Lo que hace internet (2)

La historia de una rica orgía en Cernavaca, donde todos dieron por donde podían y les dieron por donde les cabía...

LO QUE HACE INTERNET II

¡Hola nuevamente estimados lectores!, en esta ocasión le voy a contar lo que pasó entre, Carmelinda (Marcos) y un servidor.

Nos vimos varias veces más, por supuesto que en todas terminamos en la cama, pero una vez sucedió algo bastante fuera de lo común

Resulta que fuimos a una fiesta con sus ¿amigas? de ella, me recomendó que llevara ropa para un fin de semana, traje de baño y muchos condones, no me quiso decir el motivo de la reunión, con la advertencia preparé todo repasando mentalmente si faltaba algo, la reunión fue en una casa en Cuernavaca, la cooperación fue de $500.00 pesos por pareja, con eso cubriríamos nuestros gastos.

Llegamos alrededor de las 11 de la mañana, la cita era para las 3 p.m. así que teníamos suficiente tiempo para conocer a los que departirían con nosotros esos días; nos recibió muy amablemente el dueño de la casa, abrazó con mucho afecto a Carmelinda e hizo lo propio conmigo, dijo llamarse Joao, y nos pasó a su pequeño paraíso, no llevó a dar un recorrido por las instalaciones y me sorprendió lo que vi, había todo lo que uno puede pedir para pasar unos días de descanso increíbles, jacuzzi, alberca, varias recámaras, un jardín muy amplio y lugar para estacionar varios autos, Joao dijo:

  • Pueden hacer lo que se les venga en gana.

Con una sonrisa de malicia Carmelinda dijo:

  • De eso puedes estar seguro, la vamos a pasar muy bien aquí – finalizó.

Por mi parte comenté:

  • Tienes un lugar maravilloso, en verdad se nota que te encanta la buena vida.

  • Me ha costado mucho trabajo llegar a tener lo que ves, mi esfuerzo ha sido enorme, pero por fin la vida me ha permitido cumplir mi sueño – dijo Joao con satisfacción.

A continuación nos dejó en el bar de la casa, porque debía seguir recibiendo a sus invitados, tomamos una copa y nos dispusimos a relajarnos mientras comenzaba la fiesta. Llegaron 5 parejas más, todos nos acomodamos en la cantina y estuvimos platicando por espacio de 1 ó 2 horas, de repente Joao anunció que comenzaríamos con el festejo, nos dio un pequeño programa para que estuviéramos enterados de lo que tenía preparado para nosotros, primero, un desfile de modas a cargo de los travestis, a continuación la comida, finalizando ésta, participaríamos en algunos juegos atrevidos, más tarde un concurso de baile y entrega de premios a los mejores participantes; me pareció estupendo su programa, definitivamente no nos pensaba dejar aburrirnos.

Al dar las 2 de la tarde, Carmelinda y las otras chicas se retiraron para arreglarse mientras nosotros nos poníamos shorts y playeras para mayor comodidad, en cuanto ellas estuvieron listas, se anunció el desfile, nosotros seríamos los jueces y no podríamos votar por nuestra pareja, así la votación sería totalmente imparcial, al aparecer la primera de ellas, mis ojos casi se salen de sus órbitas, resulta que el desfile era en lencería, mi pene en seguida reaccionó con el comienzo de una erección, cada una llevaba lo más atrevido que encontró, la escasa ropa que lucían era excitante, había prendas transparentes que veladamente dejaban deleitarnos al ver los cuerpos semidesnudos, otras prendas eran minúsculas y sus atributos, algunos operados, quedaban a la vista, una más de encaje exquisito y de gusto refinado.

Pasaron todas ellas y se contabilizaron los votos, la ganadora resultó ser la pareja de Joao, un hermoso y atrevido atuendo de cuero la hizo merecedora del premio principal, consistía en un juego de vibradores de varios tamaños, el segundo lugar correspondió a una chica que vistió con la ropa más reducida, atuendo en color blanco que resaltaba la morena piel, recibió un arnés para colgar en el techo y poder acomodar a la pareja y mecerla mientras se le penetra, el tercer lugar se lo otorgaron a mi Carmelinda por su lencería roja y transparente, se hizo acreedora a un equipo con consoladores de diferentes formas, mismo que se podía colocar para penetrar a su hombre, a las otras participantes le dieron premios de menor importancia, pero nadie quedó sin recibir algo.

