización, si supiera que deseaba eso más que ella misma. Tome su mano y la coloque en mi pecho derecho, una sonrisa maliciosa se formó en su rostro y comenzó a jugar con mi seno, lo apretaba dulcemente por encima de la ropa pero eso no le bastaba, comenzó a bajar su mano por mi vientre hasta que logro entrar por debajo de mi blusa, de nuevo el toque de su piel helada me hizo suspirar. Comencé a tratar de liberar mis manos que aún tenía prisioneras, no era justo, yo también quería tocarla y conocer cada centímetro suyo, sin muchas ganas las dejo libres y enseguida su mano se fue a mi otro seno. Teníamos una inmensa necesidad la una de la otra, y no era para menos, habíamos estado resistiendonos durante dos largos meses a lo que sentíamos.

Estaba a punto de meter mis manos bajo su blusa para al fin sentir su espalda desnuda cuando escuchamos a mi mamá llamándonos para comer. “Mierda”, grité; había olvidado por completo el hecho de que mi mamá estaba en la casa y peor aún, que mi puerta no tenía seguro. Fácilmente pudo habernos encontrado, agradecí porque eso no sucedió. Escuchar la voz de mi madre me había asustado tanto que logro enfriarme tan rápido como Nahomi había logrado excitarme más que nadie en mi vida; noto que el momento había sido arruinado y se quitó de encima de mí para recostarse a mi lado.

-          No puedo creer que hayamos olvidado que la puerta estaba abierta – dije mirándola

-          Yo no lo olvide – dijo mientras acariciaba mi rostro

-          ¿Y por qué no me recordaste?

-          Era más excitante hacerlo con el temor de que nos descubriera – me beso rápidamente

-          Estas loca – dije mientras la pegaba a mí

-          Ya ves lo que provocas en mí – su mano comenzaba a acariciar mi vientre cuando mi mamá volvió a llamarnos.

-          Ahhh – grite – No puede ser – dije muy molesta

-          Tranquila – dijo mientras besaba mi mejilla – ya tendremos mucho tiempo para esto – me guiño el ojo

Sonreí de tan solo imaginarlo, ¿acaso sería así de ahora en adelante? Porque no tenía ninguna objeción. Nunca nadie, ni siquiera Alexis, había logrado excitarme tanto con tan solo besarme.

-          Vamos a ver qué preparo la suegra – dijo mientras se levantaba de la cama y tiraba de mi brazo para llevarme.

Mientras comíamos no dejaba de pensar en lo último que Nahomi había dicho: “la suegra”, hasta ese momento no me había dado cuenta realmente de lo difícil que sería esto. ¿Cómo se suponía que le diría a mi madre que terminaba con Alexis, a quien ella adoraba, porque estaba enamorada de Nahomi? Es más. ¿Cómo terminaría con Alexis? O ¿Terminaría con él? ¿Qué es lo que Nahomi buscaba de mí? ¿Acaso solo buscaba una amiga con quien pasar un buen rato sin compromisos o estaba dispuesta a enfrentar al mundo por mí? Y yo, ¿estaba dispuesta a cambiar mi vida por ella? ¿Realmente la amaba o solo se trataba de un capricho adolescente? En ese momento mi corazón me decía que mi amor era real, pero mi cabeza comenzaba a hacerse más y más preguntas.

Lo que había ocurrido en mi habitación había sido como el mejor de mis sueños volviéndose realidad pero lo cierto es que no me había aclarado muchas cosas; solo me había terminado de confirmar algo de lo que yo ya estaba casi segura, que Nahomi me deseaba tanto como yo a ella. Pero todas las demás preguntas seguían ahí, inundando mi cabeza, ahora más que antes. Necesitaba hablar de eso con Nahomi, saber qué era lo que sentía y lo que esto significaba para ella, necesitaba hacerlo antes de que pudiera salir lastimada por esperar más de lo que quizá ella estaba dispuesta a darme.

