Lo que pudo ser 12 (Parte 3)

Caminamos por las calles en silencio, solo tomadas de la mano. El viento corría en contrasentido a nosotras y golpeaba mi rostro, una perfecta analogía de lo que hacía mi corazón: ir en contrasentido de lo que mi cabeza ordenaba.

Se acercó y se sentó a un lado de mí en el sillón, se quitó los lentes oscuros y pude ver sus hermosos ojos, eran de un color muy particular: amatista; no son muy comunes pero yo ya había visto unos así. Entonces solo tarde dos segundos para darme cuenta de a quién tenía frente a mí. Mi pulso se comenzó a acelerar.

-          ¿Ahora sí sabes quién soy? – dijo mientras me sonreía

-          Selene – dije apenas en un susurro

-          No sabes cuánto te he extrañado – dijo mientras me abrazaba

No pude abrazarla de vuelta, estaba congelada, frente a mí tenía a la primera mujer que me había atraído, a quien jure esperar por siempre, por la que tanto había llorado, frente a mi tenia a mi primer amor. Intentaba reaccionar pero era imposible, había demasiadas cosas en mi cabeza en ese momento, demasiadas preguntas, demasiados recuerdos. La última vez que la vi ella estaba en coma en el hospital y yo lloraba porque su mamá quería alejarla de mí; y ahora, cinco años después, estaba ahí, abrazándome como si no hubiera sucedido nada.

-          Sé que debes estar muy confundida – dijo soltándome al ver que no reaccionaba – por eso he venido a verte, para que hablemos

-          Tú… tú… desde… cómo – no lograba articular ninguna pregunta

-          Tranquila, Nahomi – dijo tomando mis manos – tenemos todo el tiempo del mundo para hablar

-          Mejor las dejamos solas – dijo mi papá

Mis padres se fueron y Selene y yo nos quedamos solas en la sala, muy juntas, ella tomaba mis manos y no podía evitar que mi corazón se acelerara. Me veía fijamente con esos ojos tan únicos, me veía de una forma tan dulce que casi sentía como me leía con ellos, de pronto lagrimas comenzaron a brotar.

-          ¿Qué… qué tienes? – pregunte asustada

-          Solo estoy feliz de verte después de tanto tiempo – dijo al tiempo que soltaba una de mis manos y la posaba delicadamente sobre mi mejilla – te has vuelto muy hermosa, Nahomi

-          ¿Yo? Pero si vete tú, estas guapísima, parecer una modelo. Cuando te vi entrar me quede totalmente perdida viéndote

-          ¿Lo dices en serio? – pregunto alegre

-          ¿Pues qué no te ves en los espejos? Eres demasiado perfecta, Selene

-          Tú iempre tan linda

-          Solo digo la verdad

Se acercó lentamente y recargo su cabeza en mi hombro, toda ella desprendía un olor delicioso que me hacía perder un poco el sentido.

-          Tu corazón late muy fuerte

-          Sí, verte ha sido una gran sorpresa

-          ¿Una linda sorpresa o una fea sorpresa? – dijo incorporándose y viéndome

-          ¿Qué? Una linda sorpresa, por supuesto. ¿Cómo preguntas eso?

-          Es solo que, realmente no veo que estés muy feliz

-          Lo lamento, es solo que, en realidad aún estoy shock

-          Me imagino – dijo parándose del sillón

-          ¿A dónde vas? – pregunte confundida, no podía irse tan rápido

-          A la cocina, tengo hambre

No hizo falta que le dijera dónde estaba la cocina ella lo sabía, eso significaba que había venido antes porque conocía la casa, ¿entonces, cuánto tiempo llevaba Selene en la ciudad exactamente? Fui a la cocina y ahí estaba ella, sacando cosas de todos lados, sabía perfectamente donde estaba todo; yo ni siquiera tenía idea de dónde guardaban las cucharas.

-          Hola – dijo con una sonrisa enorme cuando me vio, se veía aún más hermosa sonriendo

-          Hola – dije tímidamente mientras me acercaba - ¿qué vas a hacer?

-          Brownies de chocolate, ¿quieres?

-          Por supuesto que quiero, amo los brownies de chocolate

-          Lo sé, ¿recuerdas cuando éramos niñas?

-          ¿Y te obligaba a prepararlos con tu cocina mágica?

-          Sí, y luego te los comías todos – comenzó a reír, hacía tanto que no escuchaba su risa que sentí una punzada en el pecho

-          Siempre has sido maravillosa cocinando

-          Bueno, me gusta hacerlo

Comenzó a preparar los brownies, yo solo me senté y la veía hacerlo, se movía con tanta delicadeza que me desconcentraba; había llegado a creer que después de lo que le había sucedido quizá nunca volvería a ser ella misma, pero ahí estaba, demostrándome que estaba más viva que antes, y más hermosa también. No pude evitar sonreír con la escena, era casi idéntica a las que teníamos a los 10 años. Hizo todo muy rápido y metió los brownies al horno.

