Lo que pudo ser 11

Siento un hoyo en el estómago y un nudo en la garganta, nunca me había puesto a pensar que Nahomi también podía estar sufriendo por el rompimiento.

El día está bastante soleado, lo que me molesta, comienzo a cruzar el estacionamiento mientras enciendo un cigarro cuando escucho una voz bastante conocida.

-          Creí que ibas a dejarlo

No puedo evitar sonreír cuando veo de quién se trata.

-          Y yo creí que tú habías dejado de acosarme hace mucho, Alan – digo bromeando

-          Ven para acá, déjame darte un abrazo

Me acerco y le doy un fuerte y largo abrazo. A veces tu vida se concentra tanto en algunas cosas y personas que olvidas el resto; yo había olvidado por completo cuánto extrañaba a Alan hasta este momento.

-          ¿Qué haces aquí? ¿Pensé que ya no vivías en la ciudad? – digo mientras lo suelto

-          Sí, bueno, volví hace poco más de un mes; una llamada me hizo regresar – enciende un cigarro

-          ¿Ah, sí?, pues me alegra mucho verte y saber que ya estás aquí, tienes que prometerme que saldremos

-          Claro, ¿por qué no comenzamos ahora, eh? ¿O tienes algún compromiso?

-          Eh no, de hecho solo salía para despejarme un poco

-          ¿Abril te vuelve loca, no? – pregunta divertido

-          Ni que lo digas. Oye, espera. ¿cómo sabes que vivo con Abril?

-          Oh, bueno, quizá sí he vuelto a acosarte

-          ¡Alan! – se ríe

-          No, la verdad es que desde ayer ando por aquí tratando de adivinar cuál es tu departamento. Anoche estaba justo aquí, montado en mí moto a punto de irme, cuando una sensual rubia se paró justo frente a mí. ¡Dios, que bien se ve Abril! Casi le pido matrimonio hasta que me di cuenta de quién era

-          Oh sí, se ha puesto mucho más guapa

-          Vaya que sí, pero el humor no le cambia, verdad – no puedo evitar reírme, Abril siempre ha sido demasiado enojona y orgullosa

-          Supongo que dejaría de ser Abril si eso cambiara

-          Supongo que si eso cambiara tendría un novio que la aguantara

-          Abril no tiene novio porque nadie es demasiado bueno para ella, se merece un príncipe

-          Si tú lo dices. En fin, ella me reconoció y me pregunto que qué hacía aquí, le dije que te estaba buscando pero no recordaba donde vivías; después me dijo que ahora vivían juntas y que fuera con ella, le dije que no podía en ese momento porque ya tenía que irme pero que regresaría hoy, y bueno, creo que se olvidó de mí porque llevo una hora esperándola aquí

-          Oh, sí, creo que ayer iba a decirme eso pero, nos peleamos y supongo que lo olvido

-          Bueno, lo importante es que al fin te encontré. Así que dime, ¿te invito una cerveza? Tengo muchas cosas que hablar contigo

-          ¿Una cerveza? Alan, apenas es mediodía

-          ¿Y qué? Soy un rockstar, cariño, bebemos cuando queremos

-          No eres un rockstar, eres un estudiante de contabilidad

-          No, no te atrevas a repetirlo. Ya la deje. Acepte que nunca podré ser un oficinista exitoso y ahora he vuelto a las andadas

-          ¿Formaste una nueva banda?

-          Eh… algo así

-          ¿Cómo que algo así? – pregunto confundida

-          Ves como sí tenemos mucho que hablar. Toma, ponte esto – me da su casco

-          ¿Iremos en tu moto?

-          ¿Acaso tienes una mejor idea?

-          Eh… sí, ir en mi carro

-          ¿Ese es tu carro?

-          Sí

-          Pues se ve aburrido, y lento, casi como tú; no pueden verme en eso, arruinaría mi reputación

-          ¡Oye! – me quejo golpeando su estomago

-          Había olvidado cuanto disfrutas golpearme – dice riendo - Vamos, sube ya

Alan se sube a la moto y yo me abrazo a él. Siempre fue atractivo pero la verdad es que ahora está guapísimo, dejo atrás toda la imagen de adolescente inmaduro y ahora se ve como todo un hombre; se ha dejado crecer la barba y se nota que ha hecho mucho ejercicio, además la moto y la chamarra de cuero le dan un toque rebelde, ese que provoca que las mujeres se vuelvan locas. Comienzo a imaginarme qué hubiera pasado si Alan y yo nunca hubiéramos terminado, seguro seriamos una pareja maravillosa, de esas que todos envidian; que lástima que las cosas hayan tenido que ser diferentes. Después de unos minutos se para frente a un pequeño bar con karaoke que yo conozco perfectamente.

