Lo que pasa cuando te olvidas el corpiño IV
Este es el ultimo relato de lo que fue mi viaje a Uruguay. En este paso de ser enfiestada por mi jefe y el uruguayo, a ser la "acompañante de mi jefe" y recibir una oferta para acompañarlo en futuros viajes y/o eventos a cambio de "viáticos".
Cuando me desperté al otro día sinceramente necesitaba un cuerpo nuevo.
Me dolía terriblemente la cabeza por el alcohol de la noche anterior, y a las piernas las sentía muy cansada. Soy de hacer ejercicio así que estoy acostumbrada al dolor muscular, pero este dolor o cansancio era diferente.
Cuando me levante para ir al baño me di cuenta de lo que la pija de Sergio había hecho en mi culo. Directamente me dolía al caminar.
En el baño me acorde de que era sábado y que supuestamente tenía que ir a la oficina a terminar un par de cosas. Eran las 11 AM y en ese estado no podía pensar en trabajar.
Me di una ducha y me cambie. Al salir de la habitación me encuentro con mi jefe que ya estaba cambiado y miraba algo en su notebook. Al verme se levantó y vino a darme un beso directamente en la boca, que respondí de manera fría. Enseguida se me vino a la cabeza la idea de que se había “enamorado”. Yo solo disfruto del sexo, pero enamorada estoy de una sola persona y es de mi marido.
Intercambiamos un par de palabras y le pregunte si me iba a llevar a la oficina, a lo que respondió que me dejara de joder, que hoy no iba a trabajar. Trate de explicarle que ese era el motivo por el cual me había quedado, pero no tuve éxito. Me dijo que me olvidara del trabajo. Que de ser necesario más adelante veríamos como nos arreglábamos. Dude un poco porque sabía que ese “más adelante veríamos”, significaba que en un par de meses tendría que volver a Montevideo….
Nos pusimos a charlar y enseguida salió el tema de la noche anterior. Ahí fue que me comento como se había armado todo. Sergio y mi jefe acostumbraban a participar de encuentros SW cada vez que mi jefe viajaba a esa ciudad. En varias oportunidades habían hecho tríos Sergio, su mujer y mi jefe. El viernes por la tarde Sergio le había comentado que en la cena del jueves había estado hablando conmigo de sexo y que yo le había comentado que tenía experiencia en tríos e intercambios con mi marido, y que esto a Sergio lo había dejado a mil y obviamente mi jefe cuando se enteró también se había excitado mucho. En ese momento comenzaron a fantasear con tratar de hacer algo conmigo esa noche, y de esa manera fue que se terminó dando todo.
Me quede tranquila porque era evidente de que mi jefe nunca supo que yo ya había tenido sexo con Sergio, y comprobé que Sergio sabía mantener la boca cerrada.
Seguimos conversando un rato y mi jefe empezó a ahondar sobre mis experiencias sexuales.
Esto pareció interesarle mucho ya que note en un par de momentos como se acomodaba la erección. En un momento me invito a almorzar, a lo que le dije que si quería lo acompañaba, pero que yo tenía el estómago revuelto así que prefería no comer nada por el momento. Le dije que saldría a dar una vuelta para tomar aire a lo que se ofreció a acompañarme.
Terminamos en una confitería con mesas al aire libre donde el pudo almorzar algo y yo me tome 2 cafés y comí medio tostado. Realmente no tenía hambre. Cada vez que me sentaba me acordaba de Sergio…., aunque más allá del dolor o molestia, cuando recordaba la noche anterior no podía evitar excitarme.
Estuvimos un rato largo charlando en ese lugar hasta que vino la pregunta de qué quería hacer esa noche. Ahí entendí lo que pensaba mi jefe. Había dejado de ser su empleada para transformarme en su amante. El solo había viajado para estar conmigo y si bien no me lo había dicho, los hechos me mostraban lo contrario. Por un momento dude en salir esa noche ya que el temor de que alguien me viera siempre estaba en mi cabeza. Por otro lado sabía que cuanto más espacio le diera a mi jefe, más confusión iba a crear en la suya. No supe cómo manejar la situación y lo único que atine a decir fue que prefería no hacer nada, ya que estaba muy cansada y al otro día tenía el vuelo temprano. Además de que encima no tenía ropa porque había viajado con lo justo para tres días y se habían transformado en cinco. La excusa no fue muy firme, y enseguida mi jefe contraataco, “no te hagas problema por la ropa, vamos esta tarde de shopping, yo invito”. El comentario me dejo un poco descolocada. Siempre me regalo cosas lindas y caras pero por eventos puntuales y no como en este caso. Por otro lado sabía que el ir con el de shopping seria como transformarme en Julia Roberts en mujer bonita. (ojo que él no es Richard Gere….). Agradecí la invitación pero la rechace.