-          No sabía que Alexis era una clase de vampiro – dijo mi mamá sacándome de mis pensamientos

-          ¿Qué? – pregunte confundida

-          Lo digo por ese chupetón que traes ahí – dijo señalando mi cuello con el tenedor

Me quede helada y abrí los ojos como platos, hasta hace 15 minutos no tenía nada, ese chupetón lo había hecho Nahomi, voltee a verla y tenía una enorme sonrisa de satisfacción en su rostro, me guiño el ojo.

-          Ahh, no, no lo había notado – dije mientras me sonrojaba

-          Ay ese muchacho, un día de estos te va a comer completa y me va a dejar sin hija, ¿no crees Nahomi? – dijo divertida mi mamá

-          Ohhh sí, ese Alexis es muuuy travieso – dijo sin dejar de mirarme y de sonreír

-          Podemos hablar de otra cosa, por favor – dije bajando la cara

-          Está bien, porque temo que si tu cara se pone un poco más roja explotes – bromeo mi mamá. Nahomi y ella comenzaron a reír, yo, por supuesto, me sonroje aún más.

Cuando terminamos de comer mi mamá nos dijo que nosotras tendríamos que limpiar porque saldría y llegaría más tarde, así que Nahomi y yo nos quedamos solas en mi casa.

-          Un chupetón, ¿en serio? – le dije a Nahomi tan pronto cerré la puerta cuando mi mamá salió

-          No pude evitarlo – como no podía dejar de sonreír en ese momento

-          ¿Y qué se supone que le diga a Alexis? Porque es obvio que sabe que él no lo hizo – se comenzó a acercar a mí

-          Me importa un diablo lo que tu novio piense – dicho esto tomo mi blusa y tirando de ella me acerco a su cuerpo. Sus manos rápidamente tomaron mi cintura y comenzó a besarme apasionadamente. – Ahora sí, nadie va a interrumpirnos – dijo mientras dejaba de besarme para tomar aire.

Me aventó sobre el sillón y se sentó encima de mí, se veía terriblemente sensual desde ese ángulo. Sus manos retomaron la posición que tenían cuando mi mamá nos interrumpió en mi habitación, no pude evitar gemir cuando apretó mis pechos con deseo, esto pareció excitarla mucho más porque sin dudar tiro de mi blusa y me la saco en un instante. Vi sus ojos brillar cuando me vio sin ella. Su boca abandono la mía para saborear mi vientre, lentamente fue besando cada centímetro de él hasta que llego a mis pechos, sus manos temerosas entraron por debajo de mi espalda y desabrocho mi sostén; yo no sabía qué hacer, estaba congelada. Con los dientes arranco el brasier negro que llevaba aquel día y sin pensarlo dos veces llevo a su boca uno de mis senos, gemí demasiado fuerte cuando ella comenzó a succionar mi pezón.

-          Qué bueno que tu mamá se fue – dijo sorprendida por mi reacción. Trate de decir algo pero no pude, estaba demasiado excitada.

Me enderece sobre el sillón de modo que Nahomi y yo estábamos una frente a la otra, en ese momento le saque rápidamente la blusa que aún llevaba puesta mientras la besaba, mis manos se deleitaron tocando su cuerpo y sin pensarlo quite su sujetador, sus pechos eran un poco más pequeños que los míos pero eran hermosos, redondos y firmes. Mis manos no resistieron ni un segundo sin poder tocarlos y comenzaron a masajearlos con delicadeza. Nahomi comenzó a arquear su espalda demostrándome que disfrutaba lo que hacía, con fuerza me acostó de nuevo en el sillón y se puso encima de mí, lentamente bajo su mano por mi vientre y la metió por debajo de mi pantalón, me toco por encima de las pantaletas, yo estaba demasiado mojada. Comenzó a hacer movimientos con sus dedos que me producían un inmenso placer.