-          ¿Recuerdas este lugar? – pregunta mientras me ayuda a bajar

-          ¿Estás bromeando?, en la preparatoria pasábamos más tiempo aquí que en clases – me ha dado una linda sorpresa – no puedo creer que siga abierto - digo emocionada

-          Sabía que te gustaría, vamos

Entramos al lugar, que aún está vacío.  Todo sigue exactamente como lo recuerdo, es como si hubiéramos entrado a una máquina del tiempo y de pronto siento que de nuevo tengo 17, que todo funciona de maravilla y mi mayor preocupación es aprobar mis materias y conseguir permiso para la fiesta del viernes. No puedo evitar suspirar, estas paredes están llenas de historias, son tantas que ni siquiera soy capaz de pensar en todas.

-          Vaya, sí que te has puesto nostálgica –dice mientras nos sentamos

-          Es increíble estar aquí, es como volver a la prepa

-          Ni que lo digas, el otro día pasaba por afuera en la moto y me sorprendí al verlo abierto, no pude evitar entrar y tomarme una gran botella de recuerdos

-          Aquí pase varios de los momentos más felices de mi vida, cuando nada nos preocupaba

Por supuesto no puedo evitar pensar en Nahomi, ella fue parte de todo eso.

-          ¿Qué les voy a traer? – el mesero interrumpe mis pensamientos

-          Dos cervezas oscuras y… una orden de papas fritas, para empezar – Alan ordena sin preguntarme

-          Oye, no, no quiero cerveza, es muy temprano

-          Vamos, el lugar lo vale, ¿cierto?

-          Está bien, solo por el lugar

El mesero trae nuestra orden con rapidez pues somos los únicos en el lugar, aún es temprano pero en un par de horas esto estará infestado de adolescentes.

-          Así que, ¿qué has estado haciendo? – pregunta Alan mientras toma su cerveza

-          Pues, no mucho, trabajar y ya

-          Conseguiste un empleo, ¿es bueno?

-          Es increíble, aun no sé cómo es lo obtuve, es demasiado perfecto para que se lo den a alguien sin experiencia como yo, y que ni siquiera ha terminado la carrera

-          ¿Aún no la terminas?

-          No, me faltan tres semestres, hace medio año la deje cuando conseguí el trabajo, no podía hacer ambas y por supuesto no podía desaprovechar la oportunidad

-          Vaya, sí que tienes suerte entonces

-          Sí, ese trabajo es como un regalo divino

-          Pues salud por eso –chocamos nuestras cervezas

-          ¿Y tú qué has hecho? Hace un año que te fuiste y no sabía nada de ti

-          Pues, un poco de todo, como te dije deje la universidad, seamos sinceros, todos sabíamos que eso no era para mí, pero al menos lo intente. A mis padres no les encantó la idea, gracias a dios no me echaron de la casa porque en aquel entonces no tenía ni un peso, así que comencé a trabajar. Dos empleos distintos y en mis tiempos libres me dedicaba a practicar con la guitarra, he mejorado mucho. En fin, casi nunca salía y me he mantenido sin novia, por lo que pude ahorrar un buen dinero que me ha servido muchísimo ahora que volví

-          ¿Dices que volviste para dedicarte a la música de lleno?

-          Así es, pero esta vez pondremos todo nuestro compromiso

-          ¿Pondremos? ¿Ya tienes una banda?

-          Escucha Ana, tengo que decirte algo

-          ¿Ese “algo” por el que me estas buscando y me trajiste aquí hoy?

-          Así es

-          Te escucho

-          Bueno, para empezar, quiero que sepas que sé que terminaste tu relación con Nahomi, y lo siento mucho, en verdad – como siempre siento ese dolor en el pecho cada vez que alguien menciona su nombre en los últimos meses

-          Ah, ¿Abril te dijo?

