Lo que me perdí por mi indecisión (2)

Continuación de mi último día en donde vivía y mi vecina la madura

Continuemos con lo acaecido con mi vecina madurita.

Cerré la puerta de mi piso, por última vez, con algo de pena por los años vividos allí, pero me di la vuelta y vi la puerta de mi vecina sabiendo lo que me esperaba detrás de aquella puerta.

A saber lo que habría ocurrido antes, si uno de los dos hubiera dado el paso, y lo cerca que habría tenido más sexo.

Me dirigí a su puerta y pulse el timbre. Me quede esperando a que me abriera, pero como tardaba, lo único que pensaba es que se había echado para atrás y que no quería nada. Que se arrepentía

Volví a llamar y volvió a ocurrir lo mismo. Por lo que mi idea de que se arrepentía se hacía más fuerte y me estaba empezando a llevar una desilusión. Así que me dije: " vuelve a tocar una tercera vez el timbre y si no abre, vuelve al piso, dúchate allí y te aseas, y te vas para tu nueva casa con la ya conseguido ". Si eso ocurriera me marcharía de allí sin haberme corrido en ese coño que había comido y bebido de sus jugos.

Volví a llamar al timbre de la puerta, por última vez me dije, y cuando me estaba dando la vuelta para dirigirme a mi antiguo piso, me abrió la puerta, y la ví sin nada de ropa y hablando por teléfono. Era como esas escenas que se ven en algunas pelis porno y que no te crees, pues yo la estaba viviendo realmente.

Así que pase, deje la bolsa de deporte y la maleta en la entrada de su piso, y cerré la puerta para que nadie nos viera a mí vestido y a ella completamente desnuda.

Ella se fue hacia el salón y yo la seguí, pero me empecé a comportar como un demonio perverso y le puse una mano en el culo y con la otra le empecé a coger las tetas, ella era sólo mía. Acerqué mis labios a su cuello y empecé a besarlo. Todo ello sin dejar de sobarle las tetas y el culo, y con la mano que tenía libre me quitaba mi mano de las tetas, la mano de su culo y mi cabeza de su cuello, y eso alternativamente. Yo seguí en mi plan malo, y la mano que tenía en su culo la pase a las tetas también y me acerqué más a ella, para que viera que no se había bajado y seguía aún en pie mi polla.

Mi vecina seguía hablando por teléfono, yo no dejaba de sobarle las tetas, pero dejé una sola mano y me desabroche el pantalón, que deje caer al suelo. Me aparte un poco en calzoncillo y que terminó encima del pantalón en el suelo.

Inesperadamente, se separó de mí y se sentó en su sofá. Momento que aproveché para quitarme los zapatos, los calcetines, retirar los pantalones y los calzoncillos y quitarme la camisa, para quedarme como ella, totalmente desnudo. Ella aprovechó para atraparme la polla con sus pies, y empezar a acariciármela. Paró, dejo un pie en mi polla para acariciarla y con el otro empezó a acariciar mis huevos. Ya sabéis todos los lectores como pone eso a un macho.

Y todo esto sin dejar de hablar por teléfono y cuando podía morderse el labio. La dejé jugar unos momentos así, pero entonces fui yo quien le aparto los pies, me puse de rodillas en su salón y metí mi cabeza entre sus piernas. Ella opuso un poco de resistencia, la cual fui venciendo, porque yo no abandoné mi idea de comerme ese coño de nuevo. Llegué hasta su coño con mi boca, el cual ya empecé a lamer, ella ya abrió sus piernas, se dejó deslizar un poco hacia abajo en el sofá, para dejarme mejor su coño puesto para comérselo.

Empecé a lamer de arriba a abajo, a coger con mis dientes su clítoris, y así me tiré un buen rato, lo que tardó en la conversación que tenía en el teléfono, que la verdad en la situación en la que estaba y lo que estaba haciendo ni me importo.

Nada más colgar, me dice:

  • Tú te crees que puedes estar haciendo eso mientras hablaba con mi hermana. sabes lo que me ha costado impedir gemir de placer.