-          Vaya, eres rápida

-          Algo – dijo sentándose a mi lado – mira, ¿quieres probar? – dijo mostrando un poco de mezcla que había sobrado

-          Claro, esa es la mejor parte

Ella sonrío, tomo un poco de la mezcla con dos de sus dedos y lentamente los acerco a mi boca. Yo estaba paralizada de nuevo, pero mi boca reacciono y se abrió sin que yo se lo ordenara, con extrema lentitud metió los dedos en mi boca y mis labios los aprisionaron mientras con mi lengua quitaba el chocolate de ellos, sabía bastante bien. Selene mordió su labio inferior y volvió a sacar sus dedos, esto me mato, mi corazón latía con tanta rapidez que temía que en cualquier momento se detuviera.

-          Esta bueno – dije tragando saliva

-          ¿Sí? Lo probare

Repitió la escena pero esta vez con su boca, verla hacer eso hizo que se me erizara la piel y sentí unas ganas incontrolables de besarla; trate de calmarme  y solté un gran suspiro, Selene lo noto y volvió a morder su labio.

-          Tienes razón, sabe muy bien – dijo de manera coqueta

-          Selene

-          ¿Sí?

-          ¿Cuándo… - me costaba preguntarlo

-          ¿Cuándo desperté?

-          Sí

-          Hace dos años

-          ¿Dos años?

-          Sí

-          Entonces estuviste casi tres años en coma – dije susurrando

-          Tres largos años

-          ¿Y por qué

-          ¿Por qué hasta ahora te busco?

-          Sí – baje la mirada

-          Escucha, cuando desperté lo primero que hice fue preguntar dónde estabas, mi mamá me explico que me habían transferido a Texas y que obviamente tú no podías ir conmigo, pero que en cuanto me recuperara te vería de nuevo

-          Que gran mentira

-          Lo sé, pero me entere de lo de las cartas y de cómo te había tratado mucho después

-          Entiendo

-          En fin, desperté pero estaba muy mal, tenía miedo de todo y de todos, no podía dormir porque al cerrar los ojos solo podía pensar en… lo que me había pasado. Durante todo un año estuve yendo a terapia hasta que estuve lo suficientemente estable, fue entonces cuando volvimos a México. Tan pronto llegue fui a buscarte y entonces me entere que te habías mudado a la ciudad tres años atrás, no entendía el por qué y entonces comencé a preguntar a mí mamá hasta que me conto lo que había pasado entre ustedes, me volví loca y pensé en venir a buscarte pero por supuesto mis padres no me lo permitieron

-          ¿Y qué cambio ahora?

-          Que ahora no dependo de ellos, el año pasado me la pase trabajando y ahorrando dinero para poder independizarme y venir a buscarte; no tienes idea de las tantas veces que estuve tentada a llamarte por teléfono y escuchar tu voz, decirte que estaba bien, pero sabía que no era la mejor manera de reaparecer, así que espere pacientemente por todo un año. Hace un mes renuncie a mi empleo allá pues considere que ya tenía dinero suficiente para vivir aquí durante un par de meses en lo que conseguía un nuevo trabajo. Les dije a mis papás mi decisión, mi madre se volvió loca y me dijo que si salía de esa casa para venirte a buscar estaría muerta para ella, no me importo; mi papá fue más comprensible y me dijo que me apoyaba, entonces fue cuando me puso en contacto con tus papás quienes amablemente me recibieron aquí

-          ¿¡Vives aquí!? – pregunte sorprendida

-          Llegue hace dos semanas y sí, me he estado quedando aquí pero solo es temporal, en lo que conocía y me adaptaba a la ciudad. Ahora estoy buscando un departamento para vivir. El primer día que llegue quería ir corriendo a buscarte pero tus papás me dijeron que debía tomarlo con calma, y ahora, al fin estas aquí, al fin puedo volver a verte – tomo mi mano

-          ¿Hiciste todo eso por mí?

-          Haría lo que fuera por ti, Nahomi. Puede que hayan pasado casi cinco años pero

-          Yo tengo novia, Selene – dije sin dejarla terminar de hablar

-          Lo sé – dijo bajando la mirada y soltando mi mano

-          ¿Lo sabes? – pregunte extrañada

-          Sí, se llama Anna, es arquitecta y al parecer muy linda. Llevan más de tres años de relación y ya hasta viven juntas

-          ¿Me has estado vigilando o algo así?

-          No – dijo riéndose – tampoco soy tan intensa. Tus papás me contaron

-          Parece que mis papás han hecho mucho por aquí

-          No te molestes con ellos, solo me han ayudado

-          Entonces sabes que tengo novia

-          Sí, y bueno, tampoco me sorprende. No esperaba que pasaras casi cinco años esperándome, era obvio que saldrías con alguien

-          ¿Tú has salido con alguien?