Mi jefe siguió insistiendo y en un momento me comento que esa noche tenía una cena con un grupo de conocidos que irían con las mujeres y que le gustaría que lo acompañara por siempre que iba era el único que estaba solo. Yo conocía a ese grupo de conocidos. Son socios que el tiene de otros negocios que tiene en Uruguay. Alguna vez los vi en la oficina de Bs As. Es gente de la misma edad que mi jefe, con un muy buen pasar económico.
Dude un instante porque ya no sabía que era lo que estaba planeando, pero después de mucho insistir acepte. A lo que no acepte fue a que me acompañara al shopping a comprarme ropa, aunque de todos modos le deje en claro que me la compraría con la tarjeta corporate de la oficina.
Salimos de la confitería y muy gentilmente me dejo en el shopping. Al principio un sabía que comprarme, ya que no tenía muy en claro como seria la cena, pero al rato ya había entrado en varios locales y tenía varias bolsas en mis manos incluyendo un conjunto de ropa interior.
Volví al hotel y para mi sorpresa mi jefe no estaba. Así que aproveche y me tire a dormir un rato. No se cuánto habré dormido, pero calculo que dos horas como mínimo. Me despertó una llamada al celular desde Bs As. Era mi marido con mi nene. Estuvimos charlando un rato y arregle para que me fuesen a buscar a Aeroparque la mañana siguiente. También en ese momento le blanquee que esa noche mi jefe me había pedido que lo acompañara a una cena de “trabajo”. De esa forma me aseguraba que si alguien me veía, mi marido supiera por mi que estaba en una cena laboral.
Aproveche para bañarme de nuevo y como ya eran las 20:00hs empecé a cambiarme. Me decidí por un pantalón blanco que me había comprado y una remera suelta color negro. Tiene la espalda transparente y un hombro caído, por lo que me la tuve que poner sin corpiño. Si bien no era transparente en la parte de adelante, se notaba que estaba sin corpiño. Además tenía que tener cuidado con mis movimientos ya que al ser suelta, si me agachaba me podían ver hasta el ombligo. Me puse unas sandalias de las que había llevado y un saco de verano que también había comprado esa tarde. Del conjunto de ropa interior que me había comprado solo use la tanga ya que como dije arriba la remera se lucia sin corpiño.
Me maquille, me ate el pelo y salí de la habitación a esperar a mi jefe. Como no aparecía y no tenía noticias de él, y ante la incertidumbre de si iríamos a la cena o no, decidí llamarlo al celular para ver que hacíamos. Me atiende y me dice que estaba esperándome en el bar del hotel, así que baje para encontrarnos ahí.
Lo primero que me dijo cuándo me vio fue que estaba hermosa. Me había arreglado bastante y me sentía linda. Me pidió una cerveza así lo acompañaba en la que él ya estaba tomando. Me dijo que todavía era temprano así que teníamos que hacer tiempo. Yo estaba con pocas ganas de tomar, pero dentro mío sabía que era lo mejor para desinhibirme por lo que vendría. Una cena con gente a la que no conocía, y donde todos los demás se conocían entre ellos. Probablemente las mujeres de los socios sabrían o se imaginarían que yo era el “garche” de mi jefe, por lo que me mirarían de manera rara. Si, lo mejor era tomar algo para no pensar en eso. Me había transformado en “acompañante” sin haberlo planeado.
Mi jefe empezó a llevar la conversación para el lado del sexo, y a diferencia de otras veces enseguida le seguí la corriente. Yo ya estaba excitada y en algún momento había fantaseado con que esa noche la cena sería una orgia.