Dejé de comer ese coño tan maravilloso y alcé mi cabeza para contestarle.

  • Pero, la pregunta es: ¿lo estás disfrutando?

  • Sí mi Juan, así que sigue, que ahí abajo llevo años sin que nadie me lo coma.

  • No te preocupes que ahora voy a darme un buen festín, que ya estoy comiendo y bebiéndome tus jugos, porque sé que te has corrido ya una vez.

  • Sí. Así que sigue.

No sé el tiempo que me tiré comiendo y bebiendo sus jugos, lo único que sentía es como ella encima apretaba más con sus manos mi cabeza contra su coño, y siempre que hacía eso era una corrida que tenía.

Pasado un buen rato, me dijó:

  • Juan, vamos a meternos en la ducha y así nos refrescamos los dos.

  • Pero podré seguir jugando contigo -es lo que yo le contesté.

  • Meternos en la ducha no es para que pares de darme placer.

Nos levantamos los dos y yo la seguí, pero me puse detrás suya para que mi polla superdurísima que estaba la sintiera en su culo.

Entramos en su ducha, y me quede sorprendido porque se dio la vuelta y su lengua recorrió mi cuerpo desde el cuello hasta mi polla. Se pusó de rodillas y empezó a hacerme una comida de polla, pero de esas que se hacen como si estuvieras comiendo un helado con glotonería. Me tuve que apoyar contra la pared para no caerme de las engullidas que estaba haciendo. Ya que cuando se la metía empezaba a jugar con su lengua por debajo de mi polla, y la iba sacando poco a poco pero recorriéndola y ensalivándola.

La paré porque si seguía asi, iba a correrme en su boca y no quería correrme allí. Así que le saqué mi polla de su boca, la ayudé a ponerse de pie. Y empezamos a enjabonarnos el uno al otro. Para que haríamos eso. Porque yo deje de enjabonarla para masturbarla con una mano, con la otra sobarle el culo metiéndole un dedo en ese culo y con mi boca comiéndole las tetas. Y ella no paraba de jugar con mis huevos y mi polla, además de darme unos azotes en mi culo.

Yo sólo pensaba: " si supiera que soy bisexual y me metiera uno de esos dedos en mi culo, vería como me pongo ".

Cómo no dejaba de gemir, le dije:

  • Terminemos aquí en la ducha, demos un enjuagado y vamos para tu cama, porque tengo que llenar ese coño de leche, ya que no lo hemos hecho en mi cama antes.

Aunque no os lo creáis llevamos así ya una hora, así que podéis imaginaros como tenía que estar yo ya de llevar más de una hora con la polla durísima y sin descargarla.

Salimos de la ducha, nos secamos. Ella me dio una toalla que tenía en su armario del aseo me sequé bien y cuando me vio que me la estaba poniendo en la cintura para dirigirme a su dormitorio, me dijo:

  • Juan sin toalla, ve desnudo, que yo también iré desnuda y nadie va a vernos.

Como me gustó eso, porque al menos iría detrás de ella y seguiría viendo ese culo, que la verdad es el que tenía ganas de follar.

Nos tumbamos en la cama y empezamos a besarnos, metiendo nuestras lenguas en la boca del otro y a acariciarnos por todo el cuerpo. Sólo parábamos para sacar nuestras lenguas y coger aire, pero nodejabamos de magrearnos.

Yo después de un rato de estos sobeteos y morreos, me separe de ella y me dirigí de nuevo a ese coño a comérmelo. Ella rechistó, hizo que me tumbará yo en la cama, se metió mi polla en su boca y la lleno de saliva con sus subidas y bajadas. Pero yo hicé que se pusiera de tal forma en la cama que pudiera meter algún dedo en su coño y en su culo, para ponerla chorreando. Cuando ella consideró que estaba bien llena de saliva mi polla. Se puso de pie en la cama y se sentó en mi polla de una sola vez, al estar su coño chorreando y mi polla también, entró a la primera.

Me dijo:

  • Quiero cabalgarte a mi ritmo yo, tú no te muevas para nada.

