Lo que pudo ser 13

Me recuesto a su lado y pongo mi cara sobre su pecho mientras ella me rodea con sus brazos, es demasiado sencillo sentirme cómoda en esta posición pues hemos estado así en muchas ocasiones, sin embargo esta vez hay algo diferente, al menos yo me siento más segura aquí, entre sus brazos.

“Nahomi, sé que Abril te llamo preocupada por mí. Solo quería decirte que ya estoy en casa y estoy bien, ella exagero un poco las cosas. Lamento si te preocupaste o si este mensaje te despierta.”

Me quedo varios minutos inmóvil leyendo el mensaje una y otra vez hasta que tengo un momento de valor y lo envío. No pasan ni dos minutos cuando recibo uno de su parte.

“¿Puedes bajar un momento? Estoy en el estacionamiento”

Me quede pasmada con el celular en la mano,  mis ojos habían leído las palabras pero parecía que mi cerebro no lograba comprenderlas. Nahomi está aquí, a tan solo unos metros de distancia. No sé qué responder, por un lado mis piernas me insisten en correr hacía donde esta ella, pero mi cabeza sabe que no es una buena idea. Al parecer paso demasiado tiempo pensando qué hacer porque recibo otro mensaje de Nahomi.

“Creo que eso es un no. Es mejor que me vaya, que bueno que estas bien”

Estoy demasiado tentada a llamarla para decirle que no se vaya, que bajare a verla, que necesito verla; pero me contengo y dejo el celular a un lado. La verdad es que no estoy en condiciones de hablar con ella, mucho menos de tenerla frente a mí. En mi cabeza solo logro pensar en lo que Alan me dijo por la tarde: Nahomi no está bien, contrario a lo que yo pensé todo este tiempo; pero es tan difícil el creerlo después de que yo misma la vi hace un mes tan tranquila, como si no le hubiera importado en absoluto el que termináramos. Se veía aún más hermosa con su cabello corto y ese lindo vestido azul, siempre parecía una delicada muñeca de porcelana, con sus hipnotizantes ojos miel; qué no estaría dispuesta a hacer solo por esos ojos, por ella. Me quedo dormida pensando en Nahomi.

-          ¿Se va a hacer una costumbre esto de tener que despertarte? – pregunta Abril mientras se sienta a mi lado

-          ¿Qué hora es? – aún estoy algo dormida

-          Casi medio día

-          ¡No! De nuevo no fui al trabajo

-          Bueno, supongo que así aprenderás que irte de fiesta en lunes no es una idea muy inteligente

-          Abril, no necesito que me lo repitas

-          Lo sé, yo también ya me canse de tratar de cuidarte

-          ¿Cuidarme? No tengo 15 años  – digo molesta

-          Pues a veces te comportas así

-          ¿Qué? Me fui un día a tomar con un amigo, ¡un día!, Abril

-          Como sea, creo que esto fue una mala idea – se para de la cama

-          ¿Esto? – pregunto confundida

-          Vivir juntas, no parece funcionar, llevo una semana aquí y solo peleamos

-          ¿Qué tratas de decirme?

-          No sé Anna, quizá debes pasar tiempo a solas

-          ¿Me estas dejando? ¿Te vas a mudar?

-          Creo que es lo mejor, Anna

-          Pero… ¡no! Tú no puedes irte

Me levanto de la cama y la abrazo, lanzando mis brazos a su cuello.

-          Anna…

-          No, no dejaré que te vayas – digo aferrándome con más fuerza a ella

-          Creo que es lo más sano para ti

-          Lo último que necesito en este momento es que tú me dejes

-          Tampoco voy a alejarme de ti, Anna, sólo no viviré aquí – me abraza por la cintura

-          Es que no entiendo, ¿por qué de pronto quieres irte?

-          Ya te dije

-          Pero Abril, eso no tiene ningún sentido. Fuiste tú la que me lo propuso, y yo no podría estar más feliz de tenerte aquí

-          Lo sé, creo que no fue una buena idea habértelo pedido – dice con resignación

-          Lo arruine – digo soltando una lagrima

-          ¿Qué? No, no Anna, tú no tienes la culpa – toma mi rostro y me hace mirarla

-          ¿Entonces por qué quieres irte?

-          Es solo que, no sé, es complicado…

-          ¿Complicado?