Nos terminamos dos cervezas cada uno y nos fuimos al auto. Ya en el auto la que tomo la iniciativa fui yo. En el estacionamiento puse mi mano sobre su verga y empecé a masajearla. Mi jefe pareció quedarse ante mi atrevimiento, pero enseguida note que le gustaba. Acto seguido le baje el cierre, meti mano y deje su pija al descubierto. Mientras mi jefe manejaba comencé a chuparle la pija con ganas. Me di cuenta de que lo estaba disfrutando y cada tanto agarraba mi cabeza para ayudarme con lo que estaba haciendo. El morbo por lo que estaba haciendo me motivaba a hacerlo cada vez con más ganas. En un momento noto que mi jefe estaba como estacionando y automáticamente deje de chupársela. Me di cuenta de que habíamos llegado. Obviamente lo primero que me dijo fue, “no me dejes así, no doy más”. Pero la verdad era que el estacionamiento estaba bastante iluminado y concurrido, por lo que entendió que no daba para seguir. Antes de bajar me retoque el maquillaje, sobre todo en la boca, y encaramos al restaurant. En la puerta estaban sus socios con sus mujeres. Éramos 8 personas en total. Me presento como encargada financiera de su compañía en Bs As y que estaba ahí ya que era su intención involucrarme en la administración de esos negocios. Si bien sus socios ya me conocían, note su asombro en la explicación de mi jefe, lo cual también me dejo media descolocada a mi. Enseguida note como me miraron de arriba abajo las mujeres y como sus socios me escanearon con la mirada. Por suerte la ropa elegida era acorde al lugar, lo que me dio cierta tranquilidad. Ya dentro nos acomodaron en una mesa redonda, quedando yo entre mi jefe y uno de sus socios. Como en la puerta me habían sacado mi saco, mi espalda quedo al descubierto. Al hacer frio dentro del lugar enseguida mis pezones se endurecieron, lo que me incomodo un poco cuando vi que una de las mujeres lo noto y se lo comento a otra y está también me miro. Obviamente los hombres también lo habían notado, pero no hicieron comentario alguno entre ellos. La charla fue bastante amena, y salvo las miradas de las mujeres, no me sentí incómoda para nada. Mi jefe me hizo participar varias veces en la conversación con lo cual me mantuve entretenida.
En un momento al ir al baño note como me miraban y supuse que mi pantalón blanco dejaba ver claramente mi tanga. La verdad es que me estaba gustando el saber que los hombres se calentaban conmigo. Me hacía acordar a la oficina.
Al finalizar la cena note que los hombres mientras se despedían le hicieron algún comentario sobre mí a mi jefe ya que me estaban mirando y todos reían. Me molesto un poco pero también me calentó el saber que probablemente estaban fantaseando conmigo.
Nos despedimos, subimos al auto y lo primero que me dijo mi jefe era si iba a terminar lo que había arrancado a la ida. Obviamente que con un par de copas de vino no dude mucho y al poco tiempo estaba chupándosela de nuevo. No habrán pasado 10 cuadras que siento como mi jefe se pone duro en señal de que estaba por acabar. Trato de correr la cara pero con una mano mi jefe me sostiene la cabeza de manera de que su semen terminara dentro de mi boca. Seguí chupando y tragando mientras mi jefe acababa por completo. Me acomodo en el asiento justo cuando estábamos llegando al hotel.
Una vez en la habitación le pregunte qué era lo que habían dicho sus socios de mí, ya que me había dado cuenta de que algo le habían dicho. Me contesto lo siguiente: “obviamente nadie se creyó de que estabas ahí para involucrarte en los temas financieros la sociedad. Y me empezaron a preguntar como eras en la cama, desnuda, etc. Es más, uno quería dejar a su mujer en la casa e invitarnos a un boliche.”, mientras reíamos siguió, “pero lo más gracioso fue cuando me preguntaron si te estaba pagando”. Ahí me quede media helada y le pregunte, “ellos creen que soy un gato?, que estoy acá por plata?, de ser así avisales que todavía no vi un peso”. En realidad se lo había dicho en broma, pero en el fondo me había molestado que pensaran eso. Mi jefe me dice, “yo sé que no sos un gato, olvídate de eso, pero que te quede claro que plata no te va a faltar y a mi tu compañía me viene muy bien.”. Entendí el doble mensaje, y enseguida se me vino a la cabeza que mi jefe a fin de mes tenía que viajar a Alemania por trabajo. Y sin dar más vueltas le pregunte, “queres que te acompañe en tus viajes?.”- “obvio que me gustaría que me acompañes, no sé cómo podrías arreglar con tu marido, pero tranquilamente pueden ser viajes laborales y yo te lo reconocería monetariamente como “viáticos””. La verdad es que la idea me empezaba a gustar. Viajaría con mi jefe a lugares a los que nunca había ido y probablemente tardaría mucho en conocer, me hospedaría en los mejores hoteles y encima me pagarían y el excusa para mi marido estaba armada a la perfección. Lo único que tendría que hacer seria acostarme con mi jefe, algo que ya estaba pasando por lo cual no requería casi ningún esfuerzo.
