Lo que el tiempo no borró 2

Ren se entera de cómo fue la vida de Dani con Mario, y que por ella hubo muchos problemas, ambas se acercan peligrosamente... ¿será que puede resurgir su relación? Una historia romántica que comenzará con algo de calor.

Capítulo 2

Ren llegó a su casa al final del día, cansada y muy confundida, entró en su habitación y se comenzó a sacarse la ropa, encendió la tina de hidromasaje para que comenzara a llenarse de agua, mientras ella en ropa interior salía hacia la cocina en busca de una de sus botellas de tinto y una copa, definitivamente lo que había sucedido ese día ameritaba una copa o quizá 2, una vez servido el vino lo acercó a la mesita a un lado de la tina junto a la botella y una pequeña bocina que empezaba a tocar algunas de las canciones que solían escuchar Dani y ella, definitivamente era una noche nostálgica. Se desnudó completamente y entró en la tina, tomó su copa y comenzó a beber mientras recordaba lo sucedido horas antes, cuando inició el día creí que sería como cualquier otro pero ver a Dani jamás se lo hubiera esperado, seguía tan hermosa como la recordaba, estatura similar a la de ella, cabello castaño ligeramente ondulado, ojos color miel, pómulos bien delimitados y la sonrisa más perfecta que existía y no para menos, Dani era odontóloga, pero más que nada estaba fijado en su mente ese trasero infernal que tenía, no había cambiado seguía igual de espectacular a como lo recordaba. Todo esto le hizo a Ren sentir corrientes eléctricas que bajaban hasta su entrepierna y la hacían comenzar a retorcerse, dejó la copa en la mesita y sin poder evitarlo comenzó a tocar sus pechos tomando los pezones entre sus dedos, recordando aquellas noches cuando Dani y ella se fundían al hacer el amor, sin hacerse esperar más una de sus manos bajó y comenzó a frotar su vulva de arriba a abajo para después concentrarse en su clitoris mimándolo con sueles caricias deseando que fuera la lengua de Dani quien hiciese el trabajo, era tanta la excitación de Ren que no tardó en llegar al orgasmo que la hizo revolverse en la tina. Después de esa pequeñita sesión de placer tomó su copa nuevamente y solo una idea rondaba su cabeza: quería a Dani, la quería a su lado.

Después de la ducha se recostó y debido a su agotamiento no demoró en conciliar el sueño. A la mañana siguiente se preparó para el trabajo y mientras conducía al hospital solo pensaba en que si quería a Dani de vuelta tenía que luchar por ella pero tampoco podría ser imprudente así que decidió que esperaría hasta que se volvieran a ver para retirarle las suturas a Dani y entonces comenzaría su misión.

Pasaron 3 días, era sábado por la noche y Ren seguía su plan, no hablarle a Dani y esperar a volver a verla, sin embargo no sucedió así ya que cerca de las 11 de la noche su teléfono comenzó a sonar, era un número desconocido, supuso que sería algún paciente o colega y a pesar de que no estaba en horas de trabajo contestó sin pensarlo un poco.

—¿Hola?

—¿Ren?—era la voz de Dani, que con una sola palabra hizo saltar a Ren del sillón.

—Si Dani soy yo, ¿cómo estás?

—Perdón por molestarte a esta hora Ren, es que hoy mientras me duchaba no se qué pasó exactamente y una de las suturas de la herida de mi costado se soltó, entonces quería saber si mañana trabajas para ir temprano para que me revises si es necesario que me sutures nuevamente.

—No trabajo mañana pero ntp dame tu dirección y ya mismo salgo para allá, tengo material aquí para suturar si se requiere.

—No Ren como crees que vas a venir ya es tarde además no quiero que te molestes por mi culpa

—No es ninguna molestia Dani, quiero asegurarme de que esa herida esté lo mejor posible, anda dame tu dirección que ya salgo para allá.

—Ahhjjj Ren es que no cambias verdad?—reprochó entre una risita

—No para nada jaja

Dani le dio la dirección y Ren tomó su equipo, las llaves de su auto y salió rumbo a casa de Dani, no sin antes arreglarse un poquito.

Después de unos 15 min de camino Ren llegó a la dirección, se estacionó fuera de la casa y tocó el timbre, en un instante Dani abrió la puerta y al encontrarse con la mirada de Ren una sonrisa apareció, Ren también sintió como sin querer sonreía y sus mejillas se enrojecían.