-          No

-          ¿¡En serio!?

-          ¿Por qué te sorprende tanto?

-          Es que, eres guapísima, no me explico

-          Bueno, pase tres años en coma, uno en terapia en el que no soportaba que nadie desconocido se acercara a mí, y el último año me la pase trabajando y estudiando. Aunque propuestas no me han faltado, claro, pero no tenía tiempo para salir con alguien, ni ganas

-          Selene, esa noche, lamento no haberte protegido

-          ¡No! Nahomi, tú no podías hacer nada, nadie podía, ¿está bien?

-          Pero

-          ¡Nada! No hablemos de eso, por favor, no vine a verte para hablar de eso

-          ¿A qué viniste entonces?

-          Yo… no lo sé en realidad, solo sabía que tenía que verte

-          Es maravilloso tenerte aquí, Selene

Me acerque y la abrace con fuerza, sintiendo como su cuerpo se pegaba al mío, aspirando su dulce aroma. Entonces, estando ahí, recordé por qué me había enamorado de ella tan perdidamente; porque en la vida podemos tener pequeños momentos de amnesia pero nunca llegaremos a olvidar a nuestro primer amor. Mis manos reaccionaron a esos recuerdos y lentamente comenzaron a moverse por su espalda, pude sentir su respiración acelerarse en mi cuello.

-          Creo que ya están los brownies – dijo separándose de mí

Nos fuimos a la sala y mientras comíamos los brownies seguimos hablando, más yo que ella. Le hable sobre mi trabajo, la banda que había tenido, mis amigos; no toque mucho el tema de Anna, pues aunque ella me decía que estaba feliz por mí podía ver como su mirada se entristecía cada vez que la nombraba, y no soportaba verla así.

-          Siempre supe que llegarías lejos- dijo recostándose a mi lado en el sillón

-          Pero si aún no hago nada

-          Seguro lo harás, ya veras

-          Pues, gracias. Tú también puedes hacerlo

-          Ja, no lo creo. Termine la preparatoria con un examen especial pero la verdad es que no aprendí nada, además no hay nada que me apasione

-          Podrías ser chef – dije mientras acariciaba su cabello

-          ¿Tú crees?

-          Sí, cocinas de maravilla. Yo te contrataría

-          En ese caso – se dio la vuelta para quedar frente a mí, afortunadamente el sillón era amplio o se habría caído – estudiare gastronomía para ser tu chef personal – me sonrío

-          Eso sería maravilloso, tendría a la chef más guapa del mundo

-          No exageres

-          No lo hago, en serio, hasta podrías ser modelo, Selene, ¿nunca lo has pensado?

-          No realmente – dijo riendo

-          Pues considéralo, seguro serías buena

-          Pero no sé nada sobre modelaje

-          Para tu suerte yo sí

-          ¿En serio?

-          Sí, he trabajado en varias sesiones con modelos, no soy una experta pero tengo la idea

-          ¿Entonces serías mi fotógrafa? – dijo coquetamente

-          Claro, un día de estos deberías darte una vuelta por mi estudio y podemos hacerte un catálogo para empezar a tocar puertas

-          Sería maravilloso – una sonrisa enorme se dibujó en su rostro, de nuevo aparecieron esas incontrolables ganas de besarla

-          Sí – dije besando su frente – oye, creo que ya tengo que irme

-          ¡No! Quédate otro rato – dijo mientras se abrazaba a mí cuerpo y hundía su cara en mi cuello. No podía negarme

-          Está bien, pero solo un rato más

-          Vemos una película y te vas, ¿te parece?

-          Me parece

Estábamos a la mitad de una película muy aburrida, las dos recostadas en el mismo sillón y yo la abrazaba, cuando recordé a Anna. ¿Estaba mal lo que hacía? ¿Era incorrecto? ¿Contaba eso como infidelidad? Sabía que amaba a Anna pero volver a ver a Selene, tenerla tan cerca, me hacía sentir cosas por más que me resistiera. Decidí que era mejor irme y pensar con claridad a solas, pero entonces me di cuenta de que Selene se había quedado dormida entre mis brazos. Se veía tan tranquila y tierna, contrastaba demasiado con la imagen que tenía de ella, tirada en el piso sangrando; ahora parecía un ángel.