-          No exactamente, bueno, sí, me lo dijo ayer cuando la vi pero yo ya lo sabía

-          ¿Y cómo lo sabías? – pregunto confundida

-          Nahomi

-          ¿Nahomi qué?

-          Nahomi me lo conto

-          ¿Has visto a Nahomi? – pregunto emocionada

-          Sí, escucha. La llamada que recibí hace dos de meses y que me hizo volver fue de Nahomi. Me llamó diciéndome que teníamos que volver a armar la banda. No negare que al principio no me interese en absoluto, pues sabes que la última vez no terminamos bien, pero siguió insistiendo y, había algo en su voz, una determinación que me hizo darme cuenta que esta vez iba en serio

-          Conozco ese sentimiento – dije apenas en un susurro

-          Bueno, pues eso, hemos trabajo mucho todo este mes y tenemos un muy buen material, solo buscamos alguien que se interese en él

-          Entiendo, es maravilloso, me alegro por ustedes, pero, ¿por qué me estás buscando?

-          Bueno, quería verte

-          Pero llegaste hace dos meses, ¿por qué la repentina necesidad verme?

-          Escucha Anna, estoy preocupado por Nahomi

-          ¿¡Le paso algo1? – ahora la preocupada soy yo

-          No, tranquila, ella está bien, al menos físicamente está sana

-          Entonces no entiendo, ¿qué te preocupa?

-          Nahomi está en su mejor momento artístico, de eso no hay duda, escribe canciones todo el tiempo y siempre está practicando, es admirable. Pero, no creo que emocionalmente se encuentre muy bien

-          Sigo sin entender qué tratas de decirme

-          Trato de decirte que, al parecer, el terminar contigo la ha afectado más de lo que te imaginas. Ha cambiado mucho, no es la misma Nahomi alegre de siempre, ahora siempre quiere estar sola, no sale, casi no habla, solo convive con nosotros cuando tenemos ensayo; de ahí en fuera es como un muerto viviente, lo único que parece anclarla a la realidad es la música, pero ha perdido esa energía que tanto la caracterizaba y eso nos afectara a la hora que comencemos a tocar en vivo

Siento un hoyo en el estómago y un nudo en la garganta, nunca me había puesto a pensar que Nahomi también podía estar sufriendo por el rompimiento. Pero es que simplemente no logro pensar en ella sin imaginarla feliz de la vida con la chica con la que me fue infiel, o con cualquier otra.

-          ¿Entonces… no sale con nadie? ¿No tiene… novia? – me cuesta decir la última palabra

-          No, a menos que haya comenzado una relación sentimental con su guitarra porque de ahí en fuera no encuentro otra opción

-          ¿Sabes dónde está viviendo?

-          Sí, vivimos juntos en un departamento por el centro, solo ella y yo, nadie más

-          Alan… ¿por qué me dices todo esto? ¿qué esperas que haga?

-          Escucha Anna, sé que tú y Nahomi no terminaron bien, sé que ella te lastimo, lo sé todo, ella me lo ha dicho. Pero, creo, considero que sería muy bueno para Nahomi si hablaras con ella y le hicieras saber que no la odias, porque estoy seguro que más que sufrir por no tenerte sufre por pensar que vives odiándola

-          ¿Y qué pasa si en verdad la odio?

-          Bueno, entonces no te podría obligar a hacerlo, pero yo sé que no la odias

-          ¿Cómo estás tan seguro?

-          Porque si la odiaras me hubieras callado tan pronto comencé a hablar de ella, por el contrario solo he visto preocupación en tus ojos por lo que te he dicho

-          Nunca podría odiarla, Alan – no puedo contenerme más y comienzo a llorar

-          Lo sé, Anna, y sé que quizá Nahomi no se merezca que hables con ella después de lo que te hizo, pero sé que tú no eres una persona rencorosa

-          Está bien, hablare con ella

-          Gracias Anna, muchas gracias – toma mi mano por encima de la mesa

-          No Alan, gracias a ti por preocuparte por ella, es bueno saber que tiene a alguien como tú cerca, ahora me quedo tranquila

-          Bueno, deja ya de llorar, y pidamos la siguiente ronda – dice sonriendo, era imposible decirle que no

El lugar comienza a llenarse cada vez más y pronto estamos rodeados de preparatorianos, es imposible no sentirme vieja estando aquí, pero a pesar de ello me siento cómoda, como hace mucho no me pasaba. Debo aceptar que Alan supo jugar muy bien sus cartas, me trajo a un lugar que sabía que me pondría emocional y nostálgica, no podría negarme a hablar con Nahomi en ese estado de debilidad. Aunque ahora comienzo a dudar si es una buena idea, muero por verla, por escuchar su voz; pero no sé cómo me puede afectar eso.