  • De acuerdo -es lo único que contesté.

Mientras ella empezaba sus subidas y bajadas, marcando ella el ritmo que quería llevar, yo sólo me moví para que mis manos cogieran sus tetas, sustituyendo a las suyas que se las estaba estrujando.

Yo la veía como cerraba la boca fuerte para que nadie la oyera, ya que yo notaba como estaba teniendo unos orgasmos tremendos, así que como recordaba lo que había pasado antes en la cama de mi piso, bajé una de mis manos a su cintura, por si acaso se volvía a aflojar, agarrarla bien por la cintura y no se cayera.

Haciendo estos movimientos de subida y bajada, ella volvió a reclinarse hacia atrás, rápidamente mi otra mano fue a su cintura y la oí decir:

  • Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, cabrón sigue teniéndola dura, me voy a quedar seca de lo que estás haciéndome que me corra y quiero más.

-Pues tus órdenes van a ser cumplidas, puedo controlar cuando correrme, así que a disfrutar Lola sin parar.

Siguió con sus subidas y bajadas, el ritmo lo iba cambiando ella para satisfacerse.

Le dije:

  • Lola, date la vuelta sin sacarte la polla de tu coño, para ver como sube y baja tu culo, con mi polla en tu coño.

  • Pero si me pongo así, no tendré tus manos en mis tetas.

  • No importa, las tendrás en tu culo.

  • Probemos el cambio.

Ella no sabía cuales eran mis intenciones.

Fue un placer sentir como se iba dando la vuelta sin sacarse la polla de su coño, aprovechando sus subidas y bajadas ella fue girándose hasta poner su culo mirando a mi cara.

Nada más terminar, lo único que hice fue lanzar mis manos a ese culo y oír esos dos azotes, y a ella gemir.

  • Me ha gustado, dame más azotes de esos.

  • No te preocupes, si habrá más.

Así que como yo era un mandado, empecé a darle azotes en cada uno de sus gluteos con cada una de mis manos. Era un placer ver como con algunos de esos azotes que siempre coincidían cuando ella estaba arriba en su cabalgada de mi polla, oír esos suspiros de placer que se le escapaban de esa boca cerrada, para que no la oyeran los vecinos.

Empecé a maquinar lo que quería, que era meterla unos dedos en el culo, ese culo que me volvía loco. Así que seguí dándole sus azotes con una mano en sus dos nalgas, y con la otra mano empecé a introducir mi dedo índice en ese culo.

Se quejó cuando lo notó en la entrada de su culo, pero le dije:

  • Lo quiero todo.

  • Sí mi cabrón, lo que tú quieras, pero estará bien cerradito.

  • No te preocupes Lola, que yo lo iré ensanchando.

Me ensalive mi dedo índice y lo volví a meter en su culo, esta vez hubo menos resistencia, lo que si hubo es que ella se acomodó más para favorecer que mi dedo entrará en su culo.

No sabía lo zorra que era mi vecina, si me lo hubieran contado lo que hacía en la cama, no me lo había creído.

Así que tenéis que imaginaros, a ella con sus manos apretándose las tetas, la boca cerrada para que no la oyeran los vecinos ni nadie gemir, echada hacia delante para favorecer que mi dedo entrará en su culo, subiendo y bajando de mi polla, y encima corriéndose como una loca.

Poco a poco en su culo entró un segundo dedo, pero uno no es de piedra y llego el momento en que no pude controlar más el correrme y exploté. Le eché una buena corrida en el coño, y mientras ella seguía con sus subidas y bajadas pero ya a un ritmo mucho más lento, yo le iba echando los últimos chorros dentro de su coño.

Su dormitorio olía a sexo, menos mal que tenía puesto el aire acondicionado, porque si no nos habríamos asado allí. Descubrimos que nos habíamos tirado cerca de una hora con el mete saca, así que no era de esperar que ella se echara a mi lado y nos diéramos un beso de campeonato.

  • ¿Cuántas veces hubieramos hecho esto si uno de los dos hubiera dicho que lo quería? - me dijo Lola.