Le dije que si, que aceptaba, pero que yo quería poner el valor de los viáticos. Que me dejara pensarlo. Su sonrisa fue enorme, con lo que entendí que más allá de la plata, lo que el quería era mi compañía. Con la plata que tiene es un hombre que puede tener a su lado a la pendeja que quiera. Pero había algo en mí que le gustaba. Supuse que sería el saber que yo no le podría causar ningún problema, porque sería un problema para mí también, y saber que podría acompañarlo a cualquier evento ya que sabía desenvolverme en esos lugares a la perfección. Soy una mujer preparada profesionalmente, por lo que se garantizaba discreción y educación.
Después de mi afirmación comenzamos a besarnos. En poco tiempo estaba chupándome mis tetas con ganas, mientras que con la otra mano me masturbaba. Yo comencé a hacerle lo mismo, pero su pija estaba flácida. Imagine que sería porque hacía poco tiempo había acabado y por lo de la noche anterior. Dentro mío me sentía aliviada ya que todavía me dolía la cola de la noche anterior. Igualmente me acomode de manera de poder chupársela para ver si se le paraba.
Estuve un rato así pero no había caso, y me di cuenta de que se estaba poniendo nervioso lo cual lo complicaría aún más. Decidí ayudarlo de alguna manera.
Me pare y totalmente desnuda comencé a bailarle de manera sensual. Como asi tampoco había caso, empecé a hablarle de cómo me garcharia con los viajes, y que le iba a terminar saliendo muy cara. Él me decía que no le importaba, que sabía que podía pagarle a cualquiera, pero que me quería a mí. En un momento le pregunto si solo me iba a garchar el o si lo iba a hacer con sus socios o personas que visitara en el exterior. Cuando lo miro veo que eso surtió efecto. Su pija comenzó a endurecerse y entendí que su morbo o fantasías pasaban por ese lado. Me dijo que si, que si yo aceptaba él me podría garchar no solo con sus socios en los viajes, sino también con algunos amigos que comparten los gustos en Bs As. Me confeso que tiene parejas amigas con las que practica sexo grupal e intercambios, pero que hace un tiempo que dejo de frecuentarlos ya que como él era solo trataba de ir poco. Mientras hablábamos de eso él estaba sentado en el borde de la cama, yo me senté encima de él mirándolo y su pija entro sin ayuda dentro mío. Seguimos charlando y yo me movía acelerando o parando la intensidad. Le dije que me podía garchar con quien quisiera siempre y cuando pagara lo que correspondía, a lo que me dijo que eso no era problema, que pusiera un precio y listo.
Yo estaba en mi clímax. Acabe imaginándome a sus cinco socios garchandome y mi jefe mirando a un costado. Mientras acabe note que mi jefe también lo estaba haciendo dentro mío. La verdad es que no era lo que quería, pero tampoco podía cortar el momento. Además yo estaba acabando también. Enseguida me levante y me acosté a su lado. Poco semen salió de mi vagina por lo que supuse que poco fue lo que acabo dentro de mí.
Nos quedamos un rato así sin que ninguno dijera nada. En mi cabeza empezó a dar vueltas la idea de que mi jefe me pagara ser su compañía.
Ya eran las 3 AM y en pocas horas tenía que estar en el aeropuerto para tomarme mi avión.
Le di un beso en la boca despidiéndome y me fui a dormir a mi habitación. Había sido una semana muy intensa y no podía dormir. Se me vinieron a la cabeza un monton de cosas. Imagine a sus amigos garchandome, a sus socios, a Sergio, etc. Me imagine en el mejor hotel, comprándome ropa en el mejor shopping de Europa, o cenando en los mejores restaurantes. La verdad es que la idea me gustaba y me calentaba. Me termine durmiendo pensando en esas cosas.
Al otro día llegue a Aeroparque a las 11hs. Estaba mi marido esperándome con mi hijo. Les conté de mi viaje, y de cómo había trabajado incluyendo el sábado. Me dijeron que tenía cara de cansada, lo cual era cierto. Había dormido muy poco en los últimos días. Aproveche para contarles que en una semana y media tenía que viajar a Alemania por trabajo. A mi marido mucho no le gusto, pero esa es otra historia……