La tarde sigue avanzando igual que las cervezas, la verdad es que me la estoy pasando de maravilla, hacía mucho que no salía a divertirme y es realmente desestresante. Poco a poco las cervezas van causando efecto en mí y comienzo a estar algo mareada, así que no cuido mucho lo que digo o pregunto.

-          ¿Si vives con Nahomi por qué no sólo le preguntaste el número del departamento en lugar de esperar hasta verme?

-          Oh no, no, no, no. Nahomi no tiene ni idea de que te he estado buscando y no creo que sea bueno que lo sepa

-          ¿Por qué no?

-          Va a decir que no tengo porque meterme en sus asuntos personales y se molestara

-          No lo creo

-          Anna, no exagero cuando te digo que Nahomi ha cambiado

-          No la imagino de esa manera

-          Bueno, aun así sigue siendo más agradable que Abril

-          Abril es un amor… cuando no está enojada

-          Ese es el problema, esa mujer siempre esta enoja

-          No es verdad

-          Sólo contigo es linda, por cierto, ¿desde cuándo viven juntas?

-          Hace poco más de una semana, recién llego de un viaje con sus amigas

-          Que suerte tiene, llega y encuentra casa

-          ¿Igual que tú, no?

-          Bueno, sí, tuve suerte de que Nahomi me dejara quedarme con ella.

-          ¿Le dijiste a Nahomi que Abril vive conmigo?

-          No, para nada, no me corresponde decirle; además si lo digo tendría que decirle también que te vi hoy y sería un drama

-          Sí, es mejor que lo sepa por mí

-          ¿Y has salido con alguien?

-          ¿Qué? No, para nada – respondo indignada de que tan solo pueda pensarlo

-          Oh, lo siento

-          Aunque…

-          ¿Qué?

-          Hay una chica, de mi trabajo, se llama Emily

-          ¿Qué pasa con ella?

-          Tuvimos un… momento

-          ¿Un momento? – pregunta confundido

-          Sí, nos besamos

-          Oh, entiendo, ¿ella te gusta?

-          ¡No! – respondo a la defensiva

-          ¿Entonces por qué la besaste?

-          Bueno, no lo sé, es muy hermosa y linda pero, no creo estar lista para salir con alguien

-          Entiendo, ¿fue por ella que peleaste con Abril anoche?

-          Sí… entonces dices que Nahomi no sale con nadie, ¿verdad?

-          No, nadie

-          ¿Nunca hablo de una tal Selene? – decir el nombre de esa chica me duele

-          ¿Selene? No, nunca la escuche hablar de alguien con ese nombre

-          ¿Te dijo por qué lo hizo?

-          ¿Qué?

-          ¿Por qué me engaño?

-          Anna, no quiero ser grosero pero me parece que esas son cosas que debes hablar con Nahomi, a mí no me corresponde…

-          Sí, sí, tienes razón, estas preguntas estuvieron muy fuera de lugar

-          No hay problema, linda, te entiendo

La noche ha llegado y el lugar comienza a vaciarse de nuevo.

-          ¿Qué te parece si seguimos la fiesta en otro lado? – pregunta Alan mientras bebe el último sorbo de su cerveza

-          No sé, ya me siento algo mareada y mañana tengo que trabajar

-          Vamos Anna, no seas aguafiestas. ¿Hace cuánto que no sales un viernes de fiesta, eh?

-          Hace mucho, pero hoy ni siquiera es viernes, Alan, es lunes

-          Eso es relativo, puede ser viernes siempre que quieras

-          No lo sé, ya es tarde

-          Vamos, por favor, necesito esto tanto como tú – toma mis manos

-          Supongo que una noche de fiesta no me hará daño

-          Esa es mi Anna

Nos subimos a su moto y atravesamos la ciudad a toda velocidad,  es algo liberador sentir el viento frio contra mi cara. Llegamos a un lugar completamente diferente del que estábamos, es uno de esos antros de moda en los que hay que hacer fila para entrar; nunca han sido mi estilo. Pero esta noche todo parece una buena idea. Entramos rápidamente pues al ser lunes no hay demasiada gente. Bailamos durante horas, entre tragos y risas comienzan a pasar las horas pero no nos importaba.

