Lo que pudo ser 5
Durante días me he estado torturando a mí misma preguntándome qué hice mal, que hice para que te fueras y me dejaras. Ahora me doy cuenta que mi único error fue pensar que me amabas tanto como yo a ti.
Cuando entramos al departamento me quede boquiabierta, no sé cómo pero estaba impecable, creo que nunca se había visto tan ordenado.
- ¿Qué rayos paso aquí? – pregunte confundida
- Bueno, llame a unas personas para que vinieran a limpiar mientras nosotras comíamos, realmente no te veía con ganas de hacerlo tú – respondió Nahomi con una sonrisa de satisfacción
- ¿Personas? ¿Qué personas? – enseguida fui a mi habitación, seguía siendo un desastre
- Tranquila, les dije que no entraran a las habitaciones. Es una compañía de limpieza 100% segura
- Vaya pues, gracias, en serio, me has hecho un gran favor – dije mientras me dejaba caer en el sillón
- No es nada, en serio – dijo sentándose a mi lado
- ¿Pero en qué momento los llamaste?
- Oh, los contacte mientras te bañabas
- ¿Por eso estabas tan concentrada con tu celular?
- ¿Acaso me vigilas? – dijo sonriendo – Sí, por eso no soltaba mi celular
- ¿Y cuánto te debo por eso?
- Emh, que te parece un café y una rebanada de pastel
- Definitivamente es un sí al café pero, no tengo pastel
- Oh, no te preocupes, pedí que trajeran uno
- Ahh, de acuerdo – dije algo confundida mientras caminaba a la cocina para preparar el café. – Sin azúcar – dije mientras ponía una taza y una rebanada de pastel frente a ella.
- Justo como me gusta – dijo mientras daba un sorbo
- Bueno, ya estamos aquí, el departamento está más limpio que nunca, tienes tu café y tu pastel, ¿podemos hablar?
- Claro – dijo mientras dejaba la taza en la mesa y se acomodaba en el sillón para quedar completamente frente a mí, imite su posición.
- Necesito una buena explicación de por qué terminaste conmigo
- Porque te amo y no quiero lastimarte – bajo la mirada
- Pedí una buena explicación Nahomi, no frases hechas – dije seriamente. Ella suspiro
- Te engañe
- ¿Qué? ¿En qué me engañaste? – pregunte sin comprender
- Te fui infiel, carajo – lo soltó sin más. En ese momento sentí como algo dentro de mí se destruía, no era mi corazón, no, se acababa de romper esa ilusión y esperanza que tenía en ella, en el amor. Me quede callada pensando, aún sin comprender realmente lo que acababa de decir. – Di algo por favor
- Sabes, muchas veces creí que había sido por eso pero oírte decirlo es más duro de lo que imagine – dije con la mirada perdida
- Lo lamento mucho – dijo mientras lagrimas comenzaban a salir de sus ojos
- ¿Por qué terminar conmigo en lugar de decírmelo? ¿No debería haber sido yo la que te cortara después de saberlo? A menos que… no haya sido una vez solamente, y que tengas algo… con… alguien más – dije las últimas palabras lentamente mientras me daba cuenta de lo que realmente pasaba
- Anna yo…
- ¿Es eso Nahomi? ¿Por cuánto tiempo me has estado engañando? – pregunte más molesta que triste
- Comenzó hace un mes – dijo apenas en un susurro
- ¿Un mes? ¿¡Llevas un maldito mes engañándome!? – realmente estaba molesta ahora
- Realmente fueron dos semanas solamente – dijo temerosa
- ¡Oh Claro! ¡Solo dos semanas! – dije mientras me levantaba del sillón
- Anna, por favor, no me odies – se soltó a llorar
- Solo quiero saber dos cosas ¿Con quién?
- No la conoces
- ¿Pero debe tener un nombre, cierto?
- Selene, trabaje con ella tomándole unas fotos
- En ese caso debe ser muy bonita – dije apretando los ojos para que no salieran mis lagrimas
- Anna, yo… en verdad lo lamento – las lágrimas no dejaban de salir de sus hermosos ojos color miel
- ¿Sigues viéndola?