-          Sí

-          Explícame, por favor

-          La verdad es que esto no es por ti, Anna, es por mí – limpia las lágrimas de mi cara

-          ¿Por ti? – pregunto confundida

-          Sí, no puedo más con esto

-          ¿De qué hablas? ¿Con qué no puedes más?

-          Anna, yo… necesito decirte algo

-          ¿Qué pasa?

-          Ven – me lleva a la cama y se sienta frente a mí – Esto… no sé cómo comenzar

-          Solo dilo Abril

-          Sabes, el viaje que hice fue maravilloso, en serio, no hay palabras para definir toda la magnificencia que mis ojos pudieron apreciar; todo era hermoso, como sacado de un cuento

-          Lo sé

-          Pero aun así, rodeada de tanta belleza y magia, no lograba disfrutarlo por completo; porque me hacías falta tú

-          ¡Oh! Abril, yo también te extrañe demasiado – digo mientras tomo sus manos, ella ignora mi comentario y mi acción

-          Durante todo el viaje no hice más que echarte de menos y desear que estuvieras ahí conmigo, viviendo todo eso. No podía dejar de pensar lo mucho que te gustaría esa comida o lo emocionada que te pondrías en aquel lugar, lo bien que te verías con ese vestido o bajo ese cielo estrellado; todo lo que veía eras tú, en todos lados

-          Abril… - comenzaba a comprender hacía dónde se dirigía esto

-          Déjame terminar – suspira - Te extrañe tanto que incluso regrese antes de lo planeado, no soportaba estar más tiempo lejos de ti, además algo dentro de mí me decía que me necesitabas más que nunca, y no me equivoque

-          ¿Regresaste antes?

-          Sí, mis amigas recién llegan hoy

-          ¿Por mí? – pregunte tímidamente

-          Claro que por ti, no soportaba un día más sin saber de ti, sin ver tus ojos. Porque no hay nada más hermoso que tus ojos, Anna, nada de lo que vi en mi viaje se puede comparar contigo

No puedo ni respirar, después de tantos años está ocurriendo, lo que tantas veces Nahomi predijo al fin había sucedido. Abril me estaba confesando su amor, un amor mucho más allá del de una simple amiga. No sé qué decir, no sé si me alegra escucharlo o no, no sé si Abril me gusta realmente; en lo único que puedo pensar es en Nahomi y en todas las veces que le dije que se equivocaba.

-          Anna, no sé realmente si tú lo sabes o no, pero creo que si ya llegue hasta aquí lo mejor es decirlo claramente

Trato de decirle algo pero me es imposible, simplemente no me sale la voz, he olvidado cómo articular las palabras. Abril se acerca a mí, solo un poco, toma mis manos y clava sus ojos verdes en los míos. Su mirada es tan sincera con sus sentimientos que ni siquiera hace falta que diga con palabras lo que sus ojos ya me están gritando.

-          Anna… te amo – toma aire – estoy enamorada de ti, siento esto desde hace años y ayer, cuándo no sabía nada de ti me di cuenta de cuán grande es lo que siento por ti, en serio

Nuevamente trato de hablar pero no lo consigo. ¿Qué se supone que tengo que decir? ¿”Gracias”? ¿Debo molestarme? No sé qué es lo que esto me hace sentir, en definitiva me hace sentir algo y mis pulsaciones aceleradas pueden demostrarlo, pero ¿Qué es? Frente a mí tengo a mi mejor amiga diciéndome que está enamorada de mí y yo solo puedo pensar en lo mucho que me he mentido todos estos años, no solo tratando de negar algo que, muy en el fondo, ya sabía: que Abril siente algo más por mí; sino que también me he estado haciendo creer que solo quiero tenerla cerca porque es mi amiga y eso no es cierto en absoluto. Abril me gusta demasiado, sería imposible que no me gustara, pero de eso a corresponder sus sentimientos, no estoy segura; la amo pero no de esa manera, al menos eso creo.