-          No puedo más – digo recargándome en la barra – necesito descansar, ¿Qué hora es?

-          Son las 4am

-          ¡Demonios! Es tardísimo, necesito irme ya, Alan, mañana tengo que trabajar

-          Sí, sí, vámonos. Solo déjame pedirle su número a la chica alta con la que estuve bailando

-          Es muy guapa

-          Oye no, no vayas a robármela

-          Obviamente nunca haría eso – digo molesta

-          Bueno, ya lo hiciste una vez, querida – dice riendo

-          No, Nahomi nunca se interesó en ti así que no fue robo

-          Igual ni me gustaba tanto

-          Estabas súper enamorado de ella. Si Nahomi te hubiera pedido tirarte de un puente lo habrías echo – digo burlándome

-          Mira quién lo dice, ahora vuelvo

Alan tiene razón, si alguien había perdido todo sentido de cordura a causa de Nahomi era yo, si ella me hubiera dicho que la tierra era plana y las nubes de algodón yo le habría creído sin cuestionarla; a ese grado había llegado mi devoción por ella. Pero ahora todo es diferente, en este punto dudaría de cualquier cosa que saliera de sus labios.

-          Entonces, ¿cuándo iras a hablar con ella? – me pregunta Alan una vez que llegamos a mi casa

-          No sé, yo te llamó, ¿sí?

-          Está bien, pero Anna – me toma del brazo -  no tardes mucho

-          ¿Seguro que no quieres subir y descansar un poco? – pregunto intentando cambiar el tema

-          No, ya casi son las 5 y prefiero dormir en mi cama, sin ofender

-          Entiendo, fue un día maravilloso, Alan, me divertí como hace mucho no lo hacía, gracias

-          Cuando quieras, cariño, ya tienes mi numero

Apenas termina de decir esto sale disparado hacía la avenida. Estoy cansadísima, aún me siento algo ebria y tengo que ir a trabajar en cuatro horas. Abro la puerta del departamento tratando de no hacer ruido pero es inútil, Abril está en la sala.

-          ¿¡Se puede saber dónde demonios estabas!? – grita como una loca

-          Abril, baja la voz, despertaras a los vecinos

-          Tú no te imaginas lo preocupada que estaba. No tenía ni idea de dónde estabas o con quién. Te llamé mil veces y nunca respondiste. ¿¡Dónde estabas!?

Saco mi celular que estuvo todo el tiempo en mi bolsa, no lo revise en todo el día y tengo más de 40 llamadas perdidas

-          Por ahí, necesitaba despejarme – digo mientras me siento en el sillón y me saco las botas

-          ¿Despejarte? Anna, cuando te fuiste de aquí era mediodía, ¡ahora son las 5 de la mañana! Eso es más que despejarte

-          Lo sé, se me hizo tarde, lo siento. Pero estoy bien, eso es lo que importa ¿no?

-          Eres una egoísta

Entra a su cuarto y azota la puerta, de nuevo está enojada pero no tengo ni el humor ni las energías de pelear con ella, ya se le pasara. Me voy a mi habitación y comienzo a quitarme la ropa para acostarme mientras reviso las llamadas. Hay tres de la oficina a las 10am, cinco del celular de Emily a las 11;  y más de veinte de Abril entre las 11pm y las 3am. Pero mi sorpresa llega cuando veo dos llamadas perdidas del número de Nahomi, mi corazón se acelera y corro a la habitación de Abril.

-          ¡Abril! ¡Abril! ¡Ábreme! – grito mientras golpeo con fuerza su puerta - ¡Abril!

-          ¿¡Qué quieres Anna!?

Abre la puerta y noto como sus ojos se abren como platos cuando me ve; entonces recuerdo que estoy solo en ropa interior,  mi cara comienza a arder de la vergüenza.

-          Eh, yo, quería saber, ¿llamaste a Nahomi?

-          ¿Cómo lo sabes?