- Sí – bajo la mirada
- ¿Piensas… ser su novia? – no soporte más y se quebró mi voz al decir esto, decenas de lágrimas comenzaron a correr por mi rostro y sentía como mis piernas se quedaban sin fuerza.
- Anna, no, por favor – intento abrazarme pero no la deje
- Solo contéstame, Nahomi – grite
- No… no… no lo sé – respondió nerviosa
- Entiendo – dije viéndola a la cara – creo que todo ha quedado ya bastante claro
- Anna…
- Vete por favor
- Pero Anna
- Déjame sola, por favor – dije mientras me tiraba en el sillón y tapaba mi cara con mis manos
- Lo siento tanto…
- Nahomi, no lo sientas. Por algo hiciste eso y, sabes qué, muy en el fondo te lo agradezco – me vio confundida – durante días me he estado torturando a mí misma preguntándome qué hice mal, que hice para que te fueras y me dejaras. Ahora me doy cuenta que mi único error fue pensar que me amabas tanto como yo a ti. Ahora puedo dormir tranquila
- Pero Anna, sí te amo, es solo que las cosas sucedieron y…– dijo mientras se hincaba frente a mí y tomaba mis manos
- Solo sé que no eres la única de las dos que tuvo la oportunidad de ser infiel, pero yo tenía bien claro a quien amaba – dije mientras le daba un beso en la frente y me iba a mi habitación – Adiós Nahomi – cerré la puerta de mi cuarto y me tire en la cama a llorar contra la almohada para evitar que me escuchara.
Nahomi seguía en la sala llorando, después de unos 10 minutos de sollozos y pedirme disculpas se cansó y pude escuchar cómo se paraba y se iba. “Adiós mi amor, siempre fue un placer”.
Han pasado ya tres semanas desde que hable con Nahomi y a decir verdad las cosas no han ido tan mal, aunque fue demasiado doloroso saber que me había engañado fue también lo que me motivo a seguir, no tiene caso tirarse al vacío por alguien que no me amaba en realidad. Mi última semana de vacaciones laborales la pase sola en casa, pero esta vez no hubo alcohol, solo libros y mucha inspiración que me sirvió para iniciar varios proyectos. No negare que lloraba por las noches, ese momento del día donde no puedes hacer nada más que esperar a que el sueño te lleve, y mientras esperas que eso suceda tu mente se pone a repasar todo eso que durante el día estuviste evitando pensar, y entonces te das cuenta que la mitad de la cama está vacía, igual que la mitad de tu corazón.
En el trabajo las cosas van de maravilla, me asignaron junto con dos compañeros el trabajo de diseñar una nueva plaza que estará en la ciudad y eso me tiene emocionada y ocupada; he estado completamente aislada socialmente, literalmente solo voy del departamento al trabajo y de regreso; no he ido a las comidas familiares de los domingos, aún no me siento lista de presentarme ahí y que todos comiencen a cuestionarme sobre mi vida; en cuanto a mis amigos, después de la intensa semana en que los deje destruir mi apartamento creo que lo mejor es no verlos por ahora. El único contacto que tengo es con mis compañeros de trabajo Manuel y Emily, que son con quienes paso básicamente todo el día diseñando la plaza comercial. Ambos son muy agradables y hacemos un equipo perfecto; los dos son mayores que yo pero aun así me tratan con respeto y como su igual. Manuel tiene 30, está casado y tiene una hermosa bebé llamada Amelia. Emily tiene 24, no sé mucho de ella, solo que vive sola y que el trabajo es su vida, pocas veces he visto a alguien tan apasionado por la arquitectura; es brillante pero algo tímida por lo que a veces se guarda sus ideas por temor a que sean malas, Manuel y yo tratamos de cambiar eso en ella. A pesar de que es mayor que yo a veces siento que soy yo la que debe guiarla, es muy linda y tierna, por su físico y su manera de vestir parece una chica que no pasa de los 20; tiene unos hermosos ojos azules y su cabello es color miel, es muy hermosa pero no deja que los demás lo noten, es bastante insegura.
