Lo que pasa en Italia se queda en Italia (o no)(1)

Lo que le habían ofrecido a Lola después de 12 años en el colegio como profesora de bachillerato tenía dos objetivos.

Desde que ese año se había planteado el Viaje de fin de curso barajaban su nombre como acompañante de 30 adolescentes en un viaje en autobús por el norte de Italia, de Milán a Roma con vuelta en avión.

Por no dejar solo al celoso de su marido al principio, por no coincidir con los cursos que ibnen e el viaje otros años y por los dos nacimientos de sus hijos, durante el tiempo que estaba en el colegio se había podido escaquear de una semana a “jornada completa”.

Pero este año la situación variaba. Eran la mayoría de sus alumnos lo que iban a ir, su vida conyugal no pasaba (y no era la primera vez) un mal momento y el Jefe de estudios le “recomendó” hacer el esfuerzo y poder seguir en el Liceo privado con las condiciones laborales estables.

Así que vísperas de Semana Santa y después de un par de broncas en casa por parte de su marido aduciendo todo tipo de incongruentes excusas y argumentos peregrinos se encontró a las 6 de la mañana revisando en el colegio la documentación del viaje, comprobando pasaportes, tarjetas sanitarias y sobres nominativos con dinero para “imprevistos” entregados por matrimonios para

sus hijos con el compromiso de entregarles la parte que los padres diesen el visto bueno.

Su marido no quiso ni acompañarla (como vamos a levantar a los niños tan pronto) y a mala ostia (la que solía gastar) le dio una caja de condones “por si los tenia que usar”… no sea que a la vuelta le pegase algo. Lo menos que pudo hacer fue tirarla encima de la cama y recomendarle que la usase el para que valorase lo que tenia en casa. Pero el ánimo se lo había torcido sin salir de casa.

La emoción de los que iban llegando, el nerviosismo de los padres al dejar casi por primera vez a sus hijos salir tantos días fuera hizo que pasase desapercibido su nerviosismo por la escena vivida. Los jefes del colegio lo adujeron a la responsabilidad que suponía y que siempre les había demostrado en su trabajo.

-          “Seño! Que nos vamos!!... que bien lo vamos a pasar”. Le decía un grupillo mixto de chicos y chicas con las hormonas en estado de ebullición.

-          SI! – y pensó- Me parece que con vosotros voy a tener mucho trabajo y no precisamente en los museos si no en los pasillos de las habitaciones.

Llegados al aeropuerto facturación, intentos repetidos de que se mantuviesen juntos y alguna amonestación reprobatoria por mal comportamiento. Mientras tanto su compañera (profesora de arte) intentaba ganarse inútilmente a los chicos con comentarios sobre los lugares que iban a visitar, la importancia de la cultura en Italia y los valores que nos transmitieron los romanos.

Ellos respondían con preguntas del tipo… “Vamos a poder salir por las noches?”… “cuanto vale la pizza en Italia?... “Es cierto que las tías no salen por las noches solas?”… incluso se monto una “patrulla ciudadana para proteger a sus hembras de los “tifossi” salidorros que se las querrían tirar…

Milán, aeropuerto, la primera en la frente, la señorita Lucia (por no llamarla descerebrada) se dejo el equipaje de mano en el avión… Información, mostrador de la compañía, esperar a que se limpiase y descripción exacta de lo que había en la bolsa… tiempo previsto así dos horas.

A todo esto al poner en marcha otra vez el móvil ya tenía dos perdidas de su marido y un mensaje.

“Ya habeis llegado?... Que tal el hotel? Has escogido habitación o vas a ir de ruta por las otras, incluida la de tu compañera?”…

Ni el mas mínimo comentario sobre sus hijos a los cuales aunque con su padre dejo bajo la vigilancia y seguimiento de su madre y su hermana que al fin y al cabo “familia es familia y a ti te encontré en la calle”…

-“Gema, tenemos para rato, deja las guías turísticas y sal fuera, avisa al conductor de que tardaremos, preséntale las excusas y de paso te fumas un cigarrillo que te veo “nerviosa”…

Había tomado las riendas del viaje sin habérselo propuesto,… ya no las abandonaría en 7 días.