-          ¿No piensas decir nada? – dice triste y bajando la mirada – creo que no fue bueno decirlo – suelta mi mano

-          ¿Desde cuándo? – logro preguntar al fin

-          Hace mucho, en serio, ni siquiera conocías a Nahomi

-          ¿Y por qué…

-          … nunca te lo dije? – asiento con la cabeza – Porque no sabía que era lo que sentía, Anna, estaba confundida y asustada; aún ahora lo estoy. Y después llego Nahomi y, todo entre ustedes paso tan rápido, para cuando me di cuenta tú ya estabas enamorada de ella; te veías tan feliz a su lado que no me perdonaría el arruinarlo confesándote mi amor

-          ¿Y por qué ahora?

-          Porque estos días viviendo contigo, teniéndote tan cerca todo el tiempo, han sido demasiado para mí, Anna. Por eso creo que es mejor que me vaya, no quiero hacer algo estúpido

-          Abril, yo…

-          Anna, escucha, no espero nada de tu parte, ¿de acuerdo? No espero que me correspondas, ni que me pidas ser tu novia, nada. Solo llevaba demasiado tiempo guardándolo y hoy salió, sin que yo lo hubiera planeado así

-          Pero… tú… ¿qué quieres?

-          Solo quiero que seas feliz, Anna, créeme

-          Sí, sí, pero en serio, ¿qué quieres?

-          En un mundo ideal tú me corresponderías y yo nunca te dejaría ir. Pero sé que eso no pasara, tú amas a Nahomi, aunque ella no se merezca tu amor

-          ¿Alguna vez hablaste de esto con Nahomi?

-          Lo ves – dice riendo – te estoy diciendo todo esto y en lo único que piensas es en ella – se para de la cama

-          Abril…

-          En la noche vengo por mis cosas

-          No te vayas, por favor – me paro frente a ella

-          ¿Por qué no? Dame una buena razón para quedarme aquí – está molesta

-          Te necesito – se me quiebra la voz y comienzo a llorar

-          Y yo te necesito a ti, Anna. Pero después de lo que te dije, ¿se supone que tengo que quedarme aquí, durmiendo en su habitación y viendo como lloras por ella?

-          Pinte la habitación para ti – digo con un susurro

-          Sí, pero no importa cuántas capas de pintura pongas en esta casa, no la has olvidado, la sigues amando; y lo lamento pero yo ya no puedo con esto

-          Lo lamento

-          Yo también, Anna

Abril trata de parecer fuerte, como siempre, pero esta vez las lágrimas han inundado sus ojos y corren como ríos por su hermoso rostro. Siento cómo algo dentro de mí se revuelve, Abril está así por mi culpa. Trato de hablarle pero ella solo camina a la puerta y se va, una vez más me han dejado. Una vez más me he quedado sola en esta sala llorando mientras alguien a quien amo sale por esa puerta con la amenaza de no volver.

Apenas es mediodía y ya estoy llorando, comienza a hacerse una terrible costumbre esta de soltarme al llanto tan fácilmente. No debí haber dejado que Abril se fuera, la conozco, se lo tomara demasiado personal y dirá que no me interesa; pero la verdad es que me interesa más que nadie. A pesar de que siempre parece tan fuerte en realidad es muy sensible, pero también demasiado orgullosa, eso siempre ha provocado que la gente la vea como una creída; y puede que de cierta forma lo sea, pero eso no cambia el hecho de que conmigo, toda la vida, ha sido como mi ángel. Siempre ha sido ella la fuerte, quien me guía y consuela, y ahora está destruida por mi culpa.

No puedo amar a Abril, por más que lo deseara, no es por ella, es sólo el hecho de que no puedo amar a nadie que no sea Nahomi; ni siquiera me pasa por la cabeza el hecho de enamorarme de alguien más. No puedo evitar sentirme atraída, lo acepto, pero no arruinaría mi amistad con Abril solo por una calentura. Necesito hablar con ella cuando este más tranquila y aclarar las cosas, quizá en realidad esta confundida; amar es una palabra demasiado fuerte.

Mi celular comienza a sonar y atiendo la llamada.

-          ¿Hola? – respondo sin ganas

-          Hola, guapa ¿cómo despertaste? – pregunta Alan

-          Pues… desperté que es lo importante

-          ¿Cruda?

-          Moral

-          Pero por qué, no hiciste nada malo ayer – se ríe

-          No es por lo que paso ayer

-          Déjame adivinar, Abril te hizo un drama porque llegaste tarde

-          Algo así

-          Esta loca y lo sabes

-          ¿Necesitas algo, Alan?