Hice movimientos suaves tratando de despertarla pero estaba profundamente dormida, entonces suavemente acerque mi boca a su hombro desnudo y deposite un beso, mi brazo dejo de rodearla y pose mi mano sobre su brazo, lentamente comencé a recorrerlo y pude ver como su piel se erizaba a pesar de que estaba dormida; seguí el camino hacía su cuello y cuando llegue al centro comencé a bajar lentamente, solo con la punta de mis dedos, hasta que llegue a la entrada de sus senos; pensé durante unos segundos el seguir pero decidí que no era correcto de ninguna manera y quite mi mano. Moví suavemente su hombro tratando de despertarla pero en vez de eso se dio la vuelta y quedamos de frente; sentía sus pechos chocando con los míos y tener su boca tan cerca era demasiado. Lleve mi dedo índice a sus labios y, casi sin tocarlos, comencé a recorrerlos, eran pequeños pero carnosos, moría de ganas de probarlos.

Cambie mi mano a su espalda y comencé a recorrerla con demasiada lentitud hasta que llegue a su cadera, de nuevo me dije que no podía seguir adelante así que solo deje mi mano ahí en su cintura y la acerque más a mí, en este punto estaba dejando de pensar con claridad así que mejor deje de tocarla antes de que hiciera algo estúpido. La rodee de nuevo con mis brazos y lleve mi nariz hasta su cabello, comencé a embriagarme con ese olor tan suyo y me quede dormida en un instante.

Cuando desperté seguíamos en la misma posición pero unos hermosos ojos me miraban fijamente y una de sus manos estaba sobre mi mejilla.

-          Había olvidado lo adorable que te ves durmiendo – dijo Selene casi susurrando

-          Debiste despertarme en cuanto tú lo hiciste

-          ¿Y perderme de este momento? Ni loca. Podría quedarme así toda la vida

Lentamente comenzó a acercar su rostro al mío hasta quedar peligrosamente cerca nuestros labios, estaba a punto de dejarme llevar y besarlos cuando la imagen de Anna llego a mi cabeza.

-          Ahora sí tengo que irme – dije mientras me paraba con cuidado para no tirarla

-          Pero nos veremos de nuevo, ¿cierto? – pregunto preocupada levantándose del sillón

-          Por supuesto que sí

-          No quiero tenerte lejos de nuevo, Nahomi – me abrazo de nuevo, si seguía haciendo eso nunca me iría

-          No pasara

Le di un beso en la frente y salí de la casa, apenas entre a mi carro di un gran suspiro, ¿¡qué demonios había pasado!? Todo había sucedido tan rápido que ni siquiera había tenido tiempo de asimilarlo. Y ahora estaba ahí, con unas incontrolables ganas de entrar de nuevo y besar a Selene pero al mismo tiempo sintiéndome culpable por tan solo pensar en engañar a Anna.

Cuando llegue al departamento Anna estaba en la sala trabajando en un proyecto de su trabajo, tenía audífonos por lo que no me escucho entrar. Me quede ahí unos segundos, solo viéndola trabajar, era hermosa pero no lograba que dejara de pensar en Selene; lo cual fue decepcionante. En el camino había pensado que seguramente solo me bastaría con verla para olvidarme de mis deseos por Selene pero no fue así.

-          ¿Nahomi? ¿qué haces? – dijo quitándose los audífonos, seguramente había sentido el peso de mi mirada

-          Solo te veía

-          Ya es tarde, ¿cómo te fue con tus papás?

-          Eh, bien, estuvo bien – me senté a su lado

-          ¿No pasaba nada?

-          ¿Eh?

-          Digo, por la urgencia de verte

-          Ah, no, no, solo querían verme. Ya sabes cómo se pone mi mamá

-          Sí, y la entiendo, yo me pondría igual si no te viera tanto tiempo

-          Y… ¿cómo te fue con Abril? – pregunte tratando de cambiar el tema

-          Oh, muy bien, fue difícil que decidiera qué llevaría y que no pero lo logramos

-          Qué bueno

-          Nahomi, ¿estás bien?

-          ¿Cómo que si estoy bien?

-          Sí, estas algo ausente, ¿segura que no pasó nada hoy?

-          Nada, nada, ¿aún te vas a tardar?

-          Sí, me falta todavía, no hice nada todo el fin de semana por Abril

-          Bueno, entonces yo me iré a acostar, tengo sueño

-          De acuerdo

-          ¿Te importa si esta noche duermo sola?

-          ¿Qué? no, para nada, igual seguro termino tarde y así no te despierto

-          Gracias, bonita – dije dándole un beso en la frente

-          Nahomi – tomo mi brazo

-          ¿Sí?

-          Te amo

No pude responderle, solo sonreí y fui a mi habitación. En realidad no tenía ni un poco de sueño pues había dormida en casa de mis padres… con Selene. Selene, ¿cómo me iba a imaginar que me afectaría de esa manera el volver a verla? Más allá de que era hermosa físicamente, había algo en ella que me seguía atrayendo. Quizá nunca había dejado de amarla, pero amaba a Anna, no se puede amar a dos personas a la vez ¿o sí?