Su compañera se llevo a los 4 alumnos cercanos que fumaban y se enteraron y ella se quedo con el resto en la zona de transito.

Apareció el bolso, pasaron el control y se presento al conductor español y la guía contratada que la iba a acompañar durante todo el viaje.

Se saludaron ella azorada por el incidente y ellos divertidos por que pese a ser españoles pasaban gran parte del año en Italia con grupos… una vez tocaban chicos, otra, matrimonios y familias y en invierno jubilados de los viajes del Inserso. Así que estaban acostumbrados a ese tipo de incidentes.

La guía y su compañera hicieron migas por el arte y ella se coloco junto al conductor de camino al hotel. Un par de pitidos más, un par de malas caras y gestos de querer tirar el teléfono hicieron que Jose (el conductor) se fijase y le intentase infundir ánimo y tranquilidad. Y a buena fe que lo hizo con su conversación agradable y pese a ir hacia las afueras de la ciudad le pareció que le describía la ciudad como si fuese “IL Domo”. La embobo…

Reparto de habitaciones. En dos plantas ellas repartidas en cada una y los acompañantes en la que ella no estaba por lo que tenia dos habitaciones mas que controlar que su compañera. Pese a que los padres sabían que no era su cometido vigilar las habitaciones el prurito personal y el evitar incidentes la llevaba a pensar en carreras nocturnas por los pasillos.

Obviamos las visitas a museos y monumentos, obviamos que la primera que hizo carreras por el pasillo fue su compañera a buscar a la guía y compartir habitación, obviamos que el cansancio del día lo compartía por la noche con las esperas en la cafetería de los hoteles esperando llegasen los chicos que volvían del “tiempo de esparcimiento libre” que figuraba en el programa.

Olvidemos las llamadas en cualquier sitio recordándole lo “puta” que iba a ser, el intentar crearle cargo de conciencia por dejar a los hijos y a el mismo abandonado.

Quedémonos con las charlas con Jose en la cafetería en el bus… en sus “Otra vez el pesado?” que le decía a media voz sin dejar de fijar la vista en la carretera.

Y por la noche pasados Milán, Verona, y Venecia ya no hacia caso de los paseos llegando a permitir que ellos mismos se repartiesen las habitaciones de forma mixta,… eso si guardando las formas y diciéndoles esperasen a hacerlo discretamente. Pero partiendo de la base de que su compañera y su “amiga” ya no se cortaban. Que iba a decir ella. Solo le valía el argumento de “Lo que pasa en Italia se queda en Italia”… a no ser que alguna se lo llevase en forma de Bombo de 9 meses que era lo que mas le preocupaba.

Por la noche pensaba en quienes habían cambiado de habitación, se los imaginaba jugando en grupos a la botella, al “verdad o prueba” desnudándose en juegos adolescentes que ella no había tenido, se los imaginaba de dos en dos perdiéndose por los pasillos, follando sin pudor en camas de hotel que al día siguiente abandonaban con algo perdido, una cámara, un preservativo usado, unas botellas de licor vacías.

Y repasaba los mensajes y pensaba en que lo único que la mantenía allí era el compromiso con sus jefes, el salir de una casa que ya no consideraba una pareja y las charlas de Jose que nunca se había excedido mas  de una caricia una mano en la rodilla sentados en taburetes y dos besos al despedirse de el en los pasillos.

Tumbada en su cama y al oír el tercer “paseo” nocturno pensó en la relajación que le supondría una caricia y se la ofreció a si misma.

Sus inseguridades llegaban incluso a sus pechos, según ella inadecuados en tamaño, caídos por dos hijos y los acaricio,… los subió y coloco intentando se quedasen redondos sobre su pecho los amaso consiguiendo poner tiesos los pezones. Y entonces se quito esa inseguridad. Recordó como se debía recolocar el escote en clase por que la vista de sus alumnos se iba a su canalillo y mas recientemente las miradas de Jose a su escote intentando vislumbrar si llevaba o no sujetador.

Bajo a sus caderas, en las que José disimuladamente ponía la mano al darse los dos besos de despedida y al que había descubierto que con las yemas de los dedos intentaba distinguir si usaba braguita o tanga.