-          ¡Uy! No amaneciste muy contenta

-          No es eso, solo… - no era buena idea hablar sobre Abril con él, al menos no por ahora - ¿qué ocurre?

-          Solo quería saber cómo estabas

-          Estoy bien, Alan, gracias ¿cómo estás tú?

-          Realmente bien, lo de ayer no me hizo ni cosquillas

-          Me alegra

-          Supongo que no fuiste a trabajar

-          Supones muy bien, no tiene mucho que me desperté

-          Mejor, seguro ni ibas a poder hacer nada

-          Ya son dos días seguidos que falto, me van a correr – en este momento de mi vida solo eso me faltaría para que todo se fuera al carajo

-          Tranquila, no te van a correr

-          Eso espero

-          Oye, ¿ya pensaste en lo que hablamos ayer?

-          ¿Lo de hablar con Nahomi?

-          Sí

-          Pues, sí, lo hare pero no creo que ahora sea un buen momento

-          Entiendo, no quiero presionarte ni nada

-          Escucha, pasare en la semana al estudio y hablare con ella

-          Nahomi ya no trabaja en el estudio

-          ¿¡Cómo que ya no trabaja en el estudio!? – pregunto sorprendida

-          Anna, no exagero cuando te digo que Nahomi en verdad está en un estado de aislación total

-          ¿Por qué dejo el estudio? Ella ama su trabajo

-          Dice que lo hizo para concentrarse en la música

-          ¿Pero entonces cómo se supone que hable con ella?

-          Podrías ir al departamento

-          No sé qué tan buena sea esa idea

-          No encuentro otra manera, lo siento

-          Está bien, ¿te parece si voy en la semana después del trabajo? Hay unas cosas que tengo que resolver antes de hablar con Nahomi

-          Perfecto, solo avísame, por favor

-          Claro

-          Nos vemos, cuídate

¿Por qué Nahomi dejaría su trabajo? Ella lo ama, la hacía feliz. No tiene ningún sentido, era su empleo ideal; aunque quizá tuvo que hacerlo, quizá lo hizo para alejarse de la tal Selene, ella era clienta del estudio. ¿Será que Nahomi nunca tuvo nada real con ella y ahora esta arrepentida? Esa sería una buena razón para renunciar a su empleo, al menos desde mi perspectiva. ¿Y si hablo con ella y me pide regresar? No estoy segura de si aceptaría volver con ella, en definitiva muero de ganas de hacerlo, de tenerla conmigo; pero Nahomi destruyo muchas cosas aparte de mi corazón, mi confianza, por ejemplo.

Aún podría ir a trabajar un par de horas pero Alan tiene razón, no haré absolutamente nada; hoy mi productividad es nula. Es increíble lo mucho que ha cambiado mi vida en los últimos dos meses: perdí al amor de mi vida, a mi mejor amiga y ahora también la pasión por mi trabajo; no puedo permitirme perder mi empleo, sin él no podría pagar el departamento y entonces tendría que regresar a vivir con mis padres. Había volado muy alto y ahora el descenso a la realidad era demasiado acelerado.

Pase la tarde entera tirada en la cama recordando todos los momentos que he vivido con Abril; y digo tratando no por qué no recuerde todos, sino porque son demasiados para un solo día. Intento encontrar esos instantes en los que Abril pudo haberme dado señales de lo que sentía, ya fuera de manera consciente o no. Pero resulta inútil, todo el tiempo nos abrazábamos, nos decíamos “te amo”, nos celábamos, es imposible diferenciar cuando era solo como amigas y cuando significaban algo más para ella.

Acepto que verla entrar al departamento me hace sentir sumamente feliz, Abril se nota más tranquila que cuando se fue por la tarde. Sus ojos están hinchados, no sé cuánto haya llorado pero me siento terrible al saber que esas lágrimas son mi culpa.

-          Regresaste – digo desde el sillón

-          Te dije que vendría por mis cosas – cierra la puerta

-          ¿En verdad te iras?

-          Es una decisión que ya tome – camina hacía el cuarto

-          No quiero que te vayas – la sigo

Entra a su habitación, enciende la luz y comienza a meter ropa en las maletas. Maletas que hace apenas una semana llegaron cargadas de ilusiones, mismas ilusiones que hoy se ahogan bajo el peso del abatimiento con el que Abril arroja cada prenda a su interior. Como si cada blusa, cada falda, cada pantalón fueran un ideal destruido, una esperanza rota, un sueño que nunca se volvería realidad.