Esa noche volví a tocar la guitarra después de un par de meses de haberla abandonado, fue liberador hacerlo. Mientras tocaba me olvide de todo y solo dejaba que mis manos se movieran libremente por los trastes marcando notas hasta lograr una melodía nueva; poco después la melodía comenzó a tener una letra y para cuando lo note había escrito una canción. La pregunta fue ¿para quién la había escrito?

Los días siguientes a mi encuentro con Selene fueron demasiado largos, sentía la inmensa necesidad ir a verla, hablar con ella, abrazarla; pero por otro lado sabía que primero tenía que aclarar mis pensamientos para evitar hacer una estupidez. Anna había notado que estaba distraída y distante con ella, yo le afirmaba que era por mi trabajo ¿cómo decirle que había alguien que me estaba robando el pensamiento y no era precisamente ella? El hecho de que Abril estuviera lejos solo agravio el asunto pues Anna estaba demasiado sensible, nunca creí que llegaría al punto en el que desearía que Abril estuviera cerca de ella pero en ese momento la maldecía por haberse ido justo en medio de esto.

Pensé que lo mejor que podía hacer era contarle a Anna todo eso que le había estado ocultando, hablarle del ataque, la terapia, las pesadillas, pero sobre todo hablarle de Selene; de cómo fue mi primer amor y cómo ahora había vuelto para poner mi mundo de cabeza, una vez más. Pero siempre que me decidía a hacerlo me acobardaba al tenerla frente a mí, sonriendo, viéndome con esa mirada llena de amor y confianza, una confianza que nunca fue realmente reciproca de mi parte.  Anna era en definitiva lo más hermoso que me había pasado, llego cuando más la necesitaba y me ayudo tanto sin que ella realmente lo supiera, se había vuelto mi ancla a la cordura y a la felicidad durante más de tres años. Pero quizá era hora de navegar de nuevo.

No se trataba solo de Selene. Había pasado más tiempo junto a Anna que con cualquier otra persona, vivíamos juntas, dormíamos juntas, siempre estábamos juntas. A veces sentía que había perdido mi identidad, había dejado de ser solo Nahomi, ahora éramos Anna y Nahomi, siempre en conjunto. Pensar individualmente podría ser egoísta. ¿Estaba realmente preparada para eso? De hecho ¿algún día lo estaría? Aún soy demasiado joven, aún hay demasiadas cosas que quiero y necesito hacer. Amo a Anna pero quizá todo fue demasiado rápido, tenemos 21 y parecíamos un matrimonio de 40; en definitiva no era lo que quería. Pero, al final ¿eran todas esas razones verdaderas o solo buscaba un pretexto para salir y encontrar a Selene?

-          Nahomi, hay una hermosa chica preguntando por ti en la recepción – dijo Santiago, un amigo y compañero de trabajo

-          ¿Qué chica?

-          Deberías ir a verlo tú, pero mejor apresúrate porque si no puede que te la gane – me giño el ojo

¿Acaso Selene estaba ahí? Pero ella ni siquiera sabía cómo llegar al estudio, aunque bueno, seguramente mis padres le dijeron sino es que hasta la llevaron. Respire hondo y camine a la recepción, no sin antes verme en el espejo, definitivamente no estaba en mi mejor momento, no había podido dormir bien los últimos días y las ojeras bajo mis ojos eran la prueba fiel. Me arregle lo más que pude y salí a su encuentro sintiendo los mismos nervios que debe sentir una novia que camina hacía el altar. Llegue a la recepción y me encontré con un hermoso arreglo de flores sostenido por dos manos a la altura de la cintura que me evitaban ver la cara. Estaba a punto de decir su nombre cuando, por suerte, las manos dejaron el arreglo en una mesa. No era Selene. Y entonces sí que me sentí la peor persona del mundo.

-          ¿¡Anna!? – dije sorprendida

-          Hola, hermosa – dijo acercándose y besándome rápidamente

-          ¿Qué… qué haces aquí?

-          Vine a verte ¿no puedo?

-          Sí, claro que puedes, es sólo que me sorprendí. Santi no me dijo que eras tú

-          ¿ah no? Pues no sé, ¿esperabas a alguien más?

-          ¡No!, no, para nada ¿a quién podría estar esperando?

-          Pues a un cliente, no sé

-          Ahhhh, no, tengo cita hasta las 5

-          ¿Entonces puedo robarte un ratito? – tomo mis manos

-          Ehhh, no, no sé

-          Anda, tiene muchísimo que no hacemos nada

-          Las dos tenemos mucho trabajo, de hecho ¿no deberías estar en él ahora?

-          Me escape por hoy para traer esto – dijo señalando las flores

-          ¿Son para mí?

-          No Nahomi, obviamente se las traje a Santi

-          ¡Están preciosas, Anna, gracias! – grito Santiago desde dentro

-          ¡Cállate, Santiago! – grite molesta

-          Al menos a él le gustan

-          No dije que no me gustaran

-          No dijiste que sí

-          Anna… son hermosas, pero no entiendo por qué

-          ¿no puedo solo traerle flores a mi novia?