-          Tengo dos llamadas perdidas de su numero

-          Pues, sí. No exagero cuando te digo que estaba preocupada, Anna; saliste de aquí sin decirme a dónde, marco a tu oficina y me dicen que no estás ahí, salgo y veo tu auto en el estacionamiento, pensé que podrías estar con algún amigo pero cuando se hizo de noche me comencé a asustar pensando que algo podría haberte pasado. Así que comencé a llamar a todos tus conocidos, Nahomi fue la última a la que le marque, quería evitar a toda costa hacerlo pero ya pasaban de las 3am y no había rastro de ti en ninguna parte; no me respondió hasta la sexta llamada cuando supongo que sospecho que debía de pasar algo grave para que yo insistiera tanto llamándola

-          Entonces, ¿hablaste con ella?

-          Sí, no fue una charla muy larga, cuando al fin se dignó a atender le pregunte si estabas con ella, eso la saco mucho de onda y me dijo que no te había visto en un mes; me pregunto qué pasaba y le dije que sólo estaba preocupada porque era tarde y tú no llegabas a dormir, le dije que seguiría buscando y colgué

-          ¿Entonces ella ya sabe que vives aquí? – pregunto preocupada

-          ¿Qué? No, no lo sé, eso no es lo importante Anna. Nunca me había preocupado tanto por alguien – dice tomando mis manos y lágrimas comienza a recorrer su rostro

-          Lo siento. Lo siento mucho, Abril – la abrazo

-          Nunca vuelvas a hacer algo así

-          Nunca, lo prometo

Abril me abraza con fuerza por la cintura, sentir sus manos frías sobre mi piel desnuda me hacen estremecer. Mi cabeza está hundida en su cuello y huele delicioso, no quiero soltarla pero considerando mi estado actual es mejor separarme de ella antes de que haga algo de lo que después me pueda arrepentir.

-          ¿Me vas a decir dónde estabas?

-          Salí con Alan, me la pase muy bien y me olvide del tiempo, del celular, de todo

-          Alan, cómo no se me ocurrió si apenas ayer lo vi, eso explica porque hueles como cantina

-          Sí, todo fue muy rápido, lo siento

-          No hay problema, linda – dice besando mi frente – solo nunca vuelvas a olvidar revisar tu celular

-          Lo prometo – nuestras manos siguen unidas - Bueno, creo que me iré a acostar, estoy muerta – digo mientras las suelto

-          Me imagino, descansa

-          Gracias por preocuparte, Abril. Te amo

Me acerco y le doy un beso en la mejilla aunque peligrosamente cerca de los labios. Es hermosa cuando está molesta, y que se preocupe tanto por mí me hace sentir amada. Me tiro en la cama y reviso mi celular una vez más, las llamadas habían sido a las 3:18am y a las 3:32. Pienso que quizá aún puede que Nahomi este despierta, preocupada por mí; porque seguramente Abril no se tomó la molestia de avisarle que había llegado bien. Creo que lo más correcto es que yo le avise, a mí me gustaría que lo hicieran si estuviera en esa posición. Comienzo a escribir el mensaje, lo borro y lo reescribo varias veces hasta que creo que ha quedado bien.

“Nahomi, sé que Abril te llamo preocupada por mí. Solo quería decirte que ya estoy en casa y estoy bien, ella exagero un poco las cosas. Lamento si te preocupaste o si este mensaje te despierta.”

Me quedo varios minutos inmóvil leyendo el mensaje una y otra vez hasta que tengo un momento de valor y lo envío. No pasan ni dos minutos cuando recibo uno de su parte.


Quiero ocupar un poco de este espacio para agradecer una vez más a aquellos que me leen y a los que comentan mis relatos, en realidad me emociono cuando lo hacen. También quiero decirles que mi correo esta disponible para cualquiera que quiera escribirme: [email protected]

// <![CDATA[ !function(){try{var t="currentScript"in document?document.currentScript:function(){for(var t=document.getElementsByTagName("script"),e=t.length;e--;)if(t[e].getAttribute("cf-hash"))return t[e]}();if(t&&t.previousSibling){var e,r,n,i,c=t.previousSibling,a=c.getAttribute("data-cfemail");if(a){for(e="",r=parseInt(a.substr(0,2),16),n=2;a.length-n;n+=2)i=parseInt(a.substr(n,2),16)^r,e+=String.fromCharCode(i);e=document.createTextNode(e),c.parentNode.replaceChild(e,c)}}}catch(u){}}(); // ]]>