Lo que nunca sospecharon de Harry Potter...

Todo empieza cuando, estando en su 4º año de Hogwarts, Harry se encuentra después de la cena a Hermione, ambos camino de la sala común de Gryffindor... Después, viene lo bueno...

Lo que nunca sospecharon de Harry Potter...

Todo comenzó una noche estrellada. Era noche cerrada, y Harry venía de dar una vuelta nocturna por los terrenos del colegio para aclararse un poco y mantener su mente despejada.

Acababa de finalizar la cena y todos los alumnos de Hogwarts se dirigían hacia sus respectivas salas comunes.

Por aquel entonces, Harry cursaba 4º curso en Hogwarts, Colegio de Magia y Hechicería, y hacía 1 semana que había sido elegido 4º Campeón en el Torneo de los Tres Magos.

Por aquellas semanas, todos sus compañeros le lanzaban esquivas miradas, y se apartaban de él cuando iba deambulando solo por los pasillos, de modo que no era de extrañar que apenas hallase a ningún alumno en su camino de regreso a la sala común de Gryffindor.

Al pie de las escaleras que conducían al 6º piso, Harry se topó con una persona muy conocida:

Era Hermione Granger, su mejor amiga.

-¡Hola, Harry!-Lo saludó ella, muy contenta.

Harry, sin ningún entusiasmo aparente, le contestó:

-Ah... hola Hermione.

-¿Sigues enfadado con Ron?-Le espetó Hermione de repente.

Harry le dirigió una mirada de enfado como si quisiera decirle algo a gritos, pero se contuvo y se limitó a asentir despacio con la cabeza.

Hermione suspiró y dijo:

-Harry, en verdad creo que deberíais hablarlo... porque...

-¡¿Para qué?!-Le espetó Harry, como una exhalación.- ¿Para que el muy celoso me diga que no le tengo por qué mentir al decirle que no me presenté a campeón del Torneo por enésima vez...? Paso, Hermione...

-Pues no deberías pasar.- Le dijo Hermione.- Sois amigos, Harry... no podéis seguir enfadados, así de por vida...

-Él es el celoso.-Repuso Harry-. Yo no le pienso decir nada. Si hablamos, será porque él lo decida. Yo no pienso dar mi brazo a torcer... ¡Ah, es increíble que piense que yo me presenté al Torneo de los Tres Magos! ¡Es un idiota, y ésa idea de que yo me presenté por mi propia voluntad... es ridícula!

Y comenzó a subir las escaleras que llevaban al séptimo piso, esquivando por muy poco un escalón falso.

Hermione fue hacia él a todo correr, subiendo las escaleras lo más rápido que podía y, finalmente, en el antepenúltimo escalón, logró detenerlo.

Harry se volvió y la miró, sorprendido.

-Está bien, Harry, dejemos de lado a Ron de una vez... si eso te hace feliz...

-Me hace feliz.- Le aseguró Harry, frunciendo un poco el entrecejo.

-Está bien.- Hermione se armó de paciencia-. Lo entiendo... No hablemos más de Ron, ¿Ok?

-Vale.- Asintió Harry.

De pronto, Hermione lo miró intensamente con sus inmensos ojos castaños.

Harry se ruborizó.

De improviso, los ojos de Hermione lo miraron con inmensa tristeza, y Harry se sintió muy mal por cómo le había hablado hacía unos minutos en la escalera.

-Lo siento...- Murmuró de repente Harry.- No debería haberte hablado así... yo... ahora tú eres mi única amiga, y eres la única que me cree en lo referente al Torneo... Lo siento, Hermione...

Hermione le sonrió.

-No pasa nada...-Le dijo Hermione, para tranquilizarlo.- De verdad, sé que ha sido uno de tus impulsos de furia por cómo están las cosas con Ron...

El corazón de Harry dio un brinco repentino y clavó sus verdes ojos como esmeraldas en los dulces y castaños de Hermione.