  • Demasiadas. Los dos habríamos tenido lo que buscábamos -le contesté.

  • Tu mujer le van a salir los cuernos con esto.

  • Sinceramente, ya los tiene. Yo he buscado con quien follar por internet -omití de nuevo decirle que era bisexual, porque hay mujeres que no lo comprenden y ya no quieren cuentas con uno cuando lo saben.

  • Vaya, con la mosquita muerta. ¿Muchas?

  • Sí.

  • ¿Ya te vas a ir?

  • No.

  • Y, ¿eso?

  • Me queda tu culo por llenarte de leche.

  • No creo que puedas. Han sido dos corridas y no creo que se te levante.

  • Dame unos minutos y verás.

  • Veré que no puedes.

Mientras decía eso, la besé de nuevo. Metiendo mi lengua en su boca a lo que ella hizo lo mismo. Y mis manos fueron a ese coño que estaba chorreando de sus jugos y mi leche. Y empecé de nuevo a masturbarla.

  • Deja que vaya al baño y me limpie -me comentó Lola.

  • Te acompañó y me lavo yo también.

Nos fuimos al baño y nos metimos de nuevo en la ducha, para limpiarnos nuestros sexos, porque yo sabía que iba a follarme ese culo en unos minutos y quería estar limpio.

  • Te vas a lavar y te vas a ir. ¿Cuándo volverás?

  • No me voy a ir, es en serio que te voy a follar el culo, y volveré cuando tú me lo pidas. No habrá problemas, los vecinos saben que yo te he arreglado muchas cosas en tu casa desde que vine a vivir aquí, como a algunos vecinos. Pero a ti vendré a arreglarte otras cosas, además de lo que necesites arreglar en la casa.

  • Pero muchas de las cosas que venías a arreglar era por verte, que me tenías loquita.

  • Me lo imaginaba, pero que yo también venía a verte a ti, que me tenías brutote siempre y no sabes la de pajas que me he hecho a tu salud. Deseaba que me llamarás para arreglarte algo en la casa y verte. Porque siempre ibas muy provocativa cuando me llamabas a tu casa.

  • Lo hacía a cosa hecha. Y con alguna vecina, ¿has hecho esto?

  • No -y al darle esta respuesta no la mentía, ya que ella había preguntado por vecina, no por vecino, que si había caído uno de otro bloque, pero eso es otra historia.

Nos enjabonamos el uno al otro nuestros sexos, se lavó sus pechos, y seguíamos besándonos y dándonos lengua.

Volvimos a secarnos con las toallas que antes habíamos usado y la vi como se ponía una batita transparente que tenía colgada en la puerta del baño, y le pregunté:

  • ¿Te vistes?

  • Sí. Tú te tienes que ir y no podrás darme más caña. Mi marido muy pocas veces llegaba a los dos y tanto tiempo, así que eso no se levantará.

  • Seguro -le dije.

Y vio como mi polla estaba de nuevo subiendo.

  • No me lo creo, es en serio. Pero vayamos a la cocina y bebamos algo fresquito. Que me tienes seca, ¿por qué será?

  • Porque te he sacado todos tus fluidos que tenías sin salir durante años.

  • Luego me darás esa polla por el culo, ¿como tú quieres?

  • Yo no iba a irme de aquí sin hacerlo,

Antes de ir a la cocina le quite la bata que se había puesto y nos fuimos hacia la cocina. No dejábamos de besarnos con lengua y de manosearnos.

  • Mira que no eres nada, un tío gordo y como funcionas. Sí es que hice bien en fijarme en ti.

  • Damos muchas sorpresas la gente. No se debe de juzgar por la apariencia tan sólo.

  • La verdad que sí.

Nos tomamos unos vasos de agua, me ofreció algo de beber, le dije que no.

Y seguíamos con nuestros besos y nuestros juegos de lengua.

Parecíamos unos novios en su primera vez, aunque era verdad, era nuestra primera vez.

De los amantes que he tenido, tanto hombres como mujeres, la verdad que es la que más placer me estaba dando.

