Lo que no debe ser contado III

Sigamos... todos de golpe para no perder las buenas maneras. Lo que cuento sigue siendo todo mentira...

Era extraño, verle en los campos de entrenamiento, recordar todos esos sentimientos, todas las maravillosas y abrumadoras sensaciones que experimentó. Y hacer como que no había nada entre ellos, más que la relación profesional que habían tenido siempre. Salió de la ducha de los vestuarios con una toalla cubriéndole de la cintura para abajo y cogiendo otra para secarse el pelo. Pero a pesar de la agradable sensación de saber que tenía a una persona que le amaba se sentía un poco mal. Quería poder salir con Toni sin miedo a la reacción de la afición, sin tener que temer alguna represalia por revelar su condición sexual. Y mucho menos quería que nadie le hiciera pasar malos ratos a Antonio, sabía que sí veía a alguien metiéndose con su novio nadie podría evitar que se liara a bofetadas. No pensaba tolerar que nadie, ni una sola persona volviese a hacer daño a su chico.

Alguien se sentó a su lado, cuando miró a esa persona vio en sus ojos una amistosa sonrisa.

  • ¿Todo bien? Pareces algo distraído.
  • Es solo que cuando se te mete una idea en la cabeza no hay manera sacarla.
  • ¿Algo grave?
  • No lo sé... – Michel miró al resto de sus compañeros. Ninguno se había fijado en la charla que mantenían.
  • ¿Por qué no se lo dices? – Iván le miró sorprendido. – Vamos, ¿no crees que merece la pena arriesgarse? Yo creo que a mas de uno no le va a importar y si a alguno lo hace pues ajo y agua.
  • Realmente no sé si me preocupaba que conozcan que mantengo una relación sentimental homosexual o que sepan con quién es...
  • Ya te he dicho que...
  • No que es un hombre, Miguel sino quién es ese hombre...
  • Si tú le quieres no puede ser tan malo, ¿no?... te dije que nunca me ha caído mal y, sé por el brillo de tus ojos que tengo más motivos que nunca para confiar en él. – Helguera le sonrió suavemente. – Raúl ha planeado una reunión en su casa, una comida con nuestras esposas y parejas... ellos saben que sales con alguien desde hace tiempo y les parece raro que no se lo hayas presentado ya. Aprovecha ahora, Iván diles quién es, déjales que vean lo feliz que te está haciendo un periodista.
  • Está bien, me has convencido. – Iván se levantó para acercarse a su capitán. – Raúl, ¿cuándo va a ser la comida en tu casa?
  • Mañana... pensaba que no ibas a venir...
  • He cambiado de idea... no te importa, ¿verdad?
  • Para nada, ¿vendrás con alguien? – Iván titubeó pero finalmente asintió. – Mamen se alegrará de conocerla, no deja de decirme que se te ve distraído... ¿qué, enamorado? – La sonrisa de Raúl era irónica, Helguera se la devolvió.
  • Sí...
  • Pues tráela contigo, será un placer conocerla...
  • Raúl... no es una mujer. – Las palabras del defensa madridista hicieron que el silencio se adueñara del lugar. Iván sabía que todos le miraban.
  • ¿Qué quiere decir eso? – Murmuró Iker Casilla.
  • Pues supongo que si no es una mujer, eso quiere decir que es un...
  • Hombre, exacto Santi, es un hombre... mi pareja es un hombre. – De nuevo silencio, todos se sobresaltaron cuando la puerta de una de las taquillas se cerró.
  • ¿Le quieres? – La pregunta llegó con acento francés, Zinedine Zinade.
  • Sí, ya os lo he dicho... estoy enamorado de él.
  • Entonces no hay nada más que añadir... – El magnífico internacional galo terminó de ponerse la chaqueta.
  • La verdad es que si que hay algo más que añadir... él no irá si os va a hacer sentir incómodos...
  • Iván soy yo el que ha hecho la invitación y no me importa ni que tú ni que él seáis gays... créeme...
  • Gracias, Raúl... pero no es solo por eso. Es porque os sintáis incómodos estando con él, no por lo que es sino por quién es... – Vio que sus compañeros fruncían el ceño confusos. Tomó aire y lo dijo. – Antonio Romero, él es mi novio.
  • ¿Ro... Ro... mero? – Fue la tartamudeante pregunta de Guti. – Dime que no es el de la Ser... – La expresión que Iván adoptó sirvió para que quedara clara la respuesta. - ¡¡Joder!!
  • Pero... ¿desde cuando? – Fue la pregunta de Roberto Carlos.
  • Desde la Eurocopa. Raúl si no quieres que un periodista esté en la comida él no irá, yo lo entiendo y se que él lo entenderá. Te aseguró que lo último que queremos es haceros sentir incómodos.
  • La verdad es que... – Empezó Raúl.
  • ¡¡Oh, venga ya!! Os acaba de decir que lleva con él desde la Eurocopa, siete meses... si Romero fuera un mal profesional y hubiera sabido algo por medio de Iván a estas alturas ya lo sabría todo el país... – Intervino Michel Salgado.
  • Él mismo me pidió no hablar del equipo cuando estuviéramos juntos. Él no pregunta... yo no respondo. Además no se quedará hasta el final de la comida, mañana le toca presentar a él en lugar de a Jesús...
  • ¿Les llamas ya por sus nombres de pila? – Raúl Bravo no se había movido de su posición mirando hacia el suelo atándose los cordones de sus zapatos.
  • Jesús ha sabido desde el principio que Toni y yo salíamos, ha pasado una mala época en los últimos meses y nos hemos apoyado mutuamente...
  • Dile a “Toni” que venga, si tú confías en él entonces yo no tengo problemas.
  • Gracias, Raúl.