-          Sí, claro

-          Además, ayer cumplimos tres años y cuatro meses de estar juntas – dijo muy sonriente, yo sentí mareo al escucharla, era demasiado tiempo

-          Pensé que habíamos dejado de celebrar los meses cuando cumplimos dos años

-          Sabes qué Nahomi, sino te gustan o si no quieres que este aquí solo dilo ¿ok? – dijo molesta

-          Anna, no es eso

-          ¿Entonces qué es? En serio me estoy cansando de que te comportes como si nada te importara

-          Puedes terminar conmigo cuando quieras – susurre tratando de que no escuchara

-          ¿¡Eso es lo que quieres!? – por supuesto escucho

-          ¿Qué? ¡No!, no quiero eso, Anna – en realidad no lo quería

-          ¿Entonces?

-          Mira, lo lamento, sé que he estado… ausente, pero eso va a cambiar, ¿de acuerdo? – tome sus manos

-          ¿Lo prometes?

-          …Sí – me tomo tiempo decirlo – ahora, dejare las hermosas flores, que me encantaron, adentro y tú y yo iremos a comer, ¿te parece?

-          Sí – dijo sonriendo

-          Entonces ahora vuelvo – la bese y tome el arreglo para llevarlo dentro

Deje las flores en mi mesa y di un gran suspiro, en realidad creía que se trataba de Selene y ahora no sabía si estaba agradecida o decepcionada de que no hubiera sido así. Hacía una semana que nos reencontramos y aunque le prometí mantenernos en contacto la verdad es que había estado evitándola, cuando me llamaba no respondía y cuando me enviaba mensajes siempre le decía que no podía por el trabajo, que en parte era cierto. Por eso me había emocionado demasiado el hecho de que quizá me había ido a buscar, eso significaría verla pero no porque yo lo hubiera planeado.

Justo en el centro de las flores había una pequeña tarjeta lila, mi color favorito, que tenía escrito con una perfecta y hermosa caligrafía: “Te amaré siempre”. Sentí como todo mi ser se estremecía al leer eso, era demasiado hermoso y yo demasiado estúpida; tenía conmigo a la mujer más maravillosa y yo pensaba en otra. Salí muy sonriente a encontrarla y cuando la vi sentí una necesidad inmensa de pedirle perdón por algo que ni siquiera había sucedido.

Esa tarde con Anna fue esplendida, como en aquellos primeros días, cuando no importaba qué hiciéramos, lo que importaba era estar juntas; sin embargo algo dentro de mí me hacía sentir que había un tinte de despedida en aquel día. Caminamos por las calles en silencio, solo tomadas de la mano. El viento corría en contrasentido a nosotras y golpeaba mi rostro, una perfecta analogía de lo que hacía mi corazón: ir en contrasentido de lo que mi cabeza ordenaba. Llegamos al estudio y el reloj marcaba las 5:13, se me había hecho tarde.

-          Nos vemos en la casa – dijo Anna dándome un beso en la mejilla

-          ¿No quieres pasar? Ya es tarde y seguro alguien más atendió a mi cita

-          ¿Tú crees?

-          ¡Nahomi! – grito desde adentro Santiago – al fin llegas ¿a dónde fuiste?

-          A comer

-          Pues tu cita está adentro esperándote

-          ¿Sigue ahí? ¿por qué nadie la atendió?

-          No quiso, dijo que quería trabajar contigo o nada

-          Al parecer comienzas a tener una buena reputación, hermosa – dijo Anna abrazándome

-          Bueno, entonces entro en un minuto

-          No tardes – dijo Santiago mientras entraba de nuevo al estudio

-          Supongo que te veo más tarde – le dije a Anna

-          Supones bien. Trabaja mucho – me dio un beso y se fue

Entré al estudio y justo ahí, sentada de frente a la puerta estaba Selene, más radiante aún que la vez anterior. Cuando me vio sonrío y dejo a un lado la revista que estaba hojeando hacía solo unos instantes; sus ojos color amatista se clavaron en los míos y sentí como mi cara ardía. Recorrí con extrema lentitud los pasos que me faltaban para llegar hasta donde estaba y cuando estuve frente a ella se levantó quedando muy cerca una de la otra.

-          Respira – dijo al ver que no podía articular ninguna palabra

-          ¿Qué? – pregunte confundida

-          Te estabas poniendo morada – sonrío

-          Lo siento

-          Es linda

-          ¿Qué? ¿Quién?

-          Tu novia, ella es Anna ¿no?

-          ¿Nos… nos viste?

-          Nahomi, la pared es de cristal, aunque no quisiera

-          Sí, entiendo

-          Lo lamento

-          ¿por qué?