Salió de la cocina y yo la seguí. Aproveché para abrazarla desde atrás para ir besándole el cuello, tocarle esas tetas y rozar mi polla erecta contra su culo.

  • Que sepas que el único que me ha follado el culo, ha sido mi marido. Perso olo un par de veces.

  • Pues ya voy a ser el segundo, y verá como a partir de ahora tú me pedirás que te lo follé. Además primero te lo voy a trabajar con mis dedos, para que no te duela.

  • Que diferencia con mi marido. Él llegaba me ponía a cuatro patas y la metía sin miramientos. eso sí, siempre bebido.

  • Yo ya ves que no bebo y te trato con delicadeza.

  • Demasiada.

Ya habíamos llegado a la cama y seguíamos con nuestros besos, caricias y lenguas jugando. Yo fui bajando mis manos hacía abajo, una por delante y otra por detrás.

Después de un rato masturbándola y gimiendo cada vez más en mi oído con esos gritos ahogados para que no la oyera nadie, le dije que iba a empezar a trabajarle un poco su culo para poder follarla.

  • Tengo miedo.

  • No lo tengas Lola, pararé cuando me lo pidas. No haremos nada que tú no quieras.

  • De acuerdo Juan, me dejo guiar por ti.

Sin quererlo se puse para hacer un 69, y uno aprovecha. Así que volví a comerme ese coño, la verdad que no me importaría estar horas así, me encantaba ese coño comérmelo y saborear sus corridas.

Ella tampoco desaprovecho esta posición y empezó a comerme la polla, pero lo hizo de una manera muy tranquila, deleitándose.

Yo empecé con mi comida de coño y con el dilatamiento de su culo, aprovechando a ensalivar y con sus fluidos mis dedos que iba introduciendo en su culo. Empecé con uno, al rato ya entraba sin problemas, así que empecé a meter dos, y seguí el mismo proceso. Lola no dejaba de lubricar.

Cuando los dedos entraban sin problema, empecé con el tercero. A todo esto yo la avisaba de cuantos dedos tenía y que me avisará de si le dolía. Pero debía de hacerlo bien porque no me decía en ningún momento que parara.

Ya cuando conseguí que entrarán tres dedos sin problema, le comenté que ya habia llegado el momento de que le follará ese culo, pero se lo dije asi.

  • Ya, Lola, voy a follarme mi premio, ese culo que tienes.

  • Si mi cielo, es tuyo, te lo has ganado y bien ganado. Llénamelo de leche.

Llego el momento. dejamos el 69. Mi polla estaba lubricada por su saliva y su culo abierto. La indique que se pusiera a cuatro patas y me puse detrás de ella.

Mi polla entró sin problemas. Su esfínter apretaba mi polla y yo la seguía metiendo.

Yo esperaba que dijera que parara porque le dolía y me sorprendió oír.

  • Uhmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm, sigue amor.

  • Si mi cielo, esto es delicioso.

Cuando mi pelvis chocó con sus gluteos, supe que era el momento de empezar a meter y sacar. Así que la primera salida, la hice igual de despacio que la entrada. Su esfínter no dejaba que mi polla se moviera mucho, la tenía apretada. Cuando llegué a sacarla lo suficiente, es cuando empecé con mis embestidas.

Lola se sujetó contra la pared contra las dos manos, para hacer que entrará más mi polla. Seguía con la boca cerrada aguantando los gemidos de placer.

Le preguntaba que si le dolía con mis embestidas y ella negaba con la cabeza.

Una de sus manos se fue de la pared y fue directamente a su coño. Y mientrás yo le follaba el culo, ella se estaba masturbando.

Noté como se corría con su masturbación aunque no le hubiera hecho falta ya que con las primeras embestidas noté como se corría. Estaba disfrutando, se notaba y eso me encanta de mis sesiones de sexo.

Yo seguí con mis embestidas, pero no le veía esa cara. Pare, saque mi polla, y me dijo:

  • Quiero tu leche dentro no fuera.