  • Tienes que venir, cariño. He sido valiente, se lo he dicho y están de acuerdo en que vayas.

  • ¿Todos?
  • Eso no importa como me dijo Michel, si alguien no está de acuerdo pues ajo y agua, ¿no crees? – Antonio no parecía muy convencido.
  • Pero no quiero crearte problemas, eso es lo último que deseo. Si alguno de tus compañeros lo ve mal puede hacer algo que te dañe. Y no quiero que nadie te haga daño.
  • Tesoro, me encanta que cuides de mi pero me sentiré perdido si no estás a mi lado. – El reportero hizo un mohín y en ese momento le sonó el móvíl. Siguió sin hacer nada meditando una respuesta hasta que ante la insistencia de la llamada no le quedó más remedio que atenderla.
  • Discúlpame. – Miró la pantalla del teléfono y tragó saliva al ver que era su compañero Juanma Castaño. – Si hoy no le tiro por el ascensor no lo haré nunca. – Descolgó. - ¡¿Qué, Juanma, qué?! – Escuchó en silencio. – Te lo dije anoche, te lo he dicho esta mañana, te lo digo ahora... ¡te lo dejé en mi mesa! ¿Quién tuvo turno anoche? ¡Pues pregúntale a él! De verdad, Juanma, no te lo puedo decir más veces... Sí, era ese informe. Por cierto, el niño de Hevia, ¿cómo está? – Asintió. – Me alegro. Bueno, búscalo otra vez y sino pregúntale a Oscar, si estuvo en la redacción anoche él tuvo que verlo. Pero encuéntralo, lo necesitamos para la web. Vale, hasta las seis... ¡y suerte! No querría estar en tu pellejo si no lo encuentras y te ves las caras con Paco y Joserra. – Terminó la llamada con una sonrisa y fijó sus ojos en Iván. – Está bien iré... aunque solo sea por no pensar en que si no lo encuentra tendremos que estar una semana larga siendo célibes.
  • ¿Sabes una cosa? – Toni movió la cabeza negando. – Sea lo que sea sino lo encuentra y no te decides... el que lo mata soy yo. – Y los dos se echaron a reír. – ¿A que hora llegarás esta noche?
  • Ni idea, supongo que a la de siempre, a menos que Juanma no encuentre el informe y nos tengamos que quedar a rehacerlo.
  • ¿Pero qué informe es ese? ¿No tienes copias de seguridad en casa?
  • Sí pero los últimos retoques no los guardé.... ¡sí, sí no me mires así, ya sé que soy un inconsciente! Lo que pasa es que lo imprimí nada más hacerlo y pensé que ya no hacía falta... – Iván siguió mirándolo con expresión seria. - ¡Le dije a Juanma que lo fotocopiara!, lo dejé en mi mesa...
  • Creo que es un cúmulo de malas decisiones. Pero no te preocupes seguro que Juanma lo encuentra y todo queda solucionado. – Iván sonrió. – No creo que sea muy adecuado que te de un beso de despedida, ¿verdad?
  • No, no lo creo, cariño. – En un rápido gesto, Toni alargó el brazo para acariciarle el dorso de la mano derecha. – No me esperes despierto. Te quiero. – Romero se subió al coche, le guiñó un ojo, arrancó y tras saludarle se marchó rumbo a la emisora.

Iván se volvió al notar que alguien se situaba a su lado. Raúl González Blanco, el bravo capitán blanco.