Bajo a su sexo y lo froto, lo acaricio por encima de sus labios,… los separo con los dedos y con la mano izquierda presiono el clítoris,… Se sonrió, pensó en lo que decían los chicos de que si te hacías una paja con la mano que no usas normalmente parece que te la esta haciendo otra persona.

Recordó que no sentía placer en casa desde hace mucho,… Que su marido era egoísta hasta en eso, que lo hacían de cualquier modo si a el le apetecía y si ella quería era la “buscona” y lo recibía como si fuese una venganza un castigo por lo que nunca había hecho ni se le había pasado por la cabeza, serle infiel.

Y aparto esos pensamientos, se centro en Juanjo, el chico mas alto y apuesto del colegio que ya había tenido en ese viaje 4 experiencias y una en grupo (se lo dijo el mismo riéndose cuando visitaban la casa de Romeo y Julieta en Verona.

• “Seño!... estos dos idiotas se murieron y encima sin follar”… “con lo fácil que es,… además se lo dejo claro, sin compromisos. Solo “polla”…

Así se lo describía mientras con miradas repasaba los “éxitos” logrados en los primeros 4 días.

Ella no tenia allí polla,… se metió el dedo, uno, dos,… el tercero que entro era el de la alianza, y se lo quería meter mas adentro se mojaba cada vez mas, se retorcía en una cama solitaria en la que se dijo no entraría nadie de momento.

Se imagino a su compañera follando con su amiga-guía… experimentando 69´s continuos en tijeras en las que sus coños húmedos se rozaban hasta fundirse. En besos profundos y labios mordisqueando las tetas mutuamente.

La alianza le rozaba la sensibilidad de su vagina y saco el dedo para quitársela…. Pero lo pensó mejor mientras se retorcía, estaba cerca del espasmo, del paroxismo del placer y ese dedo marcado durante 15 años, lubricado por los jugos que nadie se bebió desde hace mucho, busco su agujero trasero…

Se estaba metiendo el dedo en el culo, dilatándolo pero no era a ella la que la “daban por el culo”… era a su vida, aburrida de “maestra” (y eso que era vocacional pura). A sus jefes que tragaban con las idioteces de los niñatos que pagaban 500 euros mensuales con tal de que no saliesen del colegio y que pasaban de normas.

Pero a quien también le daba por el culo era a su matrimonio, a su marido hipocondríaco, posesivo y receloso.

Se dio la vuelta, y en un ejercicio de contorsionismo introdujo las dos manos en sus orificios apoyándose tan solo con la mejilla que un poco antes había besado Jose y le había hecho vibrar.

Se acordó de sus juguetes, los que usaba en Madrid, los que no había traído para evitar el mal trago de pasarlos por el control de equipajes.

Y se introdujo mas profundo los dedos, quería notarlos todo lo dentro que pudiese, se taladraba el coño con dos dedos y en su culo mantenía la alianza… Se corrió, el orgasmo lo apago poniendo la boca en la almohada, chillo como no lo hacia o no podía hacerlo en casa, babeo por el placer, se acaricio el dolorido ano y como le gustaba hacer relajo el clítoris con pequeños toques que amortiguaban el bajón del orgasmo.

Se relajo en la cama girando sobre su cuerpo desnudo y se sintió apetecible, se vio deseada, deseosa, y recuperada se levanto a asearse. La ducha después del coito individual la relajo y se volvió a tocar pero para dar las gracias por sentir que sus genitales la daban placer, que respondían a unos estímulos aletargados por el tiempo.

La higiene le hizo quitarse la alianza, ver la marca que además de en su interior había dejado en su dedo la estremeció y sin dar marcha atrás la dejo caer en el poco ortodoxo joyero en que convirtió su neceser. Y allí la dejo entre pasta de dientes, tampones, maquillajes y sorpresa, un condón que había quedado olvidado de un viaje de pareja hacia mucho tiempo…

…Se retiró a la cama con el preservativo en la mano pensando en quien podría darle uso y se repitió… “Lo que pasa en Italia se queda en Italia”….

(CONTINUARA)

Lamadredeltopo1@live.com