- Nos vemos mañana chicos – digo mientras tomo mi bolso para irme a mi casa, muero de sueño y hambre.
- ¿Cómo, ya te vas? – pregunta Emily triste
- Cariño, son las 10:30pm, sé que no tenemos un horario definido pero yo necesito dormir
- Anna tiene razón, Em. Es mejor dejarlo hasta aquí por hoy, ya mañana continuaremos. – dice Manuel mientras toma sus cosas
- No, creo que yo me quedare aquí esta noche – dijo Emily volviendo al trabajo
- ¿Qué? No, en absoluto no – le reproche
- Me encantaría quedarme a ayudarte Anna pero acabo de revisar mi celular y tengo 20 llamadas perdidas de mi mujer, me voy – dijo mientras salía corriendo
- Por eso yo prefiero estar soltera – dijo Emily riendo
- Ya lo creo, es mucho mejor. No le tienes que dar explicaciones a nadie
- ¿Qué? Pensé que tenías pareja
- Oh no, para nada ¿Qué persona crees que se quedaría conmigo cuando paso al menos 12 horas metida en este estudió? – dije riendo
- Supongo que tratándose de ti muchos lo harían – dijo mientras me miraba
- Oh, pues gracias, pero la verdad es que no me conoces, soy una terrible persona – dije bromeando
- No lo creo
- Claro que sí, es por eso que estoy soltera
- Yo creo que estas soltera porque así lo quieres – me miraba fijamente, comenzaba a sentirme incomoda
- Puede que sí, estoy muy bien así por ahora. Pero en fin, vámonos ya
- No, yo me quedo
- No voy a dejar que te quedes aquí sola toda la noche, vamos, te invito a cenar a mi casa. Seguro mueres de hambre como yo – sus ojos se iluminaron cuando dije esto
- ¿Lo dices en serio? – dijo con una enorme sonrisa en su rostro
- Por supuesto, vamos, toma tus cosas
No estoy segura de por qué la invite a cenar a mi apartamento, supongo que es porque pude ver en sus ojos que la razón por la que quería quedarse en el estudio no era realmente para adelantar trabajo sino porque no quería llegar a su casa donde seguramente se siente inmensamente sola; al menos en el estudio se podría mantener ocupada hasta que el cansancio la dejara rendida, pero en su casa, sola, su cabeza comenzaría a pensar todo eso que ella no quería pensar. Sabía todo esto porque era lo mismo que yo sentía. Quizá esa la razón por la que la he invitado, porque yo también me siento infinitamente sola, aunque trate de negarlo y engañarme a mí misma.
- Llegamos – dije mientras apagaba el auto
- ¿Vives aquí? – pregunto algo sorprendida
- Eh, sí, ¿por qué?
- Son unos departamentos bastante bonitos, al igual que la zona en general. Yo quería vivir aquí pero la renta es demasiado elevada
- Ya veo, pues sí, son algo caros pero vale mucho la pena
- Quizá en un futuro me mude a uno – dijo sonriente
- Eso sería increíble, así seriamos vecinas
- ¡Sí! Sería increíble – dijo muy emocionada
De nuevo comenzaba a sentirme incomoda, creo que después de todo la prefería tímida. Salimos del auto y ella iba diciendo lo hermoso que era todo, yo comencé a odiarme a mí misma por haberla invitado pero era demasiado tarde, si le decía que después de todo no podía quedarse a cenar seguramente rompería su corazón, no parecía tener muchos amigos y seguro esa era la razón de su exagerado, y desconcertante, entusiasmo. Emily seguía hablando cuando entramos al elevador pero yo no tenía ni la menor idea de lo que decía. Entonces se abrió la puerta del elevador y frente a mi puerta estaba ella.
- Mi amor – dijo mientras corría a abrazarme