-          No estoy segura

-          Te estuve esperando un buen rato aquí

-          Lo siento

-          Nahomi, deja de disculparte por todo

-          Lo sie… ¿Qué…qué haces aquí?

-          Tenía una cita contigo

-          ¿Tú eres mi cita? – pregunte sorprendida

-          Sí, y cada vez se hace más tarde

-          Lo siento

-          Nahomi…

-          Ya, dejare de hacerlo, vamos

Comencé a preparar el equipo mientras Selene se arreglaba, como si lo necesitara.

-          Bonitas flores – escuche que dijo a mi espalda

-          Gracias

-          Las gerberas siempre fueron tus favoritas, te conoce bien

-          ¿Comenzamos?

Fue una sesión relativamente corta, a pesar de que Selene nunca había tenido una, se movía de forma muy natural, su rostro no se tensaba ante la cámara y eso era de gran ayuda para lograr las fotos perfectas. Tuvo cuatro cambios de ropa y parecía que cada uno se le veía mejor que el anterior. Yo estaba sentada pasando las fotos a la computadora mientras ella se cambiaba una vez más pero esta vez con su ropa. Veía las fotos y me costaba creer que en serio fuera ella la misma niña de la que me había enamorado hace años, siempre había sabido que sería hermosa pero no de esta manera apabullante.

De pronto sentí como recargaba su quijada en mi hombro.

-          ¿Qué tal estuve? – dijo suavemente a mi oído, sentí un alud de energía corriendo por toda mi espina dorsal al sentir su respiración  tan cerca de mi cuello

-          Excepcional

-          Esa es una gran palabra

No resistí más y gire la silla para quedar de frente a ella; vi una sonrisa centellear en su rostro al verme hacer el movimiento. Yo estaba sentada, con la respiración alterada pero no más que mi corazón. Selene se inclinó lentamente mientras colocaba sus manos en mis hombros, sentí el peso de su cuerpo sobre ellos, al igual que sentiría el peso de la culpa después de hacer lo que no podía evitar más. Lentamente subí mis manos hasta su cuello, ella me veía fijamente con una mirada llena de ansiedad y deseo. Mis ojos más bien reflejaban odio, enojo e impaciencia, pero no era por ella, era por mí; me estaba odiando por no poder contenerme. Justo en ese momento, dentro de mí, había una odisea de sentimientos y pensamientos que me provocaban y al mismo tiempo me impedían culminar el acto.

Entonces solo cerré los ojos y con fuerza tire su cara hacía mí hasta que nuestros labios se fundieron en un beso que había tardado más de media década en llegar. Sentí su aliento entrar por mi boca y atravesarme por completo, recorriendo cada parte de mi cuerpo, adueñándose de mí. Sus labios se movían con demasiada diligencia para alguien que presumía de no usarlos en tanto tiempo, sus manos rodearon mi cuello dejándome atrapada entre sus brazos color canela; se sentó sobre mis piernas y entonces mis manos abandonaron su cara para posarse en su cintura. Me quede sin respiración y me separe unos segundos de su boca, solo lo necesario para recuperar el aire, y al instante volví a atrapar esos labios que me habían provocado insomnio en los últimos días. Mis manos inquietas se escabulleron por debajo de la blusa amarilla que llevaba aquel día, odio el amarillo pero en ella todo se veía bien; sentí su piel desnuda hirviendo al contacto con mis dedos. Mis labios liberaron al fin los suyos y se dirigieron a su cuello donde no pude evitar darle una mordida que quizá fue demasiado fuerte. Ella dio un pequeño grito que me hizo recordar dónde estábamos.

-          Esto no está bien, Nahomi – dijo agitada mientras tomaba mi cara entre sus manos

-          ¿Vas a decirme que no deseas esto tanto como yo?

-          Claro que sí, pero no así, Nahomi. Tú tienes novia y yo no quiero ser la otra – dijo levantándose de encima de mí

-          ¿Me estas pidiendo que termine con ella?

-          No, yo no te estoy pidiendo nada; solo creo que debes aclarar qué es lo que realmente quieres

-          Tienes razón, esto estuvo mal

-          Nahomi, ¿aún me amas? – se inclinó frente a mí de nuevo – se sincera, por favor

-          No… no lo sé, creo que sí

-          Supongo que con eso me basta por ahora

Se acercó y me dio un beso corto pero que me erizo la piel una vez más. Esa noche la acompañe hasta su nuevo departamento, no estaba muy lejos del estudio; me sentí extraña al pensar que solo hacía unas horas antes caminaba por las mismas calles pero de la mano de Anna. Nos despedimos con un beso en la mejilla que sabía a promesa de algo más. Cuando llegue al departamento era tarde y Anna se había dormido, lo cual fue bueno pues no podría dormir con ella después de lo que había hecho.