-          Nahomí… na, na, nahomi, espera, espera por favor– dije mientras la separaba un poco de mí

-          ¿Y ahora qué? – pregunto confundida

-          No creo que sea buena idea llegar más lejos, al menos no por ahora

-          ¿Qué? ¿Por qué no? – pregunto molesta mientras se sentaba sobre mí y me daba la mejor vista que podría desear, ella, desnuda de la cintura para arriba, con sus pechos llamándome, fue difícil resistirme a dejarme llevar pero me contuve – Tú deseas esto tanto como yo

-          Es solo que, primero, antes de que algo más pase, quiero, necesito hablar contigo – dije mientras me levantaba del sillón y buscaba mi brasier

-          No puedes estar hablando en serio – decía mientras me abrazaba por la espalda, el choque de sus pechos contra mi espalda me hizo suspirar - ¿no podemos hablar más al rato? – sus mano izquierda de nuevo trataba de entrar en mi pantalón

-          N… no, no, tiene que ser ahora – me separe delicadamente de ella y me puse mi blusa ya que no lograba encontrar mi sostén. Ella suspiro con fuerza

-          No puede ser cierto – dijo mientras se vestía – ¿sabes que es una grosería dejarme así, cierto?

-          Creme, yo también muero de ganas de ser tuya… – este comentario salió de mi sin pensarlo, note como ella se excitaba al escucharme decirlo. Mi cara comenzó a arder

-          ¿Así que quieres ser mía? – dijo con la ceja levantada y mordiendo su labio inferior mientras se acercaba a mí

-          No, no…

-          ¿No quieres ser mía? – preguntaba coquetamente mientras me acariciaba por debajo de la blusa

-          No, sí, o sea, sí pero…

-          ¿Por qué tan nerviosa? – dio un mordisco a mi cuello que provoco que mis manos se sujetaran con fuerza de su cintura

-          Nahomi, no… Nahomi, espera – ella no dejaba de besar y morder mi cuello, de nuevo comenzaba a dejarme llevar - ¡Sí quiero que me hagas tuya! – dije casi gritando, esto la sorprendió tanto que dejo mi cuello para mirarme a la cara – pero no ahora, no antes de hablar – me separe de ella y tomando su mano la lleve a mi cuarto

-          ¿Sí estas consciente de que traerme aquí solo hace que tenga más deseos de tenerte, verdad? – dijo mientras ambas nos sentábamos en mi cama

-          Estoy dispuesta a correr el riego

-          ¿De qué quieres hablar?

-          Quiero que me digas qué significa esto para ti

-          Y con esto te refieres a...

-          Tú y yo, lo que hay entre nosotras

-          Ok… ¿Qué quieres saber? – pregunto confundida

-          Nahomi, por favor

-          Lo siento Anna es solo que creo que todo está muy claro. Me gustas, muchísimo, como ya te habrás podido dar cuenta. Y es obvio que yo te gusto a ti, así que…

-          Lo sé, lo sé, es solo que… esto es nuevo para mí

-          Oh – dijo mirándome con ternura

-          ¿Tú habías estado con una mujer antes? Pff que pregunta, es obvio que sí

-          Ehh… sí, pero no fue la gran cosa; quiero decir, siempre he sabido que las mujeres me gustan, no, me encantan. Y, no lo negare, ha habido muchas que me han gustado y unas pocas con las que he tratado de tener una relación, pero, tú eres la primera que me hace sentir que esto no es solo atracción, entiendes, que hay algo más

-          ¿Lo dices en serio? – pregunte mirándola emocionada

-          Por supuesto que sí – dijo tomando mis manos – lo supe desde el primer día que te vi