De pronto, salió a flote lo que había sentido una vez al finalizar su primer curso en Hogwarts, la misma noche que Gryffindor ganó la Copa de la Casa por primera vez en 7 años consecutivos...

Hermione lo miraba, extrañada.

-Harry, ¿qué te ocurre?-Le preguntó.

-Hermione, yo... hay algo que quiero decirte desde el primer curso...

Ella lo miró, casi temerosa y con recelo.

-¿Qué es, Harry?-Apremió la chica.

-Hermione, yo te amo.-Susurró él.

La muchacha miró un momento a uno de sus dos mejores amigos, muy sorprendida, y casi sin atreverse a creer en lo que él acababa de decirle.

-Harry, ¿qué...?

-Te amo.-Le repitió Harry sin más preámbulos.-Te amo desde que tenía once años...

De pronto, la expresión asombrada de Hermione se transformó en una dulce sonrisa que sonrojó a Harry hasta los extremos.

"Por fin se lo había dicho..."-Pensaba Harry para sí mismo, asombrado.- "Por fin he reunido el valor necesario para confesarle...".

Sin poder resistirlo un segundo más, besó en los labios a su amiga mientras la abrazaba.

De pronto, Hermione salió corriendo, bajando las escaleras a toda prisa y Harry, desconcertado pero sin pensárselo un segundo, la siguió a todo correr.

Los pasos de Hermione lo condujeron hasta el aseo de las chicas de la segunda planta del colegio.

Hermione se metió al interior del aseo y se apoyó en un muro.

Harry la siguió, un poco cohibido.

Allí volvieron a besarse, perdiendo por completo la noción del tiempo y las cosas...

Hermione se dejó caer al suelo de pronto, al tiempo que se desabrochaba la blusa del uniforme escolar.

Harry le comenzó a besar el cuello con suavidad.

De pronto, se apartó y contempló los pechos de Hermione casi desarrollados ya.

Eran unos pechos preciosos, con sus pezones tan delicados...

Harry se acercó mucho a ella y puso su boca alrededor de uno de aquellos bellísimos pezones y comenzó a chupárselo.

Hermione suspiraba de gusto y al tiempo acariciaba a Harry en la espalda.

Harry se sentía en el paraíso mientras mamaba ambos pezones de Hermione.

Se quitó la túnica y la camisa del uniforme.

Hermione comenzó a desabrocharle la cremallera y los pantalones.

Harry notó que su órgano genital entraba rápidamente en erección, y aquella sensación de estar allí con su compañera le encantaba.

Al cabo de unos minutos, Harry estaba completamente desnudo, y Hermione le mamaba el pene una y otra vez, sin soltarlo.

Harry se tumbó en el frío suelo de piedra del baño de las chicas mientras Hermione le mamaba la polla. Era una polla inmensa, casi cubierta de un fino y suave vello negro alrededor.

Harry mientras tanto tenía sus genitales totalmente erectos y sin parar de echar espermatozoides todo el tiempo.

Cuando pasaron unos minutos, Harry hizo detenerse a Hermione y comenzó a quitarle la túnica con mucha suavidad.

En cuestión de unos instantes, Harry tenía delante al más hermoso desnudo cuerpo femenino que había visto jamás.

Harry comenzó a lamerle el clítoris con mucha delicadeza.

Hermione comenzó a gemir de gusto que sentía.

Después, le penetró lentamente.

Ya llevaban disfrutando varios minutos cuando Hermione lo miró, y le dijo:

-¡Harry, apártate, apártate, por favor, no me puedo embarazar!

Harry, impresionado, se apartó de ella de inmediato y miró a su amiga:

Por toda su cara asomaban lágrimas.

-Lo siento.- Le dijo Harry, abrazándola.- Lo siento, me dejé llevar... no volverá a suceder... te lo juro.

Se vistieron en silencio y volvieron a la sala común de Gryffindor cogidos de la mano.

ANÓNIMO.