Lo que hace el alcohol

Es la continuacion de lo que hace un beso. Junto a gabriel cada vez supero mis traumas aprovechandome de su estado,satisfago mis crecientes necesidades.

Espero todavía me recuerden, si no refrescaré su memoria. Mi nombre es Alicia, tengo diecisiete ( en poco tiempo cumpliré dieciocho) y esta es la continuación del relato “ Lo que hace un beso”

Gabriel y yo habíamos hablado del tema unas pocas veces, llegamos a la conclusión de que nadie debía saberlo y que obviamente tenía que repetirse. Aunque eso no parecía tan fácil ya que pasábamos mucho tiempo estudiando o con nuestros compañeros de universidad.

Ese día miércoles, luego de una agotadora clase ,como solíamos hacer 6 o siete de nosotros nos juntamos en la misma casa en que habíamos celebrado su cumpleaños numero 19. Esa era como la cede para juntarse a tomar, bailar y desestresarnos.

La reunión daba para largo, llamé a casa y dije que me quedaría junto con mis compañeras y compañeros. Nada parecía especial entre Gabriel y yo.

Eran alrededor de las cinco de la mañana, los chicos y las chicas estaban casi todos acostados en las piezas disponibles. Gabriel se había quedado dormido en el sillón con su cabeza apoyada en mis piernas. Lo desperté suavemente para irme a dormir, el medio dormido me dijo que nos fuéramos a acostar a la cama de dos plazas donde en ese instante estaba la Camila, durmiendo sin dar señales de vida.

Yo quedé al medio de ambos, él no tardó en quedarse dormido, me acurruqué a su lado entrecruzando nuestras piernas, analizando la situación. La Camila tenía el sueño muy pesado y la cantidad de alcohol que había ingerido no le permitirían reaccionar hasta bien entrada la tarde. Gabriel por su parte había bebido casi tanto como ella, pero reaccionaba cuando me movía y me apretaba con fuerza contra su cuerpo. Yo por mi parte estaba sobria, porque aunque no lo crean no bebo alcohol, así que tenia todo el control de la situación y decidí aprovecharme un poco porque tenerlo tan cerca en la misma cama estaba aumentando mi temperatura.

Deslicé mi mano por debajo de su camiseta, rozándolo con mis largas uñas, mientras mis labios rozaban los suyos en un silencioso beso. Su manos se deslizó recorriendo mi espalda lentamente hasta llegar a mi trasero el que apretó para atraerme aún más contra él. Está de más decir que mi corazón se me aceleró demasiado y mi ya húmeda entrepierna ( ya lo dije soy demasiado “sensible”) se mojó aún más.

Probablemente el no recordaría nada así que me arriesgué más, desabroché su pantalón y metí mi mano acariciando su miembro por sobre el boxer. Se le escapó un gemido que acallé besándolo aún más ardorosamente. Su lengua bajó por mi cuello pero solo se entretuvo allí unos segundos, sin que quisiera detenerlo desabrocho los primeros botones de mi blusa y empezó a besar mis pechos, usando su mano para correr el sostén.

En ese instante fui yo la que se mordió los labios, había encontrado mi punto débil, jugueteaba con mi pezón hábilmente, tomé su mano y la llevé hasta mi entrepierna para que me acariciara por encima del jeans. La Camila se movió ligeramente recordándome que no estábamos solos, pero al parecer seguía dormida.

Mi respiración entrecortada llenaba de vapor el frío aire, quería gritar pedirle más, quería que el subiera más aún el nivel de sus caricias pero me obligué a guardar silencio. Su mano torpemente consiguió bajar el cierre de mis jeans, pasando por debajo de mi ropa interior introdujo un dedo en mi húmedo coñito.

-detente…-susurré pero el no podía escucharme

Su miembro duro palpitaba bajo mi mano, deseaba sentirlo con fuerza penetrándome hasta lo más profundo de mi ser pero en ese momento era demasiado arriesgado y tuve que contenerme. Por unos instantes detuvo la labor de sus labios para susurrarme acerca de lo bien que sabían mis pechos, luego dio un suave mordisco a mi oído.

El morbo de la Camila que pudiese despertar en cualquier momento y descubrirnos, la agitada respiración de Gabriel sobre mi pecho como respuesta a las caricias que tan gentilmente le propinaba a su miembro y su constante roce de mi intimidad, junto con la forma en que devoraba mi pezón succionándolo me llevaron nuevamente a acabar aún más abundantemente que la ultima vez.

Con algo de esfuerzo conseguí separarlo de mi y le subí el cierre a su pantalón, mientras me levantaba para ir al baño. Cuando volví el se había vuelto a quedar dormido, miré la hora, faltaban 10 minutos para las seis de la mañana, me acurruqué a su lado y procure no despertarlo ni estimularlo.

Al día siguiente mientras volvíamos, me dijo que no recordaba nada desde el momento que se había acostado en el sillón. Sonreí y solo le dije que nos habíamos besado un poco mientras la Camila dormía, pero que yo no le había permitido hacer nada más XD… el me creyó

Por mi parte cada vez veía más avances dentro de la superación de mi problema y de continuar así pronto podría volver a llevar a cabo mi vida como antes, todo gracias a Gabriel.

Continuará.