  • ¿Vas a sacarlo a la luz pública?
  • Por ahora no... no sé como reaccionaría una parte de la afición y me preocupa que la tomen con él, es quien más cerca está de ellos... Reconócelo tenemos algunos aficionados de los que verdaderamente puedo sentir miedo.
  • Sí, es probable que tengas razón. – Raúl le miró un rato en silencio. – ¿De verdad le quieres?
  • Estoy loco por él... no te sé explicar cuándo o porqué surgió este sentimiento pero la verdad es que existe y cada día que pasa es más intenso. Se acaba de ir y ya le hecho de menos...
  • Lo que me parece raro es que... bueno, lo conocemos desde hace ya cuánto... ¿cuatro años? Y yo te he visto salir y hablar de relaciones con chicas... ¿qué ha cambiado?
  • Ni idea... y sí he salido y me he acostado con chicas y me gustó pero te lo juro nada, nada se puede comparar a lo que siento por Toni. Sabes, descubrí por casualidad que él era homosexual, durante la Eurocopa...
  • ¿Fue cuando estuvo enfermo?
  • Sí, fue como si me quitaran una venda de los ojos y, de repente solo existió él y mis ganas de abrazarle, de decirle que todo iba a ir bien... Puede parecer fuerte y lo es...
  • Desde luego cuando cuenta algo en antena lo hace con una seguridad apabullante...
  • Es un buen profesional pero lo que te quería decir es que aunque es fuerte tiene un punto de debilidad... tuvo una infancia muy difícil y le viene de ahí y es como un reto... protegerle, quererle, hacer lo que sea por lograr que sea feliz.
  • ¿Cómo de difícil?
  • Extremadamente difícil... no llegó a pasar hambre como les sucedió a veces a Ronnie o Roberto pero ellos tenían el cariño y apoyo de sus padres... Toni no, por lo poco que me ha contado, porque no suele hablar de ello, creo que fue un auténtico infierno... y quiero protegerle de ese infierno.
  • Te veo muy enamorado. Me alegro por ti... y por él, cualquier persona a de sentirse tremendamente afortunado cuando para otro semejante eres su mundo.
  • Tú lo sabes bien, ¿no?
  • Sí, Mamen es mi mundo... Será un honor recibirle en mi casa. – Iván sonrió.
  • De nuevo, gracias... bueno me voy, tengo cosas que hacer. Hasta mañana. – Raúl le dio una palmada en la espalda y se despidió de él.

Cuando a la mañana siguiente se levantó vio a Toni durmiendo a su lado. Como solía suceder casi nunca le oía llegar pero le encantaba este momento del día. Ver su rostro relajado, observarlo dormir, su suave respiración. Le pasó una mano por el pelo, acariciándole, salió y se duchó y vistió haciendo el menor ruido posible. Luego desayunó y le dejó escrito en una nota en la cocina la dirección de la casa de Raúl, por si acaso no le tocaba hoy seguir el entrenamiento. Mientras este tenía lugar se dio cuenta de que había tenido razón y dio gracias al cielo por la idea.

Una vez acabó, a eso de las 12 de la mañana cada jugador enfiló su coche hacia la casa del capitán. Allí ya les esperaban sus mujeres y novias. El rato hasta las dos pasó rápido pero Iván no dejaban de mirar el reloj porque Toni no había dado señales de vida en toda la mañana. Y eso que le había llamado pero tenía el movil apagado. En ese momento el suyo pitó, acababa de recibir un mensaje. Antonio le decía que estaba a 5 minutos y que llegaría enseguida. Se decidió a salir para esperarle. Le acompañaron Michel Salgado, Santi Solari y Walter Samuel, sus mejores amigos dentro del equipo. Le vieron aparecer en una moto de media cilindrada.

  • Creo que voy a levantar un monumento a Gallego. La moto es de él.
  • Sin duda se la ha dejado para que no llame la atención.
  • Si, estoy convencido. Siempre ha procurado ayudarnos en todo lo que ha podido. Es un tío increíble. – Continuó Iván mientras veía como la puerta era abierta automáticamente y su novio entraba, aparcaba y descendía del vehículo para acercarse a él. – ¿Dónde te metes, Toni? Llevo toda la mañana llamándote... – El reportero hizo una mueca ante tal bienvenida.
  • Promos de la emisora.;

“Se de dónde se de la noticia... siempre habrá un micrófono de la Ser”

. Cumplo castigo por haber metido la pata en lo del informe... Juanma me cubre las espaldas y por eso puedo hoy venir a la comida. Cuando le he pedido permiso a Paco me ha mirado de tal forma que creí que tenía que esconderme bajo mi escritorio. Pero el guache Castaño ha dado la cara por mi. De todas maneras le dije a Egido que te lo dijera... * No le he visto... la verdad es que he salido muy rápido del campo. Por cierto, ¿Egido lo sabe? * Lo saben todos... – Iván le miró. * ¿Y?, ¿qué te han dicho? * Que no me propase contigo y te trate bien. Que procure no cansarte...

físicamente

... – Toni le dirigió una pícara mirada ante el tono rojo del rostro de Iván.