-          Abril, hablo en serio

-          Yo también, Anna – sigue haciendo sus maletas

-          Abril – la tomo del brazo – podemos hablar, ¿por favor?

-          ¿De qué quieres hablar?

-          De ti, de lo que sientes

-          Ya te dije lo que tenías que saber

-          No, eso no fue una conversación real

-          Bueno, si tú no te hubieras puesto a hablar de Nahomi, como siempre, quizá podríamos haber hablado más

-          Tienes razón, fui demasiado estúpida al preguntarte por ella, lo siento

-          No puedes evitar hacerlo

-          Podría… por ti

-          ¿Qué quieres hablar? – dice sentándose en la cama

-          Quiero saberlo todo – me siento frente a ella

-          No creo que sea necesario que lo sepas todo, Anna

-          Entonces dime al menos cómo comenzó

-          ¿Para qué quieres saberlo? ¿Qué diferencia va a hacer el que te lo diga?

-          Solo quiero saberlo, por favor

-          Esto es estúpido – se levanta de la cama

-          Abril… no quiero que te vayas

-          Anna, he sido tu amiga toda la vida, no dejare de serlo ahora, pero necesito un tiempo a solas

-          ¿por qué?

-          Porque necesito que esto que siento por ti se apague, volver a verte solo como una amiga. Ya de por sí era difícil estar contigo antes, ahora que lo sabes lo será más

-          ¿Puedes sentarte aquí y hablar conmigo sin estar a la defensiva?, por favor

Me miro durante unos segundos y después suspiro como dándose por vencida.

-          No sé exactamente cuando sucedió, teníamos 16, tú salías con Alexis – se sentó de nuevo - de pronto no podía dejar de verte, no podía dejar de pensar en ti. Cuando me abrazabas y me decías que me querías, se me erizaba la piel y mi corazón se aceleraba; créeme que durante varios meses no supe lo que era, quizá sí pero trataba de negarlo, hasta que llego Nahomi. Cuando tú y ella se hicieron amigas inmediatamente me di cuenta de que no era una amistad igual que la nuestra, Nahomi era bastante obvia, cualquiera que pusiera un poco de atención a cómo te trataba podía notar que le gustabas; pero la sorpresa para mí fuiste tú

Me miró fijamente e hizo una mueca para evitar verse triste

-          Yo en ningún momento había pensado en decirte lo que sentía porque estaba segura de que no me corresponderías, estabas tan enamorada de Alexis; pero cuando te veía con Nahomi me di cuenta de que tú también te sentías atraída por ella, entonces comencé a hacerme ideas en la cabeza ¿Si Nahomi te gustaba yo también podría gustarte, no? Pero tenía demasiado miedo de decírtelo, de que todos lo supieran, ¡mis padres!; así que Nahomi lo hizo primero y bueno, el resto de la historia la podrás imaginar. Cuando comenzaste a salir con ella me sentí tan estúpida, yo podría haber estado en su lugar pero mi miedo al qué pensaría la gente me había frenado y lo único que me quedaba era la resignación; por eso siempre evitaba al máximo estar contigo cuando estaba ella, porque para mí verlas juntas representaba un inmenso dolor

-          ¿Y nadie más lo sabe?

-          Alan lo sabe

-          ¿¡Qué!? ¿Alan?

-          Sí, cuando tú y Nahomi comenzaron a salir se apartaron de todos, de pronto Alan y yo nos quedamos sin ti y fue cuando empezamos a pasar demasiado tiempo juntos y nos hicimos más amigos. Él estaba triste porque Nahomi estaba contigo y yo lo estaba porque tú estabas con ella; no lo sé, sentía que me entendía y se lo confesé. Durante años Alan ha sido un gran apoyo para mí, creo que si no fuera por él hace mucho que me hubiera vuelto loca

-          Pero… Alan, él…

-          Lo sé, de seguro siempre te dice que estoy loca y parece que me detesta pero en realidad llevamos una buena relación

-          ¿Entonces tú sabías que había vuelto a la ciudad?

-          No, estaba de viaje, ¿recuerdas?