La actividades continuaron siguiendo el plan establecido, ninguna de las chicas se cambió de ropa, seguían vestidas con las prendas íntimas, comimos y pasamos a los juegos, ahí se supo que varios de los hombres deseaban disfrutar de una penetración y así poder disfrutar de su bisexualidad, las chicas comentaron cómo fue que las violaron por primera vez y se convirtieron en homosexuales o trasvestis, a mí me hicieron confesar lo que soy, bisexual, definitivamente la calentura nos invadía a todos, luego de reposar la comida y divertirnos con los juegos, Joao puso música y nos levantamos para iniciar el baile, las melodías eran variadas, rock and roll, salsa, cumbia, quebradita y muchos ritmos, más, nuevamente se hizo la votación y se eligió a los ganadores, no eran los que iban juntos, una chica y un hombre que venían con sus respectivas parejas, recibieron el aplauso y reconocimiento de los demás, siguió música suave y romántica, la que aprovechamos para calentarnos más.

Un rato después, Carmelinda me dijo suavemente al oído:

  • Necesito que me cojas.

Sin responderle nada, la tomé de la cintura y la llevé a una recámara, cerré la puerta y la acaricié salvajemente por el grado de excitación en el que estaba, ella respondió con besos en mi cara, cuello y pecho, sus manos apretaban mi instrumento de placer y, en cuanto pudo lo liberó de entre mis ropas, hincándose frente a mi, lo chupó con ansiedad, su lengua pasaba a todo lo largo de mi ardiente pene, la tomé por los cabellos y la hice tragar por completo mi lanza, ella respondió con unas ricas nalgadas sobre mi trasero, la sensación me hizo estremecer, una extraña mezcla de dolor y placer recorrió todo mi ser, le pedí que repitiera los golpes, nuevamente estrelló sus manos sobre mis redondos cachetes y sentí otra oleada de placer, la hice levantarse y la desvestí lentamente, besando y acariciando toda la tersa piel que iba descubriendo, en cuanto únicamente la dejé con la pequeña tanga, ella repitió conmigo lo que le había hecho, se puso detrás de mi y me hizo inclinar un poco, lamió alrededor de mi ano con pasión y trató de clavarme la punta de su lengua, esa caricia me hizo perder los estribos, dándole la vuelta , la tiré boca abajo sobre la cama, arranqué la tanga con fuerza, me puse apresuradamente un condón y le metí mi verga de golpe, Carmelinda dio un grito al sentirse rudamente poseída por mi ardiente instrumento, pero inmediatamente reaccionó, se movía de lado a lado como queriendo hacer más amplio su rico culo, luego se acopló al ritmo de mis embestidas y levantaba su trasero cada vez que sentía que se lo clavaba, la excitación era tal que me vine abundantemente en su estrecha cueva, quedé sobre su espalda y la escuché decir con entrecortada voz:

  • Me gustaría estrenar mi premio.

  • Claro que sí amor, si deseas cogerme puedes hacerlo cuando gustes – respondí con gusto, sabía que iba a recibir un pene, aunque artificial, en mi hoyo trasero.

Me salí de su culito, me quitó el inundado condón y me acomodé en la cama boca abajo, ella se colocó el consolador y de dispuso a darme una buena ensartada, lo lubricó con saliva y luego me lo dio para que lo probara, lo chupé hasta lo más hondo que pude, lo sacó con calma y me dijo que me pusiera "de perrito", alcé las nalgas y me relajé, ella abrió mis cachetes y puso la punta exactamente en la entrada de mi abertura, empujó un poco y logró meter la punta, respondí haciéndome hacia atrás, deseaba que me lo hiciera de la misma forma en que me la acababa de coger, logré que el pene artificial se deslizara por completo dentro de mi, gemí de placer y por algo de dolor, Carmelinda inició sus movimientos hacia delante y atrás, la sensación era deliciosa, ya tenía bastante tiempo que no me poseían por mi puerta trasera, seguimos en esa pose durante algunos minutos y sugerí que cambiáramos, ella se acostó sobre la cama, me trepé sobre ella y me dejé caer sobre la erguida estaca, nuevamente la penetración fue total, entró hasta la empuñadura en mi pequeño aro, moví mi cadera en la misma forma en que lo hacía mi pareja cuando la ensartaba, eso la excitó tanto que tomó mi reata en sus manos y la sobó hasta ponerla tiesa nuevamente, me empujó y, tumbándome sobre la cama, me la mamó hasta que el chorro de leche baño su lengua, como siempre, se la bebió hasta no dejar ni una gota sin lamer, continuó así hasta que mi erección terminó por completo.

Después de una reparadora siesta, desperté por las risas y voces que llegaban del jardín, me asomé y vi a 3 parejas completamente desnudas jugar y cachondearse mutuamente, cambiaban de pareja a cada tanto y continuaban con la tarea de calentarse, había condones regados por todos lados y bebidas a medio consumir, sentí que me abrazaban por la espalda y volteando, dije:

  • ¿No te gustaría unirte al grupo?

Asomándose respondió sin dudar – Claro que sí, hay que seguir gozando, cogiendo y mamando, ¡vamos!

Salimos como estábamos, sin nada encima, pasamos por unos tragos a la cantina y nos unimos al grupo.

  • ¿De qué se trata el asunto? – inquirió Carmelinda sin dirigirse a nadie en especial.