  • Yo no voy a correrme fuera, voy a correrme dentro. quiero cambiar de posición.

La tumbe en la cama, le levante un poco con unos cojines la cintura, para facilitar mi penetración y volví a meterle la polla en el culo, pero esta vez yo podría masturbarla a la vez y podría ver su cara de disfrute.

Volví a meterle mi polla poco a poco en su culo, y ella apretaba las sabanas de la cama.

Le pregunté si le dolía y me negó con la cabeza.

  • Me estás dando mucho placer.

Así que empecé igual que antes con mis embestidas y cuando vi que dirigía su mano a su coño, se le aparté y me ensalive mi mano y empecé a masturbarla. Vi como me miraba con una cara de satisfacción tremenda. No sabía cuanto podría aguantar esta vez, porque yo también lo estaba disfrutando.

Ella no pudo más y gimió muy fuerte que s ela oyó en toda la habitación. Se tapó con una almohada para ahogar sus gritos de palcer.

Yo seguía con mis embestidas, con mi mano masturb´ñandola y besando sus gemelos que los tenía a la altura de mi cara.

Se quitó la almohada y me dijo:

  • No aguantaba más, he tenido que ahogar mis gritos de placer mi cielo con la almohada para que no me oigan los vecinos. Soy toda tuya.

Ella no sabía que eso me pone con un bruto, lo de: "soy toda tuya" y emepcé con unas embestidas fuertes.

Volvió a taparse con la almohada para ahogar sus gemidos.

Y después de unas embestidas más me corrí en su culo.

Fui sacando mi polla muy despacio y notaba como a la vez que mi polla se aflojaba su culo se cerraba y se le iba saliendo mi leche.

Me desplome a su lado, la abracé y empecé a besarla.

  • ¿Por qué hemos tardado tanto en esto? -le pregunté.

-Por el que dirá el otro. Que pensara de mi.

  • Sí. Pero ya ves que los dos lo estábamos buscando y al final nos hemos encontrado. Pero el final ha sido cuando yo me iba de aquí. Después de 11 años.

  • Sí mi amor.

  • Hay que repetirlo.

  • Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

Después de un rato de besos, caricias y lengua, nos fuimos a la ducha.

Al salir de la ducha, ya si fue a su dormitorio, esta vez no me espero y volvió vestida.

  • ¿Y eso? -le pregunté.

  • Cariño llevamos más de tres horas follando.

  • Tendremos entonces que repetirlo.

  • Claro amor. Pero, ahora en serio, aguantarías otro?

  • Tendría que recuperarme, pero tabién te digo que esta noche tengo que follar con la cornuda.

  • Pues mejor lo dejamos para otro momento y esta noche dale una ración de leche a la cornuda.

  • Sí. Pero en confianza, esto ella no lo aguanta. El culo dice que es para las putas y las mamadas le cuesta.

  • Yo no lo soy y me ha gustado. Pues lo que ella no quiere es tuyo el mío. Y con respecto a las mamadas, yo te las haré nada más entrar por esa puerta.

Me fui al salón, me vestí con la ropa que dejé alli y me calcé. Me dirigí hacia la entrada de su casa. Ella me estaba esperando, nos fundimos en un beso con lengua y me cogió bien la polla.

  • Esta polla es mía.

  • Sí.

  • Sólo le pondrás los cuernos conmigo, así que no busques más por internet como me has dicho.

  • De acuerdo.

Cogí mi maleta y mi bolsa de deporte, y me despedí en la puerta.

No ibamos a perder el contacto porque ella tenía mi número de teléfono móvil, al igual que el de mi mujer, así que cuando ella quiseera o yo nos avisaríamos para repetir esta sesión. Hay que recuperar el tiempo.

Lamentando mucho las cosas, luego vino este estado de alarma a la semana que nos ha impedido repetir. Pero no hemos dejado de enviarnos whatsapp.

Y mi alegría llegó hace unos días cuando le escribió a mi mujer que si me podía decir de que fuera a su casa que había unas cosas que arreglar. Me imaginó que será...