-          Cierto, pero, ¿has  hablado con él?

-          Si lo que tratas de preguntarme es si sé que ahora vive con Nahomi, sí, lo sé. Me lo conto hace un par de días cuando lo encontré en el estacionamiento

-          ¿Y por qué no me lo dijiste?

-          ¡Iba a hacerlo, Anna! Pero ese día, cuando llegue, te estabas besuqueando con una tipa en el sillón

-          No… que… no, Abril, ya hablamos de eso

-          Lo sé, y ya te dije que puedes besarte con quien tú quieras, no tienes que darle explicaciones a nadie y mucho menos a mí; pero eso no significa que me quedare a aplaudirte

-          ¿Y sólo Alan lo sabe?

-          Y una amiga de la universidad, sabe que estoy enamorada de una chica pero no sabe que eres tú

-          Y… tú… ¿has estado… ya sabes, con alguna mujer?

-          Pues… necesitaba estar segura de que en verdad me gustaban

-          ¿Eso es un sí?

-          Tú qué crees

-          ¿Con quién? ¿La conozco? ¿cuántas han sido? ¿te gusto?

-          Oye, tranquila. La verdad no creo que sea importante que sepas eso, al menos no ahora

-          Todo esto es demasiado

-          Lo sé, ¿ves por qué tengo que irme? – tomo mi mano

-          Por favor no, Abril

-          Anna…

-          Al menos quédate esta noche ¿sí?

-          ¿Para qué quieres que me quede?

-          Alguien tiene que levantarme mañana para ir al trabajo – dije bromeando

-          Eres una tonta – dice riendo

-          Vamos, Abril, ya es tarde, quédate, por favor

-          Está bien – suspira – solo porque no quiero que te corran de tu trabajo

-          Eres la mejor

La jalo hacía mí y luego la aviento en la cama, no sé qué piensa que hare porque veo una expresión de sorpresa y felicidad en su rostro cuando lo hago.

-          Vamos a dormir – digo y ella sonríe

Me recuesto a su lado y pongo mi cara sobre su pecho mientras ella me rodea con sus brazos, es demasiado sencillo sentirme cómoda en esta posición pues hemos estado así en muchas ocasiones, sin embargo esta vez hay algo diferente, al menos yo me siento más segura aquí, entre sus brazos. Puedo escuchar el palpitar de su corazón, es más rápido que el normal, también siento como Abril trata de normalizar su respiración; no sé si está nerviosa por tenerme tan cerca o por todo lo que acaba de contarme. No me imagino a Abril con otra mujer, de hecho me molesta el solo pensarlo; al menos en la mañana cuando confeso sus sentimientos por mí creí que yo era la única, sí, es bastante egoísta, pero de alguna manera me hizo sentir muy bien.

La respiración de Abril ya es normal y sus latidos siguen un tranquilo compas, creo que comienza a quedarse dormida, alzo la mirada y de hecho me encuentro con que tiene los ojos cerrados y el semblante tranquilo, es tan linda cuando duerme. Sin saber realmente bien el por qué lo hago me acerco a su boca y le doy un pequeño beso, apenas rozando sus labios. Quizá Abril podría ser la persona indicada para superar a Nahomi, aunque no creo que sea del todo correcto darle ilusiones sin estar segura de qué es lo que quiero. Abril suspira en sueños y siento una punzada en el pecho ¿soñara conmigo acaso? Llevo mi mano hasta su cuello y cierro los ojos tratando de dormir hasta que lo consigo.

Al despertar lo primero que veo es mi mano aferrada a la cintura de Abril, con delicadeza la quito y me alejo de ella, nos quedamos dormidas con la ropa de calle, ella incluso lleva puesta su chamarra. Es temprano, las 6am apenas, le quito la chamarra y el pantalón y la tapo esperando que pueda dormir otro rato. Me preparo para ir al trabajo después de los días libres que me he tomado sin permiso, realmente no muero de ganas de ir quisiera quedarme a dormir todo el día con Abril pero es hora de volver a la realidad.

-          Quería hacerte algo lindo de desayunar pero tampoco quería incendiar la casa así que... – le digo mientras me siento en la orilla de la cama y le doy un plato, ella comienza a reírse

-          El cereal está perfecto, gracias

-          ¿Cómo dormiste?