  • De calentarnos todos, y después cambiar de pareja para coger o ser cogido, ¿quieren participar?

  • Por supuesto – respondimos al unísono.

Nos acoplamos rápidamente y empezamos a hacer lo que los demás hacían, tocar, lamer, chupar, mamar, y meter dedos por donde se pudiera, la calentura alcanzó el límite y mi verga creció al máximo, Carmelinda estaba siendo ensartada por un dedo hasta dentro, se le veía la cara de placer, por mi parte, busqué una boca en dónde meter mi tiesa herramienta, cosa que no me costó trabajo, uno de los participantes me la chupó de una forma deliciosa, también recibí un rico beso por parte de otra de las chicas, luego sentí un dedo tratando de meterse en mi recién cogido culo, con un poco de saliva me lo clavó fácilmente, me moví para recibirlo hasta lo más hondo de mi ser, luego apreté fuertemente el esfínter para que sintiera que me estaba haciendo gozar, siguió la danza de cuerpos y terminé siendo montado y penetrado por una verga pequeña pero muy gruesa y enfundada en un condón color verde, lo disfruté como nunca, me lo estaban haciendo con una lentitud casi desesperante, entraba y salía despacio haciéndome sentir cada milímetro de ella, también tenía en mi boca unos dedos que chupé desesperadamente, vi que Carmelinda estaba siendo cogida por una de las chicas que todavía tenía erecciones, ¡qué cara de puta tenía mi pareja!, se notaba que se la estaban clavando de lo lindo, mi vista recorrió el jardín, por todos lados había parejas o tríos en las más variadas poses sexuales, de repente sentí que mi cogedor de ponía tenso, y me apretó la cintura de donde me tenía aprisionado sobre su rica reata, para que su venida fuera de lo mejor, apreté mi culo y me moví rápidamente, logré mi objetivo, escuché sus gemidos y la respiración agitada, me detuvo y, metiendo su lanza hasta lo más hondo de mi cueva, soltó su torrente de leche bañando la funda de látex, me levanté para clavarle mi verga en la boca y me la mamara hasta venirme, abrió su húmeda cavidad y recibió mi ardiente pene, lo chupó con desesperación y no se detuvo hasta que derramé mi cascada de pasión dentro de su boca.

Carmelinda por su parte había logrado que 2 reatas se vinieran encima de ella, lo hizo dándoles buenas mamadas y recibió los chorros del blanquecino líquido sobre sus pequeñas tetas aún sin operar, luego esparció la combinación de las dos venidas sobre ella y se lamió los dedos, otra de las nenas estaba cogiendo con Joao, la tenía ensartada con las patitas al hombro y pidió que todos pasáramos a lamerle el culo mientras la tenía en esa pose, todos nos formamos y lamimos el abierto culo con gusto, la dueña del orificio solamente jadeaba de placer cada vez que sentía una lengua recorrer su puerta trasera, movía lo que podía las nalgas para aumentar la sensación, luego nuestro anfitrión se la metió nuevamente hasta que se vino dentro del estrecho culito.

El domingo continuó completamente en el mismo tono, gente cogiendo en la alberca, en la sala, en todos lados, y como nosotros no podíamos ser menos, lo fuimos a hacer en el jardín, Carmelinda estaba acostada sobre una toalla y yo me subí sobre ella para darle lo que tanto le gusta, abrió las piernas mientras yo tomaba un condón y me lo ponía, jugueteé con su rosada abertura unos minutos para ponerla a tono y penetrarla hasta venirme, se lo metí los más pausadamente que pude, excitada ella dijo:

  • ¡Necesito una verga en la boca!

No bien acababa de pronunciarlo cuando llegó lo que acababa de pedir, le metieron una gruesa reata para acallar sus quejas, la recibió con inmenso placer y la succionó por completo, escuché ese sonido tan especial producto de las ricas mamadas que estaba dando, mientras ella chupaba tan rico caramelo, me dediqué a incrustar mi ardiente pene en esa rica funda que tenía bajo de mi glande, los minutos, las ensartadas y las mamadas continuaron hasta que llenamos ambos orificios de leche, Carmelinda solo acertaba a saborear la rica leche derramada en su boca y apretar el culo para exprimirme hasta la última gota de mi pasión.

Cuando llegó la tarde, con mucho pesar, tuvimos que poner fin a nuestro erótico fin de semana, por fortuna Joao dijo que podríamos visitarlo cuando quisiéramos, dejó ver la posibilidad de repetir la aventura en otra ocasión, lo cuál agradecí sobremanera, no es fácil hallar algún lugar en donde se pueda dar rienda suelta a las fantasías o deseos eróticos, ¡muchas gracias Joao!, en donde sea que andes

En mi siguiente relato les platicaré otra aventura muy cachonda con Carmelinda y otro participante.

Don Pato

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