-          ¿Cuándo encendí tu cigarro? – dije sonriendo

-          No, de hecho fue antes – Suspiro - Te vi desde el primer día de clases, estaba sentada en el fondo del pasillo de último año; sola, porque era nueva y molesta porque había tenido que dejar mi escuela y mis amigos; pero entonces alce la mirada y te vi. Te veías hermosa, estabas con tus amigos y sonreías todo el tiempo; me quede viéndote como tonta durante minutos, no sé cómo no lo notaste. Cada vez que te tocabas el cabello para arreglártelo sentía una punzada en el pecho, lo hiciste 10 veces en el tiempo que te vi – me sonroje, tenía esa extraña manía de tocar mi cabello – después reaccione y salí del trance que tú me habías provocado y rogué porque te interesaran las chicas, ¡no!, rogué porque te interesara yo. Desde ese momento me hechizaste y durante todo ese día me la pase buscándote con la mirada en los pasillos cada que terminaba una clase, me decía a mí misma que tú eras la razón por la que yo estaba ahí, al final todo pasa por una razón ¿no? Al menos eso dice la gente, y me entusiasmaba tanto pensar que tú fueras la mía. Al final del día volví a verte en la salida, estaba oscuro pero aun así parecía que tú estabas iluminada para que yo te encontrara fácilmente, me arme de valor y decidí que tenía que hablarte, al menos tenía que saber tu nombre, saber quién había logrado cautivarme en tan solo unas horas, y cuando caminaba hacia ti… llego Alexis – baje la mirada – y te beso, te beso como yo había deseado besarte todo el día; fue extraño, no diré que mi corazón se rompió en ese instante porque sería exagerar pero, sí sentí una gran decepción

-          Anna, yo…

-          Espera, ahora tienes que dejarme terminar – dijo sonriendo

-          Está bien – dije mientras me recostaba en sus piernas, ella comenzó a acariciar mi cabello

-          Como te digo, fue bastante decepcionante saber que tenías novio, eso me dejaba sin ninguna posibilidad, buenooooo eso creía – dijo mientras me miraba y alzaba las cejas – Esa noche llegue a mi casa y pensé que había sido lo mejor verte con él así no me haría falsas ilusiones. Pero al día siguiente no pude evitar buscarte, solo quería verte, verte sonreír, y así lo hice durante toda la semana, en serio no sé cómo no me notaste, eres muy despistada. Pero quien sí lo noto fue Alan

-          ¿Qué? ¿Alan sabía?

-          Ehh, no, no exactamente. Me refiero a que el sí me noto, me entiendes, yo te seguía casi a todas partes

-          Y él era el único que se dio cuenta

-          Así es, pero estoy segura de que creía que era casualidad

-          Y ahí fue cuando le gustaste

-          Supongo, me di cuenta de eso y maldije por no ser tú la que se sintiera atraída hacía mi

-          Pero sí lo estoy – dije mientas me levanta para darle un beso y me volví a recostar sobre ella

-          Pero yo no lo sabía en ese entonces, bonita – dijo acariciando mi vientre - En fin, verte me hacía feliz, pero siempre llegaba Alexis a arruinarlo – hizo un gesto de molestia - El viernes de aquella semana decidí que lo que hacía era demasiado enfermo y que tenía que terminar con ello, comenzaba a sentirme como una acosadora; en eso pensaba cuando te vi fumando sola en ese puente, era la mejor oportunidad para acercarme a ti y lo hice sin pensarlo dos veces. Cuando al fin escuche tu voz y pude ver tu rostro tan cerca… –suspiro - supe que no me había equivocado el primer día, tú eras mi razón de estar ahí. Después, claro, llego Alexis a arruinarlo una vez más, y cuando te abrazo y beso, ahí, frente de mí… fue duro. Siempre ha sido duro verte con él – dijo triste – Pensaba que debía alejarme de ti, tú lo amabas y yo solo sufría cuando los veía juntos, pero no podía alejarme de ti aunque quisiera, así que decidí que trataría de al menos ser tu amiga si esa era la única forma de tenerte cerca, y así lo hice; pero después, con el tiempo, algo entre nosotras comenzaba a ocurrir, algo que me decía que quizá sí tenía una oportunidad. Me aferre a eso, aunque parecía fantasioso, pero me aferre y pensé que algún día tú estarías conmigo, no sabía cómo ni cuándo pero estaba dispuesta a esperar hasta que tú lo notaras. Y bueno, al fin lo hiciste.

Cuando termino bajo su rostro hasta que nuestros labios se juntaron y me beso dulcemente, un beso largo, como si me volviera a repetir todo lo que ya había dicho pero esta vez sin palabras.