-          De maravilla – sonrío y me miró fijamente, comencé a ponerme roja

-          Tengo que ir a trabajar – digo desanimada

-          Lo sé, ¿quieres que te lleve?

-          No, mejor descansa, yo me voy

-          Bueno, entonces ten un lindo día

-          ¿Te veré aquí en la noche, cierto?

-          Quisiera decir que no pero la verdad es que no puedo. Te veo en la noche, bonita

-          Perfecto – digo feliz

-          Siempre ganas tú

-          Te has ganado una semana de cereal en la cama preparado por mí

-          Que honor

-          Nos vemos al rato

Me acerco para despedirme y de pronto siento que debería besarla, pero logro ignorar mis instintos y la beso en la mejilla. Ella sonríe, sabe que me gusta y que tenerla cerca es demasiada tentación para mí, sabe que en cualquier momento caeré y disfruta verme resistiéndome a lo que siento. Estoy dispuesta a jugar y demostrarle que soy más fuerte de lo que ella cree.

Llego al estudio demasiado temprano, aún falta una hora para que los demás lleguen, comienzo a revisar lo que han hecho en mis días de ausencia y me sorprendo al ver que han avanzado bastante, espero que no resulte que trabajan mejor sin mí.

-          ¡Anna! – grita una vocecita detrás de mí

-          Hola – digo volteando

-          Viniste

-          Bueno, solo falte dos días

-          Sí, ¿por qué?

-          Por… problemas personales

-          ¿En serio?

-          Sí, Ems, tranquila

-          Es solo que pensé…

-          ¿Qué pensaste?

-          Pensé que ya no vendrías por mí culpa

-          ¿Por qué? – pregunto confundida

-          Por lo que paso el domingo en tu casa

Maldita sea, había olvidado por completo que había besado a Emily, y no sólo besado, sino hubiera sido porque Abril llego seguramente hubiera terminado en mi cama.

-          Oh, eso – digo incomoda

-          Sí, eso

-          Ah… Ems, no, no tiene nada que ver

-          ¿Segura?

-          Muy segura

-          Que bien – suspira

Estoy a punto de preguntarle lo que han hecho estos días pero ella se acerca y me abraza.

-          Eh, Emily… ¿Qué haces? - pregunto desconcertada

-          Te extrañe mucho

No puede ser, lo único que me faltaba.

-          Esta bien, ¿puedes… puedes soltarme?

-          ¿Por qué? – pregunta triste mientras me mira

-          Es que, esto es algo raro – la separo de mí

-          Pero… nos besamos, en tu casa, y fue más que un beso

-          Sí, lo sé, pero… no

-          ¿No qué?

-          No creo que sea correcto, Ems, seguro estas confundida porque terminaste con tu novio y necesitas a alguien, pero ese alguien no puedo ser yo

-          ¿Qué? No estoy confundida, me gustas Anna, me gustas muchísimo ¿tú por qué crees que termine con mi novio?

-          ¡Ay no! No lo dices en serio, por favor dime que no lo dices en serio

-          Lo digo muy en serio, Anna, me gustas desde la primera vez que te vi

-          ¿Y qué esperas que pase aquí? – digo asustada

-          Pues, antes me conformaba solo con estar contigo porque sabía que salías con alguien, creí que nunca tendría una oportunidad, alguien como tú nunca se fijaría en mí. Pero entonces, hace dos días, en tu casa, me besaste y eso quiere decir que te gusto

Idiota, idiota, idiota, eres una idiota Anna. Solo a mí se me ocurre besar a alguien tan vulnerable como Emily, esta chica no está enamorada de mí, está enamorada del hecho de que alguien se preocupe por ella.

-          Por favor Anna, déjame estar contigo y hacerte feliz – dice mientas se acerca y toma mis manos

-          No, no, no, no, espera Emily. Estas confundida y sé que yo tengo la culpa por esto pero… yo… no… no puedo estar contigo

-          ¿No te gusto?

-          No, no es eso, eres muy linda Ems, pero… no estoy preparada para salir con alguien ahora

-          ¿Pero con Abril sí?

-          ¿¡Qué!? Yo no salgo con Abril

-          Claro – baja la mirada

-          Ems, lo siento, en serio, lo que menos quería era ilusionarte – digo mientras pongo mis manos sobre sus hombros

Ella no dijo nada, creí que lo había comprendido, pero entonces hizo algo que realmente me sorprendió.