—Hola Dani—sin dejar de sonreír

—Ren pasa por favor—extendiéndole la mano a manera de dejarle paso a la casa. Ren avanzó y antes de entrar saluda a Dani con un beso en la mejilla.

—Que linda casa—decía al entrar en la sala.

—Gracias, te puedo ofrecer algo de tomar?

—No gracias estoy bien, si quiere revisemos esa herida.

—Si claro, quieres que me quite la blusa?

—Si quieres solo descubre un poco hacia arriba para verla—Ren revisó la herida tomándose algunos segundos.

—Se soltó uno de los puntos del centro, la herida se ve bien esta limpia y sin infección, va cicatrizando bien, solo que si será necesario poner ese punto para cerrar bien y que cicatrice como debe.

—Está bien Ren lo que se necesite.

—Como solo es uno solamente lo podemos hacer sin anestesia, así sentirías solo dos piquetitos o si quieres anestesia también está bien solo será un piquete solo que provoca algo de ardor al principio y luego dejarás de sentir en la zona, tú decides.

—Ammm yo creo que sin anestesia está bien.

—Perfecto entonces ahora si voy a necesitar que te quites tu blusa y te recuestes en el sillón sobre tu costado derecho.

Dani siguiendo las órdenes de Ren se giró dando,e la espalda y se sacó la blusa, mientras tanto la Dra preparaba el material. Dani se recostó en el sillón.

—Estoy lista Dra—Ren se giró y vio a Dani, se veía tan bien, pero no podía perder el profesionalismo así que rápidamente fijó la vista en la herida.

—Esto será rápido, solo trata de relajarte lo más posible para que no se tense tu piel—En cuanto Ren tocó su piel Dani soltó un suspiro y se fue relajando poco a poco, en un abrir y cerrar de ojos Ren hizo su trabajo.

—Listo Dani eso fue todo—se giró, tomó la blusa de Dani y se la entregó al mismo tiempo le ofrecía su mano para ayudarle a levantarse, Dani la tomó y al ponerse de pie quedaron sus rostros a escasos centímetros, ninguna de las dos soltaba la mano de la otra, se quedaron mirando algunos segundos, fue Dani la que rompió el silencio.

—Permiteme ofrecerte una copa como agradecimiento, sigues mando los tintos?

—Si siguen siendo mis favoritos.

—Ponte cómoda en un segundo regreso.

Se separaron y Ren se quedó inmóvil, con el exquisito olor de Dani aún rondando sus fosas nasales, al escuchar las copas se dirigió a la mesa y tomó una se las sillas para tomar asiento, de inmediato apareció Dani con una botella, un saca corchos y dos copas. Descorchó la botella y sirvió ambas copas, después se sentó y le entregó a Ren su copa diciéndole:

—Brindemos—levantado ambas ligeramente las copas

—¿Y por qué vamos a brindar Dani?

—Por lo agradecida que estoy con el destino de permitirme verte otra vez

—Pues por lo mismo brindo

Chocaron copas y ambas bebieron, comenzaron a charlas de cómo habían sido sus vidas cuando se perdieron la pista y así fueron sirviendo copas, se acabó la botella y abrieron otra, la charla era amena y el vino delicioso, un poco más desinhibidas por no decir que alegres ambas, Dani llegó en la charla al punto de su vida donde conoció a Mario y al tocar el tema se puso un poco seria, Ren intentó que estuviera cómoda.

—Dani si no quieres hablar de él lo entiendo, es reciente y aún debe doler mucho su pérdida.

—No no es eso Ren es que no sé, quizá pensarás que soy la peor esposa, pero, es que no me duele su muerte—Ren se quedó sorprendida

—¿Quieres hablar al respecto Dani?—estiró su mano ofreciéndosela, Dani la tomó apretándola fuertemente.

—Cuando conocí a Mario, él era atento, trabajador, con metas, y además me trataba bien, era el prospecto de hombre que mi madre siempre quiso para mi, me propuso matrimonio y no pude negarme, además le quería. Nos casamos, una boda muy grande con muchos invitados, Mario realmente se había lucido con la celebración, después de casados me dijo que dejara de trabajar en la clínica que mejor el me pondría a mi un consultorio propio, yo muy ilusionada le hice caso y dejé mi trabajo, y me quedé algunas semanas en casa porque él decía que lo estaba preparando y que no quería que lo viera, que sería una sorpresa, así pasaron las semanas, y meses y yo me comencé a desesperar entonces un día fui al lugar donde se supone estaría mi consultorio pero no encontré nada, era un local vacío, me molesté muchísimo y entonces volví a casa a esperar que llegara él. Y tuvimos una conversación fuerte o más bien una pelea...

