Lo que es tabú es más excitante

Es cuando uno se decide a que ciertas cosas no son permitidas que esas cosas se vuelven más interesantes y calientes. Por ejemplo los jóvenes que juegan fútbol afuera de nuestro hogar.

Con mi esposa, Sofi, tenemos un acuerdo, y ese es de no tener sexo con gente del sector donde vivimos. Acá queremos tener un perfil bajo, donde la gente no sospeche nada sobre nuestra vida sexual de cuernos. Es cierto que invitamos hombres a casa los cuales vienen de otras zonas de la ciudad o de otras ciudades incluso, pero soy siempre yo quien abro la puerta y quien lo despido luego para que parezca que él es un amigo de la familia que visita nuestro hogar cuando yo estoy en casa.

Lo que es tabú es mezclar gente de esta zona, y lo de la edad, por supuesto, ya que uno como pareja y adultos que somos, tenemos que ver que los invitados sean mayores de edad. Y como esas dos cosas son de cuidado, por supuesto que a mi esposa y a mí nos da morbo mirar por la ventana cuando los jovencitos del barrio juegan futbol, sobre todo a torso desnudo fuera de nuestro apartamento.

Muchas veces encuentro a Sofi mirándolos con deseo, y eso me da un tremendo morbazo, pues sé que está pensando en tener sexo con uno o varios de ellos a pesar como dije antes de que son del barrio y no es facil saber si alguno de los que juega, y le gusta a ella, no tiene la edad legal.

Yo me acerco por detrás y la abrazo, le beso el cuello y le pregunto qué chico es el que está mirando. Ella me responde, sabiendo que somos cómplices en esa fogosa conversación y me indica cuál o cuáles son los que le gustan. Yo la voy manoseando suave y le susurro al oído que así la quisieran tener ellos, bien apegaditos a su culo y acariciándola con deseo primero, para empezar a desnuarla luego. Ella me escucha y suspira y me dice que sería rico...

Yo miro a esos ágiles machitos, guerreros futbolísticos, y pienso que me gustaría verlos gastar su energía con mi mujer en la cama, que la usaran deliciosamente, que embriagaran la mirada en ver a una hermosa mujer casada desnuda y dispuesta a lo que ellos quieran. Yo sé la felicidad que sentirían ellos de cogerse a mi maravillosa esposa ahí mismo en mi presencia, con mi total autorización. Y por supuesto que sé lo mucho que mi mujercita gozaría con esos guapos y potentes chicos dándole duro por todos sus hoyitos.

Le digo al oido a mi amorcito que ellos la ensartarían rico y que seguramente al no andar con condones le tendrían que meter la verga así no más, cosa que yo sé que a ella le excita pues nunca le ha gustado el sexo con condón. Yo le digo que se la culiarían maravillosamente, que le darían muchos orgasmos y que luego ellos mismos acabarían tirándole toda la leche en sus hoyitos.

La beso en los labios, en el cuello, y mis manos acarician sus caderas, sus tetas, su culo, y por supuesto por fuera de su vagina, excitándola más aún, haciéndola desear que invitáramos a esos jóvenes a que la usaran bien rico y la hicieran sentir bien puta. Incluso el que yo le diga que quizás alguno de sus elegidos sea virgen le da morbo pues le gustaría mucho darle esa primera experiencia a algún muchacho que nunca haya tenido sexo y hacerlo conocer el paraiso de su cuerpo.

Cuando no damos más de calentura, o me la llevo al dormitorio, a nuestra cama, o bien la desnudo ahí mismo en la sala y tenemos sexo mirando por la ventana y ella me dice con cuál de esos chicos está fantaseando, y yo avalo su fantasía sexual y le meto la verga y hacemos como que yo soy ese chico. La deliciosa putita se mete bien en la fantasía, y se mueve rico para gozar de "la verga de ese chico", y yo me pongo cuernos a mí mismo al fingir que es ese guapo muchacho allá afuera el que tiene a mi esposa a culo parado y la usa a su regalado gusto, y que es él quien está ahí gozando de ver el hermoso y bien formado trasero de mi mujer, y hasta le puede ver su hoyito anal. Y eso si que me excita: la idea de que uno de esos jóvenes le pueda ver hasta el agujerito anal a mi esposa!

Los dos nos movemos deliciosamente, ambos hablamos sobre la maravillosa cogida que ese joven le está dando a mi mujer, y ya pronto no damos más y acabamos en medio de alaridos de placer donde el tema es que mi amada y puta esposa le está entregando el cuerpo a uno de ellos, y Sofi tiene su orgasmo al mismo tiempo que yo le tiro mis andanadas de leche.

Cuando ya acabamos, le doy una palmada en el trasero, por puta, y ella sabe que me gustó la cogida y sobre todo el tema de la cogida pues yo amo los cuernos. Los dos seguimos así, desnudos de la cintura para abajo y viendo el final del encuentro futbolístico allá afuera. Desde la concha de mi esposa caen gotas de semen al piso, y yo gozo una vez más pensando que es la leche de uno de esos chicos, quien en nuestra fantasía estuvo con nosotros, y la usó y la llenó de su leche.

La sensación de ese sexo tabú, aunque en esos casos sea imaginario pues no lo hacemos con chicos del barrio, nos deja felices y satisfechos, y así como lo vemos nosotros, esos chicos estuvieron ahí en nuestro hogar y gozaron de mi hembra y la hicieron su puta, y con eso quedamos muy muy complacidos.

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