Los cinco hombres entraron en la casa. Iván le cogió de la mano, era raro ver a Toni nervioso pero se había dado cuenta de que ahora lo estaba. Cuando entraron en el salón donde el resto de los invitados estaban reunidos él también tragó saliva al ver las miradas que algunos le dirigieron a su novio. Este sonreía débilmente.

  • Siento haberos hecho esperar...
  • ¿Trabajo? – Inquirió Roberto Carlos, Toni asintió.
  • ¿Sobre nosotros? – La voz de Raúl Bravo sonó mordaz. Nunca había tragado demasiado bien a los periodistas.
  • Eso da igual, ¿no crees? – Intervino el capitán blanco y dueño de la casa. – Bienvenido a mi casa, Antonio.
  • Gracias, Raúl. Y no, el trabajo no era sobre vosotros sino un resumen sonoro de las Olimpiadas y promos de la emisora. Nada que no me haga dejarme la voz pegando voces...
  • ¿Los periodistas de radio no tenéis que cuidaros mucho la voz? – Preguntó la mujer de Solari.
  • Sí...
  • Para eso son buenos los zumos con yemas de huevo, suavizan la garganta. – Intervino Zidane desde el sofá donde estaba apoyado.
  • Lo sé... Iván me hace unos zumos “deliciosos” para cuando me levanto por la mañana.
  • ¡Qué mono! – Exclamó entre risas la mujer de Michel Salgado.
  • Ven, vamos a dejar el abrigo... – Mamen la esposa de Raúl cogió de la mano a Antonio y se lo llevó con él.

La comida comenzó y el ambiente se fue distendiendo, la conversación giraba entorno a muchos temas.

  • ¿Dónde naciste, Antonio?
  • Aquí, en Madrid, en Carabanchel, cerca de los cuarteles...
  • Tenía una amiga que vivía en la zona, su padre era militar.
  • Era lo habitual...
  • ¿Tu padre también lo era? – Los ojos de Antonio se nublaron, casi imperceptiblemente.
  • Sí, casi todos en mi familia ha sido militares.
  • ¿Y por qué tú no lo fuiste?
  • Unas últimas dos bofetadas bien dadas por parte de mi padre, ese día salí de casa y no regresé. – En ese momento el móvil le empezó a sonar, aliviado se apresuró a contestar la llamada. – Disculpadme... – Descolgó. – Dime, Paco... – Se levantó para salir de la habitación y así hablar más libremente. – ¡No fastidies! ¿Y qué vas a hacer?
  • ¿He dicho algo que no debía? – Preguntó Inés, una preciosa muchacha novia de Iker Casillas.
  • No te preocupes... le es difícil hablar de su familia. Es un tema bastante delicado. – Una exclamación llegó a sus oídos, la puerta estaba abierta y oían la conversación.
  • Podemos retransmitir las reuniones de equipo... no creo que nuestra imagen se deteriore mucho más, haciendo honor a la verdad, entre las reuniones y los chafunes, la rubita y demás zarandajas del Carrusel no hay mucha diferencia... daremos una visión exacta y fiel... exacto, que estamos zumbados. Ya ves, si me muestran a mi intentando

“matar”

casa diez minutos a Juanma o Sampe... a Ruiz picando a Lama y viceversa, a María hablando contigo de zapatos y ropa interior pues sería lo normal, ¿no crees? No, ahora en serio, qué piensas que debemos hacer... claro, hablaremos en cuanto esté en la emisora, si a eso de las seis, y veremos entonces que solución hay, ¿de acuerdo? Fenómeno. Vale, pues nos vemos. – Volvió al comedor. * ¿Pasa algo? * No sé quién a dicho no sé que cosa sobre Paco... y sobre mí. * ¿Qué han dicho sobre ti? – Preguntó Iván mirando a Toni con el ceño fruncido. * No te preocupes, nada que no hayan dicho antes. Tengo mis propios métodos para callarles la boca a esos memos... * ¿Y funcionan? Lo digo porque si se repiten... – Toni sonrió a Portillo. * Hasta ahora no me ha ido mal... * Es mi novio, el duro... tiene muchas cualidades que te convencen... – Rió Iván pasando el brazo por la cintura del reportero. * A ti parece que te tiene muy convencido... – Se unió Guti a las risas. * Ya lo creo que sí... * Es que sino le niego mis favores y el chico se puede poner muy pesado. * Tu sigue por ese camino y esta noche dormirás en el sofá. – Toni le hizo un mohín y se sentó a su lado.