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Mario: Daniela ya llegué, está lista la cena?

Dani: si claro siéntate en seguida te la sirvo

Sirvió los platos y comenzaron a cenar

Dani: oye Mario hace días que no me platicas de consultorio, cómo va? Ya casi está listo? Muero por volver a trabajar.

Mario: ah si ya casi está

Dani: y cuando podré verlo

Mario: ah pronto

Dani: eres un mentiroso

Mario: como? Que dijiste?

Dani: que eres un mentiroso, hoy por la tarde fui a ver cómo iba todo y está vacío Mario, me puedes decir porqué rayos me has estado mintiendo?

Mario: y tu que chingados andabas haciendo allá?

Dani: como te puedes molestar si tu eres el que miente?! Si yo fui porque estaba tan emocionada de lo que me platicabas y desesperada por ya trabajar de nuevo.

Mario: acaso no eres feliz sirviendo y atendiendo a tu esposo?!!

Dani: yo no me preparé tantos años para estar en una casa limpiando y cocinando Mario!! Soy odontóloga y quiero trabajar en ello.

Mario: tu eres mi esposa y tu deber es atenderme y ya que te has dado cuenta entérate que solo eso vas a hacer tu deber es tener la casa limpia, tener comida caliente y hacerme feliz!

Dani: estás loco si crees que te voy a hacer caso se levantó pero Mario la siguió enfurecido tomándola de los brazos...

——————

Dani se puso seria y comenzaron a rodar algunas lágrimas por sus mejillas, Ren solo apretaba más su mano, y Dani continuó la historia

—Todo cambió ese día, me mostró quien realmente era, un machista y un abusador.

—¿te hizo daño el imbecil?—preguntó Ren con algo de repudio en su voz

—Seguimos discutiendo y entonces me abofeteó, y más tarde me obligó a tener relaciones, que para que aprendiera que el hombre y el que mandaba era él

—Maldito infeliz! Dios Dani y por qué no lo dejaste?!

—Lo intenté pero me encerraba, si salía solo era con él, y un día encontró la foto

—¿Qué foto?—Dani se levantó y del librero tomó un libro, uno que Ren reconoció. Muerte en el Nilo, de Ágatha Christie. Lo abrió y sacó una foto pequeña y se la extendió a Ren. La foto estaba partida en varios pedazos y unida con cinta, ella se la había regalado a Ren el día que se separaron, la habían tomado en un viaje a la playa y aparecía Dani al frente y Ren abrazándola por la espalda dándole un beso en la comisura de los labios, se quedó mirándola unos segundos y no pudo evitar que salieran un par de lágrimas, la giró y aún estaba escrito:

No importa cuando me lo pregunten, tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Espero que seas muy feliz. Te amo. Por siempre tuya: Ren”.

Ambas lloraban, se abrazaron muy fuerte, pasaron un par de minutos sin soltarse un segundo.

—¿Por qué conservaste la foto? Ponía en riesgo tu vida?

—Casi me mata cuando la encontró, fue la peor golpiza, ese día perdí al bebé.

—Dios mío Dani lo siento tanto, era un reverendo imbecil, un animal, no se merecía nada de lo que tenía!!

—Ahora entiendes por qué no me duele su muerte?

—Ojalá que esté en el mismísimo infierno

—Crees que puedas quedarte conmigo esta noche? No quiero estar sola.

—Si claro Dani, lo que necesites.

—Llévame a la cama del cuarto de arriba por favor, no he querido volver a acostarme en la misma cama que compartí con él

—Vamos te ayudo—subieron juntas las escaleras y entraron en la habitación, Dani se sentó en la cama y Ren le comenzó a quitar los zapatos.

—Ren ¿te puedo preguntar algo?

—Pregunta lo que quieras Dani—mientras se ponía de pie frente a ella

—¿Aún soy lo mejor que te ha pasado?—con la voz un poco quebrada

Ren soltó una pequeña risa inocente y un poco nerviosa.

—Si Dani, eres lo mejor que me pasó en la vida—Dani sonrió de oreja a oreja y con los ojos llorosos se puso de pie, tomó a Ren de la cintura y le dijo:

—Hazme el amor—Sin esperar respuesta se fundieron en un beso que anhelaban ambas. Reanudando una historia en pausa, una pasión que jamás se apagó...