Los días posteriores a aquella tarde fueron confusos, Selene prácticamente iba diario al estudio y trabajábamos en los catálogos que entregaríamos a un agente que Santiago había contactado. No pasaba nada entre nosotras pero las miradas eran más que obvias y a veces dejábamos de poner resistencia un momento y nos besábamos, pero antes de que algo más ocurriera una de las dos siempre terminaba retomando la consciencia. No tenía ni idea de qué haría pero sabía que no podía continuar así, lo mejor sería hablar con Anna.

Durante dos semanas cree un debate conmigo misma de por qué debía o no terminar con Anna; la realidad es que las razones para no hacerlo superaban por mucho a las otras, pero había una a favor, una sola que parecía ser más que suficiente: amaba a Selene. Aunque por días trate de convencerme a mí misma de que se trataba solo de un deseo carnal no podía negarlo, seguía amando a Selene, quizá incluso más que antes.

El olor a café inundaba el departamento cuando llegue. Anna podría no saber cocinar pero vaya que sabía hacer un excelente café. Estaba sentada en el sillón con una taza en sus manos y una manta y un libro sobre sus piernas; por el desgaste que el libro presumía pude adivinar que leía una vez más El amor en los tiempos del cólera, lo había leído tantas veces que seguro se lo sabría ya de memoria, y aun así no parecía cansarse de él. Recordé todas las veces que la había visto en esa posición y como me producía paz con solo verla. Cerré la puerta y ella volteo a verme, sus ojos chocolate brillaron y una sonrisa se formó en ese rostro que tanto tiempo había amado.

-          ¿cuántas veces lo has leído? – dije mientras me sentaba a su lado

-          No las suficientes – respondió cerrándolo

-          ¿No te aburres de leer lo mismo una y otra vez?

-          Amo este libro, nunca te aburres de lo que amas

-          Anna

-          ¿sí?

-          Tengo algo que decirte

-          ¿qué pasa?

-          En realidad son muchas cosas, demasiadas

-          Pues te escucho

-          Yo…

-          ¿Tú?

-          Yo te amo, Anna

-          Y yo a ti – dijo tomando mis manos – siempre te voy a amar, Nahomi

-          Anna, creo que hemos ido demasiado rápido

-          ¿Qué?

-          Creo que necesito un tiempo a solas, Anna

-          ¿tiempo a solas?

-          Sí

-          Bueno, no sé a qué te refieres realmente con eso

-          Yo… estoy… necesito

-          ¿estás terminando conmigo? – lo había comprendido

-          … si… Sí Anna, creo que no debemos estar juntas, al menos no por ahora

-          No hablas en serio, ¿verdad? – su voz se quebró

-          Lo lamento

-          Pero ¿por qué? no entiendo

-          Anna yo… necesito aclarar cosas

-          ¿ya no me amas?

-          Sí, pero… Anna, por favor

-          ¿por qué decides eso ahora? ¿qué sucede?

-          No hagas esto más difícil, por favor

-          Merezco una explicación –  comenzaron a resbalar lagrimas por todo su rostro

-          Anna, por favor, no llores

-          Por eso has estado así estos días, tan alejada de mí – hablaba más para sí misma que para mí

-          No, yo solo

-          ¿Y qué pasara con nosotras?

-          ¿de qué hablas?

-          Vivimos juntas

-          Me iré del departamento

-          ¿¡a dónde!?

-          Viviré con mis padres hasta que encuentre uno nuevo

-          ¿¡Por qué estas haciendo esto, Nahomi!?

-          Porque te amo, Anna y no quiero hacerte sufrir, y mucho menos engañarte

-          ¿Entonces sólo te vas?

-          Es lo mejor

-          ¿lo mejor para quién?

-          Para las dos – dije levantándome - mañana vengo por mis cosas

-          Nahomi – me tomo del brazo – yo te amo, no hagas esto, por favor

-          Lo lamento tanto

  • Al menos dime por qué

Bese su frente y salí del departamento, antes de cerrar la puerta pude escuchar como lloraba porque acababa de romper su corazón. “Eres una estúpida, Nahomi. Lastimaste a la única persona que no merece ser lastimada.” Cerré la puerta y entonces comencé a llorar yo también, porque había terminado con lo más hermoso que pude llegar a tener, porque había incumplido mi palabra de no mentirle, de cuidarla, de nunca lastimarla.

Después de llorar en silencio detrás de la puerta durante varios minutos decidí que era mejor irme pues en cualquier momento podría salir Anna; comencé a buscar las llaves de mi auto pero en su lugar mi mano se topó con un pequeño rectángulo de cartón, lo saque y sentí como moría por dentro cuando leí  “Te amaré siempre”.


Como ya habrán podido notar, con esté capitulo los "flashback" llegan al mismo punto donde inicia la historia actual, así que sí, se terminaron (los flashback, no la historia).

En fin, espero que les guste.