-          No puedes jugar así con la gente, Anna – dice y me suelta una cachetada que me voltea la cara

-          ¿¡Qué demonios te pasa!? – le grito mientras llevo mi mano a mi cara que palpita por el golpe que acaba de recibir, para ser tan pequeña Emily tiene mucha fuerza

-          Así me sentí yo cuando me dijiste que solo fui un juego

-          ¡Nunca te dije eso!

-          No hizo falta

-          Estas loca, Emily

Se acerca a mí, creo que volverá a golpearme pero en lugar de eso toma con fuerza mi cara y me besa, tratp de alejarla pero es imposible, estaba pegada a mi boca y no tiene intenciones de soltarla. Lo único que puedo hacer es quedarme estática mientras ella me besa con más furia que pasión, cuando al fin parece tranquilizarse deja mi boca y me mira.

-          Lo siento – dice llorando

-          Estas muy mal, Emily

Ahora soy yo la que la toma de la cintura y la besa, un beso lleno de furia, estoy muy molesta con ella pero por alguna razón también muero de ganas de tenerla. Emily parece tener muchos problemas pero logra volverme loca a mí también, me hace perder el sentido. Ella felizmente corresponde a mi beso lo que solo logra hacerme enojar más, no tiene que disfrutarlo.

La empujo con más fuerza de la necesaria contra la pared y escucho como emite un quejido de dolor mezclado de placer, dejo de besarla y comienzo a morder su cuello, me da igual si le dejo marcas. Ella me saca la chamarra y la blusa mientras yo sigo concentrada en su cuello, mis mordidas cada vez son más fuertes y siento como Emily comienza a arañar mi espalda, duele pero me encanta como se siente. Hace mucho que deje de pensar con claridad así que, sin importarme el que estamos en el estudio y que en cualquier momento puede entrar alguien, le saco el pantalón y las pantaletas. No tengo intenciones de que esto dure demasiado por lo que en seguida llevo mi cara a su entrepierna, Emily ya está demasiado excitada así que me recibe de muy buena manera. Mientras mi lengua se encarga de hacerla explotar ella jala me jala con fuerza del cabello y yo la sujeto firmemente por la cintura. Al parecer ella sigue siendo un poco consiente porque muerde su mano cuando llega al orgasmo para evitar gritar.

Me separo de ella y subo para besarla nuevamente, esta vez mis labios ya no están llenos de furia, es un beso más tranquilo. Ella me mira y comienza a besar mi cuello.

-          No dejes marcas – le digo. Lo último que necesito es que Abril se ponga histérica porque tengo un chupetón

-          Pero tú

-          Ya te dije – digo sin dejarla terminar

-          Está bien – susurra en mi oído

Vuelve a besar mi cuello, después me toma de los hombros y me avienta hacía el suelo, la acción me toma demasiado por sorpresa y apenas puedo poner las manos al caer de espaldas. Ella ser ríe y se sienta sobre mí, hay algo en sus ojos que realmente me causa un poco de miedo, pero no puedo parar, en realidad la deseo con locura. Emily me saca el pantalón y la ropa interior.

-          Ojala tuviéramos más tiempo para jugar – dice

En seguida lleva su mano derecha a mi clítoris y comienza a masajearlo con demasiada precisión, definitivamente no soy la primer chica con la que está. Ni siquiera sé en qué momento perdí el control de esto pero Emily me hace sentir cosas maravillosas hasta que al fin comienzo a arquear la espalda, señal de que el orgasmo está cerca.

-          No vayas a gritar, seguro ya hay gente por aquí

Dicho esto me besa y de manera inesperada me introduce dos dedos rápidamente, ahoga mi grito con sus besos y entonces me pierdo durante unos segundos sintiéndola dentro de mí. Cuando termina mi orgasmo ella deja mi boca libre para que pueda respirar.

-          ¿Te gusto? – pregunta mirándome fijamente

-          Sí – apenas puedo responder

-          Sabía que esto funcionaria – dice contenta y se recuesta junto a mí

-          ¿Qué?

-          Veras que te voy a hacer muy feliz, Anna

¿Qué demonios acababa de hacer?